(el poema se reproduce al final del artículo)
El estado de
ánimo que da origen al poema es la nostálgica tristeza que el viaje provoca en
el yo poético al recordarle otro viaje realizado antes y en compañía de alguien
arrebatado ya por la muerte.
Su estructura intercala elementos
objetivos referidos a la hora del día, al tren y a su marcha ajetreada por los campos
de Jaén y al paisaje que se observa desde la ventanilla y pasajes subjetivos que
expresan la vivencia del autor.
Ubicación temporal
Ya
en los campos de Jaén amanece.
El amanecer,
luego de la noche en vela que supone un viaje en tren, es la hora del
cansancio, del frío, del insomnio, propicia a la tristeza, a la soledad y a la
evocación. También es el momento del nacimiento del día, con toda su carga de
promesas vitales, en contraposición a la pena del poeta causada por la muerte.
Referencias al paisaje
... Corre el tren
por
sus brillantes rieles,
devorando
matorrales,
alcaceles,
terraplenes,
pedregales,
olivares,
caseríos,
praderas
y cardizales,
montes
y valles sombríos.
La enumeración tiene por objeto
reproducir a través de la rápida acumulación de sustantivos, cada uno de los
cuales constituye una imagen visual, la velocidad con que se suceden los
distintos paisajes ante la vista de quien viaja en tren. Contribuye a ese
dinamismo el gerundio "devorando", por su significado y por la acción
durativa que expresa.
En
contraposición a la abundancia de sustantivos, aparecen tan sólo dos adjetivos opuestos
por su significado: "brillantes rieles", ubicado al comienzo del
pasaje, y "valles sombríos" .
Al final de la
imagen visual
luminosa que abre la referencia al paisaje se pasa a otra de carácter contrario
que anticipa el estado de ánimo del autor.
En los versos
siguientes se expresa el paisaje neblinoso del amanecer sobre la base de una
serie de imágenes visuales que actúan a modo de manchas de color, de luz y de
sombra, reproduciendo los desdibujados contornos de las cosas a esa hora del
día:
Tras
la turbia ventanilla,
pasa
la devanadera
del
campo de primavera.
La
luz en el techo brilla
de
mi vagón de tercera
Entre
nubarrones blancos,
oro
y grana;
la
niebla de la mañana
huyendo
por los barrancos.
El recurso de personificar
a la niebla logra destacarla hasta convertirla en protagonista de todo este
pasaje y mediante la acción durativa del gerundio se expresa el lento
despejarse de la mañana.
Referencias al tren
Resonante,
jadeante, marcha el tren
Tren
camina, silba, humea, acarrea
tu
ejército de vagones, ajetrea
maletas
y corazones.
La repetición
del participio activo en el primer caso y del verbo en presente en el segundo,
la sucesión de imágenes auditivas, visuales y de movimiento y el mismo sonido de
los vocablos elegidos reproducen el rítmico traqueteo del tren. La
oportuna intercalación de estos pasajes hace que el movimiento de éste actúe
como motivo conductor que reaparece periódicamente en medio de las expresiones
líricas del autor y como motivando el hilo de los recuerdos.
Referencias a los compañeros de viaje
Enfrente
de mí, un señor
sobre
su manta dormido;
un
fraile y un cazador
—el
perro a sus pies tendido—.
Dos detalles
nos proporciona el poeta: uno de sus compañeros está dormido, vale decir
ausente y ajeno a la tristeza de evocar lejanos momentos felices; el cazador
posee la cálida presencia de un perro tendido a sus pies. Estos elementos
destacan la soledad y la pena del autor.
ELEMENTOS SUBJETIVOS
¡Este
insomne sueño mío! ¡este frío
de
un amanecer en vela!. . .
"Insomne
sueño" es una imagen anímica que expresa a través de u juego de
palabras que el poeta sueña despierto y que esa ensoñación e triste pues acentúa
el frío del amanecer en vela.
La exclamación
intensifica el sentimiento que anima estos tres versos.
Yo
contemplo mi equipaje,
mi
viejo saco de cuero;
y
recuerdo otro viaje
hacia
las tierras del Duero.
Otro
viaje de ayer
por
la tierra castellana —¡pinos del amanecer
entre Almazón y Quintana!
