Resumido: Pablo Neruda: Un recorrido por su obra
(En la imagen: Pablo Neruda recibiendo el Premio Nobel)
La obra poética de Pablo Neruda (seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes) es quizás la que mayor influencia ha ejercido en la poesía latinoamericana contemporánea. Aunque discutido, Neruda ha producido una poesía que figura entre las más alta del siglo XX.
Obra extensa, en cuyo proceso tiene radical importancia la adhesión del poeta a la ideología marxista y su lucha política en las filas del Partido Comunista Chileno. Vida y poesía, en todas sus instancias, aparecen totalmente ligadas. Y no nos referimos solamente al compromiso que asume con la realidad político social, sino también a todo aquello que hace a la vida del poeta. Su obra se abre a sus amores, sus angustias, sus alegrías, sus libros, sus amigos, el paisaje de su tierra y de las tierras que recorrió. El mismo lo reconoce ya en 1924: "No era posible cerrar la puerta a la calle dentro de mis poemas, así como no era posible Cerrar la puerta al amor, a la vida, a la alegría o a la tristeza en mi corazón de joven poeta". Luego va a sostener frente a la poesía pura de Juan Ramón Jiménez su poética de "una poesía sin pureza" (1935) y, ya embanderado en el realismo socialista, propone una poesía abierta a las cosas esenciales, comunicadas a todos. Desde esta posición Neruda hará poesía didáctica, proselitista, de denuncia y hasta panfletaria. Esta suele ser una de las zonas más atacadas de su producción. Sin embargo, aunque hay muchos poemas que pueden ser olvidados, Neruda dará siempre, en todas las líneas que ha emprendido, una lección de gran poesía.
Antes de cumplir los veinte años publica su primer libro: Crepusculario (1923). Escribe incansablemente. Prueba distintos caminos para hallar una expresión personal, pero se le mezclan las numerosas lecturas que realiza, la presencia aún viva del modernismo. Los libros siguientes revelan esta multiplicidad de voces que alientan su tarea: Rubén Darío, Sabat Ercast y Walt Whitman.
En 1924 publica Veinte poemas de amor y una canción desesperada . Con ellos vendrá el éxito y en ellos cuaja ya una de las vertientes constantes de su poesía, la pasión amorosa. Ensaya también la prosa poética en Anillos (escrito en colaboración con su amigo Tomás Lago) y El habitante y su esperanza, ambos de 1926. Por estos años escribe El hondero entusiasta, que publica en 1933.
En Tentativa del hombre infinito (1926) nos dice que ha empezado a encontrar el camino hacia la madurez poética, apoyado en las experiencias con las técnicas surrealistas. Esa madurez la alcanza a patir de la soledad y el aislamiento en Rangon (1927), a donde se instala como cónsul del gobierno chileno. Allí comienza un ciclo fundamental en la poesía de habla española: Residencia en la tierra. Este ciclo está integrado por Residencia en la tierra (1925-1931), Residencia en la tierra (1925-1935) y Tercera Residencia 0935-1945). Esta última concluye en realidad con su extraordinario poema "Las furias y las penas", ya que desde la. tercera parte su actitud poética cambia de rumbo como' consecuencia de la guerra civil española y de su adhesión al marxismo.
Residencia en la tierra expresa la angustia existencial del hombre sumido en la incesante destrucción del universo y de sí mismo. El poeta se interna en esa alucinante e insaciable pesadilla detenida, inmovilizada en un crecer que se desmorona continuamente. El título del primer poema indica ya el clima de la obra: "Galope muerto". Para connotar ese "movimiento sin tregua" que no es más que una "ceremonia de cenizas" utiliza todos los recursos aprendidos del surrealismo y seguramente de la lectura de "West land" de Eliot. Se despoja de todas las ataduras tradicionales y en largos versículos, en series enumerativas, va intentando definir ese caos que lo invade.
