El ciclo de Macondo: Gabriel Garcia Márquez
El ciclo de Macondo: La hojarasca; El coronel no tiene quién le escriba; Los funerales de la mamá Grande; La mala hora
Un buen número de las obras de García Márquez repite muchos de sus personajes y desarrolla su trama en el célebre pueblo de Macondo, creación literaria ubicada por el escritor en la región norte de Colombia.
En La hojarasca (1955), surge Macondo por vez primera, en el recuerdo de tres per¬sonajes pertenecientes a una misma familia: un viejo coronel, su hija y su nieto. Sus respectivas meditaciones hacen conocer al lector la historia del pueblo durante más de veinte años.
La obra plantea un problema semejante al de la Antígona de Sófocles, por cuanto el pueblo niega sepultura al médico suicida, en señal de reproche por haberse negado a atender a las víctimas de la guerra, mientras el coronel se empeña en enterrarlo, ya que así lo ha prometido.
Macondo ya tiene, en esta novela, las características que lo harán inconfundible: el calor insoportable, la variedad etnográfica de sus habitantes y la presencia constante del mito en situaciones cotidianas .
El título de la obra alude a la secuela de rencores que ha dejado, entre los vecinos, la compañía bananera. El autor contemporáneo, como el griego anterior a Cristo, busca demostrar que la caridad y el amor humanos ejercen su poder sobre la razón.
Hace diez años, cuando sobrevino la ruina, el esfuerzo colectivo de quienes aspiraban a recuperarse habría sido suficiente para la reconstrucción. Habría bastado con salir a los campos estragados por la compañía bananera; limpiarlos de maleza y comenzar otra vez por el principio. Pero a la hojarasca le habían enseñado a ser impaciente, a no creer en el pasado ni en el futuro. Le habían enseñado a creer en el momento actual y a saciar en él la voracidad de sus apetitos. Poco tiempo se necesitó para que nos diéramos cuenta de que la hojarasca se había ido y de que sin ella era imposible la reconstrucción. Todo lo había traído la hojarasca y todo se lo había llevado.
En El coronel no tiene quien le escriba, García Márquez apunta a exaltar otras ac¬titudes: la paciencia, ante la esperanza continuamente frustrada, y la resistencia, ante cualquier tipo de mal, sea enfermedad, miseria u olvido.
El protagonista, un viejo coronel que ha combatido a las órdenes de Aureliano Buendía, espera, durante quince años, la prometida pensión oficial, trabada por la lenta tramitación burocrática. Su pobreza se acrecienta. Su hijo ha muerto y su mujer está enferma. Sólo le queda el gallo de riña, que perteneciera a su hijo, en el que deposita todas sus esperanzas y al que alimenta a pesar de su miseria. Piensa venderlo, pero no lo hace por no defraudar a la mayoría de sus vecinos, que ha apostado a su favor.
Dijeron que se lo llevarían por encima de nuestros cadáveres -dijo-. Dijeron que el gallo no era nuestro sino de todo el pueblo. Sólo cuando terminó con el gallo, el coronel se enfrentó al rostro trastornado de su mujer. Descubrió sin asombro que no le producía remordimiento ni compasión.
Hicieron bien -dijo calmadamente-. Y luego, registrándose los bolsillos, agregó con una especie de insondable dulzura:
-El gallo no se vende.
La simplicidad de la anécdota no es obstáculo para que el escritor logre su pe más acabado en el anciano y frustrado coronel.
Los cuentos incluidos en Los funerales de Mamá Grande continúan la saga de Macondo, dentro del estilo conciso y despojado de El coronel ... , pero acentuando el .aspecto mágico de los hechos que aparecen como cotidianos *.
En la narración que da su nombre al libro *, la protagonista, la Mamá Grande --antecedente directo de Úrsula Iguarán, la abuela mítica de Cien años de soledad-, muere a los cien años, y a su multitudinario entierro asisten aun el Papa y el presidente de la ¬república. El tono hiperbólico del relato y el sentido paródico que lo caracteriza, acercan a esta obra a Cien años de soledad * .
El grupo de obras que prepara el advenimiento de Cien años de soledad se completa, en 1962, con otra novela, La mala hora. Aunque en sus páginas no aparece el nombre de Macondo para designar el lugar donde se desarrolla la trama, todo se desarrolla en una población de características similares.
