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19 de agosto de 2017

EL FORMALISMO RUSO: Arte y artificio por Beatriz Sarlo

EL FORMALISMO RUSO: Arte y artificio por Beatriz Sarlo
Ya en 1917, Shklovski, uno de los crí­ticos más inteligentes y con mayor penetración teórica del formalismo, proponía en su trabajo "El arte como artificio" un nuevo punto de vista acerca de la función y el objetivo del arte: la desautomatización de la per­cepción, que se agrega al enfoque de la literatura como sistema y fenó­meno verbal.
Existe, en la cotidianidad, un auto­matismo perceptivo por el cual los objetos, las actitudes, etc., más que vistos son reconocidos limitadamente en su funcionalidad inmediatafuera de una improbable influencia, se ad­vierten los ecos de la teoría bergsoniana de la percepción—. Desautoma­tizar la percepción, provocar la visión  y no el reconocimiento se constitui­ría, para Shklovski, en una de las ca­racterísticas de la literatura: "La li­beración del objeto del automatismo perceptivo".
La literatura emplea cier­tos procedimientos, "artificios", para transferir el objeto a una nueva es­fera de la percepción, produciéndose así un desplazamiento semántico. Se­gún Shklovski —también Jakobson coincide en este punto—', este despla­zamiento semántico es la principal función de la poesía. Shklovski toma sus ejemplos de Tolstoi; el artificio consiste en "no lla­mar al objeto por su nombre, sino en describirlo como si se lo viera por primera vez", fuera de su contexto y lejos de las atribuciones significativas y funcionales que le son habituales.


 El arte recurre a este "extrañamien­to" (ostranienie) —concepto que Bertolt Brecht recrearía en el teatro contemporáneo— porque, de lo con­trario, la automatización devoraría "los objetos, los hábitos, los muebles, la mujer, el miedo a la guerra". El extrañamiento responde a una volun­tad de singularización mediante una percepción renovada. Toda la razón y la funcionalidad del artificio, sea cual fuere, supone este objetivo. Tolstoi, ejemplifica Shklovski, recurre a ciertos mecanismos formales; la elección del narrador es uno de ellos: en su relato Jolstomer, el narrador es un caballo y, por tanto, el extrañamiento se pro­duce desde la básica elección del pun­to de vista.
De este modo, Shklovski extiende su hipótesis a todo el lenguaje de la lite­ratura, donde la función de la imagen sería provocar el proceso de singula­rización; todos los recursos de un modo poético —los arcaísmos o los neologismos, los diversos esquemas fónicos, el ritmo y las variaciones sin­tácticas, las imágenes y, en general, los tropos— tenderían a una libera­ción de la percepción, una visión re­novada del referente o la ruptura de las convenciones cristalizadas que au­tomatizan también la lectura de la obra.
La literatura se define así como "dis­curso que opera con el artificio". Es evidente que esto conviene en forma especialmente significativa a la poesía que, en Rusia, era contemporánea a los formalistas y que Shklovski y Osip Brik defendían de sus detractores: el futurismo. Explica también la incli­nación de casi todos los críticos del movimiento hacia autores en cuya obra el artificio sea uno de los niveles expresivos más importantes: Gógol para Eijenbaum y Sterne para Shklovski.
La oposición visión/reconocimiento que traduce la contradicción funcio­nal entre lenguaje poético y lengua cotidiana, cuyas diferencias los for­malistas pretendieron establecer, es implementada también por Jakobson: "Los tropos vuelven el objeto más sen­sible y nos ayudan a verlo. En otras palabras, cuando buscamos la palabra justa que nos permite ver el objeto, elegimos una palabra que no es habi­tual".
Jakobson caracteriza, mediante la categoría textual del extrañamien­to, al "realismo revolucionario" que apela a los rasgos tradicionalmente considerados menos característicos de los objetos para presentarlos en una visión desautomatizadora.  En última instancia la teoría del ex­trañamiento de los formalistas revier­te a la afirmación de que la palabra "gasta" sus posibilidades significati­vas, y que la literatura debe intentar nuevos caminos para recuperar la no­vedad de percepción que la reiteración y las convenciones han destruido. El planteo autoriza la definición del dis­curso poético como "discurso elabo­rado", acentuando las tendencias a crear una "lengua específicamente poética".
Los mecanismos del extrañamiento son los que Shklovski caracteriza co­mo "artificio", despojando a esa pala­bra de las connotaciones peyorativas que pudo adquirir durante el auge de la crítica naturalista. Es evidente el énfasis depositado sobre el tejido ver­bal del texto y el intento por estable­cer una tipología general del "artifi­cio", proyecto que compartirán los formalistas en sus análisis de narrati­va: Eijenbaum, por ejemplo, en su examen de El capote de Gógol se de­tendrá especialmente sobre los proce­dimientos de parodia, grotesco y esti­lización, donde el artificio aparece en toda su evidencia. Debe destacarse, sin embargo, que el análisis formalis­ta no excluye, en estos casos, sino que por el contrario privilegia, el nivel se­mántico del relato.