LAS LEYENDAS
Leyenda indígena: La conquista del fuego (anónimo)
Cuando
la ciencia todavía no existía, el hombre atribuía el origen de los distintos
elementos o fenómenos de la naturaleza a la intervención de los dioses o de
seres sobrenaturales. Así nacieron las leyendas, narraciones que dan una
explicación fabulosa o sobrenatural acerca del
origen de algo: animales, plantas, lugares, costumbres, fenómenos naturales,
etcétera.
Las leyendas son relatos populares, conocidos por toda una comunidad,
que se transmiten oralmente. Algunas veces, las leyendas reproducen esta forma
de transmisión al utilizar expresiones como: "Dicen que...", "Se
cuenta..." o "Cuentan que...". Por este motivo, las leyendas son
anónimas, es decir, se desconoce su autor. Además,
como cada persona que transmite una leyenda le agrega diferentes detalles o
situaciones, existen distintas versiones de una misma historia.
El lugar y el tiempo: en las leyendas, en
general, no se especifica el lugar geográfico donde ocurren los hechos, aunque
pueden mencionarse algunas características del paisaje. Tampoco se señala exactamente
la época en que esos hechos transcurren. Sin embargo, sabemos que estas
historias suceden en un tiempo lejano.
Los personajes
de las leyendas pueden ser personas, animales, plantas o cualquier
elemento de la naturaleza. En muchas leyendas, los personajes sufren alguna
transformación extraordinaria, que suele ser el origen de lo que se pretende
explicar. Por ejemplo, el origen de algún pájaro puede surgir a partir de la
transformación fabulosa de un hombre o una mujer.
Lo voz del narrador: En las leyendas -como en los cuentos- hay una
"voz" que relata los hechos. Es la voz del narrador, el cual
pertenece al plano de la ficción, por lo tanto, no debe ser confundido con el
autor, que es la persona real que crea y escribe la historia.
Existen diferentes tipos de narrador:
Protagonista: relata en primera persona los
hechos que a él mismo le suceden y
en los que participa.
en los que participa.
Testigo: cuenta en primera o tercera
persona sólo lo que ve y oye. Da testimonio sobre los acontecimientos que les
ocurren a otros
Omnisciente: relata, generalmente, en
tercera persona. No participa de los hechos que narra (no es un personaje de la historia). Sabe lo
que hacen, sienten y piensan los
personajes y lo que va a pasar o lo que ha sucedido antes en la historia.
La siguiente
es una leyenda indígena:
La
conquista del fuego
(anónimo)
Cuentan que en tiempos remotos, cuando
los hombres entendían el lenguaje de los animales y el astuto coyote gris era
un buen amigo del indio, sucedió esta historia...
En
una tribu de aborígenes vivía un muchacho de piernas ágiles y robustas y de
mirada penetrante. Durante los largos y tibios días de verano, el joven indio
recorría los bosques, subía a los picos de las montañas y cruzaba los ríos
junto con su inseparable coyote. Pero al llegar el invierno, el muchacho se
refugiaba con su gente en el fondo oscuro de las cavernas, huyendo de la nieve
y del frío enemigo.
Cada
invierno, el joven piel roja miraba, pensativo, la angustia de su pueblo,
miserable e indefenso bajo el cielo helado. Un día le dijo al coyote:
-Tú
no sientes los cuchillos del frío porque tienes la piel gruesa y cubierta de
pelos; pero mi gente tiembla y muere de frío. Dime, ¿qué podría yo hacer para
que mi pueblo no sufra tanto?
-Yo sé lo que tienes
que hacer, pero es muy peligroso -contestó el animal.
-Dímelo. Yo puedo hacerlo todo, aun lo
imposible.
-Tendrás
que ir a la montaña del fuego a recoger un poco de lumbre y traérsela a tu
pueblo.
-Pero,
¿qué es el fuego, qué es la lumbre? -preguntó el muchacho.
