La historia narrada en "Chac Mool" comienza en Acapulco, una importante ciudad balnearia de la costa mexicana que da al Océano Pacífico, pero inmediatamente se traslada a la capital, la actual Ciudad de México, donde habita el protagonista. Las circunstancias geográficas, entonces, son claramente urbanas y contemporáneas. La mención de lugares como Tlaxcala , Teotihuacán, destacan el interés del protagonista por la cultura indígena, en particular maya, debido a que se trata de dos zonas arqueológicas, es decir zonas donde se encuentran los restos y las ruinas de las grandes ciudades habitadas por los indios mayas antes de la conquista española.
La irrupción del Chac Mool desencadena una serie de situaciones que ponen en cuestión el presente y las creencias de los mexicanos, porque el Chac introduce circunstancias temporales vinculadas al pasado indígena. El contacto entre la cultura mexicana actual -producto de la mezcla entre indios y españoles- y la antigua cultura maya, que es el núcleo del cuento de Carlos Fuentes, actualiza el tema de la transculturación a través de un relato de ficción que presenta novedosas técnicas narrativas.
Instrumentos para analizar el texto
El narrador y el punto de vista
Los textos narrativas del siglo xx se han caracterizado por complejizar la figura del narrador, combinando distintos tipos de narradores, como por ejemplo uno en tercera persona con otro en primera, o diferentes narradores en primera persona que ofrecen su punto de vista dando su versión persanal de los hechos.
-Chac Mool" se caracteriza, justamente, por la presencia de dos narradores distintos: uno es el amigo de Filiberto, que introduce el relato hecho por el propio Filiberto, el otro narrador, en su diario personal. Veamos la caracrerización de cada uno de ellos.
El amigo de Filiberto: narra en primera persona testigo el desenlace de la historia. Como es quien encuentra el cuaderno donde Filiberto, el protagonista, escribía su diario personal, lo presenta transcribiendo algunos fragmentos. Además, intercala sus propias observaciones a propósito del diario:
Ejemplo:
Hasta aquí, la escritura de Filiberto era la vieja, la que tantas veces vi en memoranda y formas, ancha y ovalada. La entrada del 25 de agosto, parecía escrita por otra persona. A veces como niño, separando trabajosamente cada letra; otras, nerviosa, hasta diluirse en lo ininteligible. Hay tres días vacíos, y el relato continúa: [ ... ]
Filiberto: es el narrador en primera persona protagonista de su historia con Chac Mool. Su relato, hecho a modo de diario personal, aparece inserto dentro de la narración de su amigo, por eso decimos que es un relato enmarcado. Además de referir los sucesos ocurridos, Filiberto deja constancia de la acción de la escritura, es decir del tiempo de la enunciación, como puede observarse en el siguiente ejemplo:
No quiero escribirlo: hay en el torso algo de la textura de la carne, lo aprieto como goma, siento que algo corre por la figura recostada [ ... ]
La presencia de dos narradores distintos es fundamental en el relato: la duda acerca del punto de vista de Filiberto respecto de los hechos narrados se resuelve cuando el primer narrador retorna el relato y cuenta su propio encuentro con el viejo en el departamento de Filiberto. Entonces, el lector coteja ambos puntos de vista y tiende a admitir la humanización del Chac Mool
La solución fantástica como respuesta al contacto cultural
La cuestión del contacto cultural puede aparecer en los textos de diversas maneras. En el caso de "Chac Mool", Carlos Fuentes eligió narrar el retorno del pasado indígena en el mundo actual. Esa elección narrativa da por resultado un relato fantástico, es decir, un relato en el cual irrumpe en el mundo cotidiano un elemento que altera la lógica conocida y que no puede ser comprendido por medio de la razón.
Algunos elementos fantásticos presentes en el cuento son:
metamorfosis, es decir transformación de la piedra con la que está construida la estatuilla en carne;
comunicación verbal entre el Chac y Filiberto a través de una lengua desconocida;
• recuperación del aspecto humano en el Chac a partir de la muerte de Filiberto;
superposición del tiempo cíclico de los antiguos mayas y del tiempo lineal de la cultura occidental.
