Los inicios de Shakespeare en el teatro
coinciden con un momento en que el Estado comenzaba a regular la actividad
teatral. Como se trataba de un espectáculo ofrecido en palacios privados,
patios de las posadas o directamente en la calle, se procuró que las
representaciones se desarrollaran en lugares exclusivos. Así surgieron los
primeros teatros, en las afueras de Londres.
El teatro donde triunfaron las obras
de Shakespeare se llamaba El Globo; según el estudioso Dover Wilson, lo primero
que nos impresionaría al verlo "es su pequeñez". El escenario no era
muy grande y avanzaba sobre el público, con lo que las representaciones
transcurrían casi en medio del teatro. El público rodeaba, de pie, tres
costados del escenario.
No había escenografía, lo que
implicaba que Shakespeare debía crearla en los versos de sus obras: "Pero ved: la aurora, envuelta en su manto de
púrpura, viene pisando el rocío de aquella empinada colina que se ve hacia
Oriente", dice Horacio, el amigo de Hamlet, en el acto I de la obra. Quizás, mientras el actor
profería esas palabras, el sol brillara efectivamente en Londres, ya que las
representaciones se realizaban durante el día.
Entre la magia y el caos
En sus obras, Shakespeare incluye
fantasmas, espíritus, brujas, duendes y otros seres sobrenaturales. Para sus
contemporáneos, esas presencias no constituían una rareza, ya que su
imaginación estaba poblada de ellas. "Prácticamente todo el mundo creía
en la brujería", afirma Dover Wilson. Además de este aspecto mágico, en la
Inglaterra de la época estaba presente también el horrible temor de que todo
volviera al caos que había dominado la vida en décadas anteriores. Este
problema aparece mucho en las obras de Shakespeare, que, aunque ambientadas en
otras épocas y en otros países, se refieren siempre a los problemas
contemporáneos. Y así eran comprendidas.
Los dilemas de Hamlet
Hamlet es una de las obras de la
literatura universal más estudiadas por los críticos. Las características del
personaje principal, que duda de todo y piensa más de lo que actúa, lo
aproximan a un personaje moderno que refleja la máxima de Descartes:
"Pienso, luego existo". El protagonista se hace pasar por loco
("por muy rara y extravagante que
sea mi conducta, puesto que quizás en lo sucesivo juzgue oportuno afectar unas
maneras estrafalarias", dice a sus amigos tras hablar con el fantasma
de su padre), pero llega un momento en que el lector no sabe si está simulando
o no. Como en el Quijote, la locura del personaje se vuelve
"supuesta", y tanto uno como otro parecen ser los únicos lúcidos en
un mundo de locos.
Hamlet se expresa a través de monólogos,
en los que plantea sus dudas y transgrede así el precepto clásico de que en el
teatro debe primar la unidad de acción por sobre el personaje. Esos monólogos
revelan la personalidad dual del príncipe de Dinamarca y su capacidad retórica.
Antes de un encuentro con su madre, dice de sí mismo: "No usaré del puñal, aunque puñales serán para ella mis
palabras".
Otro de los recursos empleados por
Shakespeare es el del teatro dentro del teatro. La representación de los
cómicos le permite al príncipe comprobar la veracidad de las palabras del
fantasma y dejar en evidencia al criminal delante de la corte. En otra escena,
Hamlet aconseja a uno de los cómicos sobre cómo debe representar su papel.
Sobre la importancia del teatro, también se expresa Hamlet: "Los cómicos son el compendio y breve
crónica de los tiempos. Mejor un mal epitafio que sus maldiciones en
vida".
Sobre el autor:
Prácticamente no hay noticias
referentes a los primeros años de la vida de William Shakespeare. Se sabe que
fue el tercero de los ocho hijos de John Shakespeare, un acaudalado comerciante
y político local, y Mary Arden, cuya familia había sufrido persecuciones
religiosas por ser católica. Hacia 1590 se estableció en Londres, y comenzó su
carrera como actor y dramaturgo. Rápidamente adquirió fama y popularidad en su
trabajo para diversas compañías, como la propietaria del teatro El Globo.
También representó, con éxito, en la corte. Shakespeare no solo era escritor,
sino también actor. De hecho, protagonizó muchas de sus propias obras y de
otros autores.
Sus inicios fueron, sin embargo,
humildes, y se cree que trabajó en diversos oficios. Entre 1595 y 1596, escribió
Romeo y Julieta y Ricardo II. Le siguieron otras tragedias y obras de
contenido histórico. Al terminar el siglo aparecieron Julio César, Hamlet y
algunas comedias. Murió en su ciudad natal el 23 de abril de 1616, como
Cervantes.
Otras obras: El mercader de Venecia
(1596-1597);Enrique V (1597-1599);Mucho ruido y pocas nueces(1598);Julio César (1598);
Macbeth (1606); El Rey Lear (1605/1606); La tempestad (1612); Enrique W2T(1613)
Otros hechos: Literarios – Artísticos- Políticos
Fuente:
Romina Sampayo, Literatura V- Serie Llaves, Ed. Mandioca, Bs.As., 2016.
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