EL MITO
Contenido
- Lectura de un mito: Prometeo y Pandora, de J. Martínez Vázquez
- Análisis literario- Teoría literaria -El mito: Las características de los mitos. El marco narrativo.
- El mito en contexto -Estudio literario- Actividades ( niveles uno, dos y tres).
- Para trabajar con ESI (Educación sexual integral).
Como se trata de relatos anónimos y de tradición oral, existen diferentes versiones en las que la historia central se mantiene junto con su finalidad, pero surgen variantes relacionadas con los personajes, las acciones que estos realizan, el final de la trama o el estilo del versionador. En su origen, eran creaciones colectivas que se difundían de boca en boca. Actualmente, circulan diferentes versiones en textos escritos o adaptaciones cinematográficas.
Los mitos se caracterizan por los
siguientes rasgos.
Sin
embargo, estas características no suelen aparecer todas en un mismo mito. Por
ejemplo, el mito de Prometeo es de carácter antropogónico y también posee rasgos
didácticos. A su vez, incluye tanto titanes como dioses y humanos (Prometeo, Zeus
y Pandora), pero ningún monstruo ni animal con características especiales.
El marco narrativo
El lugar,
el tiempo y la presentación de los personajes son los elementos que conforman
el marco narrativo de todo relato.
Lugar. Es el
espacio físico en el que los acontecimientos ocurren. Puede tratarse de la
descripción de un ambiente (los rincones oscuros de la tierra, la casa de puertas
azules) o una zona geográfica (monte Cáucaso, Entre Ríos).
Tiempo. Es el
momento en el que suceden las acciones, conforma la ubicación temporal de los
acontecimientos. Puede ser indefinido, como ocurre en muchos relatos orales
(Antes de la creación; En el origen; Había una vez) o definido (La mañana de
febrero de 1949).
Personajes. Son
introducidos en el relato mediante una breve descripción (nombres, rasgos
físicos, virtudes y actividades, etcétera). A medida que la historia avanza,
pueden aparecer nuevos personajes.
Los personajes A los
seres inventados que realizan las acciones del relato se los denomina personajes.
Como ya fue mencionado, representan personas, animales o seres sobrenaturales,
como dioses o monstruos, e incluso objetos inanimados que cobran vida. De
acuerdo a la importancia que tengan en la historia, los personajes se
clasifican en distintos tipos.
Protagonista o personaje principal.
Se destaca porque sus acciones hacen avanzar el relato. Prometeo es el
protagonista del mito leído (la historia se organiza en torno a sus acciones).
Muchas veces, los protagonistas son también héroes. El héroe es un personaje
con cualidades fuera de lo común. En general, son modelos a seguir y reúnen los
valores que una sociedad considera positivos.
Personajes secundarios.
Dependen del protagonista y actúan a partir de lo que este hace. Epimeteo es un
personaje secundario (su aparición en el mito depende de lo que Prometeo quiere
hacer).
Antagonistas. Se
interponen en las acciones y los deseos del protagonista. En este caso, Zeus es
el antagonista de Prometeo.
Las funciones que cumplen
Los personajes cumplen distintas funciones en el relato. El protagonista está vinculado
a la función de sujeto: alguien que busca alcanzar un objetivo (Prometeo, por
ejemplo, busca devolverle el fuego a los humanos). Aquello que motiva la
búsqueda del protagonista se denomina objeto.
Los antagonistas pretenden
obstaculizar al sujeto, son los oponentes (es el caso de Zeus). Además, los
sujetos pueden tener ayudantes, colaboradores en la tarea que quieren cumplir
(como Epimeteo). En la mitología griega, los dioses muchas veces son oponentes
o ayudantes, mientras que los héroes suelen cumplir la función de sujeto.
El mito en contexto
Se
denomina mitología al conjunto de mitos pertenecientes a un
mismo pueblo. Al igual que la mayoría de los relatos
orales, los mitos están vinculados al pueblo que los
creó. Tan es así que estas historias permiten conocer la manera en que estas
culturas veían, comprendían y experimentaban el mundo que
los rodeaba, es decir, su cosmovisión.
La mitología griega
Los
mitos griegos expresan, entre otras cosas, cómo era la religión
y qué valor tenía en esa sociedad. Por ejemplo, el
mito de Prometeo nos permite entender la
importancia de los dioses en la vida cotidiana de los griegos,
así como el respeto que debían tenerles
para evitar sus castigos.
Es
por eso que este tipo de relatos son considerados más que textos literarios; se
trata de documentos utilizados por los investigadores de la
antigua sociedad griega, que intentan reconstruir y entender su vida social,
religiosa y política.
El
mito de Prometeo en la antigua Grecia
El
mito de Prometeo hace referencia al
fuego y su relevancia para la humanidad. En todas las
culturas este elemento dio lugar a relatos e historias que
intentan explicar su origen vinculándolo a diferentes deidades y
resaltando su carácter sagrado
para los pueblos de la antigüedad.
