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20 de septiembre de 2008

Dostoievski:Análisis de su obra

Dostoievski:Análisis de su obra

Fédor Mijaílovich Dostoievski, nacido el 30 de octubre de 1821 en Moscú, tuvo una infancia triste, signada por la dura autoridad de su padre -un médico militar- y por el sufri­miento de un "corazón dócil", su madre, muerta en el año 1837 casi al mismo tiempo que Alexandre Serguéievich Pushkin, el gran poeta de Rusia. Para la extremada sensibilidad del joven Dostoievski estas dos muertes casi simultáneas, ambas prema­turas, se fundieron en un solo hecho trágico. En este mismo año Dostoievski fue enviado por su padre a San Petersburgo a estudiar en la escuela militar de ingenieros. Si no fuera por su extraordinario ("atroz", como lo llamaba él mismo) amor a la vida y su pasión por la lectura, la escuela militar de aquella época lo hubiera mutilado, como sucedió con el poeta checo-alemán Rainer Maria Rilke.
En el año 1839, cuan­do tenía apenas 18 años, fue asesinado su padre en la aldea de su propiedad, Chermashnia (el nombre de esta aldea apa­rece en Los hermanos Karamázov, donde la idea de las taras hereditarias paternas juega papel muy importante"); los asesinos eran sus propios siervos, que no quisieron soportar más los malos tratos.
Dostoievski jamás mencionó estas circunstan­cias que rodearon la desaparición de su padre, pero debió ser un choque terrible, por la profunda huella tenebrosa que dejan "los padres poco dignos en el alma sedienta de venerabilidad de sus hijos" (El adolescente).
Este fue el momento, en que Dostoievski comenzó a vislumbrar, bajo las apariencias respe­tables de una vida "bien" organizada, mucha infamia, dolor y mentira. Este orden supuestamente respetable crea innume­rables víctimas, que son aquellos "corazones dóciles", "mansos rebeldes", personajes humildes, como Makar Devushkin en Pobres gentes, que se libraron, quizás, de la "cosificación go­goliana", pero que no podrán resistir la humillación y la injusticia. .
Aun antes de terminar el colegio militar, Dostoievski estaba seguro de que sería escritor. Al graduarse en 1813, promovido al grado de oficial, tiene ya el plan muy claro de su primera obra, cuyos detalles describe en una carta a su hermano mayor Mijail. Es el plan casi terminado de Pobres gentes, donde como en una pequeña gota de agua se refleja todo el panorama de la futura labor del gran escritor.
La vida misma, según Dostoievski, está en permanente proceso de' cambio, de concentración y disolución, y en su movimiento caótico busca siempre nuevas formas expresivas. Al artista, al escritor contemporáneo le corresponde "adivinar la línea conectiva de la vida" y, también, "las leyes, tanto de disolución como de las nuevas formas constructivas” y debería responder, total o -parcialmente, a las eternas preguntas malditas: ¿qué soy?, ¿quién soy?, ¿para qué vivo?),
Desde sus puntos de partida -hombre humilde, pero consciente de su pequeñez (Pobres gentes), y hombre rebelde que se regocija en su caos primitivo (Memorias del subsuelo)­Dostoievski encuentra distintos "puntos de llegada", simple­mente porque el caos en el mundo tiende a organizarse y la rebelión del hombre no es otra cosa que la eterna búsqueda de la querencia. De todas maneras, la obra de Dostoievski es el denso conglomerado de ideas y especialmente de toda clase de aperturas para mentes libres, que rompen con lo pre­establecido porque así se lo exige su verdad y también porque por medio de estas búsquedas algunos llegarán a conocer, quizás, el rostro de Dios.
La literatura no fue ni profesión, ni vocación en Dostoievski,
fue su destino trágico, cuestión de vida o muerte, la única posibilidad de justificar su permanencia en la tierra, La lite­ratura es su único apoyo, además de la figura de Cristo, en la terrible experiencia, que le tocó vivir: un simulacro de ejecu­ción y la posterior condena a trabajos forzados y destierro en Siberia.
