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24 de julio de 2011

SIMBOLOGÍA : El Cojo

SIMBOLOGÍA : El Cojo

Cojear es un signo de debilidad. Equivale también a terminar, para volver a comenzar: es la ausencia de reposo, lo inconcluso, el desequilibrio. En los mitos, leyendas y cuentos, el héroe cojo acaba un ciclo que puede expresarse por el fin de un viaje y el anuncio de otro nuevo. El cojo evoca el sol declinante, o también el sol del fin y del comienzo del año. Cuando Apuleyo describe el Descenso a los infiernos, precisa: «Cuando una buena parte de la bóveda infernal esté hecha, encontrarás un asno cojo cargado de haces de leña y un arriero que cojea como éL» Ya se trate de un dios, un rey, un príncipe, undanzarín o un arriero, el símbolo es idéntico; se lo encuentra también en las danzas a la pata coja.

El cojo ejerce a menudo el oficio de herrero, y éste fabrica espadas, cetros y escudos, que simbolizan precisamente los miembros del sol.

Si el pie es un símbolo del alma, un defecto en el pie o en el andar revela una debilidad del alma. Esto es, por otra parte, lo que resulta de todos los ejemplos mitológicos y legendarios donde aparecen los cojos.

Si Aquiles, sin ser cojo, es vulnerable en el talón. Es debido a su propensión a la violencia y la cólera, que son flaquezas del alma.

Cojear, desde el punto de vista simbólico, significa un defecto espiritual. Semejante defecto no es necesariamente de orden moral; puede designar una herida de orden espiritual.

Es así que ver a Dios entraña un peligro mortal y puede dejar como una herida,

simbolizada por la claudicación, en el alma de aquellos que sólo se han beneficiado un corto instante de esta visión. Eso le ocurrió a Jacob después de su duelo heroico con Dios. Explica él mismo que se volvió cojo, porque había visto a Dios cara a cara ...

Hefesto (Vulcano) es un dios cojo y deforme. Como Jacob después de su lucha con Yahvéh, Hefesto se vuelve cojo después de un combate con Zeus para defender a su madre (IIíada. 1,590-592). En el Olimpo es el herrero, el dios del fuego. Su lisiadura, ¿no es el signo de que él ha visto, también, algún secreto divino, algún aspecto oculto de la divinidad suprema, por lo cual permanece perpetuamente herido? Lo que ha visto, ¿no es el secreto del fuego, el secreto de los metales, que pueden ser sólidos o líquidos, puros o aleados y transformarse en armas, como también en rejas? Ha debido pagar este conocimiento, arrebatado al cielo, con la pérdida de su integridad física.

DICCIONARIO DE LOS SÍMBOLOS

Bajo la dirección de JEAN CHEVALlER

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