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6 de febrero de 2020

Análisis de LA REALIDAD Y EL DESEO de LUIS CERNUDA









Poética y título de su obra

La realidad y el deseo es el título con que se agrupa toda la producción lírica de Luis Cernuda. El motivo de toda la obra cernudiana es el conflicto entre la apariencia y la verdad de las cosas, es decir, entre la realidad y el deseo. Esta lucha romántica entre el yo y el que desea y la realidad que constriñe y que prohíbe, se traduce poéticamente en distintas actitudes: desde el aislamiento y la soledad hasta la rebeldía y la ira, sin olvidar la ironía y el sarcasmo. Sin embargo, no todo se pude reducir a este conflicto, pues hay un factor fundamental: el exilio, que provoca en nuestro poeta la meditación existencial y la contemplación irónica de la experiencia vital.
Así pues, podemos señalar la existencia de dos Cernudas: uno romántico, con una poesía intimista y subjetiva, y otro  antirromántico, que se distancia para mostrar la propia experiencia vivida. Ese distanciamiento se observa en las distintas formas de aludir a sí mismo, como el uso de la segunda persona, la identificación con personajes históricos o literarios e incluso la creación de algún alter ego.
En definitiva, es este un camino en el que nuestro poeta busca, simplemente, encontrar "la verdad de sí mismo", su dimensión trascendente, frente al mero reflejo de las apariencias circunstanciales de la vida.

Influencias: tradición y originalidad
Para Cernuda, el respeto a la tradición literaria y la aportación de originalidad en su obra deben ir en perfecto equilibrio. Para él, el respeto a la tradición es algo fundamental y abarca el conjunto de la literatura europea desde Homero a sus días. Entre las presencias de la tradición que más claramente se ven en sus poemas encontramos:
Garcilaso. Tanto por su métrica (como se ve en el libro Égloga, Elegía, Oda), como por sus temas (el amor, la visión idealizada de la naturaleza y la presencia de la mitología clásica).
Bécquer, y los poetas que inician el simbolismo (Baudelaire, Verlaine, Valery, Mallarme, Holderlin), que le aportan el concepto del poeta como un ser sobrenatural que tiene la capacidad de percibir lo que otros no pueden.
Los poetas platónicos (Fray Luis, Eliot), le aportan la visión de la naturaleza como un mundo de orden y paz, frente al caos humano.
Junto a todas estas presencias de la tradición cultural europea, Cernuda también tendrá en cuenta la obra de sus contemporáneos:
Juan Ramón Jiménez, por la visión subjetiva de la realidad y por la idea de que la verdadera literatura es aquella que se dirige a la esencia de las cosas, eliminando la superficialidad.
Los poetas del 27 le enseñan a enfrenarse a la obra literaria desde la perspectiva del Surrealismo.
En la poesía de Cernuda la presencia de la tradición se conjugará con la originalidad de su aportación, fruto de sus peculiaridades biográficas.

La función del poeta
La función del poeta en la obra de Luis Cernuda entronca perfectamente con la tradición romántica, según la cual el artista aparece como un ser solitario dotado de un don sobrenatural que le permite ver y expresar lo que otros no pueden. En esta línea, Cernuda se nos presenta como un integrante de una tradición que arranca con los románticos, sobre todo con los alemanes como Holderlin, Novalis o Heine y que en España representa la figura de otro sevillano, Gustavo Adolfo Bécquer. El poeta es, por tanto, un "elegido", bien sea por Dios o por el Demonio. Es un ser maldito, marginado, hecho del que deriva su soledad total.
En el caso de Cernuda, esa condición de maldito, de diferente, viene reforzada por su forma distinta de entender el amor. Su homosexualidad choca frontalmente con los usos y las normas propias de la sociedad burguesa a la que pertenece y en la que vive. Como consecuencia del sentimiento de la diferencia, la actitud del poeta sevillano frente al mundo se definirá por la rebeldía y por el sentimiento de frustración provocado por el choque constante entre la realidad que vive y el deseo de vivir, de amar, de forma diferente.

