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6 de abril de 2019

FUNCIONES DE LA LITERATURA


FUNCIONES DE LA LITERATURA


Una vez investigada la naturaleza de la literatura, conviene preguntarse por las funciones o finalidades que ella posee. Esta cuestión ha recibido en las distintas épocas y culturas muchas y distintas respuestas que toman en cuenta distintos aspectos del fenómeno literario. Resumamos e interpretemos las más significativas:
A)   Literatura como sinfronismo:  el Sinfronismo es la coincidencia espiritual, entre el hombre de una época y los de todas las épocas, de los próximos y de los dispersos en el tiempo y en el espacio. Esta teoría intenta sustraer a la obra literaria de su espacio y su tiempo para enfrentarla a los lectores de cualquier época y lugar. Sobre este aspecto, Fernán Pérez de Oliva, en su obra Diálogo de la dignidad del hombre, explica: “El gran misterio de las Letras nos da facultad de hablar con los ausentes y de escuchar ahora a los sabios antepasados las cosas que dijeron. Las Letras nos mantienen la memoria, nos guardan las ciencias y, lo que es más admirable, nos extienden la vida largos siglos, pues por ellos conocemos todos los tiempos pasados, los cuales vivir no es sino sentirlos”.

B) Literatura como compromiso:
Si bien Jean-Paul Sartre no niega la función sinfrónica de la literatura, agrega al concepto anterior la idea “todo autor está sumergido en su época y sólo puede escribir para ella”. “El escritor habla a sus contemporáneos, a sus compatriotas, a sus hermanos de raza o clase”. Esta coincidencia temporal (autor-lector), es lo que lo hace diferir de lo sinfrónico, que es atemporal. La idea de literatura comprometida opera sobre el mensaje y el segundo concepto apunta más a un goce desinteresado y puro.
Este autor francés, se plantea tres interrogantes en su libro ¿Qué es literatura?: ¿Qué es escribir?, ¿por qué escribir?, ¿para qué escribir? Sobre la primera pregunta dirá que “escribir es una opción para revelar al mundo y a los demás hombres, para que éstos ante el objeto puesto así al desnudo, asuman todas sus responsabilidades. Al segundo interrogante responderá “hay en el hombre conciencia de ser el revelador del mundo” (no su creador), O sea, que el hombre tiene conciencia de “poder ver”, de “entender” y “enfatizar” el mundo en que vivimos. Además se escribe para ser leído, por lo tanto, después del acto creador, se supone que corresponde otro momento para el lector, que será también “revelador” frente a la obra. El escritor tiene el compromiso, según Sartre de “revelar”, pero también de indagar “para quién escribe”. Y esto nos lleva a la tercera cuestión: escribe para sus contemporáneos, sus hermanos de “raza” o clase.
C) Literatura como evasión:
Casi como teoría antagónica a la anterior, donde el escritor sentía un profundo compromiso con su época, la literatura como evasión nos propone el fenómeno literario como refugio, fuga de la realidad circundante. Las causas que lleven a un escritor a evadirse, pueden ser múltiples: personales, sociales, políticas, para huir de la vulgaridad, etc. Ejemplifiquemos distintos modos de evasión:
a) Transformando a la literatura en actividad tiránica, absorbente, culto fanático del arte donde el escritor olvida el mundo y la vida real.
b) Evasión en el tiempo: El poeta busca momentos, épocas remotas, bellas y grandiosas donde olvidar los desencantos que le plantea el presente.
c) Evasión en el espacio: El poeta busca lugares exóticos, alejados de sus costumbres cotidianas. En este tipo de evasión, un tema repitente es el viaje, que de una u otra manera es una búsqueda y un alejamiento.
d) La infancia es otro lugar figurado de evasión. El tiempo pasado y ahora revivido por medio del recuerdo, se plantea como un momento dulce, bueno, donde no debíamos afrontar las desilusiones y preocupaciones adultas.
e) La creación del personaje es otro procedimiento de evasión, ya que el escritor, va perfilando a su personaje con los deseos y características que él hubiese deseado poseer, o lo hace vivir experiencias o aventuras que él desearía para sí.
Recordemos también que el lector puede acudir a la literatura como evasión, ya que las frustraciones personales, o el aburrimiento, o la falta de proyectos propios puede hacerlo ilusionar con la vida de los héroes y vivir estas historias como si él mismo fuera el protagonista.
D)  Literatura como juego:
Si nos preguntamos para qué sirve el juego, podemos pensar en múltiples funciones, por ejemplo:
1) Para liberar el exceso de energía vital
2) Como imitación
3) Para distenderse y relajarse
4) Como desviación inocente de instintos peligrosos
5) Para satisfacer deseos irrealizables mediante una ficción
6) Como autoconfirmación de la personalidad.

