Cómo
se hizo el film “El laberinto del fauno”
Un año de preparación, cuatro meses rodando y seis meses de postproducción han sido necesarios para que Guillermo del Toro llevara a cabo “El laberinto del Fauno”, en su propia opinión, su film más maduro y del que está más orgulloso.
A
pesar de ser su sexto film como director, la génesis de “El laberinto del
`fauno” ha supuesto una vuelta a los orígenes de su carrera, antes incluso de
que él hubiera dirigido su ópera prima, “Cronos”. “En las raíces, el guión de
‘El laberinto del fauno’ se parece mucho a la primera versión de guión de ‘El
espinazo del diablo’, y podría haber sido mi primer film si hubiera conseguido
el presupuesto necesario para hacerlo a tiempo.
Aquella
versión del Espinazo, estaba situada en la guerra civil española y contaba la historia
de una mujer joven embarazada que se reúne con su esposo en una casa retirada.
Mientras
visitan la casa, la madre se descubre a sí misma en un jardín con forma de
laberinto y en ese jardín se topa con un sátiro. Ella hace el amor con la
bestia, que le propone sacrificar a su hijo para poder vivir eternamente en el
mundo del laberinto.
Pero
Incluso teniendo esas similitudes, esas remanencias, la nueva versión de ‘El
laberinto del fauno” es muy diferente, contiene un lado sentimental de
principio a fin”.
“El
laberinto del fauno”, como “El espinazo del diablo”, trascurren en el período
que sigue a la Guerra civil, en tiempo del general
Franco y de los coqueteos con el fascismo, compartiendo, por
tanto, una misma esencia, pero no está tratado de forma directa, sino
tangencial, cifrada. Para mí, fascismo representa el horror último, el más
grande, y por esa razón es un tema ideal para contarlo como
un cuento de hadas para adultos.
Porque
el fascismo es sobre todo una forma de perversión de la inocencia, y, por tanto,
de la infancia. Para mí, el fascismo representa, en algún
sentido, la muerte del alma, como algo que te forzara a hacer
elecciones terribles y dejara una marca indeleble en
lo más profundo de quienes viven a través de él. En esta película ese monstruo
está representado en el Capitán Vidal,
interpretado por Sergi López. Un monstruo muy real, comparable al que se
esconde en el Laberinto. El fascismo te consume, palmo a
palmo, no tiene que ser físicamente, pero sí espiritualmente.
Este concepto está en el corazón de “El espinazo del diablo”, pero
creo que lo he tratado mejor en “El laberinto del
Fauno”, un film mucho más complejo, más metafórico, incluso más oscuro.
Si
nos sumergimos en el trabajo de Guillermo del Toro, encontramos que las
principales referencias de “El laberinto del Fauno” proceden menos de las
películas que más le han impresionado, y más de la literatura y la pintura. “He
estado siempre muy influenciado por el pintor
español Goya, especialmente por sus pinturas negras que
son, para mí, las más impresionantes. La pintura de “Saturno devorando a su hijo”,
por ejemplo, fue para mí una de las principales inspiraciones para el Hombre
Pálido, uno de los personajes principales de El Laberinto. Pero para el
ambiente general dibujé sobre los trabajos del ilustrador Arthur Rackham.
Intenté conectar con la perversidad y el contenido sexual de su trabajo y logré
algo muy intenso y visceral, que era perfecto para “El laberinto del Fauno”.
Esto me exigió mucho trabajo, tanto en la construcción de los sets, que tenían
que ser escrupulosamente detallados, delicados, como en la elección de los
colores.
