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14 de junio de 2014

CUBA: resumen de su historia y su literatura

CUBA: resumen de su historia y su literatura

LA HISTORIA
Una independencia aparente
Cuba se independiza de España en un proceso tardío con episodios heroicos y líderes de la talla del poeta José Martí, muerto en combate. Sin embargo, cuando ya el poder español parecía ceder ante las fuerzas patriotas, se produce la intervención norteamericana en 1898 que tras­torna en su exclusivo beneficio los resultados de la contienda. Estados Unidos aduce para justificar su acción la explosión del acorazado Maine en el puerto de La Habana.
Cuba obtiene entonces un status intermedio entre una colonia y un país independiente ya que mediante la enmienda Platt los Estados Unidos se arrogaron el derecho de tutoría política sobre el pueblo cubano. En lo económico, la isla quedó ligada con exclusividad al monocultivo de azúcar, que vendía con tarifas preferenciales a los Estados Unidos. A cambio de esa "cuota" establecida de antemano y que no debía exceder el consumo norteamericano, recibía productos industrializados. La polí­tica de ornamentación urbanística de la ciudad de La Habana, iniciada durante la dictadura de Gerardo Machado, hace de la isla, junto a las prerrogativas económicas, el centro preferido de los magnates norteame­ricanos, ávidos de negocios y de diversión. Es, paradójicamente el momento de máxima represión contra el descontento popular frente a la desocupación y la pobreza que se concreta en la primera huelga general decretada por iniciativa de la central obrera azucarera. Al "machadato" (1924-1933), derrotado por presión popular, sucede un período de vida de apariencia constitucional, signado por la violencia en el que surgen líderes nacionalistas, pero en el que sin embargo subsisten los problemas principales: si bien la enmienda Platt queda sin efecto la dependencia hacia los EE.UU. continúa intacta.

Fidel Castro: las primeras tentativas revolucionarias
En el año 1952, tres meses antes de las elecciones en la que se descontaba el triunfo del progresista partido Ortodoxo, tiene lugar el golpe de estado encabezado por Fulgencio Batista. Durante su gobierno se gestará el movimiento liderado por Fidel Castro, entonces activo militan­te del Partido Ortodoxo, cuya culminación será la revolución cubana. El primer paso no se hace esperar: el 26 de julio de 1953 se produce el asalto a las guarniciones militares Moneada y Bayamos, que si bien fracasa en su intento, convierte a Fidel, desde la prisión batistiana, en fiscal del régimen. En un clima de agitación popular es promulgada la amnistía que libera de la cárcel a Fidel y sus compañeros. Una nueva tentativa revolucionaria fracasada: la "expedición de los 82" a bordo del yate Gramma desembarca en la isla en diciembre de 1956, pero es diezmada por las fuerzas de Batista.
Los sobrevivientes, apenas 12 entre los que figuraban Fidel y Raúl Castro, Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos, se refugian en la Sierra Maestra donde comienzan la reorganización de sus fuerzas. La promesa de reforma agraria pronto atrae a los campesinos que veían en los grandes latifundios cubanos la raíz de su pobreza y de su continua trashumancia.

Desde Sierra Maestra, la revolución
Diferentes circunstancias, entre otras, el generalizado descontento que provoca el régimen de Batista que había llegado incluso a los sectores dominantes, y la resistencia de los movimientos estudiantiles y obreros, hicieron que el ejército rebelde nacido en Sierra Maestra entrara triunfante  en La Habana en enero de 1959. Fidel Castro es designado primer ministro. Las medidas iniciales del gobierno fueron, entre otras, la rebaja de alquileres, de las tarifas telefónicas y de electricidad, de los precios de los medicamentos, etc., el anuncio de la campaña de alfabetización y la prometida reforma agraria. La actitud del gobierno de EE.UU., que había sido cauta en los primeros momentos, se tornó agresiva al extremo de plantear las relaciones con la isla en términos de una verdadera guerra económica.
En su escalada de "sanciones", EE.UU. suprimió la cuota azucarera cubana y prohibió las exportaciones con la excepción de algunos medica­mentos. La respuesta del gobierno revolucionario fue la venta de su producción a la Unión Soviética y la nacionalización sucesiva de prác­ticamente todas las empresas y compañías norteamericanas. En 1961 EE.UU. rompe relaciones diplomáticas con Cuba y lleva adelante la fallida invasión de bahía de Los Cochinos (Playa Girón). Fidel proclama el carácter socialista de la revolución. El posterior bloqueo de la isla no pudo evitar la consolidación de la revolución ni sus importantes progresos en la mecanización del campo, la disminución de los índices de analfa­betismo, las mejoras de las condiciones de salud, la vivienda, y la diversificación de la economía con un significativo desarrollo de la industria. Tampoco pudo evitar que Cuba se solidarizara con gobiernos afines del Tercer Mundo. Técnicos y combatientes cubanos contribuyeron en las luchas de liberación de Angola y Etiopía.
En el marco de las profundas transformaciones que en las últimas décadas se producen en los países de Europa Oriental y la URSS, Cuba inicia una serie de reformas económicas y de cambios en el aparato del Estado, orientados a superar la copia de modelos del campo socialista, fortalecer la democracia participativa y lograr mayor autonomía de los factores externos. Pese a los importantes avances en la adaptación de su régimen interno a las nuevas condiciones mundiales, la situación de Cuba sufre un sensible agravamiento a partir de 1990. Las presiones políticas y militares norteamericanas, acrecentadas desde la asunción de George Bush (grandes maniobras navales en la base de Guantánamo y el mar Caribe, intentos fallidos de violación del espacio mediante la emisión de programas de televisión, etc.), combinadas con la derrota electoral del régimen sandinista en Nicaragua, la invasión de Panamá y el colapso de la Unión Soviética, configuran un escenario internacional crítico para la revolución.
Las exportaciones cubanas se dirigían principalmente a los países socialistas y recibía de ellos insumos fundamentales como el petróleo. La suspensión del comercio, en algunos casos, y las crecientes dificultades para cumplir los compromisos con Cuba, en otros, obligaron al gobierno revolucionario a adoptar severas medidas de racionamiento alimentario y energético, dentro de un plan global defensivo, diseñado para el deno­minado "período especial en tiempos de paz", y a desarrollar una intensa y relativamente fructífera búsqueda de nuevas relaciones políticas y comerciales con países del Tercer Mundo. Simultáneamente, Cuba inició experiencias piloto en la formación de empresas mixtas con capitales privados europeos y canadienses, en rubros tales como el turismo y la explotación del níquel. También ha convocado a los capitales privados para grandes emprendimientos de exploración petrolera.

