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14 de enero de 2013

Análisis de LOS HIMNOS NACIONALES LATINOAMERICANOS




Análisis de LOS HIMNOS NACIONALES LATINOAMERICANOS

EL GRITO SAGRADO: LOS SÍMBOLOS DE LA PATRIA



Los himnos nacionales pertenecen más al patrimonio de los sentimientos de patria e identificación espiritual de los pueblos, que al terreno estrictamente lite­rario. Las resonancias afectivas que los versos de esos himnos provocan en los ciudadanos se prolongan en los acordes musicales que, a través del tiempo, sus­citan recuerdos personales, asociados a momentos de la historia nacional. No obstante esas connotaciones, es posible fijar algunos temas esenciales, diferencias en el lenguaje poético empleado y, además, otras particularidades de forma y con­tenido características de la literatura hispanoamericana del siglo xix.
Un cuadro general de las fechas de su creación y nombres de los autores prolonga el límite temporal de los himnos desde 1813 hasta 1911. Esa ubicación cronológica permite establecer una diferencia entre el modo neoclásico de los  himnos patrios que surgen durante el período de las guerras de la independencia a los más actuales, en los que el lenguaje romántico es el vehículo a través del cual  se celebran las crónicas de la nacionalidad, con exclusión de referencias violentas lanzadas en el fragor de las contiendas civiles. Esas duras calificaciones al león ibérico" y a los españoles fueron suprimidas una vez que los países americanos alcanzaron su autonomía política y restablecieron los vínculos con España.

Dentro de ese cuadro comparativo, además, cabría señalar el proceso de determinación de los himnos que se mantuvieron intangibles desde su creación hasta la fecha, y aquellos que fueron sustituidos por voluntad de los gobernantes. En este sentido, muchos de ellos fueron adoptados oficialmente en forma inme­diata; otros, en cambio, a posteriori, cuando se había alcanzado la estabilidad constitucional o cuando las resonancias afectivas del pueblo que lo había cantado en las fechas más memorables había creado un precedente y una situación de derecho inalienables en cuanto formaban parte de la tradición popular. Por otra parte, los avatares de esa adopción definitiva tienen mucho que ver con el pro­ceso histórico de la independencia de las naciones. La consagración de los sím­bolos de la patria, entre los cuales figuran la bandera, el escudo y el himno nacional, se inicia con un verso, repetido en varias letras de las canciones patrias como un símbolo y un llamado al mundo libre: Oíd, mortales, el grito sagrado.

Caracteres generales: temas, vocabulario y versificación

La amplia cronología que abarca la redacción de los textos patrios, desde el siglo xix, en una temática común, la libertad, ofrece particularidades ajustadas al momento histórico en el cual fueron compuestas estas canciones heroicas, des­tinadas a exaltar el fervor y los sentimientos patrióticos.
El verso decasílabo, adoptado en la mayoría de los himnos, se adecúa al canto solemne y rotundo, en estrofas que aluden directamente a las luchas de la inde­pendencia (por ejemplo, en los himnos de Argentina, Perú y Chile). En otros, como los de Guatemala, Honduras y Panamá, el tono heroico o épico abandona las metáforas neoclásicas por un suave lirismo en el que se destaca la descripción del paisaje nativo.

En cuanto al vocabulario, el empleado en los himnos escritos en la primera  mitad del siglo xix, cargado de alusiones mitológicas que revelan la influencia de la sintaxis latina usada en la centuria anterior, se transforma con posterioridad a un lenguaje romántico que modifica sustancialmente el espíritu combatiente por otro más armonioso y sereno.

Argentina. Los versos de la Marcha Patriótica de Vicente López y Planes, estaban agrupados en nueve estrofas en octavas de versos decasílabos y un coro. Marte, dios de la guerra, anima a los vencedores. El león ibérico está postrado a los pies de la Nación y los Incas, en sus tumbas, se conmueven ante ella, según los símbolos utilizados en la segunda estrofa para exaltar con majestuosidad el triunfo de las tradiciones americanas, enunciadas a través de las batallas de la independencia, desde el Río de la Plata a México.

Bolivia. La poesía patriótica del Dr. José Ignacio Sanjinés (1786-1864) está compuesta por tres estrofas y un coro, en octavas de versos decasílabos, que exal­tan la figura de Simón Bolívar y celebran las glorias de la libertad conformando la visión armoniosa del presente: "Esta tierra inocente y hermosa / que ha debido a  Bolívar su nombre / es la Patria feliz donde el hombre / goza el bien de dicha y la paz". Fue escrita en 1826.