Inmerso en la desolada desesperación de ese mundo de escombros -lexicalizado en la ceniza, el polvo y la sal- el poeta aproxima materiales insólitos que van indicando el caos y la muerte, el transcurrir del tiempo. Esas enumeraciones comienzan a menudo con la forma impersonal “hay", relacionada con la movilización, también impersonal, del gerundio. Veamos un ejemplo: "Hay cementerios solos, / tumbas llenas de huesos sin nido, / el corazón pasando un túnel/ oscuro, oscuro, oscuro, / como un naufragio hacia adentro nos morimos, como ahogarnos el corazón, como irnos yendo desde la piel al alma. / Hay cadáveres, / hay pies de pegajosa losa fría, hay la muerte en los huesos ... " ('Solo la muerte")
Neruda acumula palabra como el universo acumula materiales deshechos, deshace la sintaxis en correspondencia con esa aniquilación que lo invade 'Yo lloro en medio de lo invadido, entre lo confuso ... " "Estoy solo entre materias desvencijadas", "Si me preguntáis de dónde vengo: tengo que conversar con cosas rotas".
Se siente cercado también por la opacidad, el fracaso y la insatisfacción del mundo moderno, empequeñecido, incapaz de hundirse en la destrucción abismal de la pasión. Lo persiguen, lo acechan esos signos vacíos de la sociedad: El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos", "Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, / con furia, con vida, / paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, / patios donde hay ropas colgadas de un alambre ... ", dice en"Walking around" y en "Desespediente": "Rodad conmigo a las oficinas, al incierto / olor de 'ministerios, tumbas, y estampillas. / Venid conmigo al día blanco que se muere / dando gritos de novia asesinada".
El erotismo atraviesa toda la Residencia en la tierra, como soledad,
como ausencia y como encuentro. Como encuentro agónico, bestial, una batalla entre enemigos que inmovilizan, y repiten, la oposición vida/muerte: " ... transcurrimos, / apartando las sílabas del miedo y la ternura, / interminablemente exterminados". Así concluye "Las furias y las penas" y con él , en verdad, La residencia en la tierra . En "Tango del viudo" el tema del amor se expresa a través de una sangrienta ironía. Es también uno de los grandes poemas del ciclo.' Junto a la 'Oda a Federico García Lorca" o "Alberto Rojas Jiménez viene volando". En este último poema, precisamente, en que recuerda a su amigo muerto, hay un tímido intento de afirmación, que resuena también en los "Tres cantos materiales" y en "Ritual de mis piernas" (" ... lo puro, lo dulce y espeso de mi propia vida").
Si bien nunca dejó de incluirlo en las ediciones de sus obras completas, Neruda renegó de Residencia en la tierra. Razones ideológicas lo llevaron a rechazar este ciclo de su poesía, que indudablemente sigue presente en su obra inmediatamente posterior: "Son poemas que están empapados de un pesimismo y de una angustia atroces. Si examinamos la. angustia vemos que es la eliminación que hace el capitalismo de las mentalidades que pueden serle hostiles en la lucha de clases".
Ya en la nota que pone antes de "Las furias y las penas" advierte que su poesía ha cambiado. Estamos en 1934 y Neruda es cónsul en España. Allí conoce al poeta Rafael Alberti y su influencia tiene que ver en su adhesión al marxismo. La guerra civil española marca la modificación definitiva de su actitud estética. En España en el corazón (1936-1937) su poesía es arma de combate. Canta al heroico pueblo español y al mismo tiempo maldice, expresa su odio recurriendo a las imágenes más terribles y sórdidas ("Aquí estás. Triste párpado, estiércol/de siniestras gallinas de sepulcro, pesado esputo, cifra de traición que la sangre no borra. _ ." dice en "El general Franco en los infiernos". En la quinta parte de Tercera residencia incluye sus "Canto a Stalingrado", "Nuevo Canto a Stalingrado", "Canto a los ríos de Alemania", "Canto al Ejército Rojo a su llegada a las puertas de Prusia", etcétera.' '
Hacia 1938, ya de regreso a su patria, comienza Canto general (1950), Lo escribe en medio de una gran actividad política y en el exilio. Originalmente proyectaba un canto a Chile, que luego extiende a toda América: "Mi contacto con las luchas populares iba siendo cada vez más estrecho. Comprendí la necesidad de una nueva poesía épica que no se ajustase al antiguo concepto formal”.
A lo largo de quince largos cantos Neruda penetra en la realidad americana. Interpreta su historia, canta a sus héroes ya la valentía anónima del pueblo, se interna en su geografía, confiesa sus luchas, denuncia el imperialismo yanqui.
