El más difundido de los representantes de la narrativa crítico-realista alemana es, sin duda, Günter Grass ( 1927-2015), cuya novela El tambor de hojalata (Die Blechtrommel, 1959) constituyó todo un acontecimiento literario dentro y fuera de sus fronteras, hasta el punto de poder afirmarse que supuso el renacimiento de la consideración de las letras alemanas. Desde nuestro punto de vista, El tambor de hojalata es una novela emblemática del siglo XX, tanto temáticamente, en tanto que reflexión sobre las actitudes autoritarias de la burguesía actual; como formal y estilísticamente, por lo que supone de superación del realismo tradicional —de gran peso y de tan amplia tradición en la novela germana— al contemplar el mundo desde el desquiciamiento de un ser marginal e integrar una peripecia existencial en un molde barroco y continuamente cambiante.
El hecho de que la visión de la burguesía de Danzig
—ciudad natal de Grass— esté determinada por la voz narrativa de un «niño» que
se resiste a crecer, un ser grotesco y monstruoso abocado a una institución
psiquiátrica, impone un tratamiento anticonvencional y atípico tanto de la
realidad como de la misma sustancia narrativa, que asume formas grotescas y
desquiciadas que recuerdan al Expresionismo germano y deudoras, en definitiva,
de las Vanguardias europeas. El tambor de
hojalata, en palabras del autor, constituía la primera parte de una
«trilogía de Danzig» completada por Gato
y ratón (Katz und Maus, 1961) y Años de perro (Hundejahre, 1963), que no llegan ni remotamente a la altura de
aquélla.
Grass ha sido, a pesar de todo, uno de los
referentes de la narrativa alemana posterior, y de hecho a él se le deben
notables novelas que han tenido mucho que decir en el desarrollo del género en
la República Federal Alemana y en su orientación hacia el realismo crítico. Entre ellas podemos
recordar Del diario de un caracol (Aus dem Tagebuch einer Schnecke, 1972),
que aboga por una teoría del «avance lento» como una necesidad en la vida
política y, consecuentemente, pone en duda —siendo Grass precisamente un autor
comprometido con la izquierda política— la efectividad de las explosivas pero
fugaces revueltas estudiantiles de la época. A partir de los setenta, la
narrativa de Grass, como la de muchos de sus contemporáneos, ha experimentado
un notable repliegue hacia formas intimistas propiciado por el fracaso político de su
generación: una buena muestra la constituye El
rodaballo (Der Butt, 1977),
novela que puede ser tenida junto a El
tambor de hojalata por una de las mejores del autor y donde el tratamiento
de temas de actualidad —el feminismo ocupa un lugar predominante— adquiere una
forma más personal, en ocasiones autobiográfica.
Fuente:
Eduardo Iáñez, El siglo XX: literatura contemporánea- Historia de la literatura universal - 9Eduardo Iáñez, 1995
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