LA EXPANSIÓN EUROPEA:
LOS VIAJES DE EXPLORACIÓN
Desde fines del siglo XV y comienzos del XVI, navegantes europeos se
lanzaron a los grandes océanos y alcanzaron zonas del mundo que, hasta
entonces, desconocían. En unos pocos años, alrededor de 40, los límites del mundo conocido por los europeos se ampliaron en forma
notable.
Cuando comenzó dicho proceso, Europa, África y Asia ya se conocían
mutuamente. Durante mucho tiempo, esos mundos habían mantenido contactos
intermitentes a través del mar y de rutas terrestres, haciendo que los habitantes
de uno tuvieran noticias de la existencia de los otros. Pero a pesar de esos
contactos esporádicos, constituían mundos separados cultural, religiosa y
políticamente. La información que cada uno de ellos tenía acerca de los otros
era limitada, incompleta y, muchas veces, inexacta o deformada. Por su lado,
el continente americano se mantuvo durante miles de años completamente aislado
del resto.
Los viajes de exploración y descubrimiento llevados a cabo desde
Europa a partir de mediados del siglo XV determinaron el final de los mundos aislados y la interconexión de
todos ellos en un solo mundo.
EL MUNDO
CONOCIDO POR LOS EUROPEOS A MEDIADOS DEL SIGLO XV
Hacia mediados del siglo XV, los navegantes europeos ya tenían una idea aproximada de buena parte
del mundo: conocían Europa,
algunas zonas de Asia y el norte de África. La existencia de un continente entre Europa y Asia, en cambio, era
completamente desconocida. Esa idea del mundo se había ido formando a partir
de la acumulación de conocimientos geográficos desde la Antigüedad. Desde esa
época, muchos viajeros -marinos, comerciantes, guerreros- brindaron
innumerables informaciones acerca de los lugares que visitaban.
El conocimiento geográfico europeo tendía a ampliarse según los
productos que comerciaban. Así, por ejemplo, una
vez que comenzaron a importar productos asiáticos regularmente en el siglo XII, conocieron mucho más
acerca de Asia. Con respecto de África, estaban mucho menos informados debido a
varias razones: el limitado comercio de productos provenientes del África
subsa-hariana; las prevenciones europeas acerca de las condiciones climáticas
de la zona tórrida; y la acción de los musulmanes para mantener alejados a los
mercaderes europeos del manejo directo del comercio africano.
NUEVOS CONOCIMIENTOS
NÁUTICOS Y GEOGRÁFICOS
Cuando, durante la segunda mitad del siglo XV, los europeos comenzaron
a navegar a través de los grandes océanos, ya contaban con algunos elementos
técnicos que les permitieron llevar a cabo tales empresas. En primer lugar,
disponían de los conocimientos geográficos y astronómicos que habían desarrollado los antiguos
griegos y perfeccionado los árabes. Además, los marinos europeos ya habían
confeccionado algunos mapas rudimentarios , los llamados
"portulanos". Los portulanos eran mapas en los que se dibujaban el
contorno de las costas, con todos sus accidentes (bahías, golfos), los
principales puertos y las rutas conocidas.
Aunque en algunas ciudades, como Génova y Barcelona, existían escuelas de náutica, lo
que predominaba en el arte de navegar era la experiencia de los marinos en su
lucha contra el mar.
Con el tiempo, se fueron desarrollando algunos recursos técnicos que
permitieron la realización de viajes hacia distancias cada vez mayores. Uno de
los problemas que tenían los navegantes de entonces era el de la orientación
en alta mar. Para superar ese problema, se perfeccionaron
algunos instrumentos de medición, como la brújula y el astrolabio. La brújula, instrumento inventado por los chinos y que ya se usaba en
Europa desde el siglo XIII tiene una aguja imantada que siempre apunta
al Norte. El astrolabio era un instrumento
que permitía calcular la altura del Sol y de las estrellas sobre el
horizonte y, así, conocer el lugar donde se hallaba la nave. Los marinos
también utilizaban la rosa de los vientos, dibujo en el cual están indicados
los cuatro puntos cardinales.
Un gran avance técnico,
instrumento genuino del descubrimiento, fue la carabela. Este velero liviano, de
casco estrecho, que combinaba la vela triangular con la cuadrada, resultó una
pieza decisiva en el éxito de las exploraciones. Las carabelas eran naves pequeñas (medían
entre 20 m
de largo por 8 m de ancho), resistentes,
rápidas, podían transportar hasta 25 hombres, y poseían una gran capacidad de maniobra. Años después, al desarrollarse el comercio de
ultramar, la carabela, de escasa capacidad de
carga, fue reemplazada por el galeón.
