FUNCIONES DE LA LITERATURA
Una vez investigada la naturaleza de la literatura, conviene preguntarse
por las funciones o finalidades que ella posee. Esta cuestión ha recibido en
las distintas épocas y culturas muchas y distintas respuestas que toman en
cuenta distintos aspectos del fenómeno literario. Resumamos e interpretemos las
más significativas:
A) Literatura como sinfronismo: el Sinfronismo es la coincidencia espiritual, entre el hombre
de una época y los de todas las épocas, de los próximos y de los dispersos en el
tiempo y en el espacio. Esta teoría intenta sustraer a la obra literaria de su espacio y
su tiempo para enfrentarla a los lectores de cualquier época y lugar. Sobre este
aspecto, Fernán Pérez de Oliva, en su obra Diálogo de la dignidad del hombre, explica: “El gran
misterio de las Letras nos da facultad de hablar con los ausentes y de escuchar
ahora a los sabios antepasados las cosas que dijeron. Las Letras nos mantienen la
memoria, nos guardan las ciencias y, lo que es más admirable, nos extienden la vida
largos siglos, pues por ellos conocemos todos los tiempos pasados, los cuales vivir
no es sino sentirlos”.
B) Literatura como compromiso:
Si bien Jean-Paul Sartre no niega la función sinfrónica de la literatura,
agrega al concepto anterior la idea “todo autor está sumergido en su época y
sólo puede escribir para ella”. “El escritor habla a sus contemporáneos, a sus
compatriotas, a sus hermanos de raza o clase”. Esta coincidencia temporal
(autor-lector), es lo que lo hace diferir de lo sinfrónico, que es atemporal.
La idea de literatura comprometida opera sobre el mensaje y el segundo concepto
apunta más a un goce desinteresado y puro.
Este autor francés, se plantea tres interrogantes en su libro ¿Qué es literatura?: ¿Qué es escribir?, ¿por qué escribir?, ¿para qué escribir? Sobre la
primera pregunta dirá que “escribir es una opción para revelar al mundo y a los
demás hombres, para que éstos ante el objeto puesto así al desnudo, asuman todas
sus responsabilidades. Al segundo interrogante responderá “hay en el hombre
conciencia de ser el revelador del mundo” (no su creador), O sea, que el hombre
tiene conciencia de “poder ver”, de “entender” y “enfatizar” el mundo en que
vivimos. Además se escribe para ser leído, por lo tanto, después del acto
creador, se supone que corresponde otro momento para el lector, que será
también “revelador” frente a la obra. El escritor tiene el compromiso, según
Sartre de “revelar”, pero también de indagar “para quién escribe”. Y esto nos
lleva a la tercera cuestión: escribe para sus contemporáneos, sus hermanos de “raza”
o clase.
C) Literatura como evasión:
Casi como teoría antagónica a la anterior, donde el escritor sentía un
profundo compromiso con su época, la literatura como evasión nos propone el
fenómeno literario como refugio, fuga de la realidad circundante. Las causas
que lleven a un escritor a evadirse, pueden ser múltiples: personales, sociales,
políticas, para huir de la vulgaridad, etc. Ejemplifiquemos distintos modos de
evasión:
a) Transformando a la literatura en actividad tiránica, absorbente,
culto fanático del arte donde el escritor olvida el mundo y la vida real.
b) Evasión en el tiempo: El poeta busca momentos, épocas remotas, bellas
y grandiosas donde olvidar los desencantos que le plantea el presente.
c) Evasión en el espacio: El poeta busca lugares exóticos, alejados de
sus costumbres cotidianas. En este tipo de evasión, un tema repitente es el
viaje, que de una u otra manera es una búsqueda y un alejamiento.
d) La infancia es otro lugar figurado de evasión. El tiempo pasado y
ahora revivido por medio del recuerdo, se plantea como un momento dulce, bueno,
donde no debíamos afrontar las desilusiones y preocupaciones adultas.
e) La creación del personaje es otro procedimiento de evasión, ya que el
escritor, va perfilando a su personaje con los deseos y características que él
hubiese deseado poseer, o lo hace vivir experiencias o aventuras que él
desearía para sí.
Recordemos también que el lector puede acudir a la literatura como
evasión, ya que las frustraciones personales, o el aburrimiento, o la falta de
proyectos propios puede hacerlo ilusionar con la vida de los héroes y vivir
estas historias como si él mismo fuera el protagonista.
