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6 de abril de 2019

¿Qué es la literatura? - El lenguaje literario


¿Qué es la literatura? - El lenguaje literario

Cuando abordamos esta simple pregunta para entender el objeto de estudio, nos encontramos con la dificultad de esclarecer su definición. Comencemos por su etimología y la evolución semántica que ha sufrido la palabra literatura para comprender la complejidad de la problemática:
A) El vocablo “literatura” es un derivado del término latino litteratura que a su vez deriva del griego gramatiqué. Significa en latín instrucción, saber relacionado con el arte de escribir o leer y también gramática, alfabeto, erudición.
B) Del latín derivó a las lenguas europeas con formas muy parecidas (español: literatura, francés: littérature, italiano: letteratura, inglés: literature).
C) Este concepto se extiende hasta el siglo XVIII, con todos sus matices e interpretaciones.
D) Pero en la segunda mitad del siglo XVIII, se produce una profunda evolución semántica de la palabra literatura, ya que en vez de definir el saber o la cultura del hombre de letras, la palabra pasa a designar una actividad específica y la producción resultante. O sea, que ya estamos hablando de la obra literaria. Pero esta evolución continúa hasta llegar a designar con el término literatura, al conjunto de obras literarias de un país (por eso se le agrega el adjetivo “española”, “francesa”, etc.).
A finales del siglo, la constante evolución termina por designar con el término literatura el fenómeno literario en sí y no como de un país en particular. Por lo tanto, podemos hablar ya de literatura como creación estética. Esta nueva alternativa, separa para siempre la literatura de los escritos científicos, que en la antigua acepción se incluían, ya que el término generalizado, abarcaba todo aquello que estuviera escrito.
E) En los siglos siguientes las acepciones fueron variando rápidamente, mostrando distintos enfoques del problema. Trataremos de resumirlo brevemente:
1) Producción literaria de una época (literatura del siglo XVI, XVII, etc.).
2) Obras que se generalizan por algunos de sus aspectos (literatura femenina, de terror, de ciencia ficción, etc.).
3) Bibliografía existente sobre algún tema específico (Literatura sobre el Renacimiento...).
4) Sentido peyorativo del término (Utilizado como despreciativo, por ejemplo al que habla mucho sin decir nada, se le suele expresar “ése está haciendo literatura...”)
5) Se habla de literatura para definir historia de la literatura o manual de literatura.
Esta recorrida por la evolución de la palabra literatura nos revela lo difícil que resulta definirla.  En la actualidad, se propone abordarla como actividad estética, y en consecuencia, también abarcar su producción, las obras literarias.
La definición propuesta por Fidelino de Figueiredo concreta la síntesis:
Literatura es creación por medio de la palabra sugestiva, de una suprarrealidad (o realidad aparencial), construida con los datos profundos y singulares provenientes de la intuición y de las vivencias del creador, elaborados por medio de una técnica, exteriorizados con fuerza expresiva.
(Últimas aventuras, pág. 208-214 Río de Janeiro, 1941).

