La novela es una obra litereraria narrativa de carácter extenso que incluye múltiples conflictos y una amplitud de personajes. A pesar de contar con otros precedentes, se acuerda en que su forma, tal y como se la conoce hoy, se dio por primera vez en Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes. Al tratarse de una forma literaria originada en el siglo XVII, es considerada una de las variantes más modernas.
La principal característica de la novela es la diversidad ya que puede abarcar muchísimos temas, distintos géneros y acepta la inclusión de distintas formas de escritura como cartas, documentos, poemas o monólogos. Debido a esta complejidad en su forma, se pueden encontrar muchos subtipos de novela. Algunos de ellos son: de aventuras, sentimental, gótica, de aprendizaje, epistolar, histórica, policial, de tesis.
Las características y los temas de la novela de aventuras
La novela de aventuras se caracteriza por presentar un momento extraordinario en la vida del personaje que se lanza (la mayoría de las veces de manera voluntaria) a la búsqueda de un objetivo y por eso se ve envuelto en una serie de peligros y desafíos. Este tipo de novela posee, por tanto, mayores acciones externas y riesgos tísicos que otras, Busca cortar el aliento y poner a los personajes en incontables situaciones de peligro de las que salen con coraje, astucia o suerte.
Algunos de los ternas más comunes en la novela de aventuras son: el viaje, el honor, el valor de la amistad, la naturaleza y su tuerza, el paso de la niñez a la adultez y la búsqueda de lo desconocido.
Los personajes, el tiempo y el espacio
Desde el punto de vista del personaje, la novela de aventuras suele estar protagonizada por jóvenes inexpertos que salen a descubrir el mundo. Pero se trate de adolescentes u hombres adultos, el héroe de la novela de aventuras finalmente resulta transformado. Los peligros por los que pasa lo dotan de experiencias que al final del camino le enseñan algo al respecto del mundo, de los hombres y de sí mismo.
Los espacios que recorren los personajes suelen ser lugares exóticos e inhóspitos ya que el encanto de la novela de aventuras pasa, en buena parte, por el hecho de que los lectores vean con los ojos de los personajes lugares que probablemente nunca podrán visitar por fuera del texto. El tiempo de la aventura, además, es un tiempo especial que se ubica de manera excepcional en la vida de los personajes. Antes de la aventura, el protagonista vivía una vida sin sobresaltos. Cuando esta finalice, retomará dicha vida pero la podrá enriquecer gracias a todo lo aprendido.
El argumento y la trama
Un mismo acontecimiento puede ser contado por distintas personas de una manera diferente. Puede decirse, entonces, que un mismo argumento aparece revestido por diferentes tramas. El argumento de una narración provee los personajes y las acciones fundamentales de forma cronológica. El entramado de esa historia es lo que la convierte en una narración particular con sus propias características ya que organiza esos elementos mediante distintos recursos como la acronía, el punto de vista, la elipsis o un uso específico del lenguaje.
El narrador y el punto de vista
Elegir un punto de vista para ingresar a la historia y construir una voz que la cuente son dos pasos fundamentales para pasar del argumento a la trama. Las novelas suelen poner especial énfasis en estos dos elementos ya que por su diversidad es posible contrastar distintas formas de concebir al mundo y distintas formas de hablar.
El punto de vista puede ser interno o externo, es decir, la visión puede ser la del protagonista que vive los acontecimientos como se dan (equisciente), la de un personaje de la historia que oficia de mero testigo (deficiente) o la de un observador externo al que no se le escapa ningún detalle (omnisciente). El narrador, en consecuencia, puede estar en primera persona o en tercera persona.
Fuente: Prácticas del lenguaje 1 , Serie Huellas Digital, Ed. Estrada, Buenos Aires
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