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15 de diciembre de 2012

Análisis y comentario del poema Otro viaje de Antonio Machado

Análisis y comentario del poema Otro viaje de Antonio Machado
(el poema se reproduce al final del artículo)


El estado de ánimo que da origen al poema es la nostálgica tristeza que el viaje provoca en el yo poético al recordarle otro viaje realizado antes y en compañía de alguien arrebatado ya por la muerte.
Su estructura intercala elementos objetivos referidos a la hora del día, al tren y a su marcha ajetreada por los campos de Jaén y al paisaje que se observa desde la ventanilla y pasajes subjetivos que expresan la vivencia del autor.

Ubicación temporal
Ya en los campos de Jaén amanece.
El amanecer, luego de la noche en vela que supone un viaje en tren, es la hora del cansancio, del frío, del insomnio, propicia a la tristeza, a la soledad y a la evocación. También es el momento del nacimiento del día, con toda su carga de promesas vitales, en contraposición a la pena del poeta causada por la muerte.

Referencias al paisaje
... Corre el tren
por sus brillantes rieles,
devorando matorrales,
alcaceles,
terraplenes, pedregales,
olivares, caseríos,
praderas y cardizales,
montes y valles sombríos.

La enumeración tiene por objeto reproducir a través de la rápida acumulación de sustantivos, cada uno de los cuales constituye una ima­gen visual, la velocidad con que se suceden los distintos paisajes ante la vista de quien viaja en tren. Contribuye a ese dinamismo el gerundio "devorando", por su significado y por la acción durativa que expresa.

En contraposición a la abundancia de sustantivos, aparecen tan sólo dos adjetivos opuestos por su significado: "brillantes rieles", ubicado al comienzo del pasaje, y "valles sombríos" .

Al final de la imagen visual luminosa que abre la referencia al paisaje se pasa a otra de carácter contrario que anticipa el estado de ánimo del autor.

En los versos siguientes se expresa el paisaje neblinoso del amanecer sobre la base de una serie de imágenes visuales que actúan a modo de manchas de color, de luz y de sombra, reproduciendo los desdibujados contornos de las cosas a esa hora del día:

Tras la turbia ventanilla,
pasa la devanadera
del campo de primavera.
La luz en el techo brilla
de mi vagón de tercera
Entre nubarrones blancos,
oro y grana;
la niebla de la mañana
huyendo por los barrancos.

El recurso de personificar a la niebla logra destacarla hasta convertirla en protagonista de todo este pasaje y mediante la acción durativa del gerundio se expresa el lento despejarse de la mañana.

Referencias al tren

Resonante, jadeante, marcha el tren
Tren camina, silba, humea, acarrea
tu ejército de vagones, ajetrea
maletas y corazones.

La repetición del participio activo en el primer caso y del verbo en presente en el segundo, la sucesión de imágenes auditivas, visuales y de movimiento y el mismo sonido de los vocablos elegidos reproducen el rít­mico traqueteo del tren. La oportuna intercalación de estos pasajes hace que el movimiento de éste actúe como motivo conductor que reaparece periódicamente en medio de las expresiones líricas del autor y como motivando el hilo de los recuerdos.

Referencias a los compañeros de viaje

Enfrente de mí, un señor
sobre su manta dormido;
un fraile y un cazador
—el perro a sus pies tendido—.


Dos detalles nos proporciona el poeta: uno de sus compañeros está dormido, vale decir ausente y ajeno a la tristeza de evocar lejanos momentos felices; el cazador posee la cálida presencia de un perro tendido a sus pies. Estos elementos destacan la soledad y la pena del autor.

ELEMENTOS SUBJETIVOS

¡Este insomne sueño mío! ¡este frío
de un amanecer en vela!. . .

"Insomne sueño" es una imagen anímica que expresa a través de u juego de palabras que el poeta sueña despierto y que esa ensoñación e triste pues acentúa el frío del amanecer en vela.
La exclamación intensifica el sentimiento que anima estos tres versos.

Yo contemplo mi equipaje,
mi viejo saco de cuero;
y recuerdo otro viaje
hacia las tierras del Duero.
Otro viaje de ayer
por la tierra castellana —¡pinos del amanecer
 entre Almazón y Quintana!


La contemplación del equipaje y del "viejo saco de cuero" que lo acompañara otrora, evoca el viaje de ayer y ese amanecer feliz en con­traposición al actual. La pena del poeta está enunciada de la manera más sintética y elocuente. La reiteración de "otro viaje" acentúa la impor­tancia del recuerdo y la exclamación impregna de afectividad él paisaje rememorado.

¡Y alegría
de un viajar en compañía! ¡Y la unión
que ha roto la muerte un día! ¡Mano fría
que aprietas mi corazón!

Hay una perfecta graduación entre las tres oraciones:

a) Recuerdo de la compañía que lo hacía feliz.
b) Mención de la muerte destructora de la unión.
c) Angustia expresada por medio de la metáfora.

Las exclamaciones permiten un lenguaje parco y sintético, pues acentúan por sí solas la intensidad del sentir del autor.
La conjunción copulativa "y" reiterada al comienzo de las oraciones expresa la continuidad del proceso compañía-felicidad-muerte-angustia.

Las imágenes anímicas contenidas en la primera y la tercera oración expresan con eficacia el contraste entre el estado espiritual de ayer y el de hoy.

Soledad,
sequedad.
Tan pobre me estoy quedando,
que ya ni siquiera estoy conmigo,
ni sé si voy conmigo a solas viajando.

A los sustantivos "soledad" y "sequedad", imágenes anímicas que expresan lo esencial de la vivencia del poeta, se les da una particular relevancia pues constituyen cada uno un verso aislado, independiente. Además su acento agudo les presta una peculiar resonancia. Por esta, uno a continuación del otro se establece entre ambos una relación de causa a efecto: la soledad origina la sequedad. Son también el enunciado sintético de los cuatro versos finales que condensan e] elemento subjetivo del poema: la soledad empobrece al autor al punto de hacerlo sentir solo hasta en compañía de sí mismo.

Otro viaje de Antonio Machado

Ya en los campos de Jaén,
amanece. Corre el tren
por sus brillantes rieles,
devorando matorrales,
alcaceles,
terraplenes, pedregales,
olivares, caseríos,
praderas y cardizales,
montes y valles sombríos.
Tras la turbia ventanilla,


pasa la devanadera
del campo de primavera.
La luz en el techo brilla
de mi vagón de tercera.
Entre nubarrones blancos,
oro y grana;
la niebla de la mañana
huyendo por los barrancos.
¡Este insomne sueño mío!
¡Este frío
de un amanecer en vela!...
Resonante,
jadeante,
marcha el tren. El campo vuela.
Enfrente de mí, un señor
sobre su manta dormido;
un fraile y un cazador
?el perro a sus pies tendido?.
Yo contemplo mi equipaje,
mi viejo saco de cuero;
y recuerdo otro viaje
hacia las tierras del Duero.
Otro viaje de ayer
por la tierra castellana
?¡pinos del amanecer
entre Almazán y Quintana!?
¡Y alegría
de un viajar en compañía!
¡Y la unión
que ha roto la muerte un día!
¡Mano fría
que aprietas mi corazón!
Tren, camina, silba, humea,
acarrea
tu ejército de vagones,
ajetrea
maletas y corazones.
Soledad,
sequedad.
Tan pobre me estoy quedando
que ya ni siquiera estoy
conmigo, ni sé si voy
conmigo a solas viajando.














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