Resumen y análisis de La lluvia de fuego de Leopoldo Lugones
Resumen
del argumento:
La lluvia de fuego alude, con su
título, al cataclismo que desencadena la desaparición de una ciudad; a través
del subtítulo, "Evocación de un desencarnado de Gomorra", el lector
toma conocimiento de que esa ciudad no es otra que la bíblica, que perece por
designio divino a causa de su libertinaje. Antes de la narración se transcribe
un párrafo de la Biblia(paratexto): "Y tornaré el cielo de hierro y la
tierra de cobre", Levítico, XXVI.-19.
Una atmósfera de tensión alucinante
envuelve la obra. El terror y el estupor que provoca el insólito suceso es sólo
interrumpido durante la "última noche" de Gomorra en que la alegría y
el desenfreno corren por las calles.
Un solterón solitario observa, desde
su lujosa mansión, que sobre la ciudad comienza a caer una espaciada lluvia de
cobre incandescente. El cielo permanece azul e inmutable. Al principio, la
ciudad parece desconocer el insólito suceso, pero al poco tiempo la envuelve el
silencio. Los pájaros callan: es evidente la inminencia de un cataclismo. De
pronto, cesa la lluvia y la ciudad se lanza al placer y la alegría con mayor
gozo que el habitual.
El solterón participa de la fiesta
hasta tarde y luego se acuesta. Al rato se despierta sudoroso: las paredes de
su habitación arden; la lluvia ha vuelto a caer, esta vez con mayor intensidad.
La servidumbre y los caballos de su caballeriza han huido. El solterón, entonces,
decide bajar a su bodega y allí, frente a un pomo de vino envenenado, se
tranquiliza: es dueño de su muerte. El hedor de los cadáveres se esparce por
doquier. Alza la tapa del sótano y descubre que, por segunda vez, ha cesado la
lluvia.
Sale a observar las consecuencias del fenómeno y se encuentra con otro
sobreviviente a quien invita a su refugio. Desde el desierto, un tropel de
leones desesperados acude a la ciudad para saciar su sed. El cobre comienza a
caer nuevamente. El solterón resuelve darse un baño, llevando siempre consigo
el pomo de veneno; su compañero, entre tanto, se emborracha por última vez.
Cuando advierte que las llamas penetran por la puerta del sótano, lleva el pomo
a sus labios y..
Estructura
La obra puede dividirse internamente
en las siguientes partes:
- Advertencia del cataclismo.
- Consumación del castigo.
- Muerte del protagonista.
En la primera parte aparece un signo de castigo —la
limpidez impasible del, cielo—, inadvertido por los habitantes de la ciudad,
quienes, por el contrario, se lanzan a la lujuria y al placer.
En la segunda parte, la ciudad es arrasada por la
lluvia, produciéndose así la consumación del castigo divino; sólo quedan dos hombres
que no se han arrepentido y un grupo de bestias salvajes desesperadas. En el
aullido de las fieras se concentra la horrorosa visión de la destrucción.
La tercera parte es muy breve: la presencia de la
lluvia definitiva concluye con los puntos suspensivos del cuento.
Género: narrativo. Dentro de la narrativa,
corresponde al denominado "cuento fantástico". Si bien en el panorama de la literatura
argentina existían —antes de Lugones— obras representativas de este género (por
ejemplo, algunas leyendas románticas y aislados relatos de Eduardo Wilde),
ningún autor ofrece hasta él un exponente tan claro de esa literatura. Con respecto
al concepto de lo "fantástico", el escritor Roger Callois sintetiza:
"El intento esencial de lo
fantástico es la Aparición, lo que no puede suceder y que a pesar de todo
sucede, en un punto y en un instante preciso, en medio de un universo
perfectamente conocido y de donde se creía definitivamente desalojado el
misterio. Todo parece igual que ayer y hoy, todo parece tranquilo, común, sin
nada insólito, y de pronto lo inadmisible se insinúa lentamente o se despliega
de improviso".
