EL MATADERO DE ESTEBAN ECHEVERRÍA
EL NACIMIENTO DE LA LITERATURA ARGENTINA
CONTEXTO
HISTÓRICO
Los
inicios del siglo XIX están marcados,
en las Provincias Unidas, por la Revolución de Mayo y por la declaración de la
independencia. Pero estos acontecimientos no dan paz al país. Los años
siguientes se desarrollan entre las guerras por la independencia y numerosos
enfrentamientos internos que se resumen en una oposición que marcará la
historia: la oposición entre unitarios
y federales.
En
medio de esta situación, surge la controvertida figura de Juan Manuel de
Rosas, el Restaurador; cuyo poder se
hará notar en todas partes y de todas las formas conocidas. Este es el panorama
en el cual nace una literatura tendiente a dar cuenta de esas contiendas
internas que desangran al país; una literatura crítica que gira en torno a la
imagen de Rosas. Quienes la inauguran son Esteban Echeverría con El Matadero(1840) y Domingo Faustino Sarmiento con Facundo (1835), autores en cuyos textos literarios comienza
a perfilarse la identidad nacional como una lucha permanente de opuestos.
Buenos
Aires vs. las provincias
Entre 1820 Y 1830, la Argentina estaba
independizada, pero disgregada y enfrentando estallidos de guerra civil. La inestabilidad política era el resultado de las posturas encontradas
entre el interior y Buenos Aires, y su permanente medición de fuerzas.
Las provincias, lideradas por caudillos
que buscaban una organización federal de la Nación, se oponían a las
pretensiones de Buenos Aires de ejercer un poder centralizado y hegemónico,
basado en la supremacía económica y estratégica que le daba el puerto. Esta
etapa se caracterizó por la sucesión de períodos en los que existía un gobierno
nacional y otros en los que las provincias se declaraban autónomas. Federales y unitarios chocaban, en congresos
y batallas, tratando de imponer sus ideas acerca de un gobierno nacional
unificado. Entre los primeros, se destacaron Juan Manuel de Rosas,
hacendado bonaerense, y Facundo Quiroga, caudillo riojano que llegó a tener un
poder militar y político muy importante en el interior.
En 1826, se promulgó una Constitución
de marcado tinte unitario, que fue rechazada por parte de las provincias. El
país vivía una situación crítica por la imposibilidad de lograr la organización
nacional y por los problemas económicos y de política exterior. El gobierno
nacional no existía, y la capacidad para manejar las relaciones exteriores
recayó en Buenos Aires, a cargo del federal Manuel Dorrego.
En 1829, la Legislatura de la Provincia
de Buenos Aires designó gobernador a Juan Manuel de Rosas y le otorgó Facultades
Extraordinarias. Sus objetivos inmediatos fueron la derrota del partido
unitario y la firma del Pacto Federal, para unificar a las provincias afines.
Ambos se lograron en 1831: José María Paz, jefe
unitario, fue derrotado, las provincias adhirieron al Pacto y conformaron
la Confederación Argentina. Rosas terminó su primer gobierno en 1831 y no
aceptó la reelección, pues no se le renovarían las facultades extraordinarias
Entre 1832 y 1835, los gobiernos que le
sucedieron sufrieron serios conflictos.
Rosas parecía la única figura capaz de restaurar el orden. En 1835, la
Legislatura lo designó nuevamente gobernador y le otorgó la Suma del Poder
Público. Un plebiscito avaló esta amplia concentración del poder. Pero este
segundo período que debió durar cinco años, culminó recién diecisiete años
después, en 1852, con la batalla de Caseros.
Si bien Rosas era gobernador de Buenos
Aires, reunía las atribuciones de un presidente y su mandato, de hecho, tenía
alcance nacional: así, por ejemplo, manejaba las relaciones exteriores, el
vínculo con la Iglesia y la economía a partir de! control de la Aduana e
intervenía las provincias que se le opusieran. Algunas de estas condiciones
vigentes durante un período de tiempo tan extenso fueron conformando la unidad
nacional.
La oposición intelectual a Rosas estuvo
representada por la llamada Generación
del '37. Entre otros, la integraron Mármol, Echeverría, Alberdi,
Sarmiento, Gutiérrez, Tejedor y Lamas, que recibieron la influencia de diversas
corrientes del pensamiento.
Esta diversidad de fuentes inspiradoras
generó entre ellos diferencias e incluso contradicciones. Sin embargo,
tuvieron en común el intento de indagar los caracteres de nuestra realidad
social. Sarmiento abordó su análisis de la
situación del país a partir de la fórmula
civilización y barbarie: la ciudad era considerada como sede de la
civilización, de la cultura europea y el progreso; el campo (la campiña) como
el lugar de la barbarie, el atraso y el criollismo. A partir de esa misma
dicotomía, Echeverría describió la vida del suburbio como antro de salvajismo y
formas de vida primitivas.