Temas
El tema de la realidad frente al deseo podemos concretarlo en la obra de Cernuda en una serie de motivos temáticos recurrentes:

La soledad, aislamiento, marginación y sentimiento de la diferencia.
El deseo de encontrar un mundo habitable que no reprima ni ataque al individuo que se siente y se sabe diferente. A veces el poeta se dirige al pasado, a la niñez, con lo que enlazamos con el tema de los "paraísos perdidos".
Deseo de encontrar la belleza perfecta, que no esté ensuciada por la realidad, por la materialidad.
El amor, como el gran tema cernudiano, adopta distintos planteamientos a lo largo de su obra:
Un amor no disfrutado, pero presentido y entendido más como experiencia literaria.
La experiencia amorosa marcada por la insatisfacción, por el dolor y el fracaso, por la incomprensión.
El amor como experiencia feliz, exaltada, pero marcada por la brevedad.
El tiempo y su discurrir es otro de los grandes temas, así que vinculados a este motivo encontramos:
El deseo de juventud eterna, marcada por las experiencias amorosas, por la belleza y por la fuerza de espíritu que le permite mantener una actitud rebelde frente al mundo que le oprime.
La nostalgia de la infancia, asociada a la ingenuidad y, por ello, a la felicidad.
El deseo de eternidad, de fundirse con la Naturaleza en un universo perfectamente ordenado.
La naturaleza como contraposición con el mundo burgués, contra el que el poeta reacciona de maneras adversas, pues ese mundo social burgués viene marcado por el caos. Frente a él, el orden natural, el deseo, considerado como un paraíso en el que el artista puede vivir en perfecta armonía. Esa naturaleza cernudiana viene dominada por la espontaneidad y por la proyección libre de los sentimientos y los instintos que en el ámbito burgués deben ser reprimidos.

BIOGRAFÍA

El poeta nació en Sevilla en 1902, hijo de padre militar, se educó en un ambiente de rígidos principios. Desde pequeño puede adivinarse el choque entre unos valores familiares muy estrictos y la propia personalidad tímida y retraída del poeta (el poema "La familia" es testimonio de ello). En esos primeros años marcados por la soledad, Cernuda descubre la literatura, y lo hace de manos de Bécquer, autor con el que la poesía cernudiana presenta importantes contactos, tanto en sus primeros versos (Perfil del aire) como en otros libros posteriores (no debemos pasar por alto que el título del libro Donde habite el olvido está sacado de un verso de Bécquer).
En 1919 comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla. Allí conoció a Pedro Salinas, que fue su profesor e introductor serio en la literatura, tanto la clásica, como la de los ya clásicos más o menos recientes franceses: Baudelaire, Rimbaud, Mallarme, Verlaine... En estos años descubre también a un autor francés que le influirá poderosamente, André Gide, y en el que encontrará el poeta sevillano un paralelo de sí mismo. En los años veinte se traslada a Madrid, donde entra en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se llamará Generación del 27. En 1928 ocupa plaza como lector de español en la Universidad de Toulouse. Volverá a Madrid en 1929.
Al proclamarse la República, la recibe con ilusión, y siempre se mostrará dispuesto a colaborar con todo lo que fuera buscar una España más tolerante, liberal y culta. Estos años son también de compromiso y acción política, afiliado a una ideología de izquierdas. Durante la Guerra Civil participó activamente desde las trincheras culturales organizando actividades de todo tipo.
En 1938, desesperado por la situación, fue a dar unas conferencias a Inglaterra, de donde ya no regresó a España. En Gran Bretaña, Cernuda vivirá de su trabajo como profesor en diferentes universidades: Surrey, Glasgow y Cambridge. Allí profundizará en la lectura de los clásicos ingleses y descubrirá la obra de autores que le influirán poderosamente. En 1947, gracias a la mediación de su amiga Concha de Albornoz, consigue una plaza de profesor en la universidad norteamericana de Mount Holyoke, en la que permanecerá hasta 1952. En 1960 volverá a EE.UU., a Los Ángeles, para impartir clases por espacio de tres años. Desde su llegada a EE.UU. en 1947 las relaciones de Cernuda con México se van agrandando. En 1952 trasladará su residencia a la Ciudad de México, de la que solo se ausentará para dar clases en California entre 1960 y 1963. En 1963 morirá en Ciudad de México.
OBRA Y EVOLUCIÓN POÉTICA
Desde 1936 Luis Cernuda reunió sus libros de poemas bajo el único título de La Realidad y el Deseo, título que como hemos visto resume temáticamente lo que es el núcleo central de su obra poética. La última edición recoge la totalidad de su obra poética, publicada un año después de su muerte en México, en 1963. La evolución poética del autor sigue un curso continuado, sin grandes altibajos, muy ceñido a su curso biográfico.
Primera etapa. Antes de la Guerra Civil. Formación del mundo poético Inicios. La formación del poeta. A ella pertenecen sus primeras obras, Primeras poesías (1927) -inicialmente titulada Perfil del aire-, y Égloga, elegía y oda (1928). Son poemas sobre la naturaleza y el descubrimiento del amor, en los que el tema dominante es la tímida evocación de los deseos eróticos adolescentes, muy influidos por clásicos como Garcilaso o Bécquer.

