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20 de septiembre de 2020

El teatro isabelino- El teatro de Shakespeare

 

Se llamó período isabelino al momento de la historia de Inglaterra en que reinó Isabel I, entre los años 1558 y 1603, y que se extiende hasta la muerte de Jacobo I, en 1625. Se trató de una época de paz interior, gracias a la existencia de un gobierno central fortalecido después de una serie de guerras civiles. Durante ese período se consolidó la ruptura con la Iglesia de Roma y se origi­nó una nueva nobleza en reemplazo de los viejos señores feudales. La victoria contra España, imperio dominante en la Europa de esa época, afirmó una nueva conciencia nacional. El comercio interior y de ultramar se desarrolló aceleradamente, e Inglaterra se convirtió en la mayor potencia marítima. Mientras Europa era asolada por las guerras de religión, Isabel era venerada por su pueblo, y Londres se convirtió en el centro del mundo.

 El teatro de Shakespeare

Los inicios de Shakespeare en el teatro coinciden con un momento en que el Estado comenzaba a regular la actividad teatral. Como se trataba de un es­pectáculo ofrecido en palacios privados, patios de las posadas o directamente en la calle, se procuró que las representaciones se desarrollaran en lugares exclusivos. Así surgieron los primeros teatros, en las afueras de Londres.

El teatro donde triunfaron las obras de Shakespeare se llamaba El Globo; según el estudioso Dover Wilson, lo primero que nos impresionaría al verlo "es su pequeñez". El escenario no era muy grande y avanzaba sobre el público, con lo que las representaciones transcurrían casi en medio del teatro. El público rodeaba, de pie, tres costados del escenario.

No había escenografía, lo que implicaba que Shakespeare debía crearla en los versos de sus obras: "Pero ved: la aurora, envuelta en su manto de púrpura, viene pisando el rocío de aquella empinada colina que se ve hacia Oriente", dice Horacio, el amigo de Hamlet, en el acto  I de la obra. Quizás, mientras el actor profería esas palabras, el sol brillara efectivamente en Londres, ya que las representaciones se realizaban durante el día.

Entre la magia y el caos

En sus obras, Shakespeare incluye fantasmas, espíritus, brujas, duendes y otros seres sobrenaturales. Para sus contemporáneos, esas presencias no constituían una rareza, ya que su imaginación estaba poblada de ellas. "Prác­ticamente todo el mundo creía en la brujería", afirma Dover Wilson. Además de este aspecto mágico, en la Inglaterra de la época estaba presente también el horrible temor de que todo volviera al caos que había dominado la vida en décadas anteriores. Este problema aparece mucho en las obras de Shakes­peare, que, aunque ambientadas en otras épocas y en otros países, se refieren siempre a los problemas contemporáneos. Y así eran comprendidas.

Los dilemas de Hamlet

Hamlet es una de las obras de la literatura universal más estudiadas por los crí­ticos. Las características del personaje principal, que duda de todo y piensa más de lo que actúa, lo aproximan a un personaje moderno que refleja la máxima de Descartes: "Pienso, luego existo". El protagonista se hace pasar por loco ("por muy rara y extravagante que sea mi conducta, puesto que quizás en lo sucesivo juzgue oportuno afectar unas maneras estrafalarias", dice a sus amigos tras hablar con el fantasma de su padre), pero llega un momento en que el lector no sabe si está simulando o no. Como en el Quijote, la locura del personaje se vuelve "supuesta", y tanto uno como otro parecen ser los únicos lúcidos en un mundo de locos.

Hamlet se expresa a través de monólogos, en los que plantea sus dudas y trans­grede así el precepto clásico de que en el teatro debe primar la unidad de acción por sobre el personaje. Esos monólogos revelan la personalidad dual del príncipe de Dinamarca y su capacidad retórica. Antes de un encuentro con su madre, dice de sí mismo: "No usaré del puñal, aunque puñales serán para ella mis palabras".

Otro de los recursos empleados por Shakespeare es el del teatro dentro del teatro. La representación de los cómicos le permite al príncipe comprobar la veracidad de las palabras del fantasma y dejar en evidencia al criminal delante de la corte. En otra escena, Hamlet aconseja a uno de los cómicos sobre cómo debe representar su papel. Sobre la importancia del teatro, también se expresa Hamlet: "Los cómicos son el compendio y breve crónica de los tiempos. Mejor un mal epitafio que sus maldiciones en vida".

Sobre el autor:

Prácticamente no hay noticias referentes a los primeros años de la vida de William Shakespeare. Se sabe que fue el tercero de los ocho hijos de John Shakespeare, un acaudalado comerciante y po­lítico local, y Mary Arden, cuya fa­milia había sufrido persecuciones religiosas por ser católica. Hacia 1590 se estableció en Londres, y comenzó su carrera como actor y dramaturgo. Rápidamente adqui­rió fama y popularidad en su traba­jo para diversas compañías, como la propietaria del teatro El Globo. También representó, con éxito, en la corte. Shakespeare no solo era escri­tor, sino también actor. De hecho, protagonizó muchas de sus pro­pias obras y de otros autores.

Sus inicios fueron, sin em­bargo, humildes, y se cree que tra­bajó en diversos oficios. Entre 1595 y 1596, escribió Romeo y Julieta y Ricardo II. Le siguieron otras trage­dias y obras de contenido histórico. Al terminar el siglo aparecieron Ju­lio César, Hamlet y algunas come­dias. Murió en su ciudad natal el 23 de abril de 1616, como Cervantes.

Otras obras: El mercader de Venecia (1596-1597);Enrique V (1597-1599);Mucho ruido y pocas nueces(1598);Julio César (1598); Macbeth (1606); El Rey Lear (1605/1606); La tempestad (1612); Enrique W2T(1613)

Otros hechos: Literarios – Artísticos- Políticos

 


Fuente: Romina Sampayo, Literatura V- Serie Llaves, Ed. Mandioca, Bs.As., 2016.



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