Análisis de Los siete locos y Los lanzallamas
(En la imagen: Conrado Nalé Roxlo y Roberto Arlt)
Aunque quizás hubiera sido más correcto estudiar por separado a estas dos novelas -como se verá más adelante, sus desniveles de lenguaje, intensidad y aun composición novelística son muy pronunciados-, el hecho de que tengan continuidad argumental y de que el propio autor hubiera pensado en ellas como una unidad argumental, obliga a no aislarlas en el análisis.
Los siete locos (1929) se inicia con la escena en que el lector se entera de que el protagonista, Erdosain, ha robado dinero a la compañía en que trabaja como cobrador, y debe devolverlo en plazo perentorio. No es tanto el dinero en sí lo que hizo robar a Erdosain, sino 'la alegría" de ser ladrón y tomarse así un desquite en su existencia humillada y mezquina.
Después, vemos cómo pide ese dinero a Ergueta, un farmacéutico que lee la Biblia y se cree un elegido de Dios, y cómo Ergueta, luego de decirle: "¿Te pensás que porque leo la Biblia soy un otario?", lo despide exclamando: "Rajá, turrito, rajá".
Conocemos también a Barsut, primo de la mujer de Erdosain y que despierta la repugnancia de éste. Erdosain se dirige a Témperley, a casa del Astrólogo, extraño personaje que planea constituir una sociedad secreta para tomar el poder y que cuenta con Erdosain para que instale una fábrica de gas fosgeno que le permita aniquilar toda resistencia en el momento de la insurrección. También forma parte de la sociedad -aunque solo a título de colaboración desinteresada- Arturo Haffner, el Rufián melancólico que elabora un esquema para instalar lo prostíbulos que serán el principal fundamento económico de la organización. Haffner es quien da a Erdosain el dinero para que reponga el monto de su robo. Al volver a Erdosain a su casa, se encuentra con que EIsa, su mujjer, ha decidido abandonarlo e irse con el Capitán, que también está presente.
Entre los tres se desarrolla una áspera y penosa escena. EIsa se marcha con el Capitán. Erdosain cae en la más oscura depresión. Llega Barsut, quien lo golpea y humilla indecorosamente; Erdosain se promete matarlo.
Con el Astrólogo, planea el secuestro de Barsut, para robarle. Se cumple el plan del secuestro. En la casa del Astrólogo, tiene lugar una reunión plenaria de la sociedad secreta, en la que se discuten nuevos aspectos de su acción.
Una extraña relación se establece entre Erdosain y la Coja, esposa de Ergueta, prostituta que el farmacéutico resolvió regenerar. La Coja informa que Ergueta, después de un ataque de locura, ha ido a parar al Hospicio de la Merced. Erdosain sueña con el invento de la metalización de flores: la "rosa de cobre", piensa, habrá de sacarlo de la miseria. En la casa del Astrólogo, de acuerdo con lo convenido, Erdosain presencia el asesinato de Barsut; pero se trata solo de una farsa, pues el Astrólogo ha decidido respetar la vida del secuestrado.
Los lanzallamas (1931) comienza con el encuentro de la Coja y el Astrólogo; éste revela que es castrado. Erdosain, en tanto, que se ha ido de su casa, tiene relaciones con la Bizca, hija adolescente de la dueña de la pensión en que vive. El vínculo con la Bizca, pobre muchacha de barrio, es para Erdosain el último grado de la autohumillación.
Diversos episodios laterales cruzan la acción: el Rufián Melancólico es asesinado, EIsa -que ha dejado al Capitán- cuenta sus desgracias, dos pintorescos amigos de Erdosain se proponen vivir de la limosna.
Mientras Erdosain planea su fábrica de gas, un personaje mitad real y mitad imaginario, "el gaseado", se presenta en su pieza.
En Témperley, donde se ha instalado el enajenado Ergueta, se estrecha la relación entre la Coja y el Astrólogo. La banda está a punto de ser descubierta. La acción se precipita: Barsut mata a Bromberg, guardaespaldas del Astrólogo, éste huye con la Coja, y el propio Barsut escapa de la casa, que es incendiada, mientras Ergueta se pasea en las cercanías. Erdosain, cuyo proyecto de fábrica de fosgeno no sirve ya para nada, realiza su último acto gratuito: mata a la Bizca, mientras la muchacha duerme con él, y más tarde se suicida en el tren que va rumbo a Moreno.
La trama relativamente complicada de estos libros, en la que el hilo argumental central se mezcla de pronto con episodios laterales, y donde la tensión casi de novela policial se combina con largas tiradas y conversaciones semifilosóficas, parece deberle bastante -si bien deliberada e irónicamente- al folletín, caro recuerdo de infancia de ArIt, pero más aún a Los poseídos, de Dostoievsky, con la que comparte varios propósitos significativos y estructurales. Una sociedad secreta se establece para conquistar el poder; pero su desafío es más bien metafísico que político, y su pretensión alcanzar el absoluto en el mal y en la destrucción antes que administrar la sociedad. Sus componentes, en ambos casos, son seres desequilibrados, cercados por la esquizofrenia o hundidos en ella, en los que se manifiestan, en relámpagos de significado, las tensiones y las contradicciones de todo el ámbito social que los envuelve.
