ORIGEN DEL IDIOMA ESPAÑOL-
Argentinismos- Lunfardo
El castellano, también llamado español, deriva -al igual que otras lenguas romances como el italiano, el francés, el rumano y el portugués- del latín. Con los aportes morfológicos, fonéticos y léxicos de los pueblos germánicos (que invadieron España durante los siglos V-VIII) y de los árabes (que conquistaron la península española durante los siglos VIII-XV), además de la natural evolución de la lengua, se conformó el romance castellano, que competía al principio con otras lenguas romances que también se hablaban en España (el gallego-portugués, el leonés, el aragonés y el catalán).
Como resultado del predominio de Castilla durante la Reconquista contra los árabes (siglos XI-XV), el castellano se expandió desde el centro de España hacia el oeste, hacia el este y hacia el sur. En los pocos documentos escritos que se conservan de los siglos XII a XIII advertimos ya que, con respecto al antiguo latín y a las otras lenguas romances, el castellano muestra algunas características diferenciadoras:
1) Pérdida de la f inicial (que luego se reemplazará por h-): fierro -hierro
2) Modificación de los diptongos: au dará o: tauro-toro // ai dará e: carraira – carrera.
3) Transformación de ciertas vocales en otras: la u final se transforma en o: manu-mano
4) Diptongación de e : del latín petram se forma piedra
5) Conversión de ct y ult en ch: lactuca lechuga; multum mucho
Como han visto, un gran número de palabras del español proviene del latín. Por su parte, esta lengua tomó prestada del griego una multitud de palabras que tienen que ver con el campo de las ideas y del saber. Es por ello que una serie de palabras del español y otras lenguas modernas deriva, de un modo bastante transparente, de voces del latín y del griego. Por ejemplo, la palabra filosofía proviene de los vocablos griegos philos, amigo y sophia, 'sabiduría'. Por lo tanto, su significado etimológico es 'amigo de la sabiduría'.
Además, en el caso de las palabras creadas a partir de voces provenientes del griego o del latín, la etimología puede ayudarnos a conocer su significado o parte de él. Si leemos la palabra geotermia, por ejemplo, aún sin saber su significado, podemos deducir que se trata de alguna actividad que tiene relación con la Tierra (geo) y con el calor (termia). En efecto, la geotermia, dice el diccionario, es la 'Parte de la geofísica que estudia el origen y la distribución del calor interno de la Tierra'.
Por otra parte, si bien el significado de una palabra está determinado por cómo se la utiliza en la actualidad, conocer su etimología nos permite descubrir ciertos matices de ese significado.
Así por ejemplo, la palabra ecología también proviene del griego: oikos significa en esa lengua 'casa'; logía, 'estudio'. Etimológicamente, entonces, la palabra ecología significa 'estudio de nuestra casa', lo cual da una clara idea de que la Tierra es precisamente el sitio que nos pertenece y al que pertenecemos.
El español argentino o argentinismos
El español trasplantado en el Río de la Plata estuvo en contacto con las lenguas indígenas. Pero dos pueblos, al mezclarse, se comunican siempre conocimientos e ideas que les obligan a modificar el sentido de una multitud de palabras, a hacer un intercambio de vocablos, a aumentar su vocabulario.
Por lo tanto, la lengua española se hallaba en estas comarcas, por una parte, solicitada por la fuerza revolucionaria que la incitaba a adoptar vocablos de los idiomas hablados por las razas autóctonas. Por otra parte, el respeto de la tradición, el cuidado con el cual se rodeaba el uso del idioma oficial, el recelo de la Real Academia de la Lengua Española que negaba el derecho de ciudadanía a los vocablos americanos, neutralizaban la fuerza revolucionaria.
Pero al conquistar y proclamar su independencia, la República Argentina abría la primera hoja de su historia con una página de heroísmo, rompiendo al mismo tiempo la tradición lingüística y la tradición política
Los argentinismos (giros o palabras propios y peculiares del español hablado en la Argentina) tienen orígenes muy distintos. Por un lado, se encuentran los préstamos (palabras tomadas de otras lenguas), que no se limitan a los indigenismos, sino que incluyen palabras de otras lenguas europeas, como el italiano, el francés o el inglés: feta, placard, living, son ejemplos de ese tipo de palabras.