Temas
Principales:
El castigo y la muerte. Ambos temas se vinculan con otro, el del pecado, que es
el que provoca y desencadena la tragedia. La expresión externa del castigo se
concreta a través de la muerte y destrucción de una ciudad junto a la muerte y
destrucción de un hombre. En apariencia, la ciudad perece víctima de un fenómeno natural, pero nosotros conocemos la
maldición bíblica que la condena y sabemos que la razón profunda es otra: su
inclinación al desenfreno y el pecado.
Con respecto al segundo de los temas
enunciados, surge la variante de la muerte voluntaria, solución adoptada por el
protagonista del cuento.
Secundarios.
- El terror.
- El celibato.
- La soledad.
- El silencio.
- El encuentro.
- División de la sociedad en clases antagónicas: señores y siervos.
- Surgimiento del terror infantil frente a hechos inexplicables.
- La bebida, la soledad, como formas evasivas frente a la realidad.
- Los animales, preanunciadores de futuros cataclismos.
- La incomprensión y desesperación de las fieras frente a un fenómeno inusual de la naturaleza.
- Características de una sociedad decadente.
- Personajes
Principal. El narrador. Es un solterón de 50
años, miope, gordo, sibarita y gotoso, que ha elegido vivir —luego de una
existencia de orgías y placeres— tranquilamente en su mansión solariega rodeado
de esclavos, libros, pájaros y peces. Es un hombre que sigue siendo voluptuoso
en sus gustos y cuyo mundo afectivo es muy limitado: en una situación límite
como la que propone el cuento sólo piensa en sus peces y en sus pájaros. Llega,
inclusive, a solazarse sádicamente en el placer estético de la catástrofe. Sus
observaciones frente a la agonía de los habitantes denotan una actitud
sarcástica. Participa activamente de la vida licenciosa y le tocará compartir
el destino de la ciudad, aunque posee la libertad de elegir su muerte en el
momento adecuado.
Secundarios. No hay personajes secundarios. El
piloto, el matemático, el agricultor, las cortesanas, citados en el texto, no
alcanzan la categoría de personajes; son,
simplemente, representantes prototípicos de los pecadores de esa ciudad.
simplemente, representantes prototípicos de los pecadores de esa ciudad.
Marcos
referenciales
Contexto Geográfico.
A través del subtítulo del cuento se sabe que la urbe asolada por el extraño
fenómeno es Gomorra, ciudad de Palestina arrasada por una catástrofe y que, en
la actualidad, estaría cubierta por las aguas del mar Muerto. En la narración
aparecen elementos que enriquecen la descripción del lugar: por ejemplo, un
desierto, un lago y montañas.
Contexto Social.
Del relato surge la presencia de dos sectores sociales perfectamente
diferenciados: la clase alta y la de los siervos.
El narrador es el típico
representante del primer grupo. Esta clase pudiente, por razones históricas, se
encuentra en decadencia; de allí su inclinación hacia la exquisitez, la
voluptuosidad, su carencia de afectos y reflexiones profundas.
Los siervos son esclavos que acatan
sumisamente las órdenes de quien los manda. Sólo el cataclismo los hace huir,
abandonando a su amo a su propia suerte.
Otros sectores de la ciudad
libertina (las cortesanas, los eunucos, etc.) también son mencionados en el
relato.
Por otra parte, las creencias en fuerzas extrañas y mágicas, fuerzas
extrañas que se esconden detrás de las cosas cotidianas y surgen, de pronto,
para dislocar la realidad.
Contexto Histórico.
En La lluvia de fuego no hay referencias históricas determinadas.
Idea central que surge del cuento: presentar las reacciones de un
hombre voluptuoso frente a la situación más crucial de su vida: el
enfrentamiento con su propia muerte. Si bien es la muerte de la ciudad la que
se narra, el narrador—testigo presencial— se retrata desde adentro descubriendo
sus actitudes, sentimientos, reflexiones que van desde la tranquilidad al
estupor, de la negación a la curiosidad, del miedo infantil a la muerte.