Colombia. El Dr. Rafael Núñez, Presidente de los Estados Unidos de Colombia entre 1880-1882 y entre 1884-1886, escribió la letra del himno de su patria en 1887. En su versión original, comprendía once estrofas de versos  heptasílabos y un coro. La independencia es cantada en los campos de Boyacá, en Cartagena, en  Ayacucho, con alusiones al nombre del libertador Bolívar y al patriota Nariño.  En la estrofa VIII,  un símil femenino de la libertad y de la patria ("La virgen sus cabellos / arranca en agonía / y de su amor viuda / los cuelga de un ciprés") armoniza con la comparación de la estrofa siguiente, descriptiva: "La flor estremecida / mortal el viento hallando / debajo los laureles/seguridad buscó".

Costa Rica. La canción del poeta costarricense José María Zeledón, laureado en el concurso de 1903, contiene cuatro estrofas de versos decasílabos y es una celebración venturosa del trabajo y la paz, al amparo de la bandera azul y blanca: "Salve, ¡oh Patria! Tu pródigo suelo / dulce abrigo y sustento nos da. / Bajo el límpido azul de tu cielo / ¡vivan siempre el Trabajo y la Paz!".

Cuba. Los versos de Pedro Figueredo, ocho estrofas de cuatro versos decasílabos cada una, es una incitación al combate por la independencia: "Ya resuena el clarín. ¡Al ataque! / Cuerpo a cuerpo valientes lidiemos / que obteniendo glo­riosa victoria / Cuba libre por siempre será".

Chile. Eusebio Lillo (1826-1910),  a través de su letra de seis estrofas de versos decasílabos, propone un atemperado acercamiento entre españoles ("los hijos del Cid") y la raza americana, heredera de "el altivo araucano", toda vez que el triunfo de la independencia corona una libertad obtenida en el campo de batalla: "Ha cesado la lucha sangrienta. / Ya es hermano el que ayer opresor . ..". Su poesía es una invocación a la patria de "cielo azulado", "copia feliz del Edén", dibujada con la majestuosidad de los Andes y el esplendor del mar: "Alza Chile, sin mancha la frente". La letra fue escrita en 1847.

República Dominicana. El poeta de Puerto Plata, Emilio Prod'Homme (1852-1932), en doce estrofas de cuatro versos con rima consonante, exhorta a sus compatriotas a mantener, como antes Las Carreras, Beller, Sánchez y Duarte, la gloria del heroísmo de Quisqueya, "la indómita y brava". Este himno, que sus­tituyó al primero, escrito por el poeta Félix María del Monte en 1844, termina con la invocación a la Libertad, que se repite tres veces, "pregonando su gloria inmortal".

El Salvador. Compuesto por recomendación del presidente Rafael Zaldívar y cantado por primera vez el 15 de septiembre de 1879, el himno nacional de El Salvador lleva letra del poeta y militar Juan José Cañas y música del compositor italiano Juan Aberle. Fue el tercero de los tres himnos que tuvo El Salvador y está integrado por tres partes de tres estrofas de versos decasílabos cada una y un coro, en los cuales, la rima consonante de cada uno de los cuartetos que lo integran expresan la fe, la bravura y la abnegación de los hijos de la patria: "De la paz en la dicha suprema / Siempre noble soñó El Salvador; / Fue obtenerla su eterno problema, / Conservarla es su gloria mayor".

Ecuador. El "salve a la Patria", de los versos de Juan León Mera (1832-1894), conocido escritor y novelista ecuatoriano, en seis estrofas, con límpida imagen que fluye armoniosamente de los decasílabos, fija su mirada en los héroes de la inde­pendencia, condena el peso del yugo ibérico y aclama el holocausto de la sangre derramada. El coro condensa ese saludo glorioso: "¡Salve, oh Patria, mil veces! ¡Oh Patria / gloria a ti! Ya tu pecho rebosa / gozo v paz, y tu frente radiosa / más que el sol contemplamos lucir". El himno ecuatoriano es de 1865.

Guatemala. El himno de Guatemala, cuya letra pertenece a José Joaquín Palma, fue escrito en 1823, después de la independencia de ese país de España y de México. En sus versos prevalece un tono lírico de paz y felicidad, una celebración que reitera la libertad conseguida "sin choque sangriento", colocada "en un trono de amor". Esa "¡Guatemala feliz!" es descripta en un cuarteto de la cuarta estrofa con una mención al ave tradicional y símbolo nacional: "Recos­tada en el Ande soberbio / de dos mares al ruido sonoro / bajo el ala de grana y de oro /te adormeces del bello quetzal".

