Análisis de Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
A la hora
de crear monstruos memorables, la literatura europea siempre ha sido sabia.
Las angustias y los miedos más profundos de las mujeres y de los hombres de
todos los tiempos han encarnado en
magníficos relatos poblados de
gigantes, fantasmas, vampiros,
momias, brujas, muertos vivos, mutantes, hombres lobo y otros seres tan de
pesadilla como atractivos.
Entre ellos, se destaca
una "criatura", sin nombre propio, un ser enorme cuyo cuerpo, confeccionado
con restos de cadáveres, resalta deforme y amenazador. Se lo conoce bajo el
nombre del científico .que lo creó: FRANKESTEIN. En su
ambición, su sed de conocimiento y el deseo de alcanzar la perfección absoluta,
el científico Víctor Frankenstein quiere emular a Dios, infundiendo vida en la
materia inanimada.
No hay en la narrativa de terror un monstruo más desolado y
sufriente que este: alguien a quien se le ha dado
la vida, pero se le niega la posibilidad de disfrutarla. Un
engendro con apariencia humana, producto de un experimento de
laboratorio, cuyo aspecto provoca el pánico entre las personas a las que intenta
acercarse en busca de amistad y de cariño.
La criatura
no alcanza ser un hombre, tampoco es un fantasma, no es un vampiro ni un
muerto vivo; es tan solo la caricatura de un hombre. Su soledad es absoluta,
porque es único en su especie. Cuando toma conciencia de que no existe nada ni
nadie parecido a él, le dirige a su creador, el Dr. Frankenstein una súplica
conmovedora., porque El monstruo desea lo que todo ser humano anhela: amar y
ser amado. Le pide, entonces, una compañera,
pero el científico se niega para no volver a repetir el mismo error que ha
cometido.
Al verse
condenado a la exclusión social y al desamparo, toma esta terrible decisión: Si
no puedo generar amor, causaré terror: se convierte en un cruel asesino. En primer lugar, odia a su “padre” a
quien considera responsable de su infelicidad. Decide, entonces, privarlo de
todo aquello que ama, incluso de su propia vida. Todas las muertes causadas
directa o indirectamente por la criatura parecen tener un significado simbólico:
William, el hermano menor de Víctor simboliza la inocencia; el padre de Víctor
simboliza la familia y la mujer de Víctor, Elizabeth es el símbolo del amor
La criatura
desea que Víctor sienta la misma sensación de vacío y soledad que él mismo se
ve obligado a sentir como así también el mismo rechazo de los hombres que consideran
que él no sólo es diferente sino también un monstruo .
Ambos se persiguen y finalmente se enfrentan en el Ártico, donde Víctor
se había refugiado, huyendo. Víctor pasa de la condición
de sabio respetado por la comunidad científica a la de huérfano, sin hogar y
sin patria. Luego de narrar su historia con una serie flashback, ambos mueren.
Temas que surgen del relato: las consecuencias de la ambición humana; los excesos a los que
puede conducir la experimentación científica, la necesidad de todo ser de
comunicarse, de amor y aceptación; la soledad que afecta tanto a un monstruo
como a un genio.
Los narradores: Robert Walton quien cuenta a su hermana, en sus cartas, su
viaje al Polo Norte. En una de esas cartas se inserta la narración de Víctor
Frankenstein a Walton, que incluye a su vez la narración del monstruo a Víctor
Frankenstein. Su estructura, de cajas chinas, responde al género epistolar tan
de moda en el siglo XVIII.
En la
novela, Víctor Frankestein se cree capacitado para crear un ser humano y en un gesto
romántico por excelencia lleva a cabo
esta doble rebelión (teológica y científica), y su castigo, al igual que el del
mítico Prometeo griego, es implacable. Igualmente trágico es el destino de la
criatura que surge de este experimento científico desmesurado. Nací bueno,
pero los sufrimientos han hecho de mí lo que soy: un enemigo, se
lamenta el engendro ante su creador. Detrás de estas palabras, es posible
percibir los ecos del pensamiento social de Jean Jacques Rousseau, el filósofo
iluminista y revolucionario, quien en su obra Emilio o de la Educación (1762)
sostuvo que el ser humano es bueno por naturaleza y que, si adopta la maldad,
se debe a la falta de una educación o a la acción negativa de su entorno
social. Esta teoría, conocida como la del "buen salvaje", seguramente
le llegó a la autora por sus padres, y ella supo ficcionalizarla en la novela.
Ahora bien, sobre este patético monstruo, hijo ilegítimo del iluminismo, recae
la fuerza con que la estética romántica hizo de la fealdad otra forma de la belleza. El
cuerpo del monstruo naturalmente bueno resulta fascinante
porque quiebra los modelos tradicionales
de belleza y fealdad. La figura armada con retazos de otros cuerpos humanos, no solo resulta atractiva por
sus dimensiones y su fortaleza excepcionales, sino también por su capacidad
intelectual y por la intensidad de sus sentimientos.
Buenas:
ResponderEliminarDe un tiempo a esta parte dedico mi tiempo libre a hacer audiolibros, y el último que he terminado ha sido Frankenstein.
Antes de nada, decir que me han sorprendido bastante las diferencias con respecto a las películas. Frankenstein es el creador (que se le suele conocer por el nombre de pila: Victor), y el monstruo no lo mata.
El monstruo habla, y Mary Shelley aprovecha un recurso que utilizó (en teoría por primera vez) Cervantes en el Quijote para contarnos cómo aprendió hablar; esto es, a través de una historia dentro de una historia. Es cierto que el género epistolar es típico de esa época y quizás otro ejemplo similar sea Drácula; que está escrito también en forma de diario.
Lo dicho, un gran libro que encierra muchas reflexiones y unas cuantas descripciones de la naturaleza sencillamente maravillosas. Yo no lo consideraría tan de terror, pero sí que es verdad que tiene sangre, por así decirlo.
Comparto con vosotros el enlace y espero que os sirva para conocer la obra y disfrutarla a todos aquellos que por los motivos que fuere, no tienen acceso físico al libro, o no disponen de tiempo, o lo que sea:
https://www.youtube.com/watch?v=oCWKR2sC1AQ
Un saludo!