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5 de enero de 2009

El extranjero de Albert Camus


Resumen-análisis : El extranjero de Albert Camus

En la novela El extranjero (1942), el escritor y filósofo Albert Camus cuenta la historia
de Mersault que, al comienzo del relato, recibe un telegrama donde se le informa del fallecimiento de su madre. Debe partir hacia el asilo de ancianos de Marengo, donde ella vivía.
Pide permiso a su patrón y emprende el viaje.
En el asilo, Mersault se niega a ver el cuerpo de su madre. Durante el velatorio, en
lugar de llorar y de expresar dolor, conversa con el conserje de banalidades, fuma, se
molesta frente al llanto de una de las mujeres, se muestra indiferente y abstraído en sus
preocupaciones, y finalmente se duerme. El entierro le resulta aún más pesado debido al
intenso calor de la jornada. Una vez terminado, expresa su alegría por regresar a Argel.
Cuando despierta y se da cuenta de que es sábado, se siente feliz al saber que aún
tiene todo el fin de semana por delante, y decide ir a bañarse al mar. En la playa se
encuentra con María Cardona, una antigua compañera de trabajo. La invita al cine y
luego pasan juntos la noche. A María le impresiona que hayan hecho el amor a tan pocas
horas del entierro de la madre de Mersault, sin embargo, no expresa ningún comentario.
El domingo transcurre aburrido para Mersault. El lunes, al regresar a su trabajo, su patrón
lo saluda por el luto y le pregunta por la edad de su madre, pero Mersault no la recuerda.
Demuestra indiferencia ante la pérdida del viejo perro de su vecino, y cuando un
amigo, Raymond, le cuenta sus asuntos amorosos y también cuando el jefe le propone
enviarlo a una oficina que instalará en París. Mersault expresa que le da igual, que nunca
se cambia de vida, que todo es lo mismo.
Finalmente, invitado por Raymond a una cabaña en la playa en las afueras de Argel,
Mersault se ve envuelto en una rencilla de Raymond con unos árabes. Sofocado por el
intenso calor, más tarde, Mersault encuentra a uno de los árabes que había herido a Raymond.
Cuando el árabe le muestra su cuchillo, él le dispara y vuelve a dispararle cuatro
veces más. Ese domingo, Mersault ha sido, por primera vez, feliz y no indiferente. Sin
embargo, el asesinato del árabe ha roto el equilibrio del día.
En el juicio por asesinato, el fiscal insiste en juzgarlo no tanto por su crimen, sino
también por no haber sido un buen hijo, por haber llevado al asilo a su madre, por negar-
se a ver su cuerpo, por no haber llorado y haber hecho el amor con una mujer a las pocas
horas del entierro. Mersault siente que hablan más de él que del crimen que cometió.
Cuando el presidente del tribunal le pregunta si desea decir algo, expresa que no tuvo
intención de matar al árabe, que todo fue por causa del sol. Ante esa respuesta, todos
ríen en la sala. Se le declara culpable de asesinato y se lo condena a muerte. Cuando el
capellán le ofrece el consuelo de Dios ante la muerte, Mersault reacciona violentamente
y le dice que todos estamos condenados a muerte.
Es posible interpretar que mediante el personaje de Mersault, Albert Camus mostró lo
que conceptúa como el absurdo de la vida humana.

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