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5 de noviembre de 2011

Arte- Pintura- El Impresionismo


Arte- Pintura- El Impresionismo

Las dos hermanas-1881-100,5 x 81 cm- Auguste Renoir


El 15 de abril de 1874, en el bulevar de los Capuchinos en París, se realiza la primera exposición de pintores impresionistas, que fue recibida con burlas y escándalo por parte de los críticos y el público.
Monet, Renoir, Sisley, Degas, Cézanne y otros nom­bres famosos fueron iniciadores del movimiento impresionista, despreciado en sus  comienzos. La historia del impresionismo había comenzado veinte años antes, cuan­do un grupo de jóvenes artistas concibió una nue­va manera de ver y expresar la realidad.
En un mundo en el que la tecnología empezaba a tener un papel preponderante, el impresionismo fue un arte de ciudadano por excelencia que descubrió la ciudad como paisaje. Los impresionistas trataban de atrapar un momento en el fluir permanente del tiempo, a través de una ejecución rápida y una espe­cial manera de combinar los colores. Solían traba­jar al aire libre por amor a la luz y a la naturaleza. Muchos de ellos habían sido rechazados en los salo­nes oficiales y formaron la Sociedad anónima co­operativa de artistas pintores que decidió presentar la exposición en los talleres del fotógrafo NadaI. Un conocido crítico llamó Impresionistas a los expositores en tono de burla a causa del cuadro pre­sentado por Monet, bajo el nombre Impresión, ama­necer. Pero los propios pintores hicieron hacer una subasta pública que fue un verdadero fracaso y muchos de los artistas pasaron terribles penurias económicas.

Madame Charpentier y sus hijas. Auguste Renoir, 1878. Georges Charpentier, muy im­presionado por la obra de Re­noir e invitó al artista a asistir a los famosos "salones" de madame Charpentier, donde se reunían artistas, escritores y políticos iz­quierdistas. Aquí conoció mu­chos clientes potenciales y cuan­do este retrato fue expuesto tam­bién se ganó el reconocimiento oficial




En 1876 se organizó una segunda exposición en la ca­sa de un marchante amigo, y esta vez comenzaron a oírse algunas opiniones favorables.
La fascinación de los lmpresionistas por los temas de la vida moderna se expresaba, frecuentemente, a través de su representación de la vida urbana contemporánea, una vida llena de dis­persión y entretenimiento.

Regatas en Argenteuil, 1872; 48 x 75 cm. Claude Monet

Los impresionistas adoptaron una técnica rápida: extendían un color sobre el que contrastaban pinceladas cortas de otro color, tal como hace Manet para indicar los reflejos.

El Pas moderno fue una ciudad de res­taurantes y bulliciosos cafés, cuyas terrazas se extendían sobre los amplios pavimentos de los recién ensanchados boulevares del Barón Haussmann.
La vida en los cafés, incluyendo al nuevo fenómeno de los café-concerts, con la atrac­ción adicional de músicos populares, fue la fuente de inspiración de muchas pinturas Im­presionistas.
Los mismos artistas participaban en ese bullicio, al mismo tiempo que se mantenían al margen para poder observar: inicialmen­te se reunían para discutir sus ideas en el ca­fé Guerbois, pero luego lo cambiaron por el NOU­VELLE-ATHENES, en la Place Pigalle.
Uno de los asistentes habituales, el escrtor George Moore, se refería al café local como “la Academia de Bellas Artes". Este café sirvió de escenario de inspiración de varias pinturas, como "El absenta ", de DEGAS.
El Absenta, Edard Degas, 1875-1879
Vistos desde una mesa próxima, dos clientes habituales, de pocos recursos, y con una mirada vacía, se encuentran sentado en el café. La copa de ella contiene Absenta, mientras que él bebe Mazagran, un remedio contra la resaca. La mujer, humildemente vestida, refleja el letargo de un personaje decaído. Todo el ambiente es sombrío, algo inusual en el arte impresionista.

La camarera, Eduard Manet, 1878 - 1879
.La imagen de Manet del café-­concert difiere de la de Degas. Un obrero, vestido con su mono de trabajo azul, sugiere que este establecimiento es mucho menos sofisticado que el Ambassadeurs. Contrariamente a Emilie Bécat, en este caso la cantante anónima queda al  fondo, y es la camarera la que atrae la atención del artista. El obrero, con mirada abstracta, contempla el escenario.


Degas acudía con frecuencia al Ambassadeurs, un ca­-concert al aire libre, situado en los Campos Elíseos, donde la gente bien escuchaba a los músicos populares, corno Émilie Bécat, que fue su preferida y muchas veces, también su modelo. Le hizo varios estudios, captando su "estilo epiléptico",  sus movimientos similares a los de las marionetas, mientras interpretaba sus canciones.
La cantante del Café - Edgard Degas, 1878.
Degas siempre quedó fascinado por los efectos del alumbrado artificial; ésta "Cantante de cafe" recibe, aparentemente, la iluminación desde abajo mediante unos focos que solo iluminan la parte inferior de su rostro dejando el resto en la sombra. Una vista tan dramáticamente cercana, que no se hubiera podido conseguir desde el centro del auditorio y que aísla la figura del escenario. 


Si se comparan las imágenes de los café-concert de MANET con los de DEGAS, se nota que defieren en mu­chos aspectos.
Las pinturas de RENOIR, que era de origen humilde,  no revelan ninguno de los rasgos irónicos o sofisticados que impregnan las de los Impresionistas de clase alta, como Manet y Vegas. Durante la década de 1870,  Montmartre aún no se había convertido en el barrio de los ar­tistas, y los bailes en el Moulin dé la Galetre no eran nada pretenciosos, por lo que reunían a las muchachas trabajadoras del barrio,  vendedoras, f1oristas, la­vanderas y sombrereras.




El té de las cinco. Mary Cassat; h. 1880
 Enjaulada en papel ra­yado de las paredes y el juego de té, una joven visitante toma una taza de té, mientras que su anfitriona se reclina pensativa­mente. Con detallada precisión, Cassatt capta un momento de si­lencio de este refinado ritual de la tarde.



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