Melodrama
El melodrama (literalmente y según la etimología griega: drama cantado) es un género que surge en el
siglo XVIII. Consiste en una obra donde la música interviene en los momentos
más dramáticos para expresar la emoción de un personaje. Hacia fines del siglo
XVIII el melodrama se transforma en un género nuevo, en una obra popular que, al mostrar a buenos y malos en situaciones
horribles o tiernas, apunta a conmover al público sin un gran esfuerzo textual,
sino recurriendo a efectos escenográficos.
Los
personajes, claramente divididos en buenos y malos, no tienen la más mínima
elección trágica, están modelados por buenos o malos sentimientos, por certezas
y evidencias que no sufren contradicción alguna. Sus sentimientos y sus
discursos se exageran hasta el límite de la parodia y provocan con facilidad la
identificación del espectador, junto a una catarsis barata. Las situaciones son
inverosímiles, pero claramente trazadas: desgracia absoluta o felicidad
inexpresable; destino cruel que termina por arreglarse (en el melodrama
optimista) o que acaba sombrío y tenso, como en la novela negra; injusticias o recompensas
realizadas en nombre de la virtud o del civismo. El melodrama, a menudo
situado en lugares totalmente irreales y fantásticos (naturaleza salvaje,
castillo, isla, bajos fondos), oculta los conflictos sociales de su época,
reduce las contradicciones a una
atmósfera de miedo ancestral o de felicidad utópica.
Fuente: Patrice Pavis,
Diccionario del teatro, dramaturgia, estética, semiología
Tomo II ( L-Z).
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