LA LITERATURA
Literatura y Revolución: "Qué cosa fuera la maza sin cantera"
Como toda experiencia directa de vida, como toda ruptura radical con antiguas formas e instauración de nuevas condiciones vitales, la Revolu­ción cubana produjo en sus primeros años, una eclosión en la producción de narrativa, pocas veces vista en nuestra América, efervescencia creativa que permitió la publicación cuantitativa de novelas y cuentos, incitada por el entusiasmo y la esperanza iniciales, y el estímulo oficial manifies­to en apoyo económico, ¡a fundación de organismos oficiales como La Casa de las Américas, proliferación de concursos... Este primer período —agitado, pero sin grandes fisuras evidentes— ha sido llamado por algunos críticos como "la luna de miel" o "el período romántico de la revolu­ción", y caracterizado por su "espontaneidad y desorientación", palabras éstas de Portuondo en Cuadernos Americanos (N°4,1967). La publicación de revistas literarias y culturales como Lunes de revolución y El caimán barbudo refleja el mismo apasionado interés tanto por lo inmediato nacional como por los movimientos de vanguardia extranjeros.
Por lo menos cuatro promociones de escritores coexistieron durante el advenimiento y afirmación del socialismo en Cuba; la primera, con obra
publicada mucho antes de la caída de Batista, y experiencia como redactores de revistas literarias Revista de Avance (1927-1930) y Oríge­nes (1944-1954), con nombres como Guillen, Carpentier, Lezama Lima, Portuondo, Piñeiro y otros. Las restantes estarían constituidas por los nacidos alrededor del 30, el 40, y posteriormente, del 50. 

Muchas de las primeras novelas y cuentos se volvieron a los horrores del pasado inme­diato, con excepciones tan singulares como El siglo de las luces de Alejo Carpentier (1963) y Paradiso (1966) de Lezama Lima, que entran en la esfera del boom literario latinoamericano. También habría que mencio­nar las controvertidas Tres tigres tristes, de Cabrera Infante aunque ésta es también una novela evocativa, de La Habana anterior a 1959, y De dónde son los cantantes, de Sarduy, que intenta crípticamente una visión del cubanismo a través de sus componentes étnicos. 

Precisamente Cabrera Infante fue uno de los primeros escritores en alejarse física, intelectual e ideológicamente de su patria y criticarla irónica y acerbamente desde afuera. La luna de miel entre algunos intelectuales y la revolución había terminado. A pesar de las Palabras a los intelectuales de Castro, garan­tizando la libertad de expresión y de las muy explícitas en ese mismo sentido de Ernesto Che Guevara (1965), habían surgido limitaciones, disensos, controversias, que en ningún caso, aunque parezca paradójico, interfirieron en la riqueza del caudal de producción literaria, vastamente comprobable, con respecto a lo que a este estudio interesa, en la multi­plicación de publicaciones y tirajes de libros de cuentos o antologías de cuentos. En realidad, lo que realmente se buscaba, en medio de los desniveles de un devenir histórico interno complejo, era una literatura que expresase, ética y estéticamente, el proceso evolutivo de una sociedad nueva, apoyada, sin embargo, en las raíces aglutinantes de lo nacional (La "cubania", como llama Caballero Bonald en su Introducción a la Narra­tiva cubana de la revolución, Alianza Editorial, 1971).


En las últimas décadas, son sobre todo los escritores jóvenes los que parecen aproximarse a esa síntesis. Muchos son los nombres que merecen recordarse: como cuentista, Luis Manuel García Méndez (Sin perder la ternura, 1987; Los forasteros, 1986, premio UNEAC y Habanecer, Premio Casa de las Américas); Miguel Barnett, con sus novelas de testimonio: Biografía de un cimarrón (1966), traducida y difundida por todo el mundo; Gallego (1981), llevada al cine y La vida real. Otra técnica y otra visión nos presenta Barnett en Oficio de ángel, evocación casi mágica de la vida cubana, desde la óptica de un joven de la clase media —que puede ser él mismo— y que culmina en 1962, con la revolución en camino a la consolidación; Senel Paz, cuentista y novelista (su cuento Los novios integra una Antología de la LyC). El lobo, el bosque y el hombre nuevo mereció el Premio Juan Rulfo otorgado por Radio Francia Internacional y el Centro Cultural de México y forma parte de una novela, Tigre de agosto. Su argumento sustentó el tema del exitoso y premiado filme "Fresa y chocolate". Menos realista, más mágica, su primera novela, Un rey en eljardín, (1983) culmina con una memorable descripción de un pueblo de fiesta, después del derrumbe definitivo del régimen de Batista.

Fuente: Antología de cuentistas latinoamericanos
Ed.Colihue, Bs.As., 1999