-El
fuego es hermoso como una flor roja, pero no es una flor; corre por entre la
hierba y la devora como si fuese una bestia, pero no es una bestia; es feroz y
cruel y, sin embargo, si se le hace una cama entre piedras y se le entregan
ramas de árbol para alimentarlo, es un hermano bueno que acaricia el aire, las
cosas y a los hombres con grandes y brillantes lenguas calientes. Si consigues
traerlo, tu pueblo podrá tener el calor guardado, como si tuviera en su poder
un pedazo de sol.
-Si
es verdad lo que dices, yo traeré ese fuego. Ayúdame –dijo el muchacho.
Antes
de partir, el indio fue a pedir a los ancianos de la tribu cien jóvenes
fuertes y de pies ligeros para que lo acompañaran. Después, guiados por el
coyote, todos iniciaron la marcha hacia la montaña del fuego. La montaña era
tan alta que llegaba hasta las nubes y tenía, en la cima, algo que aparecía una
gran sombrilla de humo espeso. Cuando llegaron al pie de la montaña, el buen
coyote le dijo al muchacho:
-Espérame
aquí y mantente alerta. Voy a traerte un pedazo de lumbre de la cima. Como
llegaré rendido, tú deberás seguir corriendo, porque los espíritus del fuego te
perseguirán para atraparte.
El
coyote comenzó a subir por la ladera de la montaña, escondiéndose detrás de las
piedras. Sin embargo, los espíritus del fuego lo descubrieron; pero al verlo
tan flacucho y sucio, creyeron que era inofensivo. Cuando llegó la noche,
mientras los espíritus danzaban entre inmensas llamas, el astuto coyote se apoderó
de una gran rama encendida y huyó con ella rápidamente, montaña abajo. Las
llamas corrieron tras él con ruido de furiosas fieras. El joven indio vio que
el coyote descendía en la noche, como una estrella fugaz que huye en el cielo.
Los espíritus del fuego lo seguían como un río de lumbres.
Se
acercaba la chispa brillante... ¡Se acerca!... ¡Ya llega!... Allí está. El
valiente animal cae al suelo, anhelante, sin fuerzas. El muchacho recoge rápidamente
la rama encendida y corre desesperadamente.
Los
espíritus del fuego, convertidos en llamas, lo persiguen. Pero el muchacho,
veloz como una flecha, llega al primer corredor, que aguarda con la mano en
alto para recibir la antorcha. Así, la rama encendida pasa de mano en mano, sin
detenerse. Los espíritus del fuego persiguen, furiosos, la llama que desaparece
detrás de las montañas de nieve, que ya no pueden franquear... La luz siguió
suspendida en el aire. Era amarilla y bella en el día, como un trozo de sol;
era maravillosamente roja en la noche.
La
rama encendida llegó hasta el último hombre y de él a la tribu. Allí, en medio
de la caverna, le hicieron una cama de piedras y la alimentaron, amorosamente,
con ramas secas. Desde entonces, la gente de la tribu nunca más tembló ni se
murió de frío. Desde entonces, el noble muchacho indio fue conocido como el
valeroso conquistador del fuego. Desde entonces, el coyote lleva en su pelaje
la marca de su acción generosa: conserva en sus flancos la piel amarillenta,
tostada por el fuego, como recuerdo de su hazaña.
Leyenda
indígena
Actividades: extraer información e interpretar el
texto
1) ¿Por qué los aborígenes
sufrían en el invierno? ¿Quién propone una solución para este problema? ¿En qué
consiste?
2) ¿Qué es, en
realidad, "la montaña del fuego"?
3) ¿De qué manera los hombres de la tribu logran "guardar" el
fuego?
4) ¿Qué cambio se produce en el pelaje del coyote? ¿Por qué?
5) La leyenda que leíste explica: a) el origen del volcán – b) la conquista y adquisición del fuego por
parte de hombres - c) el origen de la luz.
6) ¿Qué tipo de narrador presenta el texto?
7) ¿Quién es el autor de la leyenda leída?
8) Para pensar: en la actualidad ¿cómo conocemos cuál es el origen del fuego? Ayuda: Si leés la siguiente
definición: “El fuego es una
manifestación térmica (calor) y luminosa (luz) producida por la combustión
(reacción química por la cual una o más sustancias se convierten en otras de
características diferentes)”, ¿quién pudo haber producido un enunciado con estas características?
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