LA
FIGURA DE ROSAS
Los fundadores de la historiografía
nacional fueron Sarmiento, Mitre, Vicente Fidel López, todos
ellos opositores a Rosas. En sus definiciones presentaron a Rosas como una
figura altamente repudiable. Se lo consideró como un bárbaro, un atrasado. Más
adelante, se hizo hincapié en otras facetas, tales como la eliminación de toda
forma de disenso y la presunta falsedad de su federalismo. En la segunda y tercera década del siglo XX, la
aparición del revisionismo histórico en Argentina
rescató la figura del Restaurador, elevándolo al sitial de los mayores próceres
de la historia. En primer lugar, los revisionistas destacaron la acción de
Rosas como la de un defensor de la soberanía nacional frente a las dos mayores
potencias de su época. También destacaron su papel como organizador de la unión
nacional previa a la sanción de la Constitución.
Desde mediados del siglo XX apareció
una nueva camada de historiadores, entre los que se destacaron Enrique Barba
y Félix Luna, que atacaron
el sistema de Rosas por haber eliminado toda forma de disenso, por
antidemocrático y también haber hecho de su gobierno un sistema centrado en el
culto a su persona.
La figura de Rosas se ha visto asociada
con Yrigoyen y con Perón;
primero por sus opositores, y luego, orgullosamente, por sus partidarios. Los
partidarios del liberalismo económico atacan hasta el día de hoy la memoria de
Rosas, mientras que rescatan su figura los partidarios de alguna manera de
proteccionismo o de nacionalismo. Hoy en día, los historiadores están tratando
de llegar a un equilibrio en su análisis de la figura de Rosas, de su sistema
político y de su época. Sin embargo, no cabe esperar que ese equilibrio sea
alcanzado en los próximos años, ni que sea aceptado por todos.
LA
LITERATURA NACIONAL
En la Argentina, la literatura anterior
a la de la llamada Generación del 37 no expresó la realidad histórica en que
tuvo lugar. Con Esteban Echeverría, el panorama cambió. El paisaje argentino y
la lengua particular de la región ya habían aparecido en las obras de Bartolomé
Hidalgo (1788-1822) y de los payadores, poetas gauchos que improvisaban escenas
cantadas de la vida del pueblo. Pero fue Echeverría quien, por primera vez,
concibió la literatura nacional como una disciplina que se nutrió de sus propias
fuentes -la realidad- y expresó lo que la nación era. Lo siguieron, entre
otros, Alberdi y Sarmiento.
Las condiciones que posibilitaron este
nacimiento fueron varias: la existencia de un grupo homogéneo de autores a
quienes unía el origen social, la educación, la experiencia común del exilio y
el impacto que les causó la figura de Rosas. El destierro les permitió ver a
la Argentina a la distancia y les produjo un sentimiento de añoranza y de
admiración por su grandeza virgen, al mismo tiempo que la urgencia de actuar
sobre ella y de construirla. Rosas les generó sentimientos contradictorios: su
origen popular, sus actitudes irracionales y su poder los fascinó, a la vez que
les provocó rechazo. Pero en este aspecto surgió una contradicción: en el afán
de oponerse a Rosas, terminaron identificando lo popular tradicional con el
atraso y, en su afán de progreso, se volvieron reaccionarios y
extranjerizantes. Fueron americanistas en lo literario y antiamericanistas en
lo político. Plantearon el rechazo de lo español, impulsaron la inclusión de
los escenarios locales y el uso de un lenguaje propio en oposición al de las
formas puras del castellano peninsular.
La identidad nacional en El matadero
El matadero, escrito en 1840, es una manifestación clara de la
naciente literatura argentina, porque se inscribe en un momento determinado de
la historia del país, toma partido y adquiere, además, una forma estética
propia.
Echeverría ubicó la acción en una zona
marginal de la ciudad, en los límites entre lo urbano y lo rural, y describió
el ámbito y sus personajes típicos. Al hacerla, formalizó una acusación política,
ya que en la descripción criticó la brutalidad, el atraso del sistema
implantado por Rosas. El clima de turbulencia, descontrol y desborde tiene su
paralelo en la manifestación de una naturaleza también ingobernable: la de la
inundación con que se abre el relato. Matasiete, la chusma grosera, el juez son
símbolos del salvajismo político criticado; mientras que el unitario representa
la cultura y el anhelo de libertad y respeto. De acuerdo con esto, en El
matadero, se muestran las dos posturas antagónicas en que se debatía la
sociedad argentina de la época: la del progreso y la del atraso.
PROGRESO, ATRASO Y LIBERTAD
Echeverría reconoció el conflicto que
mantenía enfrentados a los argentinos y sostuvo la necesidad de la unión.
Rehusó alinearse en alguno de los bandos en lucha-unitarios y federales- y
propuso la creación de un orden nuevo que tomara lo mejor de cada facción.