La lectura de los indicios y la predicción del desenlace
A lo largo de la mayoría de los cuentos y novelas hay ciertos elementos denominados "indicios", que anuncian el desenlace de la historia. A la manera de pistas de lectura, esos indicios textuales le permiten al lector predecir y anticipar el modo en que se resolverán los hechos narrados.
En el caso de "Chac Mool", hay numerosos indicios vinculados a las características del dios al que representa la estatuilla -recordemos que es la imagen de dios maya de la lluvia- y con su progresiva humanización. Veamos algunos de los indicios.
Elementos vinculados al agua y a lo húmedo: hay en el cuento una abundante referencia a la humedad, la lluvia y el agua a partir de! momento en el que Filiberto se lleva la estatuilla a su casa. Un indicio muy claro, por ejemplo, aparece en el siguiente fragmento:
Amanecí con la tubería descompuesta. Incauto, dejé correr el agua de la cocina, y se desbordó, corrió por el suelo y llegó hasta el sótano, sin que me percatara. El Chac MooI resiste la humedad, pero mis maletas sufrieron; y esto en día de labores, me ha obligado a llegar tarde a la oficina.
Como puede verse, el agua es acá fundamental: por un lado, Chac Mool resiste a ella porque, como lo -sabremos después, es gracias a la humedad que abandonará su carácter de estatua para humanizarse; por otro lado, esta alteración del orden cotidiano es el primer signo de la progresiva decadencia de Filiberto, que más adelante será despedido del trabajo.
Elementos vinculados a la sangre y a la muerte: desde el comienzo, se hace referencia a la vinculación del Chac Mool al sacrificio y a la muerte, como cuando dice que alguien "pintó de rojo el agua del garrafón, en la oficina inmediatamente después de la decisión Filiberto de comprar la estatuilla. Otros indicios aparecen junto con el ketchup que le unta el vendedor, con la mención de restos de animales y el desorden del cuarto habitado por el Chac.
En su primer libro de cuentos, escrito en 1954, el mexicano Carlos Fuentes incluyó “Chac Mool”, relato en el que ya puede verse el interés de su autor por la temática del contacto cultural y la transculturación. El título, "Chac Mool", anticipa algunos aspectos de la historia, siempre y cuando se conozca el origen de ese término y se tenga alguna información acerca de la cultura a la que pertenece.
¿Qué es un Chac Mool?
Le Plongeon, un viajero europeo que recorrió las tierras mexicanas, encontró frente a los templos de algunas ruinas mayas -restos de la cutura establecida en la zona sudeste de México- unas figuras reclinadas de considerable tamaño, con las rodillas en alto y, en general, con un hueco en el estómago para depositar ofrendas. A esas figuras de piedra, les puso el fantástico nombre de Chac Mool o Chacmol. El nombre emparienta a estos ídolos con otras divinidades de origen maya, los chacs. Los chacs eran las divinidades mayas de la lluvia y su nombre significa "rojo", "grande "grave". Los campesinos, aún hoy, imaginan a los chacs como viejos de pelo blanco y suponen que sus rasgos son humanos.
La importancia de los chacs en la vida campesina de los mayas se debía a la escasez de lluvias, tan importantes para el cultivo, y a la creencia de que la sequía, frecuente en México, era un castigo divino. Eso explica la cantidad de ofrendas realizadas a los chacs para que provocaran la lluvia. Aunque no son exactamente mismo, se supone que el ídolo llamado Chac Mool también
recibía ofrendas para ocasionar lluvias, de ahí que su descubridor le pusiera un nombre semejante al de los chacs, al que le agregó la partícula "mool", que hace referencia a los meses de cosecha.
No debe confundirse a Chac Mool con Tláloc, que es el nombre del dios de la lluvia para los aztecas, es decir los indios que habitaban la región central de México. En todo caso, su parecido radica en que ambos eran deidades temidas, porque se les adjudicaba un poder temible, que podían usar para bien o para mal. Esta creencia, habitual en relación con los dioses indígenas, como con Huitzilopochtli -también mencionado en el cuento de Carlos Fuentes-. que es el dios de la guerra y del sol para los aztecas y a quien se representa con forma colibrí y algunos rasgos humanos.