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5 de agosto de 2012

Resumen-análisis de Pequeños propietarios de Roberto Arlt


Resumen-análisis del cuento Pequeños propietarios de Roberto Arlt

El cuento "Pequeños propietarios" se publicó en 1933, junto con otros relatos, en el volumen El jorobadito. Para ver cómo funciona la crítica so­cial que formula Arlt; pero también, cuál era su posición en ese momento de la literatura argentina, un buen recurso es remitir el análisis al proble­ma de la identidad. Y este conflicto puede plantearse en dos niveles com­plementarios: el de los personajes representados y el de Arlt como autor.

La cuestión lleva, dados los caracteres sociales represen­tados, a la hipocresía y al anhelo de los personajes por cambiar de identidad social. En el relato, se ven sus mez­quindades, sus envidias, sus miserias. Los matrimonios que representa Arlt son gentes pequeñas, que recién acceden a la propiedad. Llevan una vida de sinsabores y frustraciones, pero también aspiran todo el tiempo a tener más: a acumu­lar bienes, a mejorar su propiedad. Puede verse en el relato, por otra parte, la obsesión de los personajes por aparen­tar socialmente lo que, de hecho, no son. Esto se divisa, sobre todo, en sus conductas hipócritas. Fingen ser bue­nos vecinos, cordiales y solícitos; mantienen conversacio­nes supuestamente amigables.

El relato brinda, así, un fuerte componente de crítica so­cial. Desnuda, precisamente, la identidad verdadera de los pequeños propietarios, armada sobre la noción de hipocre­sía. Por otra parte, no trata un tema puramente individual, sino que remite a un conflicto en relación con la posi­ción social. ¿Por qué? Porque el relato se vertebra todo el tiempo en una dualidad. Se sabe, por un lado, lo que hablan Joaquín y su mujer en sus horarios de descanso, en su vida privada. Y esto revela, entonces, cómo resultan mero fingi­miento sus acciones, procederes y dichos cuando están en un contexto no privado sino social, es decir, frente a sus ve­cinos. Ellos, irremediablemente iguales a sus vecinos, quie­ren ser más, quieren ser desde el orden social diferentes, pero no pueden. Apelan, entonces, a una conducta hipócrita que delata su deseo de pertenencia a una situación más privilegiada.

Como el texto de Arlt es una crítica social, utiliza uno de los procedimientos fundamentales de este tipo de literatura: la caricatura. ¿Cómo se logra la caricatura? Fundamentalmente exagerando, despro­porcionando, modificando las relaciones de las partes con el todo en el que se incluyen. Un ejemplo: "de aquel semblante amable durante el día só­lo restaba un perfil de hueso de nariz rampante y terrible mirada lechosa, que, atravesando su carne, estampaba en su conciencia un dictado terrible". Aquí la nariz se torna extraña con respecto a la totalidad, el "semblante ama­ble" al que hace "desaparecer".

EL GROTESCO ARLTIANO
También ArIt introduce en las descripciones algunos  elementos que exceden la caricatura y las acercan, más bien, al grotesco. El grotesco es modo de representación literaria que también apunta a la crítica social. Por medio de este recurso, los personajes adquieren características y matices extra­ños, un poco ridículos, desproporcionados. Se procura, así, lograr un efecto tragicómico. Es habitual encontrar, como recurso del grotesco,  la introducción de un elemento a la vez ridículo, un poco gracioso, pero también inquietante, que genere rechazo. En esto último, se diferencia de la mera caricatura. En "Pequeños propietarios", el ejemplo más evidente del grotesco lo constituye el ojo de vidrio de Joaquín.
¿En qué se relacionan la caricatura y el grotesco con la identidad? Precisamente, por medio de estos mecanis­mos se representa una identidad, a la que se cuestiona y critica de un modo que la reba­je, la degrade, la ridiculice y exhiba sus ras­gos más monstruosos e inhumanos.

La identidad en el lenguaje
En la enunciación del relato, en su composición lingüística, también aparece el problema de la iden­tidad. Si se observa con atención el tipo de lengua empleado por el narrador, podrá entenderse la posición de Arlt en ese momento de la literatura argentina, su propia identidad en el contexto literario. Puede observarse cómo el relato está casi completamente articulado por la oralidad. Consta de largos segmentos que se plantean como se­cuencias dialogadas: los personajes se conocen por medio de las conversacio­nes que entablan: las privadas, que se diferencian de aquellas otras, hipócritas, que mantienen con sus vecinos. En este sentido, la escritura de Arlt exhibe, con total libertad, un lenguaje marcadamente coloquial. Utiliza el voseo, aparecen términos del lunfardo (como "estrilar" o "palurdos"), entre otras ex­presiones familiares como "m 'hija " o "aflojar" (por "contemporizar").

En este momento de la literatura argentina, la mayor parte de los académicos y escritores debatían el problema de la lengua literaria nacional. En los textos de Arlt, se ve cuál es la posición que él tomaba. Bus­caba que el lenguaje en sus narraciones fuera, también, socialmente representativo. Por supuesto que el texto, si bien procura ser "realista", no es una copia de cómo hablaban estos sujetos sociales en la época. Pero sí constituye una muestra de qué tipo de lenguaje proponía Arlt para la litera­tura argentina. Él mismo lo declaró, en un momento de polémica sobre có­mo tenía que ser la lengua rioplatense :"¿A dónde iremos a parar? Pues a la formación de un idioma sonoro, flexible, flamante, comprensible para to­dos, vivo, nervioso, coloreado por matices extraños y que sustituirá a un rí­gido idioma que no corresponde a nuestra psicología".

Pero estos "matices extraños" a los que aludía Arlt eran, tal vez, ciertos términos castizos y otros cultos que aparecen en su obra, yuxtapuestos a los coloquiales. Por ejemplo: so pretexto de , caletre o callejuela . Los inmigrantes introdujeron cambios en el lenguaje del Río de la Plata y Arlt refleja estas modificaciones en sus obras.

Fuente: Literatura argentina y latinoamericana III- Ed. Puerto de Palos, Bs.As.,2001

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