Análisis de SANTA
EVITA DE TOMÁS ELOY MARTÍNEZ
Santa
Evita es una novela histórica a la que algunos críticos atribuyen una función
catártica, es decir, ven que es una novela que plantea encontrar y
problematizar los sentidos de diferentes sucesos que persisten y duelen en la
memoria y en el cuerpo de los que están vivos.
En
esta novela se narra el peregrinaje del cadáver de Eva Perón, convertido en un
mito aún más vivo que antes de la muerte. Un cadáver que fue ocultado, escondido,
vejado y adorado, y que, con el paso del tiempo, se convirtió en un cuerpo-símbolo
entre lo sagrado y lo herético. El verdadero destino de ese cuerpo fue un misterio
durante muchos años y produjo diferentes relatos que se convirtieron en
leyenda.
En esta
novela hay dos historias que se superponen: por un lado está la historia-leyenda del cadáver de
Evita y, por otro lado, la historia de la investigación del narrador, en la que
se cuenta acerca de la búsqueda de las fuentes, las entrevistas, los
pensamientos y los sueños de la voz ficcional que cuenta la historia. También
en este plano se cuenta acerca de la escritura en sí de la novela, es decir, hay
muchas referencias al acto de escribir esta historia.
Los recursos
narrativos que se hacen presentes en esta novela son múltiples. Algunos se relacionan con las
herramientas del periodismo, ya que, por ejemplo, aparecen entrevistas que el
narrador realiza a diferentes personajes: la madre de Eva, su peluquero, el
embalsamador, el coronel Koenig y su ayudante. A todos estos testimonios, también
se suman múltiples referencias a otros libros, notas a pie de página,
reproducciones literales de discursos de Eva Perón, fragmentos de cartas y
guiones, entre otras voces.
Esta novela es una novela polifónica por
excelencia. Alguna
vez, el autor explicó que él invirtió el procedimiento utilizado en las novelas
de non fiction en el sentido de que en ellas “se usaban las técnicas de la novela para narrar hechos reales y
verificables. En el caso de Santa Evita, para crear un efecto de verosimilitud
superlativa, uso las herramientas del periodismo: entrevistas, cartas, guiones,
pero falsos”.
Los
diferentes testimonios que se presentan en el relato dan lugar a la
multiplicación inevitable de versiones acerca de los mismos hechos, promoviendo
la idea de que la historia resulta de esta manera un conjunto de voces y relatos
superpuestos, sin que ninguna versión se imponga por sí misma sobre las otras.
La gran diversidad de voces plantea interrogantes, silencios, vacíos, zonas
oscuras que impiden cerrar la historia de una manera unívoca.
Es una
novela estructurada en dieciséis capítulos, en los que hay diferentes saltos temporales. Los
hechos no son contados cronológicamente, ya que hay múltiples anacronías
retrospectivas.
El narrador-investigador :
En
Santa Evita se narra la historia de la leyenda que se construyó alrededor de la
desaparición del cadáver de Eva Perón, desde un narrador-investigador llamado,
dentro de la novela, Tomás Eloy Martínez. De esta manera se plantea un juego de
identificación entre autor y narrador. Según se explicita en varios momentos de
la novela, Tomás Eloy Martínez narrador tardó años en encontrar una manera de
contar esta historia.
En el
comienzo de la novela, la historia aparece contada en tercera persona, siguiendo las pautas del relato
tradicional hasta que, de a poco, va irrumpiendo la perspectiva y voz subjetiva
del narrador, quien recién se hace presente por primera vez en una nota al pie
de página, luego de varias páginas de comenzada la novela. A partir de ahí va
tomando protagonismo su mirada, sus reflexiones y dudas. Es un narrador que se
presenta como alguien que narra una crónica de lo que ha investigado. Esa voz
ficcional se construye no desde una posición de autoridad sino que, al
contrario, plantea las dificultades y vicisitudes con las que se encuentra para
narrar esta historia.
La
voz del narrador se va alternando con las de los personajes, dando cuenta de los
diversos estilos y registros, mediante el artificio de la presentación de
testimonios obtenidos en entrevistas, a lo largo de la investigación de este
narrador-investigador.
A
propósito de la desaparición del cadáver de Eva Perón que trata en su novela, Tomás
Eloy Martínez reflexiona sobre los hechos del pasado y la identidad nacional:
“El cadáver de Evita
es el primer desaparecido de la historia argentina. Durante quince años nadie
supo en dónde estaba. El drama fue tan grande que su madre (Juana Ibarguren)
clamaba de despacho en despacho pidiendo que se lo devolvieran. Y murió en 1970
sin poder averiguar nada. No sabía –nadie o casi nadie lo sabía– si lo habían
incinerado, si lo habían fondeado en el fondo del Río de la Plata. Si la habían
enterrado en Europa... A diferencia de los cadáveres desaparecidos durante la
última dictadura, que ruegan por ser enterrados, el cadáver de Evita pide ser
ofrecido a la veneración. De algún modo, en Santa Evita hay una especie de conversión
del cuerpo muerto en un cuerpo político”.
Fuente:
Centrón, Graciana; Literatura II: las formas realistas y no realistas en textos
literarios argentinos, latinoamericanos y españoles . - 1a ed. 1a reimp. -
Ciudad Autónoma de
Buenos Aires: Longseller, Serie Enfoques.
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