Aspectos
formales
Tipo de prosa. La prosa del cuento, pulcra y
cuidadosa, logra crear el clima y el suspenso adecuados. Como ficticiamente reproduce
un relato en
primera persona, abundan los comentarios del protagonista, sus
exclamaciones e interrogaciones internas.
Leopoldo Lugones era un perfectista
de la prosa. En la segunda edición de este cuento —realizada én 1926, es decir,
veinte años después de la primera— efectuó numerosas correcciones, cambios
lingüísticos y expresivos, que revelan una actitud de búsqueda formal más clara
y acabada.
Lengua
El autor utiliza una lengua culta y
refinada. En la narración aparecen algunos términos técnicos
("natrón", "olor fosfatado") como lo hicieron otros
escritores modernistas. Se observa, además, una rigurosa selección del
vocabulario.
Recursos lingüísticos
Diminutivos: "ruidecitos de arena".
Palabras que van creando
una atmósfera fantástica:
"extraño granizo", "insólito cataclismo", etc.
Uso insólito de verbos: "La gente de placer coloría ".
Frases que denotan
sarcasmo: "y la
población agonizó bárbaramente, con ayes y clamores de una amplitud, de un
horror, de una variedad estupendos. Nada hay tan sublime como la voz
humana".
Reiteración intencional de
palabras: "siempre
impasible, siempre celeste".
Estilo
La narración, escrita en primera
persona, se desliza ágil y vivaz, ya que Lugones emplea con frecuencia la
oración breve y sintética. En el cuento aparecen gran cantidad de oraciones
nominales solas o yuxtapuestas, con lo cual se logra un lenguaje aparentemente
simple que esconde un notable trabajo de elaboración. El retrato del
protagonista se logra a través de trazos concisos. El paisaje está tan
claramente descripto que semeja un friso pintado.
Recursos
estilísticos
Imágenes visuales: "cubierto de hojas
carbonizadas".
Imágenes olfativas: "Un olor entre fosfatado y urinoso apestaba el aire".
Adjetivación concisa: 'Vasta ciudad libertina"; "lluvia singular".
Comparaciones: "Parecía que estuviese en un inmenso horno sombrío".
Antítesis que entran en
pugna: "tinieblas y fuego. ¡Ah, el horror de
aquellas tinieblas que todo el fuego, el enorme fuego de la ciudad ardida, no
alcanzaba a dominar".
Exclamaciones del narrador"¡Huir!".
Preguntas retóricas: "¿Aquel cobre? ¿Era cobre?".
Comentarios con matiz
emocional: "la pobre ciudad, mi pobre
ciudad".
Oraciones nominales como
forma de expresión sintética:
"Escasos amigos; breves visitas;
largas horas de mesa; lecturas; mis peces; mis pájaros ".
Transposición estética: "El ambiente estaba rojo; y a su través, troncos, chimeneas, casas,
blanqueaban con una lividez tristísima. Los pocos árboles que conservaban
follaje retorcíanse, negros, de un negro de estaño. La luz había decrecido un
poco, no obstante de persistir la
limpidez celeste. El horizonte estaba, eso sí, mucho más cerca, y como ahogado
en ceniza. Sobre el lago flotaba un denso vapor, que algo corregía la
extraordinaria sequedad del aire".
Intertextualidad: la fuente bíblica transcripta en
la cita del epígrafe, de la cual Lugones extrae la fábula.
4 comentarios:
Excelente análisis. Me ayudó a comprender más el cuento. Muchas gracias!
Gracias me ayudaron en la escuela y me saque un 10
Un análisis perfecto y muy completo! gracias!
Hola me ayudo mucho toda esta información, pero tengo una pregunta... Cual seria el marco realista? y el disparador de a alteridad?
Publicar un comentario