Análisis de LOS
HIMNOS NACIONALES LATINOAMERICANOS
EL GRITO
SAGRADO: LOS SÍMBOLOS DE LA PATRIA
Los himnos nacionales pertenecen más al
patrimonio de los sentimientos de patria e identificación espiritual de los
pueblos, que al terreno estrictamente literario. Las resonancias afectivas que
los versos de esos himnos provocan en los ciudadanos se prolongan en los
acordes musicales que, a través del tiempo, suscitan recuerdos personales,
asociados a momentos de la historia nacional. No obstante esas connotaciones,
es posible fijar algunos temas esenciales, diferencias en el lenguaje poético
empleado y, además, otras particularidades de forma y contenido
características de la literatura hispanoamericana del siglo xix.
Un cuadro general de las fechas de su creación
y nombres de los autores prolonga el límite temporal de los himnos desde 1813
hasta 1911. Esa ubicación cronológica permite establecer una diferencia entre
el modo neoclásico de los himnos patrios
que surgen durante el período de las guerras de la independencia a los más
actuales, en los que el lenguaje romántico es el vehículo a través del cual se celebran las crónicas de la nacionalidad,
con exclusión de referencias violentas lanzadas en el fragor de las contiendas
civiles. Esas duras calificaciones al león ibérico" y a los españoles
fueron suprimidas una vez que los países americanos alcanzaron su autonomía
política y restablecieron los vínculos con España.
Dentro de ese cuadro comparativo, además,
cabría señalar el proceso de determinación de los himnos que se mantuvieron
intangibles desde su creación hasta la fecha, y aquellos que fueron sustituidos
por voluntad de los gobernantes. En este sentido, muchos de ellos fueron
adoptados oficialmente en forma inmediata; otros, en cambio, a posteriori,
cuando se había alcanzado la estabilidad constitucional o cuando las
resonancias afectivas del pueblo que lo había cantado en las fechas más
memorables había creado un precedente y una situación de derecho inalienables
en cuanto formaban parte de la tradición popular. Por otra parte, los avatares
de esa adopción definitiva tienen mucho que ver con el proceso histórico de la
independencia de las naciones. La consagración de los símbolos de la patria,
entre los cuales figuran la bandera, el escudo y el himno nacional, se inicia
con un verso, repetido en varias letras de las canciones patrias como un
símbolo y un llamado al mundo libre: Oíd, mortales, el grito sagrado.
Caracteres generales: temas, vocabulario y versificación
La amplia cronología que abarca la
redacción de los textos patrios, desde el siglo xix, en una temática común, la
libertad, ofrece particularidades ajustadas al momento histórico en el cual
fueron compuestas estas canciones heroicas, destinadas a exaltar el fervor y
los sentimientos patrióticos.
El verso decasílabo, adoptado en la
mayoría de los himnos, se adecúa al canto solemne y rotundo, en estrofas que
aluden directamente a las luchas de la independencia (por ejemplo, en los
himnos de Argentina, Perú y Chile). En otros, como los de Guatemala, Honduras y
Panamá, el tono heroico o épico abandona las metáforas neoclásicas por un suave
lirismo en el que se destaca la descripción del paisaje nativo.
En cuanto al vocabulario, el empleado en los
himnos escritos en la primera mitad del
siglo xix, cargado de alusiones mitológicas que revelan la influencia de la
sintaxis latina usada en la centuria anterior, se transforma con posterioridad a
un lenguaje romántico que modifica sustancialmente el espíritu combatiente por
otro más armonioso y sereno.
Argentina. Los versos de la Marcha Patriótica de
Vicente López y Planes, estaban agrupados en nueve estrofas en octavas de
versos decasílabos y un coro. Marte, dios de la guerra, anima a los vencedores.
El león ibérico está postrado a los pies de la Nación y los Incas, en sus
tumbas, se conmueven ante ella, según los símbolos utilizados en la segunda
estrofa para exaltar con majestuosidad el triunfo de las tradiciones
americanas, enunciadas a través de las batallas de la independencia, desde el
Río de la Plata a México.
Bolivia. La poesía patriótica del Dr. José
Ignacio Sanjinés (1786-1864) está compuesta por tres estrofas y un coro, en
octavas de versos decasílabos, que exaltan la figura de Simón Bolívar y
celebran las glorias de la libertad conformando la visión armoniosa del
presente: "Esta tierra inocente y hermosa / que ha debido a Bolívar su nombre / es la Patria feliz donde
el hombre / goza el bien de dicha y la paz". Fue escrita en 1826.