Canto general es de difícil clasificación. Si resulta esquemática y a veces ingenua su visión de la historia americana -que transita escasamente por el materialismo histórico de Marx-, es también cierto que este largo ciclo contiene algunos de los más logrados poemas de Neruda -"Alturas de Macchu Picchu", "El gran océano". El poeta ha sabido fundir su intención proselitista con un sentimiento de América real y profundo. El poeta aúna la denuncia con la evocación, el relato de los hechos históricos con su yo presente, la geografía americana con su experiencia americana con su experiencia de la tierra. "Alturas de Macchu Picchu", relacionado todavía con Residencia en la tierra (fue escrito en 1945) es uno de los poemas en que Neruda logra fundir las diversas líneas de su Canto general. En esa "madre de piedra, espuma de los cóndores" se confunden la historia del hombre americano y el presente, la realidad actual de América, con la solidaridad, del poeta que, presente aún la angustia de la destrucción y de la muerte, pide y da su canto ("Contadme todo . , . y dejadme llorar horas, días, años, edades ciegas, siglos estelares. . .. Dadme el silencio ... Hablad por mis palabras y mi sangre").
Esta actitud continúa en Las uvas y el viento (1954).
Comunica ahora la esperanza ante el mundo socialista que nace tanto en Europa como en Asia. Sin embargo, ha disminuido la calidad del Canto general, que perdura sólo en algunos poemas, como por ejemplo el' dedicado al poeta español Miguel Hernández, titulado "El pastor perdido". Años más tarde cantará otro proceso revolucionario, la revolución cubana, en Canción de gesta (1960). Esta poesía inspirada en el realismo socialista va a madurar realmente en Los versos del Capitán y el ciclo de las Odas elementales.
Neruda encuentra en estas obras esas poesías transparentes, capaz de llegar a todos los hombres con el mensaje de la esperanza, en poemas de gran calidad poética. Los versos del capitán se publicaron como anónimos en 1953, por razones privadas. Recién los reconoce en 1962 al incorporarlos a sus Obras como completas.
Inicia su poesía amorosa dedicada a Matilde Urrutia que perdura como una línea constante de su producción hasta la actualidad. El amor no es ya una experiencia total de la destrucción; es una asunción vital y solidaria del mundo, en la cual cada acto cotidiano, el más común e inmediato, es un mensaje esencial a comunicar. Vive y se realiza en las cosas más menudas y circunstanciales: la crónica diaria del amor reemplaza al erotismo ("Te veo / lavando mis pañuelos, / colgando en la ventana / mis calcetines rotos, / ... Ay, vida mía, / no sólo el fuego entre nosotros arde, / sino toda la vida, / la simple historia, / el simple amor / de una mujer y un hombre / parecidos a todos."). En 960 vuelve a la poesía amorosa en Cien sonetos de amor. Aquí retorna una arma tradicional del verso español, el soneto, aunque sin considerar la rima. En sus últimas obras Neruda ha insistido en recuperar los ritmos clásicos , sobre todo, las formas populares.
En el ciclo de las Odas elementales canta todo lo que es· común y esencial en la vida del hombre: el vino, la cebolla, el mar, el libro, el amor .. Se ubica en un prosaísmo vital para hacer de su poesía el mensaje de los otros ("Y canten en mi canto, / yo no tengo importancia"). Su poesía se vuelve sencilla, transparente, fresca. Y con el mismo tono continúa en Extravagario (1958), pero ya aquí han desaparecido los signos exteriores de la poesía didáctica. No persigue enseñar, sino transmitir su experiencia humana a esos hombres de su pueblo a quienes dirige su voz. Es un mensaje franco, abierto, donde retorna con frecuencia al pasado, al recuerdo y confiesa la angustia de ese otoño que ya está cerca.
Se acerca a las formas de la poesía oral, de la poesía popular recogiendo la lección de José Hernández. Su discurso poético recurre a las acotaciones, a las expresiones populares, al diálogo, al guiño con picardía. Entre las últimas obras publicadas de Neruda vamos a considerar por último Memorial de Isla Negra (1964). La autobiografía del poeta es el tema central de los cinco tomos de esta obra. Elabora una sutil fusión de pasado y presente, de autorretrato y evocación, de presencia de la vejez y pervivencia de la infancia. Es la crónica íntima de la vida del poeta: no sólo nos proporciona un importante material para conocer la historia de sus libros y de sus luchas sino también una de las autobiografías líricas más logradas de la poesía americana.