D) Literatura
como juego:
Si nos preguntamos para qué sirve el juego, podemos pensar en múltiples
funciones, por ejemplo:
1) Para liberar el exceso de energía vital
2) Como imitación
3) Para distenderse y relajarse
4) Como desviación inocente de instintos peligrosos
5) Para satisfacer deseos irrealizables mediante una ficción
6) Como autoconfirmación de la personalidad.
Notarán que todos estos conceptos son válidos también para la
literatura. Cuando nos referimos a la función lúdica de la literatura tenemos
que tener claro dos enfoques de esta cuestión:
a) El arte ha sido interpretado como “juego del espíritu”
aunque en realidad es una actividad más compleja que el juego. Es verdad que en
ambos casos se experimenta la alegría de crear, pero la creación del juego es
momentánea, mientras que la del arte aspira a permanecer.
b) La literatura que se considera en sí misma un juego: Es un juego
espiritual, en él las cosas tienen otro aspecto que “en la vida real”. El poeta
juega en la misma forma que lo hace el niño. Uno y otro utilizan los símbolos.
Cuando el niño juega con una escoba y se trepa a ella como si fuera un caballo,
discrimina la realidad de la fantasía y si le preguntamos no dudará en decirnos
que eso que tiene entre sus manos es una escoba, pero se convierte en caballo
dentro de su universo de ficción. De igual manera, el poeta juega con las
palabras, utilizándolas en su capacidad de símbolos y formando con ellas su
universo poético. Ambos cumplen con las reglas del juego y con profunda
seriedad; el poeta crea un arte y el niño, un juego.
E) Literatura como catarsis:
Este concepto aparece con Aristóteles; en su obra Poética explica que la
función propia de la literatura es el placer puro y elevado. En la definición aristotélica de
tragedia se lee: “La tragedia es una imitación de una acción elevada y
completa, dotada de extensión, con un lenguaje templado, con formas diferentes
en cada parte, que se vale de la acción y no de la narración, y que, por medio
de la compasión y el terror, produce la purificación de tales pasiones”.
Aristóteles toma el término catarsis del lenguaje médico, que designa un
proceso purificador que limpia el cuerpo de elementos nocivos, pero lo utiliza
en el sentido amplio de “purificador de naturaleza psico-intelectual”. Asistir
al dolor ficticio de otro, nos lleva a liberar pasiones a través de dos
sentimientos: la compasión y el terror.
Si recordamos el argumento de la tragedia Edipo Rey de Sófocles, donde
Edipo, por huir de su destino, justamente se acerca más peligrosamente a su
cumplimiento (asesina a su padre y se casa con su madre), advertiremos
fácilmente los sentimientos de compasión y terror que surgen en el espectador:
compasión, porque Edipo no es culpable de su drama y terror, porque, así como
él lucha contra su destino inútilmente, de la misma forma podemos estar
nosotros luchando contra la fatalidad de un destino adverso, sin saberlo.
Con el correr del tiempo, el sentido de catarsis se extendió a toda
expresión literaria, interpretando a la literatura como una forma de liberación
y purificación de sentimientos dolorosos y negativos, como una búsqueda de paz
y armonía, tanto para el escritor, como para el lector. Es importante, por
último no confundir la catarsis con la evasión (que es fuga y olvido, tentativa
de eludir problemas); la catarsis no se desliga de la profunda responsabilidad que
tiene el hombre ante su destino.
F) La literatura: el arte por el arte:
Esta teoría propugna el desinterés absoluto del arte, niega toda
utilidad a la obra literaria y sólo persigue como fin la belleza. O sea que, el
arte literario tiene como única finalidad, el arte, la obra en sí, a la que hay
que cuidar, embellecer como si ella fuera una joya. Teófilo Gautier, es uno de
los poetas que más defendieron esta postura.
De todas estas interpretaciones, aparentemente dispares, podemos inferir
puntos de contacto: todas hablan del dinamismo del lenguaje, de la literatura
como inherente al hombre y como trascendencia, como alternativa vital. Es parte
del espíritu del hombre; y busca la comunicación con los otros. Tantas
concepciones nos alejan de una respuesta definitiva, única y universal... Cada
uno de nosotros tiene una parte de la respuesta. La literatura expresa al
hombre en cuanto es hombre, y nos involucra a todos sin más calificación.
Fuente
Literatura : 4º año
Secundaria, cosmovisión mítica, épica y trágica / Estela Marta Roca y
María
Luisa Iglesias. - 1a ed. – Editorial
Maipue, Buenos Aires, 2011
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