Análisis del poema Balada de los dos abuelos de Nicolás Guillén
Nicolás Guillen ha
sostenido la presencia del negro en la poesía contemporánea, como una forma de
profunda expresión americana, en aquellas regiones en las que el hombre de
color participó en la integración del perfil criollo. En su obra late un
generoso sentimiento de solidaridad humana que va más allá de las diferencias
raciales y de las fronteras nacionales
El tema del poema es el de la integración de las razas que fueron trasplantadas a América en
tiempos de la conquista y la colonización. El poeta evoca, a través de las
simbólicas figuras de sus dos abuelos, los elementos que componen su pasado, la
raza negra y la raza blanca, cada una con sus destinos opuestos, ambas con sus
amarguras y sinsabores.
El poema se reproduce al final del artículo
ESTRUCTURA
El poema está estructurado sobre la base de tres
grandes núcleos o partes, cada una de las cuales consta, a su vez, de dos
momentos.
Primera parte
Comprende los ocho primeros versos. Su función es
introducir el tema y presentar a los dos abuelos.
a-Los dos primeros versos hacen referencia al presente del poeta y se centran en su
yo. Los abuelos son sombras que lo acompañan desde su
propia interioridad:
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
b-Los seis versos siguientes son descriptivos y presentan a ambos
antepasados, a ambos como guerreros, cada cual con los atributos bélicos
propios de su raza-, lanza y tambor en un caso, gris armadura en el
otro.
Segunda parte
Comprende los treinta y dos versos siguientes. En contraposición
con la primera y la tercera parte, referida al presente, ésta tiene por objeto
la vivida evocación del pasado histórico a través de dos momentos: el primero
centrado en los dos abuelos, el segundo en las penurias de los esclavos.
a- (Comprende desde “África de selvas húmedas” hasta
“sobre el sueño de los monos!”)
El primer momento tiene una estructura paralelística que expresa a través de una simetría de elementos los dos
destinos diferentes: el lamento del abuelo negro está enmarcado, simétricamente
por la referencia al lugar nativo, África, y la alusión a la geografía
antillana:
Aguaprieta
de caimanes,
verdes
mañanas de cocos
expresando así, en forma tácita, simplemente por medio de la mención sucesiva de
los medios diferentes, todo el dolor del desarraigo y las infinitas amarguras
de la esclavitud. A su vez, los dos versos citados también enmarcan
simétricamente, junto con los que aluden a la codicia de los conquistadores y a
los sinsabores de los largos viajes marítimos:
Oh
velas de amargo viento,
galeón
ardiendo en oro
el lamento del abuelo blanco, que expresa la fatiga
que supone la ardua empresa conquistadora y un similar dolor por el alejamiento
del suelo natal.
Luego se reiteran ambos lamentos, intercalando entre
uno y otro paralelas referencias a los nativos de las islas inexploradas,
seducidos por los conquistadores con coloridas cuentas de cristal, y a los
días y las noches del trópico.
b--(Comprende desde “¡Qué de barcos, qué de barcos!”
hasta “qué de negros!”)
El eje de interés se ha desplazado del paralelo
entre los dos antepasados a una descripción cálida y elocuente de la tristísima
vida de los esclavos. La estructura de este fragmento también es simétrica, pues
la enumeración de las fatigas y penurias está enmarcada en el comienzo y en el
final por idénticas exclamaciones que sugieren la ininterrumpida y cuantiosa
afluencia de gentes de color a las costas americanas;
¡Qué
de barcos, qué de barcos!
¡ Qué
de negros, qué de negros!
De la atención en el caso individual (el abuelo
negro), se ha pasado a la consideración, en términos generales, del destino
sufrido por sus hermanos de raza.
Tercera parte
Comprende los últimos veinte versos y en ella
aparece como conclusión el núcleo de significación de todo el poema: la
fecunda y generosa idea de una enriquecedora
integración, que, superando las tristes diferencias del pasado, implique
un común acto de fe en el amor y en la esperanza.
Una vez
concluida la evocación histórica sugerida por las sombras de los dos abuelos,
el poeta nos ubica de nuevo frente a su
sentir subjetivo y a su
presente, mediante la reiteración de los versos iniciales:
Sombras
que sólo yo veo
me
escoltan mis dos abuelos.
Sus abuelos se desvanecen como figuras de realidad
histórica y vuelven a adquirir el carácter que mantendrán hasta el fin del
poema: sombras que acompañan al poeta desde su propia interioridad.
b- Comprende desde “Don Federico me grita”, hasta
“¡Cantan!". Los dos personajes vuelven a ser presentados, no ya en sus vestimentas
y atributos exteriores, como al principio, sino a través de sus nombres, de las fórmulas de cortesía que a cada uno
corresponden {Don en un caso, Taita en el otro) y de actitudes definitorias: soberbia altivez en el abuelo español,
taciturna y callada mansedumbre en el negro:
Don
Federico me grita,
y
Taita Facundo calla;
A partir de aquí ambos perderán su individualidad
diferenciadora y serán “los dos”, hermanados en un abrazo, igualados en
fortaleza, en estatura, en el cielo que los cubre, en las ansias, en los
gritos, en los sueños, en los llantos y en los cantos, vale decir, en la
dimensión humana que ambos tienen en común y que excluye el absurdo dominio del
uno sobre el otro.
ESTILO
Paralelismo y enumeración
Son los dos recursos más reiterados en el poema, al
punto de que las dos primeras partes consisten casi exclusivamente en una larga
enumeración de elementos, y el paralelismo conforma la estructura interna y
hace a la índole del tema: los destinos simultáneos y opuestos de los dos
personajes. Se analizarán conjuntamente porque en la mayoría de los casos las
enumeraciones presentan un paralelismo sintáctico y una simetría de contenido.
El paralelismo se
emplea en el poema con toda una gama de matices:
a-
Paralelismo sintáctico y simetría de
contenido aplicado a las descripciones:
Lanza
con punta de hueso,
tambor
de cuero y madera:
(…)
Aguaprieta
de caimanes,
verdes
mañanas de cocos.
b-
Paralelismo enfatizado por la exclamación y
la reiteración de la interjección oh al comienzo del verso:
Oh velas de amargo viento,
¡Oh
|
costas de
|
cuello virgen
|
¡Oh
|
puro sol
|
repujado,
|
oh
luna redonda y limpia
c-
Paralelismo reforzado por la anáfora y por
las reiteraciones dentro del verso y de versos completos:
¡Qué de barcos, qué de
barcos!
¡Qué de negros, qué de
negros!
¡Qué largo furor de cañas!
¡Qué látigo el del
negrero!
¡Qué de barcos, qué de
barcos, qué de negros!
d-
Paralelismo acentuado por la reiteración de
la conjunción y para coordinar los diversos miembros de la
enumeración (recurso del lenguaje poético denominado polisíndeton):
y
madrugadas vacías,
y
atardeceres de ingenio,
y una
gran voz fuerte voz
Se observa cómo la repetición de la conjunción “y” subraya la sensación de oprimente
monotonía que comunica el tipo de vida que se describe.
e-
Reiteración intensiva de un mismo verso,
hasta convertirlo en motivo conductor de todo un fragmento:
los dos del mismo tamaño,
bajo
las estrellas altas; los dos
del mismo tamaño,
ansia negra y ansia
blanca,
los
dos del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran,
cantan.
Este recurso, acentuado por la anterior anáfora de
la expresión “los dos”,
reiterada en cuatro oportunidades, tiene por objeto potenciar al máximo la idea
básica del poema: la igualdad de ambas razas.
METÁFORAS
Observamos cómo por medio de la trasposición
metafórica los elementos adquieren una mayor calidad poética: tantos son los
caimanes que se convierten en la sustancia misma del agua:
Aguaprieta
de caimanes,
otro tanto sucede con la mañana transmutada en
cocos:
verdes
mañanas de cocos
Al transformar las velas en viento amargo, el poeta
expresa el punto de vista de los conquistadores sobre las riesgosas travesías
marítimas:
Oh
velas de amargo viento,
y al imaginar que el oro abrasa los galeones,
comunica con gran intensidad la fiebre de la conquista:
galeón
ardiendo en oro
La extrema dureza y esterilidad de la vida del
esclavo, causa de un infinito sufrimiento, se expresa a través de la fusión de elementos tan
opuestos y dispares como la piedra inanimada y el llanto y la sangre humanos:
Piedra
de llanto y de sangre,
En todos estos casos el valor poético fundamental
consiste en el gran poder de síntesis, pues con muy pocos elementos se comunican
realidades geográficas o humanas con la mayor intensidad.
IMÁGENES SENSORIALES
En el poema abundan los efectos pictóricos y sensoriales
que Gui- llén obtiene por medio de un elaborado lenguaje poético. Una rica
conjunción de imágenes visuales,
auditivas y sinestésicas
se aplican a la descripción de la ardiente naturaleza tropical, de los personajes
y de situaciones vítales:
Imágenes visuales:
Lanza con punta de hueso,
Gorguera en el cuello
ancho,
gris armadura guerrera:
Aguaprieta de caimanes
verdes mañanas de cocos
oh luna redonda y limpia
A veces la imagen visual se combina con la personificación, como en el caso del
sol:
¡Oh
puro sol repujado
preso en el aro del
trópico;
La imagen del sol prisionero del trópico aumenta
eficazmente la sensación de agobiante calor.
IMÁGENES AUDITIVAS:
Las emplea para completar la descripción de un
personaje, iniciada con una imagen visual:
tambor
de cuero y madera:
o combinada con la aliteración para acentuar el efecto musical y onomatopéyico:
y de
gordos gongos sordos
(la reiteración de la g, la o y la r
reproduce el sonido del instrumento)
o para añadir una nota patética a la descripción de
una situación negativa:
y una gran voz, fuerte voz
despedazando el silencio,
IMÁGENES SINESTÉSICAS:
África
de selvas húmedas
Oh velas de amargo viento,.
METONIMIA
Es un recurso del lenguaje poético que consiste en
aludir a un objeto nombrando a otro contiguo. Guillen lo emplea para referirse
a los nativos de las Antillas: en lugar de nombrarlos en forma directa, lo
hace sustituyéndolos por las costas donde vivían, las cuales adquieren de
pronto un cuello virgen (doble alusión a lo inexplorado de las islas y a la
ingenuidad de sus naturales) y aparecen atraídas y engañadas por los abalorios
de los conquistadores. Su valor expresivo radica, como en el caso de la
metáfora, en su poder de síntesis, pues en pocas imágenes se han concentrado
varios conceptos complejos:
¡Oh costas de cuello virgen
engañadas
de abalorios. .
PUNTOS SUSPENSIVOS
Aparecen reiteradamente en el poema luego de pasajes
descriptivos que, por lo general, aluden a muy pocas notas de los paisajes o
situaciones plasmados; los puntos suspensivos cumplen, entonces, la función de
complementar las descripciones sugiriendo todo lo que el poeta ha omitido.
RITMO
Todos los recursos que hemos analizado conforman, en
su conjunto, el ritmo del poema:
paralelismos, anáforas, reiteraciones intensivas,
pero además intervienen otros elementos. El ritmo no es uniforme, sino que
varía para adecuarse en cada momento al desarrollo del tema. En la primera
parte y en el primer momento de la segunda, que tienen por objeto presentar a
los dos personajes y expresar sus fatigas y penurias, el ritmo es lento y demorado y esto se
logra merced a la construcción
sintáctica: enumeraciones de sustantivos complementados con adjetivos y con
modificadores articulados por preposición, ausencia casi absoluta de verbos, excepto
en ambos lamentos.
En la parte dedicada a la vida de los esclavos, gracias a
las reiteraciones intensivas, el
ritmo sugiere la continua llegada de multitudes de negros, y luego la coordinación polisindética acentúa la
monotonía de sus vidas sin esperanzas ni horizontes. Por fin, en la última
parte el ritmo se agiliza y cobra una vida inusitada al expresar el núcleo
significativo: la definitiva igualación de las razas: el lenguaje se hace más parco y sintético, los verbos
conjugados aparecen cada vez con más frecuencia hasta dominar con
exclusividad los últimos cuatro versos en una magnífica graduación que culmina
con la exclamación optimista y esperanzada :
gritan, sueñan, lloran, cantan.