La obra gira alrededor de las reacciones que genera, en el pueblo, la aparición de una serie de pasquines maledicentes en las puertas de las casas. Muestra, así, cómo surgen el temor y la cólera cuando sale a la luz aquello que, aunque conocido permanecía oculto para la mayoría *.
La estructura de la obra entrelaza tres diferentes niveles de la historia :
a) La aparición de los pasquines, con la consiguiente revelación de secretos del vecindario.
b) El asentamiento, dentro del pueblo, de los habitantes de las afueras, corridos por la inundación.
c) La gestión del alcalde, que sirve de enlace entre los niveles a) y b), para determinar la situación política del pueblo.
Hay algunos aspectos de La mala hora que anuncian Cien años de soledad:
• El valor arquetípico de ese pueblo, corroído por los celos y las enemistades, como figura del mundo todo y de sus habitantes.
• La aparición del diluvio con su carga redentora.
• El sentimiento de soledad que acompaña a algunos personajes: la viuda de Montiel, el cura y el alcalde.
Respecto de la viuda se afirma:
Vivía sola en la sombría casa de nueve cuartos donde murió la Mamá Grande, y que José Montiel había comprado sin suponer que su viuda tendría que sobrellevar en ella una soledad hasta la muerte. De noche, mientras recorría los aposentos vacíos, se encontraba a la Mamá Grande y le preguntaba: ¿Cuándo me voy a morir?
• El aspecto meteorológico y su influencia sobre la población. El agobiante calor, las altas temperaturas, sumen a los habitantes en un letargo soporífero que anuncia ¬tormenta bíblica.
Como vemos, todos son motivos que reaparecerán en la obra cumbre del escritor colombiano. Hombres, lugares, sucesos, se reiteran, al modo de un borrador multifacético, en estas narraciones precedentes .
Fuente: AA. VV -Las letras en América Hispana- Ed. Estrada- Bs.As, 1994
Un buen número de las obras de García Márquez repite muchos de sus personajes y desarrolla su trama en el célebre pueblo de Macondo, creación literaria ubicada por el escritor en la región norte de Colombia.
En La hojarasca (1955), surge Macondo por vez primera, en el recuerdo de tres per¬sonajes pertenecientes a una misma familia: un viejo coronel, su hija y su nieto. Sus respectivas meditaciones hacen conocer al lector la historia del pueblo durante más de veinte años.
La obra plantea un problema semejante al de la Antígona de Sófocles, por cuanto el pueblo niega sepultura al médico suicida, en señal de reproche por haberse negado a atender a las víctimas de la guerra, mientras el coronel se empeña en enterrarlo, ya que así lo ha prometido.
Macondo ya tiene, en esta novela, las características que lo harán inconfundible: el calor insoportable, la variedad etnográfica de sus habitantes y la presencia constante del mito en situaciones cotidianas .
El título de la obra alude a la secuela de rencores que ha dejado, entre los vecinos, la compañía bananera. El autor contemporáneo, como el griego anterior a Cristo, busca demostrar que la caridad y el amor humanos ejercen su poder sobre la razón.
Hace diez años, cuando sobrevino la ruina, el esfuerzo colectivo de quienes aspiraban a recuperarse habría sido suficiente para la reconstrucción. Habría bastado con salir a los campos estragados por la compañía bananera; limpiarlos de maleza y comenzar otra vez por el principio. Pero a la hojarasca le habían enseñado a ser impaciente, a no creer en el pasado ni en el futuro. Le habían enseñado a creer en el momento actual y a saciar en él la voracidad de sus apetitos. Poco tiempo se necesitó para que nos diéramos cuenta de que la hojarasca se había ido y de que sin ella era imposible la reconstrucción. Todo lo había traído la hojarasca y todo se lo había llevado.
En El coronel no tiene quien le escriba, García Márquez apunta a exaltar otras ac¬titudes: la paciencia, ante la esperanza continuamente frustrada, y la resistencia, ante cualquier tipo de mal, sea enfermedad, miseria u olvido.