Honduras. Es uno de los himnos más recientes de la historia de los símbolos patrios de América, ya que fue reconocido oficialmente en 1914. Fue escrito por Augusto C. Coello, y antes que una canción heroica es un poema que en siete estrofas de cuartetos decasílabos de rima consonante canta las hazañas de la raza de Lempira. Los tres siglos de colonia del "indignado" león ibérico concluyen con la intervención de Francia, "la libre, la heroica", proclamando la creación de "el altar de la Diosa Razón". En la primera estrofa, luego del coro, el poeta ima­gina a la Patria como una bella mujer: "India virgen y hermosa, dormías / de tus mares al canto sonoro / cuando echada en tus cuencas de oro / el audaz, navegan­te te halló".

México. La letra del poeta González Bocanegra, reducida en su versión actual, es un canto de cinco estrofas de versos decasílabos estrenada con música de Jaime Nunó el 16 de septiembre de 1854. La Patria, "de sienes de oliva", es la destinataria del juramento de los hijos mexicanos: "¡Para ti las guirnaldas de oliva! / ¡Un recuerdo para ellos de gloria! / ¡Un laurel para ti de victoria! / ¡Un sepulcro para ellos de honor!".

Nicaragua. Las dos estrofas de este himno, compuestas por dos cuartetos decasílabos de rima asonante y escritas por el poeta Salomón Ibarra Mayorga, es un salve a la patria, de sencillo lenguaje poético: "¡Salve a ti, Nicaragua! En tu suelo / ya no ruge la voz del cañón, / ni se tiñe con sangre de hermanos / *tu glorioso pendón bicolor".

Panamá. La letra del poeta panameño Jerónimo de la Ossa (1847-1907), de cuartetos decasílabos de rima alternada consonante, por su temática e inspiración, se inscribe dentro de los himnos patrios de resonancias líricas antes que heroicas, y concilia, armoniosamente, el mundo de Colón con la idea del progreso y la paz: "Adelante la pica y la pala / al trabajo sin más dilación / y seremos así prez y gala / de este mundo feraz de Colón".

Paraguay. Un poeta uruguayo, Francisco Acuña de Figueroa, autor también del himno de su país, escribió las siete estrofas del Himno Nacional del Paraguay por encargo del Presidente Carlos Antonio López. Entre los nombres aludidos en el texto; además de López, figuran los primeros gobernantes paraguayos Ful­gencio Yedros y Gaspar Francia, a quienes compara con "Rómulo y Remo de una Nueva Roma".
El coro es una exhortación a los hijos del Paraguay a defender las libertades hasta la muerte: "¡Paraguayos, República o Muerte!"." Como en otros himnos  americanos, el poeta alude a las "tres centurias" de la colonización y consagra  algunos símbolos neoclásicos en versos que fluyen majestuosamente: "Alza, oh \ Pueblo, tu espada esplendente / Que fulmina destellos de Dios".

Perú. Escrito en 1821 a pedido del general José de San Martín, el Himno Nacional del Perú, de siete estrofas de versos decasílabos, como otros himnos de esa primera época de luchas contra España, hace referencia al "grito sagrado" de libertad, condenando al opresor: "Ya el estruendo de broncas cadenas / que escucharon tres siglos de horror / de los ubres el grito sagrado / que oyó atónito el  mundo, cesó". Esta letra de Bernardo Alcedo, en su versión completa, alude a San Martín como libertador; a los Incas, como herencia guerrera, y "al Dios de Jacob", como  testigo del juramento de libertad.

Uruguay. El poema patrio de Francisco Acuña de Figueroa (1791-1862) se inicia y concluye con un cuarteto coral, de gran fuerza rítmica, en una exhortaion directa que proclama una única alternativa para sus compatriotas:
Orientales, la Patria o la tumba! / ¡Libertad o con gloria morir! / Es el voto que el alma pronuncia / ¡Y que heroicos sabremos cumplir!"

Venezuela. El verso hexasílabo de Vicente Salías canta las glorias de la América emancipada en naciones libres y une al señor y al humilde en una misma fe redentora: " ¡Abajo cadenas! / gritaba el señor / y el pobre en su choza / liber­tad pidió".

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