La leyenda de Tristán e Iseo: Contexto histórico
Para conocer el contexto de la leyenda de Tristán es necesario remontarnos a los siglos XI y XII, Segunda Edad Feudal, período en que ya se había consumado el cisma definitivo entre la cristiandad de Occidente y Oriente con la asunción deI Papa de Roma y parte de Inglaterra había sido conquistada por los normandos, lo que generó una nueva distribución de las tierras. Este fue también el período de las Cruzadas, expediciones militares y religiosas cuya finalidad era liberar el sepulcro de Cristo, promovidas por el cristianismo fortalecido entre 1095 Y 1291. La exhortación de socorrer al Oriente cristiano contra el invasor turco fue respondida por millares de hombres; en aquella sociedad, la peregrinación a la tumba de Cristo tenía valor de redención. Estos ejércitos tomaron la cruz como emblema: de ahí los nombres de cruzados y cruzada.El Occidente europeo fue el agitado escenario de movimientos sociales y espirituales muy amplios, cuyas repercusiones modelaron la cultura hasta finales del siglo XV.
Este período histórico, delimitado por la notable progresión económica y la apertura hacia nuevos horizontes, iniciado a mediados del siglo XI, constituyó el paso de la Temprana Edad Media (siglos VI a XI) -que miraba hacia las reliquias de un pasado más glorioso, a la Alta Edad Media (siglos XII y XIII), mundo juvenil de agilidad renovadora e idealizante.
Las versiones escritas en verso de Thomas y Béroul de la historia de Tristán e Iseo -que se supone pudo haber ocurrido en el s. VI- datan de la Francia entre 1160 y la tercera cruzada de 1190, período relativamente tranquilo que favoreció la elaboración del ideal del caballero en busca de la aventura.
Para los caballeros esta etapa de paz significó una pérdida de funciones y de posesiones, y por lo tanto, un empobrecimiento progresivo que parecía estimular en ellos un destino errante.
La sociedad medieval estuvo dividida en tres grandes franjas:1
) Los oratores (del latín orator-oratoris: orador/embajador) como se desprende de la etimología, estos eran los que tenían la palabra autorizada, los nobles y clérigos, hombres de la Iglesia y de las letras. El clericus en aquella época era un nombre que se usaba para designar tanto al sacerdote/monje como al que había cursado estudios en alguna escuela eclesiástica y destacaba en el terreno intelectual; era gente procedente de la nobleza, como lo demuestran los ricos monasterios que se parecían mucho a castillos señoriales.
2) Los bellatores (del latín bellator-bellatoris: guerrero) eran los caballeros, cuyo papel era el dedefender las tierras del señor. La clase de los caballeros fue en su origen una clase profesional. Los guerreros eran recompensados con un feudo y con el grado de caballero por sus méritos por un señor feudal. A partir de cierto momento, esta capa social puso un verdadero empeño en limitarse y convertirse en una clase cerrada y aristocrática, celosa de sus privilegios y a la que solo podía accederse por herencia.
3)Los laboratores (del latín Laborator-Laboratoris: trabajador) eran aquellos sobre los que recaía el sustentode la Sociedad, los agricultores, campesinos y comerciantes, es decir los ciudadanos. Estos artesanos y mercaderes estaban al margen de la lirica y la novela cortesana aunque eran el público de la épica, transmitida por los juglares.Los caballeros necesitan de la literatura: Los caballeros, estos profesionales de las armas que fueron ascendiendo por la obtención de feudos a los rangos menores de la aristocracia, convirtiéndose en nuevos nobles, buscan en la literatura la expansión de unos ideales y la confirmación de valores propios que los distinguieran de la clase de los eclesiásticos y de los villanos.
Los recién ennoblecidos pretendían asimilarse a los miembros de la vieja aristocracia y transformarse en una clase cerrada con privilegios hereditarios. La Sociedad caballeresca intentaba suavizar la rudeza de sus costumbres con el refinamiento de la corte. Por eso, reclamaba, de la literatura la estilización y la idealización en un código ético de sus ocupaciones predilectas: la guerra y el amor. Por su lado, las damas de las cortes feudales estaban interesadas en estimular una literatura en la que ellas estuviesen enaltecidas y se exaltara su figura.Surgieron entonces nuevas pautas de civilización: la cortesía, los tipos ideales de la dama y el caballero, el amor fino, el concepto de amor-pasión, que son inventos de estos tiempos. La renovación cultural fue la consecuencia de un refinamiento de las costumbres, cierta emancipación de la mujer en las capas nobles, las crisis espirituales y una moral relajada, en un ambiente de formación de nuevas cortes señoriales en las que se buscaba consolidar la clase de los caballeros.
La narrativa ficcional, que nació como la creación de un ideal común, garantizaba la expresión de una ideología autónoma, en un principio a histórica. Hablaba de un mundo de costumbres corteses que conferían esplendor, honor y derechos al conjunto del estamento. De este modo, la nobleza feudal se aseguraba la alianza y lealtad de la baja nobleza. Por esta razón, el nacimiento de la novela cortés corresponde aproximadamente a los mismos años en los que se produce el proceso de transformación de la caballería en un orden cerrado, en una clase especial, en el reagrupamiento de la caballería en una institución basada en la nobleza de sangre y consagrada a través del ritual de la investidura caballeresca. Para la caballería, hacer la guerra no significaba sólo el cumplimiento de un deber para con el señor feudal, sino ante todo era una razón de vida". Por ello, a medida que el estado de guerra permanente fue llegando a su fin, a medida que se iban consolidando los principados territoriales, fue dándose el imperativo lógico de hacer de la profesión guerrera una virtud que legitimase una función social.
El modo de vida caballeresco como el del individuo gentil errante en busca de combate, constituía el ser mismo del caballero, la imagen ideal del hombre. Pero para enaltecer esta imagen el combate fue perdiendo el carácter de fin en sí mismo y articulándose con una causa amorosa que idealizaba la acción. Esa búsqueda de combate, de pruebas que eran llevadas al rey para enamorar a la princesa devino, más que en una necesidad del guerrero, en una virtud del caballero. Lo novedoso fue que sus actitudes estuvieran impregnadas de nobleza y mesura. Hay que situar la novela cortés bajo el signo de la caballería.
Para que la visión de mundo de la baja nobleza pudiera convertirse en la base de un ideal de vida y de una literatura que lo interpretara y desarrollara, fue necesario que esa visión del mundo se moralizase y generalizase. El objetivo era que fuese aceptada y codiciada por las capas superiores de la nobleza.
La novela caballeresca: El mundo de la novela cortés presenta casi exclusivamente un paisaje encantado. Tiene como escenario la corte de Arturo, rey legendario de los británicos, que reinó entre fines del siglo V y principios del siglo VI d.C., y animó la resistencia de los celtas ante la conquista anglosajona.En la novela caballaresca se relata un mundo armónico, amenazado constantemente por poderes malignos cuya fuerza mágica reduce al conjunto de la corte a una impotencia total, aunque sólo temporal. El caballero va al combate para defender el orden de la corte. Sus actos que tienen un sentido de liberación político-social, también significan la purificación.
El centro más notable de la literatura cortés fue Inglaterra y Francia: Aquitania y Normandía. Los normandos regían las dos Bretañas, tras la conquista de Inglaterra. La corte de Enrique II Plantagenet (1154-1189) tuvo en su seno a escritores importantes -entre los que estaba Thomas- que narraban leyendas bretonas de un rico mundo celta.
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