Poemas de juventud, rebeldía y pasión. La influencia del surrealismo
Corresponden a esta etapa Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931). Luis Cernuda fue el primer poeta de las vanguardias que comprendió e hizo suyo el verdadero significado del surrealismo como movimiento de liberación, como rebeldía contra el orden establecido, que Cernuda aplica a su destino, libremente aceptado y vivido, y en este caso a su homosexualidad. El amor es el tema absoluto de estos poemarios, a través del cual Cernuda vierte su concepción del placer y la soledad como elementos contrarios y complementarios al mismo tiempo. Los poemas aluden al amor como un sentimiento desmesurado, total, orgánico, al cual acecha siempre la tragedia. No obstante (o al mismo tiempo), ese amor es también el complemento inevitable de una vida, aquello que concede la razón a la existencia. Son, así pues, amor y sufrimiento las dos caras de una misma moneda.

En su obra Donde habite el olvido (1932-1933), el amor se ve como experiencia dolorosa, donde sólo queda el recuerdo de un olvido. Hay una clara influencia de Bécquer: del amor se expresa el estado preliminar (inicio feliz, presentimiento) y, sobre todo, el desengaño final, la desolación del fracaso. Aparecen dos nuevos temas, íntimamente relacionados con el sentimiento amoroso: la naturaleza y la mitología clásica.

Su obra Invocaciones (1934-1935) no supone un cambio sustancial en lo temático, pero sí hay una cierta ruptura formal: los poemas son más extensos, al modo de los himnos del romanticismo inglés y alemán. Se intensifica la presencia de la naturaleza y lo mitológico con un enfoque pagano del amor. El amor alcanza una dimensión trascendente, como experiencia de conocimiento. También se critica el medio social o moral, que impide el libre desarrollo del amor y el deseo y lo reduce a un sistema de convenciones aceptadas.

En Las nubes (1937-1940) comienza su etapa de madurez. Es el libro que más claramente refleja la dialéctica realidad/deseo, con claro influjo de poetas ingleses: Shakespeare, Blake, Yeats, Eliot... En cuanto a la temática es diversa: España, lo efímero frente a lo eterno, la muerte, el amor oculto, la nostalgia de la patria. El tono de los poemas es más clásico y coloquial.

El tema básico de Como quien espera el alba (1941-1944) es la obsesión por el paso del tiempo. Para Cernuda, lo único que existe el instante, el presente, y ahí ha de realizar el hombre su experiencia vital. Puede verse influencia de la Biblia y de filósofos como Kierkegaard. Existe una meditación sobre los trágicos sucesos de la guerra y una aceptación de la muerte. Utiliza con frecuencia la técnica de la segunda  persona, referencia externa a sí mismo, que le permite una especie de monólogo interior.

Con Vivir sin estar viviendo (1944-1949) hay una rememoración del pasado, soledad llena de recuerdos. Aparecen tres modos de evocación: introspección a través de la memoria, enfrentando al hombre viejo con el joven; objetivación de lo temporal en las obras del hombre y en la historia; y objetivación de lo temporal en la naturaleza. Esta obra iniciaría la etapa de "angustia temporal" en la lírica de Cernuda. Se acrecienta el escepticismo existencial del autor, en especial en cuanto poeta y creador: sensación de inutilidad de lo creado.
Con las horas contadas (1950-1956) es una obra en dos partes, que corresponden a dos momentos de la trayectoria vital de Cernuda: su estancia en EEUU (primera parte) y en México (segunda parte). Parece una obra de recuento final: intenta hacer balance de su existencia, siente próxima la muerte y piensa en el amor como justificación de la vida. Son poemas de extensión reducida, frente a los poemas extensos de las obras anteriores, en los que mantiene el desengaño ante su función como poeta.

Una obra clave de Cernuda es Desolación de la quimera (1962), especie de testamento final de un hombre que ha luchado por encontrar sus respuestas y que se prepara para morir. Vuelven los temas básicos: muerte, soledad, amor, España (contradictoriamente tratada: resentimiento y nostalgia). La obra destila una visión desgarrada, desesperanzada y amarga.

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