El pertenecer a un pequeño grupo de intelectuales reunidos alrededor de un "furierista" (partidario de la teoría socialista de Fourier), Petrashevski, le cuesta a Dostoievski diez años de destierro, de grandes sufrimientos morales y fí­sicos; durante esta época, 1849-1859, cierta enfermedad ner­viosa de su juventud, se transformó en verdaderos ataques de epilepsia, que lo atormentaron hasta su muerte, pero la prisión fue su crisol de ideas, especialmente de sus ideas religiosas, místicas, porque le es absolutamente necesario mirar con otros ojos, comprender la denigrante crueldad sin sentido ni justi­ficación aparente que lo rodea durante largas años; porque, ¿quién se atreverá a seguir viviendo después de una experiencia así sin una explicación verdaderamente válida? Todas las perversiones del mundo, todo lo que pasa en el "subsuelo" del alma humana puede explicarse como el reinado de la som­bra para no permitir la exaltación de la luz. Sin embargo, Cristo era el ser que relucía en medio de las oscuras almas de sus asesinos y detractores.
La historia de la lucha entre la luz y la sombra dentro de su propia alma: todas sus obras son actos de una sola tragedia espiritual, la revelación "del hondo misterio del alma". Así habla Dostoievski de esta "tor­tura de Dios" al salir de prisión y también escribe una carta muy significativa a N. D. Von Visin, la esposa de un deca­brista condenado a destierro, quien le regaló el Evangelio a su llegada a Siberia: "Le diré, que hay instantes cuando uno está sediento como 'el pasto seco' de fe, y la encuentra preci­samente porque en la desgracia la verdad siempre se aclara. Le diré de mí, que soy hijo del siglo, hijo de la falta de fe y de la duda, hasta hoy y -lo sé muy bien- hasta mi muerte. ¡Qué sufrimientos me costó, y me cuesta, esta sed de fe, que se torna más fuerte, cuando aparecen más argumentos en con­tra. Sin embargo, Dios me concede algunos instantes, cuando me siento totalmente tranquilo; entonces siento amar y ser amado, y estos instantes me sirvieron para componer mi credo, donde todo para mí está claro y sagrado. Este credo es muy simple, es así: creo que no hay nadie más hermoso, profundo. simpático, más razonable, valiente y perfecto, que Cristo, y -me lo digo con celoso amor- no hay, ni puede haberlo. Más aún, si alguien me demostrase que Cristo está fuera de la verdad, preferiría quedarme con Cristo, y no con la verdad!"
Esta carta es un importante documento
, porque esclarece de alguna manera el proceso de cambio de convicciones de Dos­toievski. Así comenzó en el alma del escritor la lucha entre la fe y la razón, así surgió el problema fundamental de su última novela. Cristo, quien sufrió por nosotros, es más im­portante para la humanidad que la verdad utilitaria, la verdad del Gran Inquisidor, quien amando a Cristo, lo sacrifica a la presunta verdad, pero es tan digno de piedad, que el propio Cristo lo compadece. Para Dostoievski el amor a Cristo es la salvación de la horrible "nada", del "negro agujero", del mís­tico horror", tan parecido al "horror arsamasiense" de su compatriota Tolstoi. Es Cristo, quien le inspira a Dostoievski la idea de la culpabilidad de todos ante todos, de la responsa­bilidad de cada uno por todo lo que sucede en el mundo.
En las Memorias de la casa de los muertos la "capa exte­rior" de la obra está dedicada a la descripción artística de los hechos objetivos; la capa interior es el análisis psicológico referido sobre todo a la libertad del individuo; pero la capa más profunda es la investigación metafísica del bien y del mal.
Alrededor del escritor, durante cuatro años seguidos hablaban, se movían, sufrían muchos individuos, puestos en una situa­ción-límite, cuando el alma se ve tal como es verdaderamente.