EL LENGUAJE LITERARIO
El lenguaje es el material de la literatura, pero como no está hecho de material inerte, sino que es una creación humana, debemos distinguir y establecer criterios que diferencien el lenguaje cotidiano y científico del lenguaje literario.
El problema se presenta porque la literatura utiliza como medio expresivo la palabra... Entonces, deberemos analizar qué cambios se producen en “esas palabras” para convertirse en poéticas.
En principio, la función poética del lenguaje, según Román Jakobson, crea su propio universo de ficción, o sea que no está determinada por referentes reales (aunque siempre existen vínculos con ese mundo real). La literatura necesita ser verosímil (creíble) y no verdadera, como le sucede a la historia.
El lenguaje literario es semánticamente autónomo, porque tiene poder suficiente para organizar y crear mundos expresivos enteros.
Otra característica del lenguaje literario es que éste es connotativo (lleva implícito otros mensajes que se agregan a la comunicación básica); a diferencia del lenguaje de la ciencia, del derecho, etc. que es denotativo (neutro y despersonalizado). Pero este fenómeno de la connotación no sólo es exclusivo de la literatura, por eso podemos agregar otro término más abarcativo, y decir que el lenguaje literario es plurisignificante, ya que el signo lingüístico posee múltiples dimensiones semánticas y trasciende la literalidad de la palabra.
La plurisignificación del lenguaje se manifiesta en dos planos: un plano vertical o diacrónico y un plano horizontal o sincrónico. En el primer plano la palabra toma todos los significados que le otorga la vida histórica de la palabra, que la determina en una tradición. En el plano sincrónico la palabra cobra plurisignificación debido a las relaciones (conceptuales, rítmicas, etc.) que esa palabra mantiene con el resto de las palabras dentro del contexto (en un aquí, ahora).
Ejemplifiquemos con el conocido poema de la rosa que Federico García Lorca escribió para su obra teatral Doña Rosita la soltera: aquí la rosa simboliza a la mujer que evoluciona en la vida igual que la flor, desde un pequeño pimpollo hasta que se marchita y se deshoja (Plano sincrónico). Sin embargo, no podemos obviar toda la tradición que el concepto de rosa encierra: flor que se distingue por su belleza, su suavidad, fragancia y color (Plano diacrónico). Alude a todos los atributos femeninos y ambos aspectos contribuyen a la plurisignificación de la palabra.

Otra diferencia entre el lenguaje cotidiano y literario, es que el primero en previsible, rutinario, en cambio la palabra poética trata de explorar la palabra, liberarla de sus acepciones cotidianas, volverla original e imprevisible, para ello, se vale de figuras estilísticas (como la metáfora, el símbolo, las imágenes, las repeticiones, los paralelismos etc.) para enriquecer las condiciones del lenguaje.
Y al referirnos a la palabra debemos recordar la definición de signo lingüístico, (que ya apareció más arriba), según Ferdinand de Saussure, las oraciones y los discursos se construyen combinando signos lingüísticos. Una palabra, o un grupo de palabras constituyen un signo lingüístico. Éste está constituido por un significado (apunta a lo que representa) y por un significante (realidad física, sonora de la palabra) que apuntan a un referente.
En el lenguaje cotidiano o científico, el significante tiene poca o ninguna importancia, y el énfasis se pone en el significado. En cambio, en el lenguaje literario los signos lingüísticos se nutren de ambos, ya que los significantes enriquecen el texto desde lo sonoro, desde lo rítmico, es lo que permite acercar a la literatura a la música.
Y es aquí donde se plantea una nueva discusión que tiene que ver con la arbitrariedad (o no) del signo lingüístico. Saussure manifiesta el carácter arbitrario del signo (entre el significado y el significante no existe ninguna relación intrínseca), por lo tanto el signo es convencional. Por ejemplo, si nombramos “mano”, no hay una razón aparente que una estos sonidos a su significado, y la prueba de esto sería que traducido al inglés decimos “hand” y no cambia su significado.
Sin embargo, Dámaso Alonso, estando de acuerdo con estos conceptos, aclara que en el lenguaje poético, ”existe siempre una vinculación entre significante y significado” que puede estar presente por el valor expresivo de una sílaba, una palabra etc.

RESUMIENDO: las obras literarias, utilizan el lenguaje en su función poética. Este lenguaje se caracteriza por ser connotativo, plurisignificante, creativo, imprevisible, adopta su propio universo de ficción, es verosímil. Posee intenciones y cualidades estéticas. Quedan excluidas de la literatura, obras científicas, jurídicas, históricas, filosóficas, etc.
FUENTE: 

Literatura : 4º año Secundaria, cosmovisión mítica, épica y trágica / Estela Marta Roca y María Luisa Iglesias. - 1a ed. – Editorial Maipue, Buenos Aires, 2011

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