Obra extensa, en cuyo proceso tiene radical importancia la adhesión del poeta a la ideología marxista y su lucha política en las filas del Partido Comunista Chileno. Vida y poesía, en todas sus instancias, aparecen totalmente ligadas. Y no nos referimos solamente al compromiso que asume con la realidad político social, sino también a todo aquello que hace a la vida del poeta. Su obra se abre a sus amores, sus angustias, sus alegrías, sus libros, sus amigos, el paisaje de su tierra y de las tierras que recorrió. El mismo lo reconoce ya en 1924: "No era posible cerrar la puerta a la calle dentro de mis poemas, así como no era posible Cerrar la puerta al amor, a la vida, a la alegría o a la tristeza en mi corazón de joven poeta". Luego va a sostener frente a la poesía pura de Juan Ramón Jiménez su poética de "una poesía sin pureza" (1935) y, ya embanderado en el realismo socialista, propone una poesía abierta a las cosas esenciales, comunicadas a todos. Desde esta posición Neruda hará poesía didáctica, proselitista, de denuncia y hasta panfletaria. Esta suele ser una de las zonas más atacadas de su producción. Sin embargo, aunque hay muchos poemas que pueden ser olvidados, Neruda dará siempre, en todas las líneas que ha emprendido, una lección de gran poesía.
Antes de cumplir los veinte años publica su primer libro: Crepusculario (1923). Escribe incansablemente. Prueba distintos caminos para hallar una expresión personal, pero se le mezclan las numerosas lecturas que realiza, la presencia aún viva del modernismo. Los libros siguientes revelan esta multiplicidad de voces que alientan su tarea: Rubén Darío, Sabat Ercast y Walt Whitman.
En 1924 publica Veinte poemas de amor y una canción desesperada . Con ellos vendrá el éxito y en ellos cuaja ya una de las vertientes constantes de su poesía, la pasión amorosa. Ensaya también la prosa poética en Anillos (escrito en colaboración con su amigo Tomás Lago) y El habitante y su esperanza, ambos de 1926. Por estos años escribe El hondero entusiasta, que publica en 1933.
En Tentativa del hombre infinito (1926) nos dice que ha empezado a encontrar el camino hacia la madurez poética, apoyado en las experiencias con las técnicas surrealistas. Esa madurez la alcanza a patir de la soledad y el aislamiento en Rangon (1927), a donde se instala como cónsul del gobierno chileno. Allí comienza un ciclo fundamental en la poesía de habla española: Residencia en la tierra. Este ciclo está integrado por Residencia en la tierra (1925-1931), Residencia en la tierra (1925-1935) y Tercera Residencia 0935-1945). Esta última concluye en realidad con su extraordinario poema "Las furias y las penas", ya que desde la. tercera parte su actitud poética cambia de rumbo como' consecuencia de la guerra civil española y de su adhesión al marxismo.
Residencia en la tierra expresa la angustia existencial del hombre sumido en la incesante destrucción del universo y de sí mismo. El poeta se interna en esa alucinante e insaciable pesadilla detenida, inmovilizada en un crecer que se desmorona continuamente. El título del primer poema indica ya el clima de la obra: "Galope muerto". Para connotar ese "movimiento sin tregua" que no es más que una "ceremonia de cenizas" utiliza todos los recursos aprendidos del surrealismo y seguramente de la lectura de "West land" de Eliot. Se despoja de todas las ataduras tradicionales y en largos versículos, en series enumerativas, va intentando definir ese caos que lo invade.
Inmerso en la desolada desesperación de ese mundo de escombros -lexicalizado en la ceniza, el polvo y la sal- el poeta aproxima materiales insólitos que van indicando el caos y la muerte, el transcurrir del tiempo. Esas enumeraciones comienzan a menudo con la forma impersonal “hay", relacionada con la movilización, también impersonal, del gerundio. Veamos un ejemplo: "Hay cementerios solos, / tumbas llenas de huesos sin nido, / el corazón pasando un túnel/ oscuro, oscuro, oscuro, / como un naufragio hacia adentro nos morimos, como ahogarnos el corazón, como irnos yendo desde la piel al alma. / Hay cadáveres, / hay pies de pegajosa losa fría, hay la muerte en los huesos ... " ('Solo la muerte")
Neruda acumula palabra como el universo acumula materiales deshechos, deshace la sintaxis en correspondencia con esa aniquilación que lo invade 'Yo lloro en medio de lo invadido, entre lo confuso ... " "Estoy solo entre materias desvencijadas", "Si me preguntáis de dónde vengo: tengo que conversar con cosas rotas".