LAS RAZONES DE LA
EXPANSIÓN
Cuando se discuten los motivos que impulsaron la expansión europea, es
fácil suponer que los europeos en general compartían un profundo deseo de
explorar. Sin embargo, la mayoría de los que vivían en la Europa del siglo xv
se hallaban demasiado ocupados en sobrellevar su propia vida como para
preocuparse por otras cuestiones; las metas de marineros, mercaderes y
príncipes -protagonistas de la expansión- se hallaban demasiado lejos de la
experiencia cotidiana de la gente común.
Cualquier discusión acerca de los motivos del avance europeo debe
tener en cuenta que sólo un segmento muy
pequeño de la sociedad fue responsable
de impulsarlo. Aun aquellos que se
sentían atraídos por las posibles recompensas que les brindaría la exploración
de tierras lejanas, lo estaban de distintas maneras y perseguían diferentes
metas. No obstante, la mayoría de las razones de la expansión puede reunirse
en dos grandes grupos: religiosas y económicas.
Los móviles
religiosos
Uno de los principales
motivos que impulsaron la expansión europea, sobre todo en su primera etapa,
fue el deseo de expandir el
Cristianismo. Durante toda la Edad
Media, la rivalidad entre cristianos y musulmanes había caracterizado la
política europea. Las luchas seculares entre estas dos civilizaciones habían
dejado un sentimiento de hostilidad entre ambas, que continuaría durante el
siglo XVI y más allá.
La posibilidad de que los exploradores pudieran brindarles información
acerca de los musulmanes movió a varios monarcas europeos a financiar viajes
de exploración. La guerra constante contra los musulmanes creó en Europa una
idea de cruzada, de guerra santa contra el "infiel" musulmán. Este espíritu de cruzada fue uno de los móviles
más importantes de los viajes hacia otras tierras. Así, por ejemplo, los
portugueses intentaban que su expansión hacia África fuera un duro golpe
contra los musulmanes, que extendiera la fe cristiana y que posibilitara un
avance hacia la liberación de la Tierra Santa, en el Cercano Oriente.
En los primeros años de la Edad Moderna, la religiosidad cristiana
todavía conservaba un enorme poder en Europa y ejercía una poderosa influencia
en casi todos los aspectos de la vida. En esa atmósfera, uno de los impulsos
más antiguos de la Cristiandad -el envío de misioneros a los no creyentes- jugó
un importante papel en la expansión europea. La fuerza del proselitismo religioso apareció claramente en los primeros
momentos de ese proceso. Tanto portugueses como
españoles trataron de expandir el Cristianismo en los imperios que
construyeron. En este sentido, los españoles fueron bastante más exitosos en
América, que sus rivales en África y en la India.
Los móviles
económicos
Las principales motivaciones para la exploración también provenían del fortalecimiento de la economía europea
posterior a1450, especialmente del desarrollo del comercio. La expansión tuvo dos
objetivos principales: la búsqueda de nuevos
productos y rutas comerciales.
El oro que alimentaba el comercio con el Lejano Oriente era extraído en el centro del continente africano y
llegaba al Mediterráneo por medio de caravanas conducidas por comerciantes
musulmanes. En el siglo XV, el comercio de bienes de lujo comenzó a demandar más cantidad de oro
que antes. Llegar directamente a
las fuentes de producción de oro en África se convirtió en el
objetivo de muchos comerciantes europeos. También existía interés por incorporar nuevas tierras para el cultivo del azúcar, que comenzaba a ser muy demandado por las clases altas europeas.
Además, para cultivar el azúcar, se necesitaban
esclavos, que tradicionalmente
provenían del este de Europa y de Asia.
Las especias, traídas de las islas
del sudeste asiático, eran muy demandadas por sus cualidades como conservantes de carnes
y, en menor medida, como condimentos para las comidas servidas en la mesa de los ricos. A
mediados del siglo XV el significado del término “especias” era mucho más
amplio que en la actualidad. No solo se incluóan dentro del él a la pimienta,
la canela, el clavo de olor el azafrán
sino también a otras cuatrocientos productos: cobre, algodfón, seda,
colorantes, productos medicinales, perfumes y gomas.
Ya desde comienzos del siglo XIV la comunidad mercantil
italiana poseía abundante información acerca de los productos asiáticos y de
las rutas que llevaban a sus lugares de origen, gracias a más de un siglo de
intercambio comercial a través de los
puertos del Mediterráneo oriental y del Mar Negro. A mediados del
siglo XV, el avance de los turcos desde el Asia Menor y la toma de
Constantinopla en 1453 provocaron el cierre de las rutas comerciales que los
europeos utilizaban habitualmente. Esta situación los obligó a lanzarse a la búsqueda
de nuevos rumbos.
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