Este
tipo de relatos permite conocer las costumbres de los pueblos griegos, donde el
fuego aparece asociado a otros dioses de la mitología,
como Apolo, y tenía una gran importancia en la religión,
existiendo templos en honor a esos
dioses
LECTURAS:
Prometeo y Pandora
Versión de Julián Martínez Vázquez
Entre los personajes de
la mitología griega, Prometeo es considerado como el "titán
protector" de la civilización humana, entre otras cosas, por acercarle el fuego a los
humanos...
La creación de las
criaturas...
Antes de que Zeus destronara a su padre y reinara la paz en el cosmos, los dioses habían decidido poblar la Tierra. Para ello, encargaron a Prometeo y Epimeteo la creación de los animales y del hombre. Y, además, distribuir entre ellos los dones y poderes necesarios para su subsistencia. Prometeo, entonces, tomó barro y modeló a los primeros varones a semejanza de los dioses. Epimeteo, por su parte, se encargó de los animales y fue otorgando a cada uno de ellos las principales facultades: a unos, velocidad; a otros, fuerza, y a otros, alas para volar.
Cuando llegó el turno
del hombre, Prometeo vio que ya no quedaban más dones que repartir.
—¡Uy, Epimeteo! ¿Qué hacemos
ahora?
Los hombres quedarían
desnudos e indefensos en el mundo, obligados a vivir en cuevas, sin saber siquiera
cómo alimentarse.
Prometeo decidió
intervenir y compensar la falta de poder de los mortales descubriéndoles las
técnicas necesarias para sobrevivir y convertirse en las primeras criaturas de la
creación: les enseñó a construir casas de ladrillo y a dominar el arte de la
carpintería; los instruyó sobre cómo leer los signos de la naturaleza que
revelan el cambio de estaciones; les enseñó a uncir los bueyes al arado y los
caballos al carro.
Así, Prometeo se
convirtió en el benefactor de la humanidad.
Esta actitud a favor de
los mortales daría lugar a una tremenda rivalidad entre Prometeo y el mismísimo
Zeus.
El engaño de los sacrificios... (Primera afrenta a
Zeus)
En los primeros años del ser humano en la
Tierra, la vida era muy sencilla. No existían
enfermedades ni desastres naturales. La tierra daba frutos en abundancia sin
necesidad de labrarla. Ante tanta riqueza y felicidad, los dioses del Olimpo
comenzaron a mirar a los mortales con recelo, dado que dominaban el planeta sin preocupaciones.
Los dioses olímpicos
exigieron entonces que los humanos construyesen templos donde adorarlos y
donde llevarles ofrendas varias. También, deberían realizar sacrificios de
animales en su honor.
Pero ¿qué parte del
animal sacrificado debería ser ofrecida a la divinidad y qué parte quedaría
para los mortales? En este asunto, intervino Prometeo:
—¡Oh, Zeus! Permíteme sacrificar
un buey, así decides qué parte de sus restos debería ser ofrecida a los dioses.
Zeus dudó, porque
Prometeo era muy astuto y amaba demasiado a los humanos, pero, finalmente,
aceptó. Prometeo, de inmediato, hizo matar y descuartizar un buey a los
mortales y dispuso dos montones con los diferentes restos del animal.
En el primero de ellos,
colocó la sabrosa carne, pero escondida bajo el estómago del buey, su parte más repugnante.
En el otro montón
depositó los poco valiosos huesos, aunque escondidos bajo una capa brillante y
gruesa de grasa. Prometeo presentó luego las dos pilas.
—¡Dioses del Olimpo!
—exclamó—. ¿Cuál de estos dos montones de carne de buey deberían ofrecer los
mortales?
—¡Ese de ahí, cubierto
de grasa! —exclamó la mayoría.
Hay quienes dicen que
Zeus era consciente del engaño, pero prefirió seguirle la corriente a Prometeo
porque quería tener motivos para castigarlo a él y también a los humanos.
—Elegimos el montón más
brilloso —dijo serio.
Retirada la grasa, los dioses divisaron los huesos y se descubrió el
ardid. La decisión de Zeus no tenía vuelta atrás.
De esa manera, los
seres humanos, amados por Prometeo, podrían alimentarse de
la carne de los animales sacrificados, y solo los inservibles huesos serían quemados
en honor de los dioses.
Zeus y los demás dioses
del Olimpo miraban con desconfianza a los
imperfectos mortales y deseaban hacerlos desaparecer de la faz de la Tierra.
El engaño de los sacrificios había sido demasiado.
—Zeus, ¿cómo podrías
castigar a tan irrespetuosos mortales? —le preguntó su esposa, Hera.
Él no necesitó pensar
mucho.
—Les quitaré el fuego.
Y así se hizo. En las
aldeas, las noches se volvieron oscuras y las fraguas se apagaron.
—¡Pobres! —se lamentó
Prometeo—. Necesitan el fuego para cocinar, protegerse del frío y fundir los
metales.
Empecinado en favorecer
a los mortales, Prometeo decidió desobedecer a Zeus. Subió a escondidas al
firmamento a la hora del alba, aprovechó el paso del carro del sol y logró
encender una mínima llama en el interior de una caña hueca. Descendió luego
hasta los humanos y recorrió todos los rincones de la Tierra, devolviéndole a
los humanos su recurso más preciado: el fuego.
