Literatura y mercado: El best-seller
Definición del término best-seller: Literalmente, el ‘mejor vendido’, término de índole comercial aplicable a determinadas obras artísticas, con componentes de aventuras, acción, intriga o suspenso en el caso de la literatura, que alcanzan un elevadísimo índice de ventas nacionales o internacionales. A tal éxito de consumo, aparte del gusto del público, contribuyen notoriamente todos los mecanismos comerciales, incluyendo tanto la publicación semanal de los catálogos de los más vendidos en casi todos los suplementos literarios como su propia distribución y colocación muy a la vista del público en grandes almacenes.
De este modo, se manifiesta siempre con más claridad la tendencia de los editores, que ya no son los antiguos propietarios de las editoriales, sino los manager de las sociedades multinacionales, a unirse al poder de persuasión de los media para orientar el mercado hacia fronteras de ganancia que sobrepasen todos los éxitos precedentes.
Algunos novelistas, particularmente norteamericanos, se han especializado en la creación de best-sellers combinando ciertas fórmulas narrativas con las grandes campañas publicitarias editoriales. Tal es el caso de Stephen King, Ken Follet, John Grisham , Noah Gordon o especialistas en casos como el terror médico (Robin Cook), la intriga militar (Tom Clancy), el thriller de abogados y jueces (John Grisham), el thriller periodístico (Larry Collins), etc.
Veamos algunas características recurrentes en este tipo de textos:
1) Combinación de los siguientes elementos clásicos: thriller histórico o religioso, aventuras e intrigas suscitadas por la búsqueda de algún enigma en cuya travesía el lector recibe una ligera información sobre arte, literatura, historia, geografía, política o costumbres sociales, y una promesa ofrecida desde el principio: el encuentro con una verdad insospechada o el desenmascaramiento de una legendaria verdad. Todo ello fiel a un lenguaje claro, sencillo y directo.
2) Temáticas relacionadas con la religión, alternativas al canon oficial de la Iglesia (evangelios apócrifos, órdenes militares y religiosas medievales que fueron perseguidas o exterminadas, personajes históricos disidentes, sectas, etc.) que, en ocasiones, rozan lo inverosímil narrativo (descubrimientos arqueológicos de desconocidos textos; mensajes crípticos en obras de arte que reflejan momentos centrales en la vida de Jesucristo, sociedades secretas herederas y transmisoras, a lo largo de lo siglos, de estilos de fe originarios).
3) Técnicas narrativas tomadas del cine que agilizan el desarrollo de la acción: diálogos abundantes, flash-back frecuentes, elipsis de gran amplitud, personajes planos para primar la acción, procedimientos típicos del suspenso, con una gran aceleración -velocidad- narrativa en los dos o tres capítulos finales en los que se extrema el clímax.
4) Frecuente aparición de personajes históricos de todo tipo bajo cuyo atractivo se intentan sostener argumentos poco sólidos con poca o nula reflexión histórica, política o social acerca del tema tratado.
5) Los espacios en los que transcurre la acción de estas novelas invitan a visitarlas como turistas: son realidades desconocidas e inaccesibles, como los círculos de la alta política y la extrema riqueza, las sociedades secretas, lo más alto y lo más bajo, el pasado, la gran historia universal, la vida de unos cuantos individuos interesantes
En resumen, estamos ante unos productos literarios confeccionados para una lectura rápida y gratificante y construidos, para tal efecto, con una trama poco compleja, ágiles en su desarrollo y estructura discursiva, caracterizados, en casi su totalidad, por la hibridación (mezcla) de géneros y en los que la introducción del suspenso y el misterio dentro de la narración se ha manifestado como el componente fundamental desencadenador del éxito lector y, por ende, económico.
La llamada “buena” literatura: ¿Existe algún criterio, aparte del gusto personal, que nos permita calificar determinados libros como "imprescindibles", "muy recomendables" o desechables?, ¿quién determina lo valioso de una obra literaria?, ¿en qué reside esa valía? o ¿por qué unas obras son dignas de ser estudiadas y otras no? ¿Quién determina qué obras pueden formar parte del canon literario, pasando a
ser considerado “un clásico”? Recordemos la definición de canon: “El canon literario es una lista de obras consideradas valiosas y dignas por ello de ser estudiadas y comentadas»
No siempre es fácil desligar el juicio crítico del gusto, en la medida en que este es definido como «la facultad de apreciar o sentir lo bello o lo feo» (DRAE); resulta evidente que existe una carga de subjetividad que dificulta la tarea. Por otra parte, los valores estéticos son cambiantes, movedizos y fluctúan en función del periodo histórico en el que nos encontremos.
Para resolver estos interrogantes, Ítalo Calvino (escritor italiano) sugiere que un clásico lo es cuando continúa estando vigente, cuando el paso del tiempo no lo aleja de los lectores, cuando permite que múltiples lecturas se añadan sobre el mismo texto sin restarle valor a la interpretación primigenia. La buena literatura es la perdurable, la universal, la que incita a leer más, a aprender más, a estudiar más, o sea, la que trasciende y no pasa de moda. Obras que gozan de un reconocimiento social, que han resistido el paso del tiempo, las nuevas miradas y los cambiantes valores, y que han servido de inspiración a los nuevos artistas. Veamos algunas definiciones de Calvino:
· Los clásicos son libros que cuanto más cree uno conocerlos, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad.
· Los clásicos son esos libros de los cuales se suele oír decir: «Estoy releyendo...» y nunca «Estoy leyendo...».
· Los clásicos son libros que ejercen una influencia particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, ya sea cuando se esconden en los pliegues de la memoria mimetizándose con el inconsciente colectivo o individual.
· Toda relectura de un clásico es una lectura de descubrimiento como la primera.
· Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir.
Para finalizar, exponemos una breve lista de autores clásicos, que integran el canon literario occidental: Homero, Sófocles, Eurípides, Dante, Shakespeare, Cervantes, Kafka, Twain, Wilde, Philip K. Dick, Aldous Huxley , Gabriel García Márquez, Leopoldo Marechal, Edgar Allan Poe, Mary Shelley, Henry James, Ernest Hemingway, Federico García Lorca , Julio Verne , Jorge Luis Borges , Julio Cortázar, Pablo Neruda, Rodolfo Walsh, Roberto Arlt…La lista es, por supuesto, mucho más larga…Estos autores están citados a manera de ejemplo.
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