Sin embargo, finalmente debió optar frente a la realidad que se le imponía: la
fractura social. El de la violencia, que expresó de manera brutal en el
cuento, fue el único aspecto común a ambos bandos y, en él, se centra temáticamente
EL matadero.
El otro gran tema que se manifiesta en
la obra es el de la libertad como camino para la construcción de la nación.
Así, Echeverría elogia la independencia conseguida y critica el autoritarismo
imperante en su época, en sus dos vertientes: eclesiástica y política. La
Iglesia aparece cuestionada, porque claramente se había embanderado tras la
causa rosista. El sistema de gobierno, por su parte, está representado por los
personajes del matadero a quienes se ve incapaces de ejercer su libertad
responsablemente y de respetar la de los otros. Ambos, Iglesia y tiranía, al
atentar contra la libertad individual, impedían la organización nacional sobre
la base del respeto a los derechos de todos los habitantes.
Los personajes, que aparecen
tipificados, representan las facciones en pugna. Pero esta tipificación no es
sólo literaria. Echeverría expresó el modo en que el sector al que pertenecía
veía a unitarios y federales en la vida y no sólo en las letras. Así, Rosas era
el antihéroe; sus seguidores, una horda de brutos sin pensamiento propio y
dueños de una fuerza y violencia descontroladas; el pueblo era una masa
manejable por el miedo o el hambre; y el unitario, el representante de la
libertad de ideas, el honor, el valor y la dignidad.
Además de lo ideológico, la obra
adquiere identidad nacional por su carácter renovador y particular en lo que se
refiere al estilo. Es la primera manifestación del cuento en la Argentina;
introdujo el realismo como modo de representar la realidad. Las costumbres se
describen, en general, para enfatizar lo que debía superarse, pues eran
expresión del atraso. Esta postura crítica frente a lo popular se explica
porque, en el cuento, el pueblo -con sus hábitos- es mucho más que el grupo
menos favorecido en lo económico y en lo cultural; es símbolo de la sociedad
según Rosas la concebía.
Otro gran logro estilístico fue, sin
duda, la renovación en el plano de la lengua. Se incorporó el sociolecto de la
clase baja, con el uso de expresiones groseras y arcaicas, y un léxico de
origen latinoamericano. El habla del unitario, por otra parte, reflejó el
sociolecto de la clase culta, semejante al del narrador. Así, la lengua alcanzó
forma propia y nacional mediante la inclusión no sólo de vocabulario y
expresiones locales, sino de un tono particular, una manera dinámica y vital
de contar lo nacional.
Finalmente, la
lectura detenida de El Matadero revela la existencia de símbolos. Echeverría censura
el régimen político a través de ese lugar y de su gente: ·
- El matadero es el país.
- ·La casilla es Buenos Aires.
- ·El juez es Juan Manuel de Rosas.
- ·Los matarifes son la Mazorca.
- ·El unitario simboliza a la joven generación argentina.
EL MATADERO
Actividades y Guía de lectura
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ACTIVIDADES
1-Mencionar las
características del contexto histórico en el que surgen los primeros textos
literarios argentinos. Incluir en la respuesta los autores que inauguran la
literatura nacional, sus obras y en
torno a qué figura política giran.
2-En el apartado Buenos
Aires Vs. las provincias se menciona la causa de la oposición
política entre Unitarios y Federales: explicar en qué consistió esta oposición.
3-Sintetizar las
características del gobierno de Juan Manuel de Rosas, incluyendo en la
respuesta los diferentes puntos de vista que sobre su figura mantienen los
historiadores.
4-Explicar qué
condiciones posibilitaron el nacimiento de la literatura nacional argentina.
Incluir en la respuesta la contradicción que provocó en los escritores la
figura de Rosas, contradicción que se vio reflejada en las características de
la producción literaria.
5- Luego de leer el cuento El Matadero, responder las preguntas de
la siguiente
Guía de lectura:
1)
¿En qué época del año se ubica la
acción y por qué esto da lugar a la crítica a la Iglesia?
2)
¿Qué es lo que, en realidad, se le critica a la
Iglesia?
3)
Describan el ambiente del matadero.
4)
Señalen los personajes que representan los dos
grupos en los que se dividía la sociedad argentina de la época. Caractericen
ambos grupos (aspecto físico, vestimenta, modales, sociolecto, etc.) y
expliquen la relación que existía entre ellos.
5)
¿Qué relación establece Echeverría entre el
matadero y los federales?
6) ¿Cuáles
son los valores y creencias de los personajes: Matasiete, el joven unitario y
el Juez?
7) Ubiquen
en “El matadero” el fragmento en el que el narrador manifiesta que los jóvenes
del matadero no podrían ser la “cabeza
pensante” de una nación. ¿Quiénes podrían serlo, por oposición?
8) ¿Por qué muere el unitario?
9)
¿De qué manera el texto hace una crítica al
gobierno? Justifiquen su respuesta.
10)
Explicar por qué el cuento
El matadero adquiere identidad nacional.
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