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22 de julio de 2008

La parodia y la sátira. Concepto de ironía.Chiste verbal y chiste intelectual:diferencias.

El humor

El hombre es un animal que ríe, definen algunos filósofos. Lo cómico, lo que provoca risa , es propio de los humanos. Nuestra risa es siempre la risa de un grupo, producto de una cultura, de una época y de una sociedad. No es posible entender la risa como un fenómeno ahistórico, sino por el contrario es preciso situarla en interior de un grupo social concreto. Es ya un lugar común afirmar que lo que resulta cómico en una época y un lugar no lo es en otro lugar u otro momento.

Sigmund Freud en su célebre trabajo El chiste y su relación con el inconsciente (1905) señala nuestra necesidad, en la edad adulta, del humor para sentimos felices en la vida. En su investigación sobre el chiste reconoce dos aspectos centrales del mismo: la técnica verbal y la técnica intelec­tual. En la técnica verbal la comicidad está en la expresión con que se transmite el chiste. La técnica intelectual del chiste no depende de las palabras que se usan, sino del proceso mental, del pensamiento.

Los chistes verbales centran su eficacia en el trabajo con las palabras, la condensación, la sustitución, el doble sentido, el juego de palabras, etcétera. En cambio, los chistes basados en los procesos mentales se centran en el error intelectual, en el contrasentido o el desatino.

Nos interesa abordar ahora la comicidad en relación con la literatura. Un texto cómico es aquel que quiere provocar la risa, que busca que su lector al menos sonría al leerlo. Desde la más remota antigüedad encontramos textos cómicos, burlescos y satíricos, destinados a hacer reír a su público.
Una de las condiciones para que se produzca la comicidad es la sus­pensión momentánea de la sensibilidad y la emoción. Si nos compenetra­mos emocionalmente con el personaje cómico, no podemos reímos de él. Debemos "anestesiar" nuestros sentimientos para reímos, ya que si nos identificamos con la "víctima" de la situación cómica o ridícula, no podríamos hacerlo. La mirada humorística es una interpretación desviada de una realidad que puede ser trágica o angustiosa.

El crítico literario Mijail Bajtin (1895-1975) sostiene que la risa es un antídoto contra el autoritarismo. La ironía y la risa erosionan el lenguaje ofi­cial, que es elevado y solo apto para la representación heroica.
Bajtin dice que la risa es el escape que nos permite superar no sola­mente la censura exterior, sino también el gran censor interior que lleva­mos: el miedo, anclado en el espíritu humano desde hace miles de años. La risa constituye para el adulto una fuerza liberadora.
Los mismos recursos de desplazamiento o transformación del chiste
funcionan en el texto cómico. Aunque son muchas las manifestaciones del humor en la literatura, nos vamos a centrar en la sátira y la parodia.

Parodia y sátira
El diccionario atribuye a la palabra parodia, de origen griego, el siguiente significado:

Parodia: Imitación burlesca de una obra literaria o artística de cualquier clase.

Y a la palabra sátira, de origen latino, el siguiente:
Satira: discurso, escrito o dicho agudo, picante y mordaz cuyo objetivo es ridiculizar a personas o cosas.

Según el crítico literario Gerard Genette, la parodia se basa en una confusión. Dicha confusión tiene el objetivo de producir efectos cómicos. Genette pro­pone una diferencia clarificadora entre sátira y parodia, teniendo en cuenta las relaciones intertextuales que mantienen con otras obras literarias que las prece­dieron. Es preciso, entonces, aclarar qué se entiende por relaciones entre textos

Intertextualidad: Los textos literarios se relacionan entre sí de diferen­tes modos. Los lectores pueden o no percibir claramente estas relaciones. Cuando un autor cita a otro en su texto, establece una relación entre ese texto que escribe y el otro. Cuando en lugar de citar explícitamente, el au­tor simplemente alude a otro texto, establece también, en este caso, una relación intertextual. Hay una amplia gradación de este modo de relación entre textos que va desde el plagio, cuando un autor copia sin declararlo a otro, pasando por la cita literaria, hasta la alusión. En suma, podemos afirmar que la intertextualidad es la presencia efectiva de un texto en otro
.
La percepción por parte del lector de las relaciones entre una obra y otra que la precede o que la sigue es el mecanismo propio de la lectura literaria y contribuye a la construcción del significado que una lectura de tipo lineal simplifica.