A diferencia del escritor ruso, Arlt propone en sus novelas un foco central (la conciencia de Erdosain), a través del que se da mayor relieve a la tragedia individual y como una sensación de distancia, de objetividad, frente a la organización clandestina que el protagonista integra.
Un estudio comparado de Los siete locos y Los lanzallamas convendrá que en aquella están ya contenidos todos los núcleos de significación del ciclo, y que Los lanzallamas, probablemente la menos convincente de las
novelas de Arlt, no hace sino acotar y dar culminación anecdótica a un texto ya configurado en sus elementos principales. No es que Los siete locos carezca de caídas; su composición nunca alcanza la limpieza de El juguete rabíoso (aunque vale la pena advertir, como lo hizo el propio Arlt, que su ambición constructiva y artística es muy diferente); la acción se arrastra a menudo, las escenas subjetivas no se insertan siempre en el flujo narrativo, y aun hay un grave descuido cuando, en "Sensación de lo subconsciente", capítulo confesional del Astrólogo, se produce un inexplicable cambio del foco ventral.
Pero la comparación con Los lanzallamas no puede sino menguar a ésta, incluso aceptando que Arlt, acuciado por compromisos editoriales, debió escribirla en muy corto plazo.
El tono general de Los siete locos es dinámico, móvil; la acción, al avanzar, va descubriendo nuevos planos de interés y sentido; las mejores escenas subjetivas, los "sueños" de Erdosain (como "Los sueños del inventor", "Arriba del árbol", "La casa negra") cumplen eficazmente su función "distanciadora", y la técnica que acentúa el dramatismo del relato es la del diálogo, hasta tal punto que entre los diálogos de Los siete locos se encuentran algunas de las más logradas páginas de la narrativa argentina (por ejemplo, en los de Erdosain y Ergueta; Erdosain y Haffner; Erdosain, EIsa y el Capitán; Erdosain y la Coja).
Lo contrario ocurre en Los lanzallamas; la estructura es estática y reiterativa; predominan los monólogos y los trozos confesionales (el de EIsa, el del relato sobre la vida de Bromberg), que detienen la acción sin enriquecerla; los diálogos son en general discursivos y pretendidamente intelectuales; y el desenlace estalla bruscamente sin una preparación adecuada. Con todo, la intuición narrativa de Arlt rescata algunas escenas: la de la agonía del Rufián Melancólico, la del "gaseado" y, sobre todo, el tremendo episodio del asesinato de la Bizca por Erdosain.
Menos ingenua, menos instintiva tal vez que El juguete rabíoso (ya en el hecho de que esté escrita en tercera persona se revela un mayor esfuerzo de objetividad, de alejamiento de la propia materia creativa, lo que después confirman otras técnicas mediadoras), Los siete locos, sin alcanzar la justeza de composición, la economía expresiva que respira la primera novela, consigue poner al desnudo, con una violencia que precisamente se debe a su prescindencia de las categorías narrativas tradicionales, ciertos mitos constitutivos de la pequeña burguesía: las jerarquías sociales, el fetiche del dinero, la ambición' de poder y fortuna.
Esta labor de crítica social resulta tanto más eficaz cuanto que no se presenta en forma de observaciones didácticas ni de parábolas edificantes, sino a través de la angustia personal, intransferible, de un individuo cuyas pesadillas y delirios, siempre en duro conflicto con la realidad, subrayan constantemente el carácter escindido y dual de la sociedad en que vegeta. Este partir de la vivencia individual, esta imagen de Erdosain que se repliega sobre la propia conciencia y se contrae y disloca buscando inútilmente un modo de convivencia con la realidad, es uno de los mejores testimonios acerca de la modernidad de Arlt, y una de las más aprovechables partes de su herencia literaria.
El amor brujo. - La última novela de Arlt, El amor brujo (1932), propone, si se la compara con sus predecesoras, un cambio radical de enfoque: el escenario se achica, los personajes se reducen al mínimo y todo se limita, al parecer, a una cuestión de sentimientos. Una mirada más profunda revela, sin embargo, que las obsesiones básicas del escritor siguen teniendo vigencia un estudio del amor tal como se manifiesta en la clase media, articulado en la oposición entre la idealización romántica del ser amado y la realidad fraudulenta del matrimonio burgués.
El ingeniero Estanislao Balder, casado, con un hijo de seis años, ve un día, en el andén de la estación de Retiro, a una muchacha casi adolescente -que también lo mira a él e ingresa en una especie de deslumbramiento que no le permitirá, en adelante, prescindir de la imagen y de la presencia de la joven. Luego de diversas alternativas, Balder consigue frecuentar la casa de Irene -la muchacha- y convertirse en una especie de novio de ella.
