Poética
y título de su obra
La realidad y el deseo es el
título con que se agrupa toda la producción lírica de Luis Cernuda. El motivo
de toda la obra cernudiana es el conflicto entre la apariencia y la verdad de
las cosas, es decir, entre la realidad y el deseo. Esta lucha romántica entre
el yo y el que desea y la realidad que constriñe y que prohíbe, se traduce
poéticamente en distintas actitudes: desde el aislamiento y la soledad hasta la
rebeldía y la ira, sin olvidar la ironía y el sarcasmo. Sin embargo, no todo se
pude reducir a este conflicto, pues hay un factor fundamental: el exilio, que
provoca en nuestro poeta la meditación existencial y la contemplación irónica
de la experiencia vital.
Así
pues, podemos señalar la existencia de dos Cernudas: uno romántico, con una
poesía intimista y subjetiva, y otro antirromántico, que se distancia para mostrar
la propia experiencia vivida. Ese distanciamiento se observa en las distintas
formas de aludir a sí mismo, como el uso de la segunda persona, la
identificación con personajes históricos o literarios e incluso la creación de
algún alter ego.
En
definitiva, es este un camino en el que nuestro poeta busca, simplemente,
encontrar "la verdad de sí mismo", su dimensión trascendente, frente
al mero reflejo de las apariencias circunstanciales de la vida.
Influencias: tradición y
originalidad
Para
Cernuda, el respeto a la tradición literaria y la aportación de originalidad en
su obra deben ir en perfecto equilibrio. Para él, el respeto a la tradición es
algo fundamental y abarca el conjunto de la literatura europea desde Homero a
sus días. Entre las presencias de la
tradición que más claramente se ven en sus poemas encontramos:
Garcilaso. Tanto por su métrica (como se ve en el libro Égloga,
Elegía, Oda), como por sus temas (el amor, la visión idealizada de la
naturaleza y la presencia de la mitología clásica).
Bécquer, y los poetas que inician el simbolismo (Baudelaire,
Verlaine, Valery, Mallarme, Holderlin), que le aportan el concepto del poeta
como un ser sobrenatural que tiene la capacidad de percibir lo que otros no
pueden.
Los poetas platónicos (Fray Luis, Eliot), le aportan la visión de
la naturaleza como un mundo de orden y paz, frente al caos humano.
Junto
a todas estas presencias de la tradición cultural europea, Cernuda también
tendrá en cuenta la obra de sus contemporáneos:
Juan Ramón Jiménez, por la visión subjetiva de la realidad y
por la idea de que la verdadera literatura es aquella que se dirige a la
esencia de las cosas, eliminando la superficialidad.
Los poetas del 27 le enseñan a enfrenarse a la obra literaria
desde la perspectiva del Surrealismo.
En
la poesía de Cernuda la presencia de la tradición se conjugará con la
originalidad de su aportación, fruto de sus peculiaridades biográficas.
La función del poeta
La
función del poeta en la obra de Luis Cernuda entronca perfectamente con la
tradición romántica, según la cual el artista aparece como un ser solitario
dotado de un don sobrenatural que le permite ver y expresar lo que otros no
pueden. En esta línea, Cernuda se nos presenta como un integrante de una
tradición que arranca con los románticos, sobre todo con los alemanes como
Holderlin, Novalis o Heine y que en España representa la figura de otro sevillano,
Gustavo Adolfo Bécquer. El poeta es, por tanto, un "elegido", bien
sea por Dios o por el Demonio. Es un ser maldito, marginado, hecho del que
deriva su soledad total.
En
el caso de Cernuda, esa condición de maldito, de diferente, viene reforzada por
su forma distinta de entender el amor. Su homosexualidad choca frontalmente con
los usos y las normas propias de la sociedad burguesa a la que pertenece y en
la que vive. Como consecuencia del sentimiento de la diferencia, la actitud del
poeta sevillano frente al mundo se definirá por la rebeldía y por el
sentimiento de frustración provocado por el choque constante entre la realidad
que vive y el deseo de vivir, de amar, de forma diferente.
Temas
El
tema de la realidad frente al deseo podemos concretarlo en la obra de Cernuda
en una serie de motivos temáticos
recurrentes:
La soledad, aislamiento, marginación y sentimiento de la diferencia.
El
deseo de encontrar un mundo habitable que no reprima ni ataque al individuo que
se siente y se sabe diferente. A veces el poeta se dirige al pasado, a la niñez,
con lo que enlazamos con el tema de los "paraísos perdidos".
