MENÚ

20 de agosto de 2011

CUENTO POPULAR: El malentendido

CUENTO POPULAR: El malentendido

Esta histo­ria la escuchó Domingo F. Sarmiento en Manzanares, La Mancha, hacia 1845, y luego de transcribirla comenta: "Son ciertos cuentos antiguos que corren entre los pueblos. Ya he sorprendido unas cincuenta anécdotas ocurridas en España, en Chile, en Francia, en Buenos Aires". Fuente: Domingo F. Sarmiento, Viajes, II (España e Italia), Bs. As., La Cultura Argentina, 1922, p. 56.

En su estudio sobre la "literatura de cordel" francesa (Nouvelle á sensation. Canard du XIX siécle, Collin, 1959), Jean Pierre Seguin informa sobre una versión impresa en el siglo XVII y dos correspondientes al siglo XIX: Historia inte­resante de un ¡oven soldado del Ejército de Italia y de México (1848) y El mecánico Andrés y su hija asesinados por su padre y su madrastra (1881).

El "sucedido" reaparece como relato enmarcado en El extranjero (II, 2), de Albert Camus, y sirve de anécdota para su pieza El malentendido, estrenada en Francia en 1944. Camus –según testimonio de Jean Pierre Seguin– habría leído esa historia en un periódico argelino hacia fines de la década de 1930.

***************************************************************

¿Saben ustedes lo que ha sucedido en Morai ahora poco? Cosa horrible. Hay una familia compuesta de la madre y dos hijas; la una casada vive en un paraje no distante, y un hermano que salió niño para América volvía con una buena for­tuna en doblones. Llega a casa de la hermana ca­sada, se hace reconocer y le cuenta la buena nueva, anunciándole que va a casa de su madre de quien no se hará reconocer para darle un chas­co. Al día siguiente la hermana va a la casa pa­terna, y signo ninguno exterior le indica la presen­cia de su hermano. –¿Y el viajero?– pregunta. –¿Qué viajero? –le contestan madre e hija despa­voridas. –El viajero que vino a alojarse. –No ha venido nadie –contesta la madre pálida. –Se fue esta mañana –contesta al mismo tiempo la hija. –Pero, madre, era Antonio que venía de América, rico. –¡Antonio, mi hijo! ¡Mi hermano! –exclaman mesándose los cabellos–, y el corazón no me había dicho nada!... ¡Madre y hermana lo habían asesinado en la noche por apoderarse del saco de onzas!. ..


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario.