Análisis de Los de abajo de Mariano
Azuela
EL PLAN DE LA NOVELA Y SU ESTRUCTURA
La novela se abre con el triunfo del peón
Demetrio Macías y sus hombres sobre las tropas federales acorraladas en el
cañón de Juchipila y termina en el mismo lugar con la muerte de Macías
-convertido ahora en general de la revolución- y sus compañeros.
Mariano Azuela, médico del ejército
revolucionario, escribió la obra en distintos lugares del frente y la completó
en poco tiempo en la ciudad del Paso, en Texas. Esta circunstancia determinó
que algunos críticos señalaran su aparente falta de un plan premeditado. No
obstante, en la actualidad, cabe otra respuesta más afirmativa: Los de abajo es
una novela lograda en su totalidad, por cuanto su estructura, es decir, las
partes que la componen como un organismo vivo, si bien no responden al esquema
de la novela realista tradicional, tiene una anidad en episodios y en el
gradual crecimiento del protagonista que la acercan a una estructura épica
perfectamente narrada dentro de un plan sabiamente elaborado.
El argumento
El
argumento se desarrolla alrededor de Demetrio Macías y las acciones narrativas
siguen su desplazamiento desde el cañón de Juchipila, su ascenso en la escala
revolucionaria, su regreso y su muerte, acaecida en el mismo lugar de la
partida, en una sucesión cronológica de dos años.
El cuerpo de la novela es geométricamente
circular. El argumento oculta la desilusión ante la lucha de facciones que
algunos personajes, como Macías o Solís, se encargan de definir en sus
diálogos. El narrador acompaña a los personajes, pero se abstiene de formular
comentarios. Son éstos los que juzgan lo verdadero y lo falso de la Revolución
como fruto de la experiencia personal. Este desarrollo argumental es nítido y
se basa en la economía de lo relatado.
Uno de los grandes méritos de Los de
abajo, que la sitúa como la mejor y más perdurable novela de la Revolución,
consiste, precisamente, en dar al lector sólo cuadros de situaciones
indispensables para completar el diseño de lo que se quiere contar.
La organización
La organización en partes (tres partes);
en capítulos (veintiuno en la primera parte; catorce en la segunda, y siete en
la tercera) y en cuadros que componen el libro, como piezas fotográficas,'
responde a una yuxtaposición de enlaces ejecutados con medios sutiles en un
orden temporal fragmentado.
El tiempo sirve de unidad en la sucesión
cronológica (noche, amanecer, pleno día, atardecer), pero la trama, es decir,
la relación de un acontecimiento con otro, no está sujeta solamente a esa
sucesión temporal. A veces, el autor apela a otros recursos técnicos para
lograr la unidad: por ejemplo, la inserción de nuevos motivos, hechos o
personajes.
LOS PERSONAJES DE LA GESTA REVOLUCIONARIA
Dos personajes se constituyen en la
novela en una doble imagen de la Revolución: Demetrio Macías, el rebelde
perseguido que merced a su genio instintivo se hace caudillo y triunfa con los
de abajo, y Luis
Cervantes, el falso intelectual que se confunde con los de abajo
para obtener provechos materiales sin arriesgar su vida. Éste es un
seudo-revolucionario que se desdibuja ante la fortaleza moral y el idealismo de
los que luchan detrás de una revolución y que en determinado momento de la
novela se aleja de los bandos en lucha con el fruto de sus robos.
Demetrio Macías, en cambio, es el hombre
valiente arrastrado por los vaivenes de una política de grupos que muchas
veces no entiende o no lo satisface. Su camino, como el héroe de epopeya,
responde a un sino trágico e irreparable. Al final del viaje circular del
personaje, éste se vuelve a encontrar con su mujer que quiere retenerlo. El
diálogo sintetiza la imagen de ese destino fatalista:
— ¿Por qué pelean ya, Demetrio?
Demetrio, las cejas muy juntas, toma distraído una piedrecilla y la
arroja al fondo del cañón. Se mantiene pensativo viendo el desfiladero y dice:
Mira esa piedra cómo ya no se para...
Al lado de ellos está el pueblo,
encarnado en otros hombres: Solís, que trata de interpretar los hechos de la
Revolución y de encontrar significados que estén más allá de la realidad
cotidiana; Valderrama, el loco, el que canta "El enterrador" y, en
vez de atender la pelea, monologa confundido con los cerros, con las casas
grises, con el "cielo inconmensurable". Los demás -Venancio,
Anastasio, la Codorniz- son como imágenes menores del caudillo, a quien siguen
hasta la muerte. Todos los personajes forman parte de un fresco de ambiguas
personalidades populares dentro de la confusión de los acontecimientos en los
que están envueltos, junto con las mujeres, que esperan o acompañan a sus
hombres en el éxodo o en las batallas.
Biografía de Mariano Azuela: nació en el
estado de Jalisco el 1º de enero de 1873. Realizó estudios secundarios en
Guadalajara e ingresó luego en la Facultad de Medicina.
Junto a su carrera de médico inició la de
narrador con algunos cuentos costumbristas. En 1907 publicó su primera novela,
María Luisa, y al año siguiente Los fracasados. El éxito que obtuvo con esta
segunda novela lo impulsó de lleno a la creación literaria.
Apareció luego Mala Yerba (1909), y en
1912, dueño ya de una técnica desarrollada, publicó Sin Amor, en la que
describe las clases sociales más humildes de la sociedad, hacia las cuales se
siente atraído con ánimo de reformador.
Durante la Revolución, Azuela adhirió a
las fuerzas de Francisco I. Madero, y en 1911, al triunfar la revolución
maderista, fue nombrado jefe político de Lagos. Su actuación pública, empero,
resultó efímera y pronto se desengañó del movimiento triunfante. A pesar de su
disconformidad se enroló en el partido de la Convención de Aguascalientes y
luchó al lado de Pancho Villa como jefe del servicio médico. En la empresa
revolucionaria se unen nuevamente el médico y el novelista; de allí surge el
material de Los de abajo, con personajes ficticios que tienen mucho de los
modelos reales que le ofrece la acción revolucionaria. En 1915, Azuela se
retiró definitivamente de la política y se radicó en México. La experiencia
revolucionaria, sin embargo, le dio nuevos materiales para sus novelas: Las
Moscas, Dominio quiere ser diputado y Las tribulaciones de una familia
decente, las tres publicadas en 1918.
En 1924, cuando la falta de eco entre sus
contemporáneos había decidido al novelista a quemar todos sus libros
anteriores, sobreviene el éxito alrededor de Los de abajo, considerada, desde
entonces, la obra clave del ciclo revolucionario.
Mariano Azuela, cuyas Obras Completas
constituyen un legado literario de gran influencia sobre los escritores hispanoamericanos
del siglo xx, murió el 1º de marzo de 1952.
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