Así Dostoievski descubrió "caracteres tan bellos, que la sola idea de que pueden cambiar algún día me parecía descabellada". Era gente de bondad y pureza innatas, tan fuertes y firmes. "que uno se sentía aliviado con solo mirados", Pero allí estaban también los hombres del mal, gente soberbia, que despreciaban a todos, portándose inclusive mejor que otros en la prisión; estos no temían a nada ni a nadie, "eran ejemplos de absoluto control sobre sus mentes y cuerpos", eran titanes tenebrosos, que demostraban con su ejemplo que el mal no es la victoria de los malos instintos sobre el espíritu, el mal es, según Dostoievski, "una realidad mística, es la espiritualidad demoníaca".
Es evidente que muchos personajes de Dostoievski pertenecen a esta clase, que él mismo llama "corazones puros", "gente esencialmente be11a", ellos son sus personajes pre­dilectos, porque son corno los peldaños hacia la cima donde se halla el verdadero hombre bueno, quien nos conciliarla con la realidad, quien nos redimiría como algunos personajes de Los hermanos Karamózov (1880), como por ejemplo Alioscha.
Pero en las novelas de Dostoievski, como en la vida, prevalecen caracteres fuertes. gente muy do­tada, soberbia, poseída por distintos demonios, personalidades casi siempre subyugantes, que tienen a menudo una gran influencia sobre los demás aunque terminan siempre muy mal, horriblemente desilusionadas y solas, todos son seres casi inhumanos pero seductores como verdaderos habitantes del "más allá del bien y del mal".
Según Mijail Bajtin, filólogo y especialista en la poética de Dostoievski, la idea-madre de toda su creación es la aseve­ración de que todo lo que existe en el mundo vive en el límite mismo de su contraste; el amor vive en la frontera misma con el odio, lo conoce y lo comprende; y el odio limita con el amor y también lo comprende perfectamente
Igualmente la fe vive sobre el límite del ateísmo, se mira en él y lo comprende. El espíritu elevado y noble vive en la proximidad de la caída y la ruindad (Dimitri Karamázov); el amor a la vida está cerca de la sed de auto­destrucción (Kirilov en Los endemoniados); el pudor y la pureza se acercan y comprenden al vicio y la lujuria (Alios­ca Karamázov).
En el mundo de Dostoievski todos y todo tienen que saber unos de los otros, tienen que entrar en contacto, mirarse cara a cara, hablar uno con el otro, compenetrarse. Se debe mutua­mente reflejar e iluminar en forma dialogal. Por eso lo que está desunido y alejado debe reunirse en un solo punto espa­cial y temporal. "El individuo solo, que se queda consigo mismo, no podrá arreglárselas con problemas profundos e ínti­mos de su vida espiritual, no puede prescindir de las otras di­ferentes conciencias. El hombre jamás encontrará toda la ple­nitud sólo dentro de sí mismo", dice Dostoievski. Según su idea, la vida auténtica de una persona acontece precisamente en el punto mismo de la no-coincidencia consigo mismo, en el punto de su evasión de los límites, que representan su exis­tencia cosificada (real, efectiva), la que se puede atisbar, pre­decir y determinar sin su volutad in absentia. La vida au­téntica de la persona es accesible' sólo para una penetración dialogal, en la que ella se revelará recíproca y libremente.
Dostoievski es, para Bajtin, el creador de la novela polifó­nica: un género esencialmente nuevo. "Se puede decir -afir­ma Bajtin- que Dostoievski creó algo así como un nuevo modelo artístico del mundo; él, que ha cambiado radicalmente muchos momentos esenciales de la antigua forma artística." Después de haber conocido los múltiples escritos sobre Dostoievs­ki queda la impresión de que no se trata de un solo autor -artista- escritor de novelas y relatos, sino de una sucesión de discursos filosóficos pertenecientes a unos cuantos pensado­res.