Architextualidad: es la relación que un texto establece con el género al que pertenece. Es generalmente una relación implícita, ya que ningún tex­to tiene obligación de declarar su pertenencia genérica.

Relación por derivación: esta es la relación que más nos interesa para acercamos a la sátira y la parodia. Es la que se produce cuando un texto deriva de otro.
En rigor, no hay obra literaria que en algún grado no evoque a otra; estas relaciones pueden ser más o menos evidentes y, en algunos casos, pasan inad­vertidas. Nos interesa, ahora, abordar la cuestión de la parodia y de la sátira.

Parodia:
Sus orígenes son remotos y difíciles de delimitar. Muchos teóricos indican que cuando los rapsodas cantaban los versos de la Ilíada y de la Odisea y percibían una falta de interés o aburrimiento del público oyente, incluían re­citados con los mismos versos, pero desviando su sentido y destinados a di­vertir al público.
Si esta versión es cierta, explica satisfactoriamente el concepto de parodia: el mismo texto con una intención muy diferente.
En la parodia, la risa surge de una constante confrontación entre ambos textos, el parodiado y el parodiante. También requiere una conciencia de gé­nero, ya que lo paródico se establece en relación con los rasgos esenciales de un género. Pensemos, por ejemplo, en Maxwell Smart, el personaje de la se­rie televisiva El superagente 86. Max es un espía de una organización, "Con­trol", que lucha contra otra organización, "Kaos". La comicidad se produce por el tratamiento irreverente de la dignidad de este personaje en contraste con los espías canónicos del género, como por ejemplo James Bond (el personaje creado por el autor inglés Ian Fleming), que siempre triunfan gracias a sus ha­bilidades e inteligencia. Ya su nombre, Smart, cuyo significado es "astuto", presenta un contraste paródico con la torpeza que caracteriza a ese personaje.
Desviar un texto de su sentido, de su contexto, es un procedimiento parádico.
El ejemplo clásico de texto paródico es El ingenioso hidalgo don Quijote de la Man­cha, de Miguel de Cervantes, que es una parodia a las novelas de caballería.


Sátira
Como ya dijimos, la sátira comparte con la parodia el mismo objetivo: producir un efecto cómico. Su origen también es remoto, autores de la antigüedad clásica ya cultivaban este estilo. Los romanos convirtieron la sátira en un género literario y, a través de ella, fustigaban los vicios de su sociedad.

En el caso de la sátira, el humor se produce a partir de la crítica a personas, "vicios" o costumbres. Lo característico de la sátira es que no señala directamente como negativo aquello que critica; sino, por el contrario, lo presenta mediante procedimientos de contraste entre lo real y lo ideal. Es el lector quien construye su significado. La esencia de la sátira está dada por la expresión latina: ridentem dicere verum, lo que significa "decir la verdad, en broma". Un ejemplo típico de texto satírico es Los viajes de Guliver, de Jonathan Swift, en donde la crítica al contexto social de la época queda im­plícita en las descripciones de las situaciones y los personajes absurdos.

Por último, falta precisar el papel que cumple la ironía en los textos cómicos. Habitualmente, se afirma que la ironía consiste en decir lo contrario de lo que se piensa. La ironía implica un juego comunicativo que consiste en decir, en alguna forma o con alguna entonación que no deja lugar a dudas sobre el verdadero sentido, lo contrario de una cosa. Se da a entender, por al­gún medio, que no se dice lo que se dice. En la literatura, el papel del lector es central, ya que si no se produce esta complicidad que implica asignar otro sentido diferente a lo que se lee, la ironía no produce su efecto.
En la lengua hablada, la ironía es fácilmente reconocida gracias al tono de voz, en cambio en la escritura no es tan sencillo. En ocasiones es necesa­ria una relectura para descubrir dónde el escritor ironizaba.
La parodia y la imitación satírica son formas intertextuales, que requieren la confrontación con el texto o género del que son derivaciones. La ironía es un mecanismo presente tanto en la parodia como en la imitación satírica y requiere de la capacidad del lector para entender lo que se dice y sustituir el sentido.
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