Junto
con Eugenio Caballero, el director de arte, construimos todo, de principio a
fin, desde el rincón más pequeño a la habitación entera… De modo que no hay ni
un solo escenario natural, real, en toda la película. Hemos colaborado muy
estrechamente desde el primer día de preproducción. ¡Incluso situé mi oficina
en medio de su estudio! En total construimos 34 sets diferentes, cada cual más
suntuoso que el anterior. Eugenio hizo un trabajo fabuloso. Para capturar el
mundo que yo quería mostrar, también era necesario poner atención en la
ambientación de la luz del film. Guillermo Navarro, mi director de fotografía y
viejo amigo, y yo nos entendemos perfectamente el uno al otro. Desde el
comienzo, hemos tenido una visión muy precisa de las tonalidades del film. Éramos
muy conscientes de que todo radicaba en la manipulación de la oscuridad
para crear un sentimiento de amenaza que acecha
escondida tras las sombras. Por otro lado, también era
vital acercarse, de forma diferente, al mundo real y al imaginario.
Aquel debía ser frío, incluso glacial, mientras que éste
tendría que ser mucho más cálido, más vivo desde un punto de vista
estético.
La
concepción del mundo imaginario en el que Ofelia se refugia fue encargada
primero, para los bocetos, a Carlos Giménez, y después, para darles
forma y vida, a David Martí y su compañía de efectos especiales.
Ambos habían trabajado ya con Guillermo del Toro en “El espinazo del diablo”.
“Carlos Giménez, se ocupó del diseño del laberinto mientras Sergio Sandoval, se
concentró en las criaturas, particularmente en la del fauno. Para este
personaje, yo quería algo lo más orgánico posible, con su cuerpo cubierto con
hojas y ramas, como si realmente fuera parte de la naturaleza, una apariencia
lo más real que se pudiera, casi sin usar efectos especiales, una técnica
especial que creo no se ha visto antes en cine. Todo se hizo en el set, con la
ayuda de animatronics, que se usan por primera vez en el cine
español, sobre todo para una criatura tan compleja. Tengo que decir que David
Marti, que está a cargo de los efectos especiales, es un genio. Y fue David quien
tuvo la excelente idea de hacer del hombre pálido una creación completamente
surrealista, borrando su rostro y colocando sus ojos en las
arrugas de sus manos, cuando yo lo había imaginado
simplemente como un hombre viejo. Al final resulta muy atractivo. Pero
incluso con todos los elaborados efectos especiales, estas dos criaturas no
habrían tenido el mismo impacto sin la interpretación de mi amigo Doug Jones,
un mimo profesional”. ¡Y eso no es todo! ¡En la película hay todavía más criaturas,
como un sapo gigante y hadas como nunca has visto, mucho más astutas y tramposas
que las de Peter Pan!”.
A
pesar de este innovador y magnífico artificio visual, Guillermo del Toro no ha
tenido nunca la intención de hacer de “El laberinto del Fauno” una película
fantástica, sino que ha decidido desde el principio dirigir la película a un
público más amplio. “Siempre he preferido los géneros híbridos, mezclados.
Como, por ejemplo, la combinación del
terror con una trama histórica. Para mí “El laberinto del
Fauno” es, por tanto, un drama que tiene sus raíces en un contexto
de guerra, con elementos mitológicos y de cuento de hadas insertados. Ni
siquiera estas criaturas de las que estoy especialmente encariñado son lo más
importante. Porque, sobre todo, esta película se sustenta sobre un historia
profundamente humana y dramática. Una historia que plantea cuestiones universales
que nos conciernen a todos. Para conseguirlo, mientras escribía el guion,
que es la fase más íntima de la creación de una película,
estuve indagando en las emociones profundas que habitan dentro de mí y, aunque
a menudo puede ser muy doloroso, lo prefiero. Durante la postproducción, tuve que
ver la película por lo menos 70 veces, y siempre lloré en las mismas escenas,
como mi mujer. Espero que el público se sienta implicado y emocionado como
nosotros.”
FUENTE: Estela
Marta Roca
Literatura:
4º año Secundaria, cosmovisión mítica, épica y trágica / Estela Marta Roca y
María Luisa Iglesias. - 1a ed. - Ituzaingó: Maipue,
2011.
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