Para el pensamiento crítico-literario la creación de Dostoievski se dividió en una serie de construcciones filosóficas independientes y contradictorias defendidas por sus personajes. Entre todas ellas y lejos de estar en un lugar preponderante, figuran también las ideas filosóficas del mismo autor. Para algunos investigadores la voz de Dostoievski se une a las voces de estos o aquellos personajes suyos; para otros, representa una síntesis de todas las voces ideológicas; para algunos, finalmente, su voz termina ahogada por el coro de sus protagonistas. Se polemiza con los personajes, se aprende de ellos, se trata de desarrollar sus ideas hasta tener un sistema acabado. El pro­tagonista tiene la autoridad ideológica, es independiente, se acepta como el autor de su propia sólida concepción ideológica, y no como el objeto acabado de la visión artística de Dostoievs­ki.
Lo que dice el personaje sobre sí mismo y sobre el mundo tiene el mismo peso que la opinión del autor sobre el persona­je. Al protagonista le corresponde una independencia excepcio­nal en la estructura de la obra, y su voz como en el contra­punto se une a las voces de todos los personajes, sin mez­clarse. A la conciencia absorbente del protagonista, el autor puede contraponer un sólo mundo objetivo, el mundo de las otras conciencias equitativas. Además de su explicación "po­lifónica" de la estructura de las novelas de Dostoievski, Bajtin hace un enunciado muy interesante, después de analizar las intenciones profundas del gran escritor: "Para Dostoievski no sucedió aún nada terminante en el mundo, la última palabra no fue pronunciada, el mundo está abierto y libre, todavía todo está por delante, y siempre lo estará. ( ... ) También los personajes de Dostoievski perciben vivamente su naturaleza no predecida, inconclusa, su capacidad de transformarse desde adentro y tornar falsa cualquier exteriorización, cualquier de­finición que muestre su formación final. Hasta que el hombre, en general, permanezca viviendo, vivirá a causa de no estar enteramente formado (no-concluido) y no dirá su última palabra.
El personaje de Dostoievski trata siempre de desbaratar el cerco decisivo y acaso destructor de los juicios de otros sobre su naturaleza. Algunas veces esta lucha se transforma en el único objetivo trágico de su vida, la honda convic­ción y el conocimiento de su naturaleza inacabada e indeter­minada comienza a 'corporizarse', a realizarse en los ámbitos muy complicados del pensamiento ideológico, del crimen o del heroísmo. El hombre jamás coincide consigo mismo." (Mijail Bajtin: Los problemas de la poética de Dostoievski, 1963, Moscú).
La naturaleza interiormente conclusa de los protagonistas de Dostoievski, como su cualidad más destacada, la supo com­prender y determinar bien Oscar Wilde. El consideró que el mayor mérito de Dostoievski-artista es su manera de no ex­plicar jamás del todo (hasta redondearlo ... ) a sus personajes. "Los protagonistas de Dostoievski -dijo Wilde- siempre nos sorprenden en todo lo que hacen, o lo que dicen, y conservan hasta el final el eterno misterio de la existencia."

Se puede decir que de cada conflicto de una persona Dostoievski trata de hacer dos individuos para dramati­zar el conflicto y desplegarlo extensivamente. De ahí proviene su pasión por las escenas masivas, su intención constante de concentrar en el mismo lugar y especialmente en el mismo mo­mento -a veces, quizás, contra toda la verosimilitud pragmá­tica- a la mayor cantidad de personas, la mayor cantidad de temas,. De ahí también proviene la catastrófica rapidez de la acción, "el movimiento en torbellino", la diná­mica de Dostoievski. La dinámica, la rapidez en este caso no es el triunfo del tiempo, sino la superación del tiempo, porque la rapidez es la única manera de superar el tiempo en el tiempo.