Apenas Zeus vio desde
el Olimpo el brillo del fuego, entró en cólera y se juró destruir a los humanos
y castigar con dureza a su mayor
rival.
¿Cómo podía Prometeo
creerse más astuto que él, dios del universo, y además desobedecerlo?
Creación de Pandora... (Primer castigo de
Zeus)
Hefesto, el dios herrero, dejó
la fragua una tarde y obedeció el llamado de Zeus.
—¿Qué debo hacer, padre? Zeus sonrió.
—Modelarás una hermosa
figura femenina a imagen de las diosas, seductora e irresistible para los
hombres.
Prometeo (cuyo nombre
significa 'el que ve las cosas antes'), sabiendo que Zeus intentaría castigar a
los hombres, había prevenido a su hermano Epimeteo: no debía aceptar ningún
obsequio que viniese del Olimpo, pues podría tratarse de una trampa del dios
del trueno.
Mientras tanto, Hefesto
mezclaba tierra y agua. Modelaba así, cuidadosamente, a quien sería la primera
mujer sobre la Tierra. Para resaltar su hermosura, labró para ella una diadema
de oro; la diosa Atenea colaboró con un vestido de resplandeciente blancura y
con un velo que la cubría desde los ojos a los pies, y en su cabeza puso
delicadas coronas de hierbas y flores trenzadas. Una vez terminada la obra,
Atenea le dio el hálito vital. Y fue llamada Pandora, que significa 'todos los
regalos'.
Hermes, el dios
mensajero, bajó a la Tierra y buscó a Epimeteo.
—Zeus te envía un
regalo —le anunció.
Epimeteo recordó las
advertencias de su hermano.
—No... —empezó a decir,
pero no pudo evitar fijarse en Pandora y quedó embelesado...
—¡Sí, acepto!
La mujer, a su vez,
sonreía y mostraba ternura hacia él. No tardaron en enamorarse los dos. Pero
además de llevar sus vestidos, Pandora llegó a la Tierra con una jarra cerrada
que Zeus había preparado para ella, con la advertencia de que no debería
abrirla bajo ningún concepto. La mujer, primero obedeció, pero cada día la
curiosidad era mayor.
—¿Qué tendría de malo
abrir esta jarra y ver qué tiene dentro?
Un día, Pandora no
resistió más y levantó con cuidado la tapa. Apenas lo hizo, escaparon como
fantasmas del recipiente todos los males que azotarían y aún hoy azotan a la
humanidad. Enfermedades, angustias, discordias se esparcieron rápidamente e
invadieron cada rincón de la Tierra, apesadumbrando a los mortales desde
entonces. Apenas advirtió su error, Pandora atinó a cerrar la jarra. Solo
quedaba en ella un último regalo: la esperanza, que desde entonces acompaña a
la humanidad junto a los males.
El monte Cáucaso... (Segundo castigo de
Zeus)
Zeus decidió castigar las desobediencias de Prometeo.
Ordenó llevarlo a la cumbre del monte Cáucaso y allí mantenerlo
encadenado a un elevado peñasco. Hefesto, el dios herrero, se encargó de
cumplir las órdenes de Zeus.
—¡No sin pesar obedezco
a mi padre! —se lamentó Hefesto, que admiraba al titán.
Con grilletes de bronce amarró a Prometeo en las alturas y allí lo
abandonó, bajo la ardiente llama del sol y a merced de la fuerza de los
vientos.
A partir de ese día, un
águila llegaría hasta Prometeo y con su pico le comería el hígado, que volvería
a crecer cada noche, de modo que el tormento sería eterno.
Miles de años después, llegó hasta el lugar de su suplicio Hércules,
el famoso hijo de Zeus, dispuesto a liberarlo. Su padre, aunque no
había perdonado las faltas de Prometeo, permitió que Hércules lo liberase,
porque esto le daría mayor fama.
Prometeo pudo regresar al Olimpo y convivir sin
sobresaltos con los restantes dioses. Aunque desde entonces hubo paz entre él
y Zeus, Prometeo brilla en la imaginación de los seres humanos como símbolo de
rebeldía frente al poder.
Sobe el autor, Julián Martínez Vázquez : Es licenciado en Letras por la Universidad del Salvador (USAL). Se
especializó luego en literatura griega clásica en la Universidad Complutense de
Madrid, donde presentó su tesina sobre las Historias de Heródoto. Fue
profesor de Gramática en la Universidad de Buenos Aires durante seis años. En
la USAL, dio clases de lengua griega antigua; allí dicta, actualmente, clases
de español. Escribió varias adaptaciones a partir de mitos griegos. Entre ellas
Los doce trabajos de Hércules y La casa de Atreo.
En
el mito “Prometeo y Pandora” se narra la creación de la primera mujer.
Conversen a partir de las siguientes preguntas.
•
¿Qué características tiene Pandora? ¿Las personas suelen asociar estos rasgos a
las mujeres en general? ¿A qué piensan que se debe?
•
¿Conocen otros relatos en los que una mujer esté asociada a un castigo para la
humanidad?
¿Qué
opinan acerca de esto?
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