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24 de mayo de 2023

Del relato maravilloso al relato popular. Los actantes en los relatos tradicionales

 

Del relato maravilloso al relato popular. Los actantes en los relatos tradicionales

 Los relatos populares, al igual que los maravillosos, forman parte de la tradición oral y ambos pueden ser considerados como relatos tradicionales

Estos tipos de narraciones coinciden en otras características: tienen una finalidad didáctica (transmiten enseñanzas y costumbres), se estructuran en torno a dos fuerzas contrarias (el bien y el mal) y a partir de esta dualidad que organiza la historia, se establecen distintas funciones en el relato, que se denominan actantes.

Los actantes en los relatos tradicionales

Las siguientes son algunas de las funciones del esquema actancial.

·                    Sujeto: es un personaje que persigue un objetivo concreto en la historia, por lo que conforma el centro de la acción. En las narraciones, es el protagonista el que ocupa este lugar.

 Objeto: es la meta perseguida por el sujeto, por lo tanto, motiva sus acciones en la trama. Puede tratarse de algo material o consistir en un fin abstracto.

Ayudante: es un personaje que colabora con el sujeto en el intento de alcanzar su objeto. Los personajes secundarios que ayudan en la resolución de algún obstáculo cumplen esta función.

Oponente: es un personaje que obstaculiza el camino del sujeto. Puede ser el antagonista del relato, como el genio que quiere matar al pescador. O bien, puede tratarse de un personaje secundario que dificulta el camino del sujeto.

Características particulares de los relatos populares

Los relatos populares se caracterizan por ser breves y presentar una estructura fija, por eso incluyen fórmulas de apertura y de cierre, como “había una vez…” o “y vivieron felices por siempre”. Además, esta estructura generalmente implica la ley de tres, una sistematicidad de elementos que se repiten tres veces: tres hermanos, tres princesas, o un suceso que ocurre tres veces.

 Entre los relatos populares, se pueden distinguir los cuentos de hadas (incluyen elementos mágicos y seres sobrenaturales), las fábulas (caracterizadas por incluir animales que presentan comportamientos y actitudes humanos) y los cuentos novelescos (narran sucesos extraordinarios, pero sin intervención de elementos mágico).

Durante las primeras décadas del siglo XIX, los hermanos Grimm, dos filólogos alemanes, se dedicaron a recopilar distintas historias de tradición oral y publicarlas por escrito. Su labor fue muy importante para la divulgación de relatos populares, como “Hansel y Gretel”, “Caperucita roja” y “Rapunzel”, entre otros.

 

DE LO MARAVILLOSO A LO FANTASTICO

Los cuentos centrados en la narración de hechos sobrenaturales existen desde tiempos muy remotos. En la Antigüedad, las hadas, los magos y los seres fabulosos poblaban un mundo imaginario donde todo era posible. Estos cuentos maravillosos tradicionales, transmitidos en forma oral y recogidos más tarde por escrito, fueron el origen de una amplia variedad de relatos compuestos por autores conocidos.

El cuento fantástico, como género literario independiente, surgió en Occidente a principios del siglo XVIII, cuando comenzaron a escribirse relatos en los que se incorporaban algunos elementos sobrenaturales y extraordinarios en una historia realista. Si bien en su origen este género fue cultivado sobre todo por autores de habla alemana e inglesa, como Ernest T. A. Hoffmann (1776-1822) y Edgar Allan Poe (180.9-1849), su popularidad hizo que pronto se extendiera a todas las lenguas.

 

Fuente: Manual Mandioca, Serie Llaves más, Estación Mandioca ediciones, Buenos Aires, 2019.

 

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