No en vano Los hermanos Karamázov se considera la no­vela más compleja y la más rica en ideas y caracteres huma­nos de Fédor Dostoievski. Es la historia de una familia, más bien de unas cuantas personas, que quizás lo único que tienen en común es el apellido (en el caso de Smérdiakov, ni eso ... ) ; y a la vez es como la historia de toda la humanidad, porque son cinco concepciones de vida, cinco caracteres, que tienen, como siempre en las obras de Dostoievski, a sus dobles.
El enorme material de esta "crónica familiar" está resumi­do en estas tres partes principales:
1. La rivalidad en amores entre el padre y su hijo mayor, que los lleva a la enemistad mortal.
2. II. El asesinato misterioso del viejo Karamázov.
3. III. Donde falla de justicia, que condena al impetuoso y despreocupado Mitia como el único culpable del asesinato de su padre.
Estos acontecimientos violentos arrastran como en un tor­bellino a todos los miembros de la familia Karamázov y a las dos mujeres que están muy cerca de esta familia. La acción se desenvuelve con ritmo fortissimo, una enemistad muy pronto se transforma en tragedia. La mujer "infernal" Gruschenka, amante de Mitia, amenaza con irse junto con su padre y des­pués decide fugarse con el hombre que fue su primer amor.
Mitia la sigue, pero antes busca por todas partes el dinero que le hace falta; esta misma noche asesinan a Karamázov-pa­dre y le roban el dinero. Todos los indicios acusan a Mitia. Una señorita de buena familia, Katerina Ivánovna, le debe un gran favor a Mitia, por eso lo ama y lo odia al mismo tiempo, aunque trata de salvarlo de la prisión. El asesinato del viejo Karamázov hace estallar también la tragedia en la vida de otro hermano, Iván, una inteligencia brillante, un cerebro analítico, que todo lo comprende y todo lo enjuicia.
Iván tam­bién está mezclado en el asesinato de su padre y su indirecta intervención, a través de su medio-hermano, el repugnante Smérdiakov, lo arrojó a la locura, a la angustia mortal. En el juzgado, Dostoievski, como lo hace siempre, reúne a todos, y el aparentemente tranquilo procedimiento judicial termina con una "catástrofe inesperada" (así es el título de uno de los últimos capitulas de Los hermanos Karamázov), cuando Iván confiesa ser el instigador del crimen y que el asesino verda­dero es Smérdiakov, quien se ha 'ahorcado la madrugada anterior, Pero Katerina Ivánovna por amor a Iván, sacrifica a Mitia, mostrando al juez una carta comprometedora que le escribió Dimitri unas horas antes del crimen. Alioscha siente una pro­funda piedad por todos los que sufren, es capaz de sacrificarse por todos, es un alma hermosa, absolutamente sincera, pero consciente de los vicios que anidan en las almas de los Kara­mázov, incluso en su propia alma.
El comprende mejor que nadie los dramas de Dimitri, de Iván, de Gruschenka y Katerina Ivánovna, también de su padre y de Smérdiakov. Le duele la muerte de Iliusha, sufre mucho por la muerte de padre Zósi­ma, " El comprende todo, y todo lo perdona. Sin embargo, parafraseando a un estudioso de Shakespeare -quien dijo que solo Hamlet pudo haber escrito las tragedias de Shakes­peare- diremos, con Leonid Grosmann, que de todos los perso­najes de Dostoievski, sólo Iván Karamázov pudo ser el autor de las novelas de Dostoievski. Verdaderamente, algunos capí­tulos incluidos en Los hermanos Karamázov, tales como "El motín", "El Gran Inquisidor", "El diablo" y "La pesadilla de Iván Fédorovich", los escribió Iván con su estilo brusco y despiadado, que se distingue del estilo de otros personajes por su fuerza y su absoluta falta de auto-conmiseración.
Muchos personajes, enorme cantidad de temas e ideas divide este libro en varios libros. Dostoievski alcanzó a entrever la humanidad en el último año de su vida. Muerto el 28 enero de 1881, Dostoievski no tuvo tiempo de escribir segunda parte de Los hermanos Karamázov.

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