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27 de agosto de 2011

Análisis cuento Cita a las nueve de Ramón Ferreira


Análisis -resumen de “Cita a las nueve”, cuento de Ramón Ferreira : 

escrito hacia 1950 en pleno apogeo surrealista (en Hispanoamérica), se distingue de “El árbol”de María Luisa Bombal, por su tema y por su estilo más atrevidos.

 Como tantos personajes de William Faulkner, Tennessee Williams y Arthur Miller, cuyas obras Ferreira debió conocer durante su permanencia en los Estados Unidos, la protagonista es un caso de psicología anormal. 

Frustrada sexualmente, se refugia en un mundo de fantasía. Su actitud resignada al principio del cuento recuerda a la protagonista del Zoológico de cristal de Williams, pero poco a poco el caso se vuelve más complejo. Odia a su tía porque ésta le echa en cara su fealdad. Después se da cuenta de que esa fealdad y su frustración son reflejos de las de su tía. Se siente irremediablemente identificada con ella y sólo matándola puede liberarse.


La trama de  la de “Cita a las nueve” transcurre en un presente aclarado con varios recuerdos: 
el matrimonio de Daniel y la hermana; 
la muerte de la madre;
 la muñeca rota; 
la pantalla de porcelana azul; 
y la media hora marcada en el reloj. 

El estímulo para los recuerdos es el espejo, que desempeña un papel primordial como prueba constante de la fealdad de la protagonista. El estado psicótico de ésta se refuerza con la abundancia de los verbos sensorios que delatan su sensibilidad excesiva: ver, mirar, sentir, oler y tocar. De ahí también se deriva la gran importancia de los ojos, la luz y la sombra, el radio y las caricias. El agua sólo interviene en el uso simbólico de la estrella de mar y en la sensación de la protagonista de encontrarse en medio de las olas cuando la tía le hace sentir su fealdad por primera vez.
Los símiles y las metáforas extravagantes también concuerdan con el estado mental de la protagonista y acompañan a ésta en la carrera cada vez más agitada hacia el asesinato: “la tía arrugó los ojos en las esquinas para afilarlos antes de herirla”; “la voz de la tía llegó como un tajo cortando el sentimiento”; “un gesto de rebeldía que la arrancara de la tía, que la sentía pegada a ella como una telaraña envolviéndole el cuerpo desnudo”: “la raya de luz debajo de la puerta le cruzaba el camino como un filo de navaja esperando la cara... hundiéndole dedos de sombra en la cara y torciéndole las líneas de los ojos”; “el filo de luz”. 
Al llegar al crimen mismo, el autor intensifica aún más su empleo de imágenes: una estrella de mar, un pájaro herido y un tambor.
Después de la escena del crimen, transformada en pesadilla por el temblor de la imagen en el espejo (recuérdese el uso de esta técnica en las películas), el autor nos devuelve a la realidad con la alusión a las chancletas. Cuando la protagonista piensa que su tía no las encontraría por la mañana, da la impresión momentánea de que en efecto no mató a su tía, pero su salida en busca del hombre hace desaparecer esa duda y completa el marco del cuento iniciado con el recuerdo del episodio de Daniel.

Fuente: Melton Seymour
El cuento Hispanoamericano