Por su parte, debemos recordar que muchos argentinismos son en realidad arcaísmos, es decir, palabras que se usaban hace mucho tiempo en España y que allí dejaron de utilizarse, mientras que aquí se mantuvieron: pollera o vereda son algunas de las más conocidas.
Pero, además, hay muchos argentinismos que son producto de la evolución natural del español en nuestro país y que fueron formados o bien por derivación morfológica o bien por cambio semántico.
La derivación morfológica crea una nueva palabra por medio del agregado de un sufijo o de un prefijo a una palabra que ya existe. La palabra confitería es un ejemplo de argentinismo creado por derivación morfológica: a confite, que existía previamente, se le agregó el sufijo -ería, que marca el significado de local donde se venden confites.
Por último, algunos argentinismos son producto de un cambio semántico, es decir, de la modificación del significado de una palabra ya existente. Es interesante resaltar que, en estos casos, no se crea una nueva forma, sino una nueva acepción de una forma previa.
El significado de esa forma puede modificarse porque se metaforiza; es decir, comienza a aplicarse a situaciones distintas de aquellas a las que se aplicaba originalmente (es el caso de despacio, con el significado de 'en voz baja' y no sólo de lentamente); puede especializarse o restringirse (por ejemplo, caño aplicado al tubo de un revólver o escopeta), y puede ampliarse, o sea, hacerse más general de lo que era originalmente (como agarrar, que en España sólo se utiliza con el significado de tomar una cosa con fuerza).
EL LUNFARDO
A continuación, les presentamos dos textos diferentes que hablan sobre el lunfardo, uno de los principales componentes del español de la Argentina.
1-El lunfardo nació a fines del siglo pasado; su origen se debe, principalmente, a los inmigrantes que empezaron a llegar a nuestro país en la década de 1880. En realidad, el nombre lunfardo (que significa ladrón en un dialecto italiano) no es el más exacto para designar a estas voces. Los delincuentes no crearon más que unas pocas docenas de palabras, algunas de las cuales pasaron al lenguaje popular, mientras que otras quedaron restringidas al grupo que las había creado. Estas últimas son las que se registraron (por ejemplo, en el vocabulario de Dellepiane) y son las que merecieron esta definición de Jorge Luis Borges: "tecnología de la furca y la ganzúa".
El lenguaje popular porteño, en cambio, es más amplio y mucho más extendido: casi mil palabras que provienen de distintos idiomas. El italiano y sus dialectos (pibe, mango), el francés (gigoló, chicana), el portugués (bondi, buraco), el caló de los gitanos (chamuyar, chorro) e inclusive las lenguas indígenas (pucho, chucho) colaboraron en su constitución.
2-A pesar de que suele pensarse que el lunfardo surgió en las primeras décadas del siglo XX, los primeros registros de voces lunfardas corresponden a las últimas décadas del XIX: en 1879 aparecieron en el diario La Nación dos artículos que reunían poco más de cincuenta palabras recopiladas por Benigno Lugones, un ex empleado policial; en 1894 se publicó El idioma del delito, firmado por un abogado Antonio Dellepiane, que reunía más de un centenar de voces, muchas de las cuales siguen utilizándose (mina, otario, pibe, bulín, etc.). Estos antecedentes demuestran que el lunfardo surgió en las cárceles porteñas a fines del siglo pasado; de ahí la gran variedad de palabras (muchas veces con un significado igual o muy parecido) que designan acciones y objetos relacionados con la actividad delictiva (partes de la vestimenta masculina, partes de la casa, policías, modos de robar, etcétera).
En ese sentido, el lunfardo puede considerarse en su origen una jerga (es decir, el vocabulario utilizado por un grupo social cerrado, que tiene la finalidad de que aquellos que no pertenecen al grupo no puedan comprenderlo), o inclusive una forma particular de terminología (es decir, el vocabulario propio de una profesión o de una técnica).
A partir de la relación entre los ladrones y las clases bajas, se produjo el lento pasaje de muchas palabras que en principio sólo usaban los delincuentes al vocabulario familiar del español argentino.
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