Análisis -resumen de El hombre muerto de Horacio Quiroga
El argumento del cuento se reduce a un solo hecho y es extremadamente simple: la agonía de un hombre que ha resbalado al cruzar un alambrado cayendo sobre su machete y enterrándoselo en las entrañas.
En los dos primeros elementos que se mencionan
en el cuento, el narrador nos presenta ya a los protagonistas del drama que va a
desarrollarse ante el lector: el hombre
y el machete y lo hace con la mayor economía de medios expresivos, a
través de la simple mención descarnada de ambos. Sólo en el primer párrafo
describe una situación absolutamente normal y hasta placentera:
El hombre echó, en
consecuencia, una mirada satisfecha a los arbustos rozados, y cruzó el
alambrado para tenderse un rato en la gramilla.
Pero de
inmediato se desencadena la tragedia a través de una situación que no es
narrada de manera objetiva sino sugerida por medio de una impresión subjetiva
del protagonista:
Mientras caía, el hombre tuvo la impresión
sumamente lejana de no ver el machete de plano en el suelo.
Todo lo que sigue es su proceso de agonía que
culminará en la muerte final. A partir de ese instante el narrador crea la
sensación de un irreparable destino que se cumplirá inexorablemente.
El hombre tiene la certeza de que inexorablemente
va a morir, pero no obstante trata desde el comienzo de negar esa evidencia.
Para ello fija su atención en la realidad familiar que lo rodea, pues en ésta
nada ha cambiado. El sol de fuego, el aire caldeado, el bananal, el alambrado,
el caballo malacara, el muchacho que pasa silbando siempre a la misma hora, su
familia que vendrá a buscarlo, son los elementos cotidianos que expresan la continuidad de la vida, y a ellos se
aferra el hombre. Recuerda toda su vida anterior y los pequeños hechos que
integran su rutina, en el afán desesperado de vivir todo ese pasado de normalidad como un presente, y de proyectarse hacia el futuro en
el cumplimiento de pequeños actos:
el alambrado de postes muy gruesos y altos que pronto
tendrá que cambiar.
El mango de su machete (pronto deberá
cambiarlo por otro; tiene poco vuelo)...
Todo lo dicho se ejemplifica y sintetiza en el
siguiente párrafo:
Está solamente muy cansado del trabajo de
esa mañana y descansa un rato como de costumbre.
El narrador señala de manera muy reiterada la
inmutabilidad e indiferencia de la naturaleza ante la tragedia individual:
Nada, nada ha cambiado. Sólo él es distinto.
Eje del relato:
En este caso es la muerte, una muerte sorpresiva
y repentina. Se anuncia desde los primeros momentos del cuento y es la meta
hacia la cual fluye todo el relato.
EL TIEMPO
Pueden
distinguirse en el cuento el tiempo exterior y el tiempo interior.
Tiempo
exterior: es aquel en
el cual transcurren los acontecimientos narrados. Todo el proceso se da en
unos pocos minutos y el autor insiste en hacernos conocer minuciosamente el
lapso que media entre la catástrofe y el desenlace:
"No han pasado dos segundos: el sol está
exactamente a la misma altura; las sombras no han avanzado un milímetro."
"Es la calma del mediodía; pronto deben ser las
doce."
"Ya
es la hora. Oye efectivamente la voz de su hijo."
En el final del cuento también conocemos
la hora exacta, las doce menos cuarto, por la proximidad de las voces
familiares, pero ese tiempo ya no cuenta para el hombre, sino para el caballo,
que es el único que puede escucharlas.
La
insistente marcación del tiempo tiene por objeto señalar el enorme contraste
que existe entre el breve lapso transcurrido y la magnitud de la tragedia.
Tiempo interior: esta magnitud puede medirse a
través del tiempo interior del protagonista, mucho más largo que el exterior
por la intensidad de la vivencia de ese momento de agonía. El tiempo interior
es el ritmo de angustia que constituye la casi totalidad del relato, excepto
las primeras líneas.
EL PERSONAJE.
El único
personaje es el hombre, del cual sólo conocemos su ruda tarea en el bosque, su
machete de monte, del cual caerá víctima, y su condición de padre de familia.
Es un hombre común, pero el autor nos lo presenta en una situación límite: su
agonía, su enfrentamiento repentino e inesperado con la muerte. El personaje no posea nombre ni historia previa.
LAS DESCRIPCIONES DEL
AMBIENTE
Hay dos
tipos de descripciones:
Descripciones
que corresponden a la realidad exterior: es la del primer párrafo, en el cual
se describe muy brevemente el paisaje para situar la acción.
El otro tipo
de descripción que se reitera a lo largo de todo al relato no tiene un valor puramente
ornamental, sino que está en función del proceso narrado: se describen el
paisaje y los elementos que integran el mareo habitual de la vida del
protagonista a través de las imágenes que éste aún alcanza a ver y de aquellas
que evoca en sus recuerdos, en su afán de aferrarse a la rutina para negar la
muerte: el bananal, el monte, la capuera de canelas, el Paraná, el puente, la
gramilla corta, su casa de techo rojo, el alambrado, el potrero, el sol, el aire,
el silencio.
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Biblioteca El hombre muerto de Horacio Quiroga (1)