Colombia. El Dr. Rafael Núñez, Presidente de los
Estados Unidos de Colombia entre 1880-1882 y entre 1884-1886, escribió la letra
del himno de su patria en 1887. En su versión original, comprendía once
estrofas de versos heptasílabos y un
coro. La independencia es cantada en los campos de Boyacá, en Cartagena, en Ayacucho, con alusiones al nombre del
libertador Bolívar y al patriota Nariño. En la estrofa VIII, un símil femenino de la libertad y de la
patria ("La virgen sus cabellos / arranca en agonía / y de su amor viuda /
los cuelga de un ciprés") armoniza con la comparación de la estrofa
siguiente, descriptiva: "La flor estremecida / mortal el viento
hallando / debajo los laureles/seguridad buscó".
Costa Rica. La canción del poeta costarricense José
María Zeledón, laureado en el concurso de 1903, contiene cuatro estrofas de
versos decasílabos y es una celebración venturosa del trabajo y la paz, al
amparo de la bandera azul y blanca: "Salve, ¡oh Patria! Tu pródigo suelo / dulce
abrigo y sustento nos da. / Bajo el límpido azul de tu cielo / ¡vivan siempre
el Trabajo y la Paz!".
Cuba. Los versos de Pedro Figueredo, ocho estrofas de
cuatro versos decasílabos cada una, es una incitación al combate por la
independencia: "Ya resuena el clarín. ¡Al ataque! / Cuerpo a cuerpo valientes
lidiemos / que obteniendo gloriosa victoria / Cuba libre por siempre
será".
Chile. Eusebio Lillo (1826-1910), a través de su letra de seis estrofas de
versos decasílabos, propone un atemperado acercamiento entre españoles
("los hijos del Cid") y la raza americana, heredera de "el
altivo araucano", toda vez que el triunfo de la independencia corona una
libertad obtenida en el campo de batalla: "Ha cesado la lucha sangrienta. /
Ya es hermano el que ayer opresor . ..". Su poesía es una
invocación a la patria de "cielo azulado", "copia feliz del
Edén", dibujada con la majestuosidad de los Andes y el esplendor del mar:
"Alza Chile, sin mancha la frente". La letra fue escrita en 1847.
República Dominicana. El poeta de Puerto
Plata, Emilio Prod'Homme (1852-1932), en doce estrofas de cuatro versos con
rima consonante, exhorta a sus compatriotas a mantener, como antes Las
Carreras, Beller, Sánchez y Duarte, la gloria del heroísmo de Quisqueya,
"la indómita y brava". Este himno, que sustituyó al primero, escrito
por el poeta Félix María del Monte en 1844, termina con la invocación a la
Libertad, que se repite tres veces, "pregonando su gloria inmortal".
El Salvador. Compuesto por recomendación del
presidente Rafael Zaldívar y cantado por primera vez el 15 de septiembre de
1879, el himno nacional de El Salvador lleva letra del poeta y militar Juan
José Cañas y música del compositor italiano Juan Aberle. Fue el tercero de los
tres himnos que tuvo El Salvador y está integrado por tres partes de tres
estrofas de versos decasílabos cada una y un coro, en los cuales, la rima
consonante de cada uno de los cuartetos que lo integran expresan la fe, la
bravura y la abnegación de los hijos de la patria: "De la paz en la dicha
suprema / Siempre noble soñó El Salvador; / Fue obtenerla su eterno problema, /
Conservarla es su gloria mayor".
Ecuador. El "salve a la Patria", de
los versos de Juan León Mera (1832-1894), conocido escritor y novelista
ecuatoriano, en seis estrofas, con límpida imagen que fluye armoniosamente de
los decasílabos, fija su mirada en los héroes de la independencia, condena el
peso del yugo ibérico y aclama el holocausto de la sangre derramada. El coro
condensa ese saludo glorioso: "¡Salve, oh Patria, mil veces! ¡Oh
Patria / gloria a ti! Ya tu pecho rebosa / gozo v paz, y tu frente radiosa /
más que el sol contemplamos lucir". El himno ecuatoriano es de
1865.
Guatemala. El himno de Guatemala, cuya letra
pertenece a José Joaquín Palma, fue escrito en 1823, después de la
independencia de ese país de España y de México. En sus versos prevalece un
tono lírico de paz y felicidad, una celebración que reitera la libertad
conseguida "sin choque sangriento", colocada "en un trono de
amor". Esa "¡Guatemala feliz!" es descripta en un cuarteto de la
cuarta estrofa con una mención al ave tradicional y símbolo nacional: "Recostada
en el Ande soberbio / de dos mares al ruido sonoro / bajo el ala de grana y de
oro /te adormeces del bello quetzal".
