Cuando en mayo de 1888 Darío escribió su articulo "Catulo Méndez. Parnasianos y decadentes”, sin proponérselo, tal vez, estaba preparando el camino para el libro que vería la luz tres meses después. Lo tituló Azul ... , y en sus páginas objetivó mucho de lo postulado en dicho artículo. Allí afirmaba aspirar a: ..... juntar la grandeza o esplendores de una idea en el cerco burilado de una buena composición de letras(...) no escribir como los papagayos hablan, sino hablar como las águilas callan, tener luz y color en un engarce, aprisionar el secreto de la música en la trampa de plata retórica; hacer rosas artificiales que huelen a primavera.,he ahí el misterio (...) Las letras forman [ ... ] sus cristalizaciones en el lenguaje. [ ... ] Hay letras diamantinas que se usan con tiento, porque si no, se quiebran formando hiatos, angulosidades, cacofonías y durezas".
Estructura de “Azul...”
En su primera edición apareció precedido por un prólogo de Eduardo de la Barra. Componían el texto tres secciones; las dos primeras en prosa; la última, en verso. Si bien la totalidad del material incluido en este poemario ya había sido publicado en periódicos chilenos, el libro fue objeto de críticas elogiosas allí y en el extranjero. Juan Valera le dedicó dos de sus "Cartas americanas" en El Imparcial de Madrid, en el mismo año , 1888. El escritor español elogió la originalidad del poeta nicaragüense y observó un mayor afrancesamiento en la prosa que en los versos de Azul. Subrayó tres aspectos fundamentales en su temática:
- profundo erotismo;
- sensualismo panteísta;
- honda religiosidad vencedora de cierto paganismo incipiente.
En la segunda edición del poemario, su autor incorporó las "Cartas" de Valera, a manera de prólogo, y nuevos textos en prosa y en verso: algunos cuentos -"El sátiro sordo", "La muerte de la emperatriz de China"- y numerosos poemas, agrupados en dos nuevas secciones: "Sonetos áureos" y "Medallones". Tres poesías en francés cerraban el volumen.
La sugerencia de un título
En textos anteriores Darío ya había usado el vocablo "azul" con una carga sensitiva de inusual fuerza sugeridora. Decía Daío: "Escritores, el primer deber es dar a la humanidad todo el azul posible. iAzul! ¡Azul! iAzul!"
Para el poeta, lo "azul" se opone a la desesperación y al sufrimiento, y expresa la esperanza y el ideal. Así lo explicará años después: " ... el azul era para mí el color del ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, color oceánico y firmamental (...) Concentré en ese color célico la floración espiritual de mi primavera literaria".
Haya sido o no a través de Víctor Hugo -"L'art c'est I'azur"-, lo cierto es que Daría condensó en el título de su primer libro la trascendencia que atribuía a la misión del poeta· .
Los cuentos de "Azul ... "
Gran parte de la obra está en prosa. Una prosa rítmica, alada, tan leve, musical y burbujeante, que bien merece la calificación de poética.
Ya Martí y Gutiérrez Nájera, antes que Darío, habían emprendido la renovación de la prosa castellana, aligerándola de las pesadas cláusulas que la encorsetaban. El vocabulario se enriqueció, como en la época barroca, y la sintaxis buscó imitar la perfección formal de las líneas de la escultura o de la pintura, mediante el uso de perífrasis, vocablos expletivos, aliteraciones, símiles. Finalmente, el color vistió con imágenes sensoriales esa prosa rítmica, plena de sonidos armoniosos.
Darío siguió a Martí, a quien consideraba su maestro: "He de manifestar que es en ese período,[el de la gestación de Azul ... , donde comprendí a mi manera el manejo del estilo, y que en ese momento fueron mis maestros de prosa dos hombres muy diferentes: Paul Groussac y Santiago Estrada, además de José Martí".
En esa prosa musical Darío plasmó un tipo especial de narración: el cuento francés o parisiense, caracterizado por su brevedad y por la riqueza sensual de sus descripciones, y cuyo mejor representante era, entonces, Catulle Mendes. Este autor francés otorgó predominio a lo descriptivo y a lo lírico, sobre lo netamente narrativo. Con ello, acentuó el sentido poético de sus relatos.
El hondo lirismo que trasuntan los cuentos darianos aparece subrayado por la organización de lo narrativo en unidades breves, a la manera de estrofas, en las que abundan construcciones simétricas y paralelísticas, estribillos y vocativos, que dan un tono versicular al texto. Además, variedad de estructuras: relatos encuadrados, juegos de planos, intromisión del autor en primera persona, acotaciones escénicas, notable manejo del suspenso, puntos de vista cambiantes y finales inesperados.
Los versos de "Azul "
Con la prosa de Azul, Darío orienta las letras hispanoamericanas hacia una nueva dirección. Tal originalidad no se advierte, en cambio, en la sección en verso . Si bien se pone de manifiesto a un poeta excepcionalmente dotado, su consagración llegará con Prosas Profanas, su próximo poemario. No hay, pues, novedades en los versos de Azul ... Sí hay musicalidad y el mismo tono hedonista que prevalecerá en su obra posterior.
FUENTE: LAS LETRAS EN LA AMÉRICA HISPANA-
AAVV
ESTRADA-BS.AS.1994
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