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11 de agosto de 2017

La generación del 37 y la auto­biografía. — Recuerdos de provincia de Faustino Domingo Sarmiento: características

La generación del 37 y la auto­biografía.
Recuerdos de provincia de Faustino Domingo Sarmiento: características
Los conflictos que enfrentaban al in­terior y Buenos Aires tuvieron su formulación ideológica en la dicoto­mía civilización-barbarie, acuñada por la generación del 37. Sustituir la barbarie por la civilización o, para decirlo con palabras de Sarmiento, "la tradición española" por "el espí­ritu europeo" y "la fuerza bruta co­mo móvil" por "la inteligencia cul­tivada", fue la tarea que se planteó el nuevo grupo de intelectuales que se nucleó en el 37 alrededor de la Asociación de Mayo (la mayoría de sus integrantes se exilaría luego a partir del año 1838 y ocuparía, después de la caída de Rosas, roles destaca­dos en la organización política del país.
Dentro de la extensión del término barbarie se incluían el interior, el atraso, la supervivencia de lo espa­ñol, los caudillos; con el término ci­vilización designaban a Buenos Aires, el progreso, la cultura francesa. Los intelectuales del 37 sintieron que ellos mismos encarnaban los valores que levantaban como bandera y, por lo tanto, mostrar la propia vida fue para ellos proporcionar el ejemplo de una vida civilizada.
El nuevo héroe literario es el hombre educa­do, el individuo que se procura uno formación intelectual y política de viajero que busca en países más ade­lantados prototipos de ideas e insti­tuciones progresistas. En este con­texto deben entenderse la Autobio­grafía de Vicente Fidel López, Mi vida privada de Alberdi y Recuerdos de provincia de Sarmiento, obras que tienen en común el hecho de ser, fundamentalmente, la historia de una educación. Particularmente no­table, el último de los textos cita­dos tiene para el lector de este te­ma un valor especial, ya que conden­sa y explicita los rasgos dominantes en la literatura autobiográfica del siglo XIX.
Recuerdos de provincia. En el primer capítulo de Recuerdos de pro­vincia (obra de 1850) Sarmiento explica el móvil de su escritura: "... mi nombre anda envilecido en boca de mis compatriotas; así lo en­cuentran escrito siempre; así se es­tampa por los ojos de la mente; y si alguien quisiera dudar de la opor­tunidad de aquellos epítetos deni­grantes, no sabe qué alegarse a sí mismo en mi excusa, pues no me conoce ni tiene antecedente ninguno que me favorezca".
Es para presen­tar esos antecedentes que Sarmiento escribe su autobiografía. A las acu­saciones de salvaje, vil y malvado que dice recibir, opone el "hablar de sí mismo y hacer valer sus buenos lados". "Buenos lados" que, es ne­cesario tener en cuenta, todavía no son muy conocidos, porque, en el momento en que escribe este texto, el autor no ha entrado todavía de lleno en la actuación pública (Sar­miento tiene alrededor de cuarenta años, reside en Chile, donde ha pu­blicado su Facundo y donde es co­nocido como hombre de prensa).
Re­cuerdos de provincia puede definirse entonces como una autopresentación, como la inauguración de un nombre. ¿Qué elementos selecciona el autor para exhibir sus antecedentes? La historia de su familia, por un lado, y su vida privada, por el otro. Por su genealogía se conecta con el pa­sado del país; por su formación, sus hábitos, sus lecturas, se inscribe en el progreso y la civilización. La historia familiar ocupa la prime­ra mitad del libro: Sarmiento rastrea parentescos con las primeras familias de San Juan, las fundado­ras; recorre su árbol genealógico y busca en él nombres de civiles y clé­rigos que hayan tenido roles desta­cados. Enunciar al comienzo de una autobiografía el nombre de los pa­dres es un gesto habitual en los es­critores de la época, una exigencia de la retórica del género, pero es evi­dente que, remontándose a varias generaciones, Sarmiento amplía ese motivo y la cambia de dimensión. ¿Cuál es la función que adquiere dentro del texto esa reseña genealó­gica? Puede entenderse que la his­toria de la familia funciona como una metáfora de la historia del país, a partir de las palabras del propio Sarmiento: "Tiene esto por lo me­nos de interesante, el examen de los individuos notables de las familias, que a medida que pasan las genera­ciones ve uno transformarse poco a poco los personajes, cambiar de for­ma el atavío de hechos que revisten, y presentar casi completas las diver­sas fases de la historia.  Si tomamos la familia de los Albarracines, por ejemplo, desde Fray Miguel, Fray Justo de Santa María y Domingo de Oro, nos dan por resultado estos hechos: el convento, la teología, el milenario, la inquisición, viajes a España, la declaración de la inde­pendencia, Bolívar que la termina, la guerra civil, Rosas y el destierro." Si por la historia de su familia Sar­miento se vincula con el pasado, por las características de su propia vida se identifica con el porvenir del país: "... pues en mi vida tan destituida, tan contrariada y sin embargo tan perseverante en la aspiración de un no sé qué elevado y noble, me pa­rece ver retratarse esta pobre Amé­rica del Sur, agitándose en su nada, haciendo esfuerzos supremos por des­plegar las alas, y lacerándose a cada tentativa contra los hierros de la jau­la que la retiene encadenada."
La perseverancia, la aspiración, el es­fuerzo, son los valores dominantes en la presentación que Sarmiento ha­ce de su historia personal. Esfuerzo que enmarca su vida escolar sobre­saliente, sus lecturas realizadas sin otra guía que el propio criterio, su aprendizaje de idiomas vivos, su ges­tión educativa. "Esfuerzos" llama también Sarmiento a sus escritos, de los cuales hace una reseña al final del libro y a los cuales supone ca­paces de "cambiar la faz de América y, sobre todo, de la República Ar­gentina".
"Hijo de su familia pero, sobre todo, hijo de sus esfuerzos", "modelo de aspiraciones civilizadas": con esas fórmulas podríamos resumir la pre­sentación que hace Sarmiento de sí mismo.

Recuerdos de provincia como condensación del género auto­biográfico. — En el final de Re­cuerdos de provincia, cuando hace la reseña de sus escritos previos, Sar­miento incluye esa misma obra au­tobiográfica en el sistema literario de la biografía. Si con ese gesto hace evidente que pasa por alto las diferencias de significación entre uno y otro género, también está indicando que asigna a ambos el mismo va­lor ejemplar (hay que tener en cuenta que páginas antes, el autor ha ponderado la biografía como una forma literaria eminentemente edu­cativa, capaz de presentar a las ge­neraciones jóvenes "el tipo, el mo­delo práctico, hacedero, posible, que puede guiarlas y trazarles un cami­no".)
Afirmación del nombre propio, iden­tificación de la historia personal con la historia del país, utilidad de la vida individual como modelo: estos rasgos característicos que, con ma­yor o menor grado de explicitación, están presentes en toda la escritura autobiográfica del siglo XIX y que  se con­densan y subrayan en Recuerdos de provincia, obra que, por lo tanto, puede ser leída como modelo del gé­nero.