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4 de febrero de 2009
ANÁLISIS DE DIOS EN LA TIERRA DE JOSÉ REVUELTAS
ANÁLISIS-RESUMEN DE DIOS EN LA TIERRA DE JOSÉ REVUELTAS
El tercer grupo de escritores de la Revolución Mexicana nació entre 1904 y 1914. Antes de llegar a la adolescencia, la Revolución, en sus fases armadas, se había acabado. Tranquilizado el país, pudieron dedicarse a los estudios y se formaron como escritores bajo la influencia de la literatura experimental de 1920-1929. Agustín Yáñez (1904-1980), Mauricio Magdaleno (1906) y José Revueltas (1914-1975) sienten, como sus precursores, la fuerza épica y la emoción de la Revolución y además llevan un nuevo aporte al tema. Por estar un poco alejados de la acción, pueden apreciarla más dentro de su perspectiva histórica valiéndose de los adelantos técnicos introducidos en la literatura universal, sobre todo, por James Joyce. En realidad, esta tercera generación debe clasificarse entre los cosmopolitas, pero los incluyo aquí para no romper la unidad temática.
En “Dios en la tierra”, un pequeño episodio de la Guerra de los Cristeros (1926-1929) se convierte en una visión trágica del odio primitivo y eterno entre los hombres. Igual que Ferretis en “Hombres en tempestad”, Revueltas empieza su cuento con una visión cósmica. Sin embargo, por tener a la mano más recursos artísticos, no se contenta con sugerir una escena del Libro del Génesis; va más allá; crea el escenario del hombre cavernario. Jamás humaniza a sus personajes. Son esculpidos en piedra, lo mismo que los aztecas pétreos del pintor José Clemente Orozco.
La trama se reduce a una lucha entre dos elementos básicos: la piedra y el agua. La piedra, que es el odio, que es la muerte, que es Dios, triunfa sobre el agua suave y amorosa que fecunda el mundo.
Para captar la fuerza de esta lucha, Revueltas maneja la prosa con gran destreza. Sus oraciones y frases tienden a ser breves y de un valor escultural: “La población estaba cerrada con odio y con piedras.” A veces, toda una oración consta de una o dos palabras: “Negarse.” “Ni agua.” Para captar el estilo del Viejo Testamento, emplea varias oraciones que empiezan con la palabra “y”. Casi nunca figuran las conjunciones subordinadoras. Esta falta de interdependencia estilística refleja los grandes muros que separan a los hombres unos de otros. Esta misma sensación se intensifica con vocablos “gigantescos”: “enormes”, “inmensas”, “descomunales”, “gruesas” y “siglos”. Los elementos básicos de la lucha se destacan por su repetición: Dios, odio, piedras, puertas cerradas, agua. A veces un vocablo se repite algo transformado pero con el mismo efecto abrumador: “desde la ceguedad más ciega de su historia”. Como otra especie de repetición, la mayor parte de las oraciones están construidas sobre series de dos o tres frases paralelas: “de tan profundas, de tan gruesas, de tan de Dios”; “en despaciosa, cuidadosa, ordenada crueldad”; “donde se paseaban los años, donde las manos no alcanzaban a levantarse”; “nadie haría una señal, un gesto”. Escasea casi totalmente el diálogo. Las pocas palabras pronunciadas por los personajes, sean anónimos o tengan nombres sin individualizarse, quedan sin contestación para reforzar la impresión de los muros entre los hombres. El mismo narrador se permite varias preguntas y exclamaciones retóricas (en series de dos o tres) que sirven tanto para insistir en el aislamiento del hombre como para interrumpir los trozos descriptivos.
Aunque Revueltas crea su mundo de odio con cada palabra, la estructura del cuento depende de su final. Poco a poco se procede de lo más general hasta llegar a la concentración de todo ese odio en el castigo horrible que sufre el profesor pueblerino a manos de los cristeros. Antes de llegar al desenlace, el narrador presenta a ambos grupos mediante nueve cambios de escena, sin decírnoslo. El lector tiene que participar activamente en el cuento para enterarse bien de que a veces las palabras del narrador se refieren a los cristeros y a veces, a los federales. La participación del lector en el penúltimo párrafo es de gran importancia: “para quien lo ignore”, “debe escogerse” y “dice el pueblo”. Ahí se narra la muerte del profesor como si se estuviera dictando una clase desde un pupitre de madera. El tono poco enfático, en contraste con el tono cósmico de todo el cuento, produce el efecto deseado: un horror inolvidable.
La obsesión de los narradores mexicanos con el tema revolucionario siguió hasta mediados de la década del 60. Mientras las décadas del 20, del 30 y del 40 fueron dominadas respectivamente por las tres generaciones ya estudiadas, la década del 50 fue dominada por la cuarta generación, la de Juan Rulfo (1918-1986), y la década del 60 fue dominada por la quinta generación, la de Carlos Fuentes (1929). Sólo fue con la aparición hacia 1965 de la muy precoz sexta generación encabezada por Gustavo Sainz (1940) y José Agustín (1944) cuando se rompió la hegemonía del tema revolucionario.
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Biblioteca Dios en la tierra de José Revueltas (1)
JOSÉ REVUELTAS
[1914-1975]
Mexicano. Nació en Durango. Su hermano Silvestre fue un famoso compositor, su hermano Fermín, pintor, y su hermana Rosaura es actriz de cine. Pasó parte de su juventud en la cárcel por sus ideas radicales. En Los muros de agua (1941) narra su destierro en la colonia penal de las Islas Marías. Siendo periodista del diario El Popular, su novela El luto humano (1943) fue escogida para representar a México en el segundo concurso Farrar y Rinehart. Otras novelas son Los días terrenales (1949), En algún valle de lágrimas (1956), Los motivos de Caín (1957), Los errores (1964) y El apando (1969). Tiene tres colecciones de cuentos: Dios en la tierra (1944), Dormir en tierra (1960) y Material de los sueños (1974). Su encarcelamiento en 1968 por motivos políticos provocó protestas internacionales de escritores y catedráticos. El cuento que reproducimos, “Dios en la tierra”, proviene de la colección de 1941.
FUENTE: SEYMOUR MENTON
El Cuento Hispanoamericano
ANTOLOGÍA CRÍTICO-HISTÓRICA-
COLECCIÓN POPULAR
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
MÉXICO
ahh tu blog es la onda!! van dos veces que me salva!! gracias!!
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