Se siente cercado también por la opacidad, el fracaso y la insatisfacción del mundo moderno, empequeñecido, incapaz de hundirse en la destrucción abismal de la pasión. Lo persiguen, lo acechan esos signos vacíos de la sociedad: El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos", "Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, / con furia, con vida, / paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, / patios donde hay ropas colgadas de un alambre ... ", dice en"Walking around" y en "Desespediente": "Rodad conmigo a las oficinas, al incierto / olor de 'ministerios, tumbas, y estampillas. / Venid conmigo al día blanco que se muere / dando gritos de novia asesinada".
El erotismo atraviesa toda la Residencia en la tierra, como soledad,
como ausencia y como encuentro. Como encuentro agónico, bestial, una batalla entre enemigos que inmovilizan, y repiten, la oposición vida/muerte: " ... transcurrimos, / apartando las sílabas del miedo y la ternura, / interminablemente exterminados". Así concluye "Las furias y las penas" y con él , en verdad, La residencia en la tierra . En "Tango del viudo" el tema del amor se expresa a través de una sangrienta ironía. Es también uno de los grandes poemas del ciclo.' Junto a la 'Oda a Federico García Lorca" o "Alberto Rojas Jiménez viene volando". En este último poema, precisamente, en que recuerda a su amigo muerto, hay un tímido intento de afirmación, que resuena también en los "Tres cantos materiales" y en "Ritual de mis piernas" (" ... lo puro, lo dulce y espeso de mi propia vida").
Si bien nunca dejó de incluirlo en las ediciones de sus obras completas, Neruda renegó de Residencia en la tierra. Razones ideológicas lo llevaron a rechazar este ciclo de su poesía, que indudablemente sigue presente en su obra inmediatamente posterior: "Son poemas que están empapados de un pesimismo y de una angustia atroces. Si examinamos la. angustia vemos que es la eliminación que hace el capitalismo de las mentalidades que pueden serle hostiles en la lucha de clases".
Ya en la nota que pone antes de "Las furias y las penas" advierte que su poesía ha cambiado. Estamos en 1934 y Neruda es cónsul en España. Allí conoce al poeta Rafael Alberti y su influencia tiene que ver en su adhesión al marxismo. La guerra civil española marca la modificación definitiva de su actitud estética. En España en el corazón (1936-1937) su poesía es arma de combate. Canta al heroico pueblo español y al mismo tiempo maldice, expresa su odio recurriendo a las imágenes más terribles y sórdidas ("Aquí estás. Triste párpado, estiércol/de siniestras gallinas de sepulcro, pesado esputo, cifra de traición que la sangre no borra. _ ." dice en "El general Franco en los infiernos". En la quinta parte de Tercera residencia incluye sus "Canto a Stalingrado", "Nuevo Canto a Stalingrado", "Canto a los ríos de Alemania", "Canto al Ejército Rojo a su llegada a las puertas de Prusia", etcétera.' '
Hacia 1938, ya de regreso a su patria, comienza Canto general (1950), Lo escribe en medio de una gran actividad política y en el exilio. Originalmente proyectaba un canto a Chile, que luego extiende a toda América: "Mi contacto con las luchas populares iba siendo cada vez más estrecho. Comprendí la necesidad de una nueva poesía épica que no se ajustase al antiguo concepto formal”.
A lo largo de quince largos cantos Neruda penetra en la realidad americana. Interpreta su historia, canta a sus héroes ya la valentía anónima del pueblo, se interna en su geografía, confiesa sus luchas, denuncia el imperialismo yanqui.
