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23 de abril de 2022

EL BARROCO

 

A diferencia del renacimiento del siglo XVI, cuando la vitalidad, el optimismo, la exaltacn de la naturaleza y el hombre eran los rasgos que predominaban, durante el Barroco del siglo XVIII, imperaba un sentimiento de desconfianza hacia el mundo, y una mirada sombría y desengañada de la existencia humana. En este período, en la literatura se perdió la idea de equilibrio y uniformidad renacentista, y se buscó tanto la artificiosidad y la complejidad, como la intencn de asombrar, ya fuera en los temas tratados como en las formas de expresarlos. Todo lo que implicaba simpleza o llaneza se dejó de lado en pos de darle lugar al artificio y la dificultad. La literatura barroca se caracterizó por la proliferación de los contrastes, ocupando un rol central los recursos de connotacn, sobre todo la metáfora, la antítesis y la paradoja.

Algunos de los grandes temas que atravesaron este período se relacionaron con la toma de conciencia de la apariencia engañosa de las cosas, y la brevedad y fugacidad de la vida. Fue un momento en el que se criticó todo lo relacionado con las vanidades de la vida, como la ambición, el orgullo y el dinero. También el tema del amor fue tratado como algo engañoso y contradictorio.

En España, esta etapa se conoce como el Siglo de Oro de las artes y las letras por la gran cantidad de obras y artistas que la poblaron. Si bien se produjeron grandes obras literarias en todos los géneros, el teatro fue el más representativo por la posibilidad de utilizar gran cantidad de recursos efectistas, tan afines al gusto barroco. La poesía siguió desarrollando muchos de los temas renacentistas, pero abordados con una mayor complicación estilística. La narrativa encontró en la novela picaresca una forma adecuada para la expresión de los problemas sociales e ideológicos.

En la literatura barroca española, se desarrollaron dos corrientes literarias: el culteranismo y el conceptismo. El culteranismo basaba su búsqueda de la belleza en la intensiva utilización de metáforas e imágenes sensoriales, y en las citas mitológicas. Se trataba de una poesía de gran artificiosidad, con una gran valoración de los aspectos sensoriales. Su ximo representante fue Luis de Góngora. El conceptismo, relacionado más con el plano del pensamiento, se basaba en la condensación expresiva y los juegos de palabras, planteando un desafío a la inteligencia del lector. Su mayor exponente fue Francisco de Quevedo.

En España aparecieron novedosas formas de contar, ya que se incorporaron distintos discursos y diferentes voces sociales en los textos. Además, las historias fueron protagonizadas por antihéroes socialmente marginados. En este nuevo panorama de la literatura, apareció El ingenioso hidalgo don Quijote de la Man- cha, considerada la primera novela moderna.

Fuente: Centron, Graciana; Literatura III. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Longseller, 2015. - (Enfoques; 0)

 

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