La
contemplación del equipaje y del "viejo saco de cuero" que lo
acompañara otrora, evoca el viaje de ayer y ese amanecer feliz en contraposición
al actual. La pena del poeta está enunciada de la manera más sintética y
elocuente. La reiteración de "otro viaje" acentúa la importancia del
recuerdo y la exclamación impregna de afectividad él paisaje rememorado.
¡Y
alegría
de
un viajar en compañía! ¡Y la unión
que
ha roto la muerte un día! ¡Mano fría
que
aprietas mi corazón!
Hay una perfecta graduación entre las tres oraciones:
a) Recuerdo de
la compañía que lo hacía feliz.
b) Mención de
la muerte destructora de la unión.
c) Angustia expresada
por medio de la metáfora.
Las exclamaciones
permiten un lenguaje parco y sintético, pues acentúan por sí solas la
intensidad del sentir del autor.
La conjunción
copulativa "y" reiterada al comienzo de las oraciones
expresa la continuidad del proceso compañía-felicidad-muerte-angustia.
Las imágenes
anímicas contenidas en la primera y la tercera oración expresan con eficacia el
contraste entre el estado espiritual de ayer y el de hoy.
Soledad,
sequedad.
Tan
pobre me estoy quedando,
que
ya ni siquiera estoy conmigo,
ni
sé si voy conmigo a solas viajando.
A los sustantivos
"soledad" y "sequedad", imágenes anímicas que expresan lo
esencial de la vivencia del poeta, se les da una particular relevancia pues
constituyen cada uno un verso aislado, independiente. Además su acento agudo les
presta una peculiar resonancia. Por esta, uno a continuación del otro se
establece entre ambos una relación de causa a efecto: la soledad origina la sequedad.
Son también el enunciado sintético de los cuatro versos finales que condensan
e] elemento subjetivo del poema: la soledad empobrece al autor al punto de
hacerlo sentir solo hasta en compañía de sí mismo.
Otro viaje de Antonio Machado
amanece. Corre el tren
por sus brillantes rieles,
devorando matorrales,
alcaceles,
terraplenes, pedregales,
olivares, caseríos,
praderas y cardizales,
montes y valles sombríos.
Tras la turbia ventanilla,
pasa la devanadera
del campo de primavera.
La luz en el techo brilla
de mi vagón de tercera.
Entre nubarrones blancos,
oro y grana;
la niebla de la mañana
huyendo por los barrancos.
¡Este insomne sueño mío!
¡Este frío
de un amanecer en vela!...
Resonante,
jadeante,
marcha el tren. El campo vuela.
Enfrente de mí, un señor
sobre su manta dormido;
un fraile y un cazador
?el perro a sus pies tendido?.
Yo contemplo mi equipaje,
mi viejo saco de cuero;
y recuerdo otro viaje
hacia las tierras del Duero.
Otro viaje de ayer
por la tierra castellana
?¡pinos del amanecer
entre Almazán y Quintana!?
¡Y alegría
de un viajar en compañía!
¡Y la unión
que ha roto la muerte un día!
¡Mano fría
que aprietas mi corazón!
Tren, camina, silba, humea,
acarrea
tu ejército de vagones,
ajetrea
maletas y corazones.
Soledad,
sequedad.
Tan pobre me estoy quedando
que ya ni siquiera estoy
conmigo, ni sé si voy
conmigo a solas viajando.
del campo de primavera.
La luz en el techo brilla
de mi vagón de tercera.
Entre nubarrones blancos,
oro y grana;
la niebla de la mañana
huyendo por los barrancos.
¡Este insomne sueño mío!
¡Este frío
de un amanecer en vela!...
Resonante,
jadeante,
marcha el tren. El campo vuela.
Enfrente de mí, un señor
sobre su manta dormido;
un fraile y un cazador
?el perro a sus pies tendido?.
Yo contemplo mi equipaje,
mi viejo saco de cuero;
y recuerdo otro viaje
hacia las tierras del Duero.
Otro viaje de ayer
por la tierra castellana
?¡pinos del amanecer
entre Almazán y Quintana!?
¡Y alegría
de un viajar en compañía!
¡Y la unión
que ha roto la muerte un día!
¡Mano fría
que aprietas mi corazón!
Tren, camina, silba, humea,
acarrea
tu ejército de vagones,
ajetrea
maletas y corazones.
Soledad,
sequedad.
Tan pobre me estoy quedando
que ya ni siquiera estoy
conmigo, ni sé si voy
conmigo a solas viajando.
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