Toda la novela no es sino el relato de las vacilaciones de Balder, de sus experiencias con la familia de Irene, cuya madre -viuda de un teniente coronel,- primero no lo acepta por su calidad de hombre casado pero que luego cede y lo incita a divorciarse, de las' ensoñaciones en que el amor de Irene lo sume.
Una a una son descriptas las convenciones del noviazgo y del matrimonio burgués (que todos, a excepción de Balder, convierten en altos valores éticos) y es trazada una caricatura de la fauna familiar que consagra estas instituciones: la suegra, los futuros cuñados, los "amigos de la familia".
Una historia lateral, en la que Balder ve una suerte de réplica -proyectada en el futuro, quizás- de sus propias relaciones con Irene, se desarrolla al mismo tiempo: es la de Zulema, amiga algo mayor de Irene, cuyo matrimonio con Alberto, un mecánico, no marcha bien. La historia termina cuando Irene se entrega a Balder y éste comprueba que no era virgen, tal como le había jurado. Ante el engaño, resuelve romper sus relaciones con la muchacha. Simultáneamente, Alberto se presenta para contarle que Zulema le es infiel. En el último instante, el Fantasma de la Duda, especie de conciencia de Balder, le habla y sugiere que no ha dejado a la muchacha solo porque no era virgen. "¿Porqué no le dijiste (al mecánico) que ayer, después que Irene se fue, llegó tu esposa y te reconciliaste con ella?", le dice, antes de que concluya la novela.
Estructuralmente, a pesar de lo exiguo del ámbito tratado, estamos en presencia de una de las obras más complejas de Arlt. Para evitar la omnisciencia del autor, y también para eludir un foco central despótico, Arlt interpone entre el lector y el protagonista a un "cronista", que es quien da a conocer los documentos íntimos de Balder. Este, con todo, continúa siendo el foco central: la figura de Irene, sobre todo, se da a conocer a través de las reacciones que en él despierta. La historia lateral, como se ha visto, es de algún modo mediadora de la historia principal; los seres fantásticos que acosan a 'Balder tienen también un papel mediador. Podría decirse que con Balder Arlt logra el máximo de objetividad y de desprendimiento de sí mismo -al menos, en cuanto a la técnica novelística- de sus protagonistas, más que en Erdosain y mucho más que en Astier. Incluso, a través de los elementos mediadores, el autor pone especial cuidado en diferenciar las opiniones de Balder de las suyas propias.
Una de las razones por la que la composición de El amor brujo parece abigarrada y frustrada, es la presencia de trozos de tipo discursivo o ensayístico cuya funcionalidad no alcanza a comprenderse. Evidentemente, Arlt pretendió tratar el tema del amor burgués desde todos los ángulos, aun presentando descripciones e inventarios del problema que completasen el cuadro clínico que se analizaba. Es probable que le haya faltado la artesanía suficiente para que esos fragmentos apareciesen integrados en la estructura narrativa, y no como injertados en ella.
A pesar de las deficiencias y excesos de esta novela, no se puede coincidir con Raúl Larra cuando dice que es "la más floja" de todas las de Arlt. En su análisis de la relación amorosa en el recinto de la clase media, El amor brujo usa diversas técnicas narrativas para subrayar, otra vez, la falsedad e incomunicación del mundo burgués, especialmente frente a un protagonista que, como todos los de Arlt, se erige en buscador de la pureza absoluta. Balder no deja a Irene porque se reconcilie con su mujer, sino que se reconcilia con su mujer porque ha descubierto que Irene no es virgen.
La posibilidad de la virginidad en Irene constituye, para Balder, la posibilidad de que pueda uno adaptarse a la sociedad burguesa, de que dentro de ella haya todavía respuesta a su sed de pureza. ¿Pero es que Balder tiene razón en adoptar esta actitud cuando él mismo ha entrado en el juego?
El mayor mérito de la novela, su riqueza significativa, residen en este final ambiguo, que obliga al lector a cuestionar, no solo las ficciones del amor burgués, sino también la posición de su fiscal, el propio Balder, enceguecido por una realidad de la que están ausentes los matices y que solo parece dar cabida a una pureza total o a una mentira total.
Bibliografía: CEAL: Capítulo:Historia de la literatura argentina
Notable lo suyo.
ResponderEliminarGracias.
G.
heffner diria "¡Ep!"
ResponderEliminarme re sirbio lo de los 7 locos muy bueno
ResponderEliminarNada mal.
ResponderEliminarMuy bueno el resumen.Me sirve para repasar ante un próx. examen de Literatura...Gracias!
ResponderEliminarGracias!Gran aporte...
ResponderEliminarMuy bueno, gracias por la ayuda, me gusto el de los 7 locos
ResponderEliminarNO ENTIENDO NADA DE ESTE LIBRO, NECESITO AYUDA
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