Notarán que todos estos conceptos son válidos también para la literatura. Cuando nos referimos a la función lúdica de la literatura tenemos que tener claro dos enfoques de esta cuestión:

a)   El arte ha sido interpretado como “juego del espíritu” aunque en realidad es una actividad más compleja que el juego. Es verdad que en ambos casos se experimenta la alegría de crear, pero la creación del juego es momentánea, mientras que la del arte aspira a permanecer.

b) La literatura que se considera en sí misma un juego: Es un juego espiritual, en él las cosas tienen otro aspecto que “en la vida real”. El poeta juega en la misma forma que lo hace el niño. Uno y otro utilizan los símbolos. Cuando el niño juega con una escoba y se trepa a ella como si fuera un caballo, discrimina la realidad de la fantasía y si le preguntamos no dudará en decirnos que eso que tiene entre sus manos es una escoba, pero se convierte en caballo dentro de su universo de ficción. De igual manera, el poeta juega con las palabras, utilizándolas en su capacidad de símbolos y formando con ellas su universo poético. Ambos cumplen con las reglas del juego y con profunda seriedad; el poeta crea un arte y el niño, un juego.
E) Literatura como catarsis:
Este concepto aparece con Aristóteles; en su obra Poética explica que la función propia de la literatura es el placer puro y elevado. En la definición aristotélica de tragedia se lee: “La tragedia es una imitación de una acción elevada y completa, dotada de extensión, con un lenguaje templado, con formas diferentes en cada parte, que se vale de la acción y no de la narración, y que, por medio de la compasión y el terror, produce la purificación de tales pasiones”.
Aristóteles toma el término catarsis del lenguaje médico, que designa un proceso purificador que limpia el cuerpo de elementos nocivos, pero lo utiliza en el sentido amplio de “purificador de naturaleza psico-intelectual”. Asistir al dolor ficticio de otro, nos lleva a liberar pasiones a través de dos sentimientos: la compasión y el terror.

Si recordamos el argumento de la tragedia Edipo Rey de Sófocles, donde Edipo, por huir de su destino, justamente se acerca más peligrosamente a su cumplimiento (asesina a su padre y se casa con su madre), advertiremos fácilmente los sentimientos de compasión y terror que surgen en el espectador: compasión, porque Edipo no es culpable de su drama y terror, porque, así como él lucha contra su destino inútilmente, de la misma forma podemos estar nosotros luchando contra la fatalidad de un destino adverso, sin saberlo.
Con el correr del tiempo, el sentido de catarsis se extendió a toda expresión literaria, interpretando a la literatura como una forma de liberación y purificación de sentimientos dolorosos y negativos, como una búsqueda de paz y armonía, tanto para el escritor, como para el lector. Es importante, por último no confundir la catarsis con la evasión (que es fuga y olvido, tentativa de eludir problemas); la catarsis no se desliga de la profunda responsabilidad que tiene el hombre ante su destino.

F) La literatura: el arte por el arte:
Esta teoría propugna el desinterés absoluto del arte, niega toda utilidad a la obra literaria y sólo persigue como fin la belleza. O sea que, el arte literario tiene como única finalidad, el arte, la obra en sí, a la que hay que cuidar, embellecer como si ella fuera una joya. Teófilo Gautier, es uno de los poetas que más defendieron esta postura.


De todas estas interpretaciones, aparentemente dispares, podemos inferir puntos de contacto: todas hablan del dinamismo del lenguaje, de la literatura como inherente al hombre y como trascendencia, como alternativa vital. Es parte del espíritu del hombre; y busca la comunicación con los otros. Tantas concepciones nos alejan de una respuesta definitiva, única y universal... Cada uno de nosotros tiene una parte de la respuesta. La literatura expresa al hombre en cuanto es hombre, y nos involucra a todos sin más calificación.

Fuente
Literatura : 4º año Secundaria, cosmovisión mítica, épica y trágica / Estela Marta Roca y
María Luisa Iglesias. - 1a ed. – Editorial Maipue, Buenos Aires, 2011

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