Canto general es de difícil clasificación. Si resulta esquemática y a veces ingenua su visión de la historia americana -que transita escasamente por el materialismo histórico de Marx-, es también cierto que este largo ciclo contiene algunos de los más logrados poemas de Neruda -"Alturas de Macchu Picchu", "El gran océano". El poeta ha sabido fundir su intención proselitista con un sentimiento de América real y profundo. El poeta aúna la denuncia con la evocación, el relato de los hechos históricos con su yo presente, la geografía americana con su experiencia americana con su experiencia de la tierra. "Alturas de Macchu Picchu", relacionado todavía con Residencia en la tierra (fue escrito en 1945) es uno de los poemas en que Neruda logra fundir las diversas líneas de su Canto general. En esa "madre de piedra, espuma de los cóndores" se confunden la historia del hombre americano y el presente, la realidad actual de América, con la solidaridad, del poeta que, presente aún la angustia de la destrucción y de la muerte, pide y da su canto ("Contadme todo . , . y dejadme llorar horas, días, años, edades ciegas, siglos estelares. . .. Dadme el silencio ... Hablad por mis palabras y mi sangre").
Esta actitud continúa en Las uvas y el viento (1954).
Comunica ahora la esperanza ante el mundo socialista que nace tanto en Europa como en Asia. Sin embargo, ha disminuido la calidad del Canto general, que perdura sólo en algunos poemas, como por ejemplo el' dedicado al poeta español Miguel Hernández, titulado "El pastor perdido". Años más tarde cantará otro proceso revolucionario, la revolución cubana, en Canción de gesta (1960). Esta poesía inspirada en el realismo socialista va a madurar realmente en Los versos del Capitán y el ciclo de las Odas elementales.
Neruda encuentra en estas obras esas poesías transparentes, capaz de llegar a todos los hombres con el mensaje de la esperanza, en poemas de gran calidad poética. Los versos del capitán se publicaron como anónimos en 1953, por razones privadas. Recién los reconoce en 1962 al incorporarlos a sus Obras como completas.
Inicia su poesía amorosa dedicada a Matilde Urrutia que perdura como una línea constante de su producción hasta la actualidad. El amor no es ya una experiencia total de la destrucción; es una asunción vital y solidaria del mundo, en la cual cada acto cotidiano, el más común e inmediato, es un mensaje esencial a comunicar. Vive y se realiza en las cosas más menudas y circunstanciales: la crónica diaria del amor reemplaza al erotismo ("Te veo / lavando mis pañuelos, / colgando en la ventana / mis calcetines rotos, / ... Ay, vida mía, / no sólo el fuego entre nosotros arde, / sino toda la vida, / la simple historia, / el simple amor / de una mujer y un hombre / parecidos a todos."). En 960 vuelve a la poesía amorosa en Cien sonetos de amor. Aquí retorna una arma tradicional del verso español, el soneto, aunque sin considerar la rima. En sus últimas obras Neruda ha insistido en recuperar los ritmos clásicos , sobre todo, las formas populares.
En el ciclo de las Odas elementales canta todo lo que es· común y esencial en la vida del hombre: el vino, la cebolla, el mar, el libro, el amor .. Se ubica en un prosaísmo vital para hacer de su poesía el mensaje de los otros ("Y canten en mi canto, / yo no tengo importancia"). Su poesía se vuelve sencilla, transparente, fresca. Y con el mismo tono continúa en Extravagario (1958), pero ya aquí han desaparecido los signos exteriores de la poesía didáctica. No persigue enseñar, sino transmitir su experiencia humana a esos hombres de su pueblo a quienes dirige su voz. Es un mensaje franco, abierto, donde retorna con frecuencia al pasado, al recuerdo y confiesa la angustia de ese otoño que ya está cerca.
Se acerca a las formas de la poesía oral, de la poesía popular recogiendo la lección de José Hernández. Su discurso poético recurre a las acotaciones, a las expresiones populares, al diálogo, al guiño con picardía. Entre las últimas obras publicadas de Neruda vamos a considerar por último Memorial de Isla Negra (1964). La autobiografía del poeta es el tema central de los cinco tomos de esta obra. Elabora una sutil fusión de pasado y presente, de autorretrato y evocación, de presencia de la vejez y pervivencia de la infancia. Es la crónica íntima de la vida del poeta: no sólo nos proporciona un importante material para conocer la historia de sus libros y de sus luchas sino también una de las autobiografías líricas más logradas de la poesía americana.
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