SIMBOLOGÍA: Apocalipsis :El apocalipsis es ante todo
una revelación, que se refiere a realidades
misteriosas; luego una profecía, pues estas
realidades son venideras; por último una visión,
cuyas escenas y cifras son otros tantos
símbolos. Estas visiones no tienen valor
por ellas mismas, sino por el simbolismo del
que están cargadas; pues todo o casi todo, en
un apocalipsis, tiene valor simbólico: las cifras,
las cosas, las partes del cuerpo, los
personajes mismos que entran en escena.
Cuando describe una visión, el vidente traduce
en símbolos las ideas que Dios le sugiere,
procediendo entonces por acumulación
de cosas, de colores, de cifras simbólicas, sin
preocuparse de la incoherencia de los efectos
obtenidos. Para comprenderlo, es necesario
pues entrar en su juego y retraducir las
ideas, los símbolos que propone, bajo pena
de falsear el sentido de su mensaje» (BIBJ,
3,414).
2. El término de Apocalíptico» ha llegado
también a ser (debido en parte a los libros
apocalípticos mismos, que constituyen un
género literario muy difundido en los primeros
siglos de nuestra era) en el símbolo de
los últimos días del mundo, que estarán
marcados por fenómenos espantosos: gigantescos
maretazos, derrumbamientos de montañas,
abismales resquebrajaduras de la tierra,
abrasamiento del cielo en un indescriptible
estruendo. El apocalipsis se convierte
así en un símbolo del fin del mundo.
Al final del relato de la Segunda Batalla
de Moytura, la Morrigu céltica, o diosa de la
guerra, profetiza el fin del mundo: confusión
de las estaciones, corrupción de los hombres,
decadencia de las clases sociales, maldad,
relajamiento de las costumbres. Este
cuadro figura también, con gran lujo de detalles,
por el texto titulado Coloquio de los
dos sabios, redactado en la lengua rebuscada
y difícil de los poetas irlandeses medievales.
Se puede allegar esta concepción a la del
Apocalipsis cristiano, y también a la profecía
de los druidas referida por Estrabón, de
que reinarán solos un día el fuego y el agua.
3. A título de ejemplo de esas visiones
apocalípticas y de su interpretación, tomemos
el símbolo de la Bestia.
Desde el punto de vista histórico, la Bestia
herida evoca al imperio romano quebrantado
y tal vez al suicida de Nerón. Más generalmente,
la Bestia representa al Estado perseguidor,
el Adversario por excelencia de
Cristo y de su pueblo. La Bestia resucitada
es la parodia caricaturesca de Cristo, el anticristo
de los tiempos futuros. Las siete cabe-
zas de la Bestia evocan las cabezas innumerables
y sin cesar renacientes de la Hidra
tradicional. Los cuernos simbolizan la potencia
de la Bestia, las diademas, su pseudorealeza.
La Bestia, comenta Georges Casalis
es el Dragón, la antigua
serpiente, que es el Diablo y Satán (20,2) y
que se manifiesta sobre esta tierra por las
bestias a las cuales comunica su potencia y
que arrastran a los hombres a adorarla: bestia
que asciende del mar, imperio romano ya
mortalmente herido y renaciendo sin embargo
en cada uno de sus emperadores, y la bestia
que asciende de la tierra (13,11), poderío
ideológico de la propaganda totalitaria o,
mejor, del culto imperial (culto de la personalidad)
que obliga a todos los hombres a
pertenecer por un bautismo blasfematorio al
emperador... La lucha del Imperio idólatra
contra la Iglesia es el reflejo terrestre del
combate celestial del Diablo contra el Cristo
La Bestia es
una de las figuras centrales del Apocalipsis.
Representa el gran principio de ilusión y de
blasfemia ... el principio demoníaco de extravío
de las colectividades humanas que
acompaña a toda la historia religiosa de la
humanidad. Después de sus victorias brillantes
y efímeras en este mundo, la Bestia
tiene prometida la derrota final; será vencida
por el Cordero.
FUENTE:DICCIONARIO DE LOS SÍMBOLOS
Bajo la dirección de
lEAN CHEVALlER
con la colaboración de
ALAIN GHEERBRANT
BARCELONA
EDITORIAL HERDER
1986