Sueñan, lloran, cantan.
Lloran, cantan. ¡Cantan!
MÉTRICA
La métrica del poema es irregular. Hay un predominio de
octosílabos y en algunos versos se da una rima asonante, pero, si bien el
poema aparece dividido en estrofas de acuerdo con su estructura interna, éstas
no responden a ninguna de las combinaciones tradicionales.
Balada de los dos abuelos
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
me escoltan mis dos abuelos.
Lanza con punta de hueso,
tambor de cuero y madera:
mi abuelo negro.
Gorguera en el cuello ancho,
gris armadura guerrera:
mi abuelo blanco.
tambor de cuero y madera:
mi abuelo negro.
Gorguera en el cuello ancho,
gris armadura guerrera:
mi abuelo blanco.
Pie desnudo, torso pétreo
los de mi negro;
pupilas de vidrio antártico
las de mi blanco!
los de mi negro;
pupilas de vidrio antártico
las de mi blanco!
Africa de selvas húmedas
y de gordos gongos sordos...
--¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
Aguaprieta de caimanes,
verdes mañanas de cocos...
--¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
Oh velas de amargo viento,
galeón ardiendo en oro...
--¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
¡Oh costas de cuello virgen
engañadas de abalorios...!
--¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
¡Oh puro sol repujado,
preso en el aro del trópico;
oh luna redonda y limpia
sobre el sueño de los monos!
y de gordos gongos sordos...
--¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
Aguaprieta de caimanes,
verdes mañanas de cocos...
--¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
Oh velas de amargo viento,
galeón ardiendo en oro...
--¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
¡Oh costas de cuello virgen
engañadas de abalorios...!
--¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
¡Oh puro sol repujado,
preso en el aro del trópico;
oh luna redonda y limpia
sobre el sueño de los monos!
¡Qué de barcos, qué de barcos!
¡Qué de negros, qué de negros!
¡Qué largo fulgor de cañas!
¡Qué látigo el del negrero!
Piedra de llanto y de sangre,
venas y ojos entreabiertos,
y madrugadas vacías,
y atardeceres de ingenio,
y una gran voz, fuerte voz,
despedazando el silencio.
¡Qué de barcos, qué de barcos,
qué de negros!
¡Qué de negros, qué de negros!
¡Qué largo fulgor de cañas!
¡Qué látigo el del negrero!
Piedra de llanto y de sangre,
venas y ojos entreabiertos,
y madrugadas vacías,
y atardeceres de ingenio,
y una gran voz, fuerte voz,
despedazando el silencio.
¡Qué de barcos, qué de barcos,
qué de negros!
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
me escoltan mis dos abuelos.
Don Federico me grita
y Taita Facundo calla;
los dos en la noche sueñan
y andan, andan.
Yo los junto.
y Taita Facundo calla;
los dos en la noche sueñan
y andan, andan.
Yo los junto.
--¡Federico!
¡Facundo! Los dos se abrazan.
Los dos suspiran. Los dos
las fuertes cabezas alzan;
los dos del mismo tamaño,
bajo las estrellas altas;
los dos del mismo tamaño,
ansia negra y ansia blanca,
los dos del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran, cantan.
Sueñan, lloran, cantan.
Lloran, cantan.
¡Cantan!
¡Facundo! Los dos se abrazan.
Los dos suspiran. Los dos
las fuertes cabezas alzan;
los dos del mismo tamaño,
bajo las estrellas altas;
los dos del mismo tamaño,
ansia negra y ansia blanca,
los dos del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran, cantan.
Sueñan, lloran, cantan.
Lloran, cantan.
¡Cantan!
Nicolás Guillén
Te agradezco tu publicación. Muy interesante y esclarecedora.
ResponderEliminarMuy bueno este poema
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