Deseo de encontrar la belleza perfecta, que no esté
ensuciada por la realidad, por la materialidad.
El amor, como el gran tema cernudiano, adopta distintos planteamientos a lo largo de
su obra:
Un amor no disfrutado, pero presentido y entendido más como
experiencia literaria.
La experiencia amorosa marcada por la insatisfacción, por el
dolor y el fracaso, por la incomprensión.
El amor como experiencia feliz, exaltada, pero marcada por la
brevedad.
El tiempo y su discurrir es otro de los grandes temas, así que
vinculados a este motivo encontramos:
El deseo de juventud eterna, marcada por las experiencias
amorosas, por la belleza y por la fuerza de espíritu que le permite mantener
una actitud rebelde frente al mundo que le oprime.
La nostalgia de la infancia, asociada a la ingenuidad y, por
ello, a la felicidad.
El deseo de eternidad, de fundirse con la Naturaleza en un
universo perfectamente ordenado.
La naturaleza como contraposición con el mundo burgués, contra el
que el poeta reacciona de maneras adversas, pues ese mundo social burgués viene
marcado por el caos. Frente a él, el orden natural, el deseo, considerado como
un paraíso en el que el artista puede vivir en perfecta armonía. Esa naturaleza
cernudiana viene dominada por la espontaneidad y por la proyección libre de los
sentimientos y los instintos que en el ámbito burgués deben ser reprimidos.
BIOGRAFÍA
El
poeta nació en Sevilla en 1902, hijo de padre militar, se educó en un ambiente
de rígidos principios. Desde pequeño puede adivinarse el choque entre unos
valores familiares muy estrictos y la propia personalidad tímida y retraída del
poeta (el poema "La familia" es testimonio de ello). En esos primeros
años marcados por la soledad, Cernuda descubre la literatura, y lo hace de
manos de Bécquer, autor con el que la poesía cernudiana presenta importantes
contactos, tanto en sus primeros versos (Perfil del aire) como en otros libros
posteriores (no debemos pasar por alto que el título del libro Donde habite el
olvido está sacado de un verso de Bécquer).
En
1919 comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla. Allí conoció
a Pedro Salinas, que fue su profesor e introductor serio en la literatura,
tanto la clásica, como la de los ya clásicos más o menos recientes franceses:
Baudelaire, Rimbaud, Mallarme, Verlaine... En estos años descubre también a un
autor francés que le influirá poderosamente, André Gide, y en el que encontrará
el poeta sevillano un paralelo de sí mismo. En los años veinte se traslada a
Madrid, donde entra en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se
llamará Generación del 27. En 1928 ocupa plaza como lector de español en la
Universidad de Toulouse. Volverá a Madrid en 1929.
Al
proclamarse la República, la recibe con ilusión, y siempre se mostrará
dispuesto a colaborar con todo lo que fuera buscar una España más tolerante,
liberal y culta. Estos años son también de compromiso y acción política,
afiliado a una ideología de izquierdas. Durante la Guerra Civil participó
activamente desde las trincheras culturales organizando actividades de todo
tipo.
En
1938, desesperado por la situación, fue a dar unas conferencias a Inglaterra,
de donde ya no regresó a España. En Gran Bretaña, Cernuda vivirá de su trabajo
como profesor en diferentes universidades: Surrey, Glasgow y Cambridge. Allí
profundizará en la lectura de los clásicos ingleses y descubrirá la obra de
autores que le influirán poderosamente. En 1947, gracias a la mediación de su
amiga Concha de Albornoz, consigue una plaza de profesor en la universidad
norteamericana de Mount Holyoke, en la que permanecerá hasta 1952. En 1960
volverá a EE.UU., a Los Ángeles, para impartir clases por espacio de tres años.
Desde su llegada a EE.UU. en 1947 las relaciones de Cernuda con México se van
agrandando. En 1952 trasladará su residencia a la Ciudad de México, de la que
solo se ausentará para dar clases en California entre 1960 y 1963. En 1963
morirá en Ciudad de México.
OBRA Y EVOLUCIÓN POÉTICA
Desde
1936 Luis Cernuda reunió sus libros de poemas bajo el único título de La
Realidad y el Deseo, título que como hemos visto resume temáticamente lo que es
el núcleo central de su obra poética. La última edición recoge la totalidad de
su obra poética, publicada un año después de su muerte en México, en 1963. La
evolución poética del autor sigue un curso continuado, sin grandes altibajos,
muy ceñido a su curso biográfico.