Honduras. Es uno de los himnos más recientes de la
historia de los símbolos patrios de América, ya que fue reconocido oficialmente
en 1914. Fue escrito por Augusto C. Coello, y antes que una canción heroica es
un poema que en siete estrofas de cuartetos decasílabos de rima consonante
canta las hazañas de la raza de Lempira. Los tres siglos de colonia del
"indignado" león ibérico concluyen con la intervención de Francia,
"la libre, la heroica", proclamando la creación de "el altar de
la Diosa Razón". En la primera estrofa, luego del coro, el poeta imagina
a la Patria como una bella mujer: "India virgen y hermosa, dormías / de
tus mares al canto sonoro / cuando echada en tus cuencas de oro / el audaz,
navegante te halló".
México. La letra del poeta González Bocanegra,
reducida en su versión actual, es un canto de cinco estrofas de versos
decasílabos estrenada con música de Jaime Nunó el 16 de septiembre de 1854. La
Patria, "de sienes de oliva", es la destinataria del juramento de los
hijos mexicanos: "¡Para ti las guirnaldas de oliva! / ¡Un recuerdo para ellos de
gloria! / ¡Un laurel para ti de victoria! / ¡Un sepulcro para ellos de honor!".
Nicaragua. Las dos estrofas de este himno,
compuestas por dos cuartetos decasílabos de rima asonante y escritas por el
poeta Salomón Ibarra Mayorga, es un salve a la patria, de sencillo lenguaje
poético: "¡Salve a ti, Nicaragua! En tu suelo / ya no ruge la voz del
cañón, / ni se tiñe con sangre de hermanos / *tu glorioso pendón bicolor".
Panamá. La letra del poeta panameño Jerónimo de
la Ossa (1847-1907), de cuartetos decasílabos de rima alternada consonante, por
su temática e inspiración, se inscribe dentro de los himnos patrios de
resonancias líricas antes que heroicas, y concilia, armoniosamente, el mundo de
Colón con la idea del progreso y la paz: "Adelante la pica y la pala / al
trabajo sin más dilación / y seremos así prez y gala / de este mundo feraz de
Colón".
Paraguay. Un poeta uruguayo, Francisco Acuña de
Figueroa, autor también del himno de su país, escribió las siete estrofas del
Himno Nacional del Paraguay por encargo del Presidente Carlos Antonio López.
Entre los nombres aludidos en el texto; además de López, figuran los primeros
gobernantes paraguayos Fulgencio Yedros y Gaspar Francia, a quienes compara
con "Rómulo y Remo de una Nueva Roma".
El coro es una exhortación a los hijos
del Paraguay a defender las libertades hasta la muerte: "¡Paraguayos,
República o Muerte!"." Como en otros himnos americanos, el poeta alude a las "tres
centurias" de la colonización y consagra algunos símbolos neoclásicos en versos que
fluyen majestuosamente: "Alza, oh \ Pueblo, tu espada
esplendente / Que fulmina destellos de Dios".
Perú. Escrito en 1821 a pedido del general José de
San Martín, el Himno Nacional del Perú, de siete estrofas de versos
decasílabos, como otros himnos de esa primera época de luchas contra España,
hace referencia al "grito sagrado" de libertad, condenando al
opresor: "Ya el estruendo de broncas cadenas / que escucharon tres siglos de
horror / de los ubres el grito sagrado / que oyó atónito el mundo, cesó". Esta letra de
Bernardo Alcedo, en su versión completa, alude a San Martín como libertador; a
los Incas, como herencia guerrera, y "al Dios de Jacob", como testigo del juramento de libertad.
Uruguay. El poema patrio de Francisco Acuña de
Figueroa (1791-1862) se inicia y concluye con un cuarteto coral, de gran fuerza
rítmica, en una exhortaion directa que proclama una única alternativa para sus
compatriotas:
Orientales, la Patria o la tumba! /
¡Libertad o con gloria morir! / Es el voto que el alma pronuncia / ¡Y que
heroicos sabremos cumplir!"
Venezuela. El verso hexasílabo de Vicente Salías
canta las glorias de la América emancipada en naciones libres y une al señor y
al humilde en una misma fe redentora: " ¡Abajo cadenas! / gritaba el señor /
y el pobre en su choza / libertad pidió".
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