El protagonista, un viejo coronel que ha combatido a las órdenes de Aureliano Buendía, espera, durante quince años, la prometida pensión oficial, trabada por la lenta tramitación burocrática. Su pobreza se acrecienta. Su hijo ha muerto y su mujer está enferma. Sólo le queda el gallo de riña, que perteneciera a su hijo, en el que deposita todas sus esperanzas y al que alimenta a pesar de su miseria. Piensa venderlo, pero no lo hace por no defraudar a la mayoría de sus vecinos, que ha apostado a su favor.
Dijeron que se lo llevarían por encima de nuestros cadáveres -dijo-. Dijeron que el gallo no era nuestro sino de todo el pueblo. Sólo cuando terminó con el gallo, el coronel se enfrentó al rostro trastornado de su mujer. Descubrió sin asombro que no le producía remordimiento ni compasión.
Hicieron bien -dijo calmadamente-. Y luego, registrándose los bolsillos, agregó con una especie de insondable dulzura:
-El gallo no se vende.
La simplicidad de la anécdota no es obstáculo para que el escritor logre su pe más acabado en el anciano y frustrado coronel.
Los cuentos incluidos en Los funerales de Mamá Grande continúan la saga de Macondo, dentro del estilo conciso y despojado de El coronel ... , pero acentuando el .aspecto mágico de los hechos que aparecen como cotidianos *.
En la narración que da su nombre al libro *, la protagonista, la Mamá Grande --antecedente directo de Úrsula Iguarán, la abuela mítica de Cien años de soledad-, muere a los cien años, y a su multitudinario entierro asisten aun el Papa y el presidente de la ¬república. El tono hiperbólico del relato y el sentido paródico que lo caracteriza, acercan a esta obra a Cien años de soledad * .
El grupo de obras que prepara el advenimiento de Cien años de soledad se completa, en 1962, con otra novela, La mala hora. Aunque en sus páginas no aparece el nombre de Macondo para designar el lugar donde se desarrolla la trama, todo se desarrolla en una población de características similares.
La obra gira alrededor de las reacciones que genera, en el pueblo, la aparición de una serie de pasquines maledicentes en las puertas de las casas. Muestra, así, cómo surgen el temor y la cólera cuando sale a la luz aquello que, aunque conocido permanecía oculto para la mayoría *.
La estructura de la obra entrelaza tres diferentes niveles de la historia :
a) La aparición de los pasquines, con la consiguiente revelación de secretos del vecindario.
b) El asentamiento, dentro del pueblo, de los habitantes de las afueras, corridos por la inundación.
c) La gestión del alcalde, que sirve de enlace entre los niveles a) y b), para determinar la situación política del pueblo.
Hay algunos aspectos de La mala hora que anuncian Cien años de soledad:
• El valor arquetípico de ese pueblo, corroído por los celos y las enemistades, como figura del mundo todo y de sus habitantes.
• La aparición del diluvio con su carga redentora.
• El sentimiento de soledad que acompaña a algunos personajes: la viuda de Montiel, el cura y el alcalde.
Respecto de la viuda se afirma:
Vivía sola en la sombría casa de nueve cuartos donde murió la Mamá Grande, y que José Montiel había comprado sin suponer que su viuda tendría que sobrellevar en ella una soledad hasta la muerte. De noche, mientras recorría los aposentos vacíos, se encontraba a la Mamá Grande y le preguntaba: ¿Cuándo me voy a morir?
• El aspecto meteorológico y su influencia sobre la población. El agobiante calor, las altas temperaturas, sumen a los habitantes en un letargo soporífero que anuncia ¬tormenta bíblica.
Como vemos, todos son motivos que reaparecerán en la obra cumbre del escritor colombiano. Hombres, lugares, sucesos, se reiteran, al modo de un borrador multifacético, en estas narraciones precedentes .
Fuente: AA. VV -Las letras en América Hispana- Ed. Estrada- Bs.As, 1994
Interesante artículo.
ResponderEliminarQuisiera recomendar la mención de Cándida Eréndida en este análisis, pues, en mi opinión, juega un rol importante en la vida del Coronel Aureliano Buendía al iniciarlo sexualmente (pues la ve desnuda) y cuando evoca su recuerdo, cayendo en cuenta de que desearía haber sido un "hombre sin nombre...., un animal feliz".