Primera
etapa. Antes de la
Guerra Civil. Formación del mundo poético Inicios. La formación del poeta. A ella
pertenecen sus primeras obras, Primeras poesías (1927) -inicialmente titulada Perfil
del aire-, y Égloga, elegía y oda (1928). Son poemas sobre la naturaleza y el
descubrimiento del amor, en los que el tema dominante es la tímida evocación de
los deseos eróticos adolescentes, muy influidos por clásicos como Garcilaso o
Bécquer.
Corresponden
a esta etapa Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931). Luis
Cernuda fue el primer poeta de las vanguardias que comprendió e hizo suyo el
verdadero significado del surrealismo como movimiento de liberación, como
rebeldía contra el orden establecido, que Cernuda aplica a su destino,
libremente aceptado y vivido, y en este caso a su homosexualidad. El amor es el
tema absoluto de estos poemarios, a través del cual Cernuda vierte su
concepción del placer y la soledad como elementos contrarios y complementarios
al mismo tiempo. Los poemas aluden al amor como un sentimiento desmesurado,
total, orgánico, al cual acecha siempre la tragedia. No obstante (o al mismo
tiempo), ese amor es también el complemento inevitable de una vida, aquello que
concede la razón a la existencia. Son, así pues, amor y sufrimiento las dos
caras de una misma moneda.
En
su obra Donde habite el olvido (1932-1933), el amor se ve como experiencia
dolorosa, donde sólo queda el recuerdo de un olvido. Hay una clara influencia
de Bécquer: del amor se expresa el estado preliminar (inicio feliz,
presentimiento) y, sobre todo, el desengaño final, la desolación del fracaso.
Aparecen dos nuevos temas, íntimamente relacionados con el sentimiento amoroso:
la naturaleza y la mitología clásica.
Su
obra Invocaciones (1934-1935) no supone un cambio sustancial en lo temático,
pero sí hay una cierta ruptura formal: los poemas son más extensos, al modo de
los himnos del romanticismo inglés y alemán. Se intensifica la presencia de la
naturaleza y lo mitológico con un enfoque pagano del amor. El amor alcanza una
dimensión trascendente, como experiencia de conocimiento. También se critica el
medio social o moral, que impide el libre desarrollo del amor y el deseo y lo
reduce a un sistema de convenciones aceptadas.
En
Las nubes (1937-1940) comienza su etapa de madurez. Es el libro que más
claramente refleja la dialéctica realidad/deseo, con claro influjo de poetas
ingleses: Shakespeare, Blake, Yeats, Eliot... En cuanto a la temática es
diversa: España, lo efímero frente a lo eterno, la muerte, el amor oculto, la
nostalgia de la patria. El tono de los poemas es más clásico y coloquial.
El
tema básico de Como quien espera el alba (1941-1944) es la obsesión por el paso
del tiempo. Para Cernuda, lo único que existe el instante, el presente, y ahí
ha de realizar el hombre su experiencia vital. Puede verse influencia de la
Biblia y de filósofos como Kierkegaard. Existe una meditación sobre los
trágicos sucesos de la guerra y una aceptación de la muerte. Utiliza con
frecuencia la técnica de la segunda persona, referencia externa a sí mismo, que le
permite una especie de monólogo interior.
Con
Vivir sin estar viviendo (1944-1949) hay una rememoración del pasado, soledad
llena de recuerdos. Aparecen tres modos de evocación: introspección a través de
la memoria, enfrentando al hombre viejo con el joven; objetivación de lo
temporal en las obras del hombre y en la historia; y objetivación de lo
temporal en la naturaleza. Esta obra iniciaría la etapa de "angustia
temporal" en la lírica de Cernuda. Se acrecienta el escepticismo
existencial del autor, en especial en cuanto poeta y creador: sensación de
inutilidad de lo creado.
Con
las horas contadas (1950-1956) es una obra en dos partes, que corresponden a
dos momentos de la trayectoria vital de Cernuda: su estancia en EEUU (primera
parte) y en México (segunda parte). Parece una obra de recuento final: intenta
hacer balance de su existencia, siente próxima la muerte y piensa en el amor
como justificación de la vida. Son poemas de extensión reducida, frente a los
poemas extensos de las obras anteriores, en los que mantiene el desengaño ante
su función como poeta.
Una
obra clave de Cernuda es Desolación de la quimera (1962), especie de testamento
final de un hombre que ha luchado por encontrar sus respuestas y que se prepara
para morir. Vuelven los temas básicos: muerte, soledad, amor, España
(contradictoriamente tratada: resentimiento y nostalgia). La obra destila una
visión desgarrada, desesperanzada y amarga.
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