En “La
noche boca arriba”, el relato comienza con un mundo reconocible para el lector como
es una gran ciudad con sus avenidas, semáforos, motos y motociclistas. También los
accidentes son hechos “normales “para la concepción del lector, así que hasta
este momento del relato el lector reconoce como posibles todos los elementos
que se van presentando.
Sin
embargo, aparece un primer elemento que incomoda, en primer término al
protagonista, y que funcionará como un indicio para el lector:“Como sueño era curioso porque estaba lleno
de olores y él nunca soñaba olores”. El “nunca” que aparece en la oración
da una pauta de que algo fuera de lo normal le está ocurriendo al protagonista.
Luego de una segunda lectura, el lector ya está en condiciones de rastrear todos
los elementos que van construyendo un clima fantástico a partir de ese adverbio
de tiempo.
A medida
que se avanza en la lectura del cuento de Cortázar empieza a surgir otro mundo,
el del moteca, que plantea un clima de persecución y angustia en el personaje.
El cuento
presenta estas dos realidades paralelas cuyo nexo o puerta de acceso es la de la
pesadilla. El joven motociclista “se duerme” y aparece en esa otra realidad, y
así sucesivamente hasta que la realidad que ha ido construyendo el motociclista
y que el lector ha aceptado como posible se ve violentada y cuestionada.
Ya no es
el joven accidentado el que sueña, sino que es el moteca quien “alcanzó a cerrar otra vez los párpados,
aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño
maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un sueño en el
que había andado por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes
y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba
bajo sus piernas”.
A partir
de este momento la realidad planteada en un principio, y cercana para el lector,
es la que trastabilla y aparece el cuestionamiento de cuál es la verdadera
realidad. Cuestionamiento que también afecta al lector, quien ve socavada su
tan tranquila, ordenada y segura realidad.
Fuente:
Prácticas
del lenguaje 4 : las estéticas literarias : tradición e innovación /
Graciana Centron y María Virginia de Haro. -
1a ed. -
Ciudad
Autónoma de Buenos Aires: Longseller, 2015.
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