Literatura fantástica: Lectura y actividades
Las
luces del puerto de Waalwijk vistas desde el otro lado del mar
de Angélica Gorodischer
Andado en la rada1 del puerto de Waalwjk había un barco
fantasma. Nadie supo jamás si llegó al puerto en ese estado o si se fantasmizó una vez en la rada. Lo que sí se
sabe es que llejó allí a mediados del
siglo XVI, época de oro para los barcos,
fueran o no fantasmas. También
fue una época de oro para los grandes escritores, los piratas, los banqueros y
las testas coronadas; pero nada de eso se dirá
aquí de ellos porque ninguno tiene nada importante que hacer en esta historia. Tenía, el barco
fantasma, un aire a la vez colosal y
melancólico (…) Se mecía suavemente con
las olas y golpeaba sin ruido contra el malecón2. En los días claros y
en las noches diáfanas se
ponía particularmente transparente y a través de los mamparos y de
las velas hechas jirones se
veía el horizonte o la luna o el sol poniente del otoño. Pero cuando el smog
bajaba, espeso y amarillento, el barco fantasma parecía
real de tan opaco y casi se podría
haber subido a bordo cosa que por supuesto nadie hacía y nadie había
hecho en muchos siglos. De vez
en cuando se incendiaba. Sí, se incendiaba. Nacía una llamita
chiquita, insignificante, en alguna
parte, en la arboladura, en una vela, en el
camarote del capitán, en un rollo de soga reseca sobre el puente
y crecía crecía, corría por las maderas, subía al palo del puente mayor,
trepaba, danzaba, reptaba y era de pronto un verdadero incendio que consumía al
barco e iluminaba las noches del puerto o hacía vibrar el aire anaranjado bajo
el sol. Y cuando el incendio terminaba, el barco fantasma volvía a mecerse con
las olas y a chocar silenciosamente contra el muelle, intacto, fantasmoso y fantásmico como el
primer día de su tan extraña condición. Otras veces ejércitos de ratas
fantasmas de más fantasmas lo abandonaban presurosamente haciendo equilibrio
sobre los cabos que lo amraban a la costa, y se esfumaban al tocar las piedras
del muelle. Y otras veces se oía una voz que gritaba órdenes en un idioma
desconocido que sonaba a música, adornado con largas vocales abiertas.
Así pasaron años y siglos y el puerto fue despoblándose porque sobrevino la época de oro
para los aviones, y poblándose y cambiándose porque los ricos llegaban y partían
en sus viajes de placer.
Durante los últimos años
del siglo XX, cuando pudorosas doncellas, descalzas, dulces, suaves como
duraznos de mediodía y altivas como dogaresas5 se hacían a la mar en
veleros con quillas de plástico y velas de todos los colores, alguien trató de
descifrar el nombre del barco fantasma pintado y despintado en la proa y en la
popa con historiadas letras negras. Hasta hubo una polémica en los medios de
comunicación masiva y un arqueólogo barbado y estrábico se pronunció por
"Hoartrost" y fue contradicho con cierta acritud por un funcionario del
Ministerio de Asuntos Marinos e Ictiológicos que aseguró que se trataba de
"Alcandory", mientras el Director de la Sociedad "Potamos und
Talassá" refutaba diciendo que era "Donostiarre".
Una de las doncellas despiadadas como dogaresas y doradas como
duraznos vernales6 se paró una tarde en el muelle y mirando el barco
fantasma se preguntó por el verdadero nombre. Su acompañante le dijo algo y
ella sonrió. Y en ese momento el barco,
como otras veces, empezó a incendiarse. De la sentina7 se alzó una llama
alta y esbelta, y otra después, no tan esbelta pero más alta, y otra y otras, y
la doncella gritó. Su acompañante, que era un perfecto caballero, trató de
calmarla con palabras suaves y optimistas. Pero una voz de hombre, quizá no un
perfecto caballero, pedía auxilio desde el puente en un idioma extraño lleno de
aes y de íes que cantaban en medio de las palabras. Así que ella corrió,
descalza, y corrió y subió al barco fantasma corriendo para socorrer al que
clamaba. Le brillaban los ojos mientras corría, y apenas sentía las piedras
bajo las plantas de los pies. Como el acompañante de la doncella era un idiota,
sólo atinó a llamar a la policía.
Al día siguiente el barco fantasma ya no se mecía con las olas ni
chocaba sin ruido contra el muelle del puerto de Waalwijk. Nunca volvió. Ella,
tampoco. Se convirtió en fantasma, como tantas
otras doncellas y tantas mujeres en tantos siglos, no sólo en el XVI, no sólo
en el XX. Averiguó el nombre verdadero y a veces brilla en los lugares más
inesperados y hay quienes tienen el privilegio de verla.
Angélica Gorodischer
Vocabulario:
Rada:
bahía, ensenada seguía
Malecón: murallón o terraplén para defensa de las aguas.
Mamparo:
división en los navíos
para formar los camarotes.
Arboladura:
conjunto de palos del navío.
Dogaresa:
mujer del príncipe o magistrado supremo de las repúblicas de Venecia y Génova
Vernales:
que pertenecen a la primavera y al equinoccio así llamado.
Sentina:
parte más
baja de un navío,
donde se acumula la suciedad
Waalwijk (pronunciación: aprox. valveyk) es un municipio
y una ciudad en el sur de Holanda
Datos sobre la autora :Angélica Gorodischer nació en Buenos Aires el 28 de julio de 1928. Autora
de relatos fantásticos y de ciencia ficción. Gorodischer ha recibido innumerables premios, entre ellos el
Premio Club del Orden en 1965 y el premio Emecé de
novela en 1985.
Obras:
Historias con soldados (1965), Opus dos (1967),
Bajo las Jubeas en flor (1973), Mala
noche y parir hembra (1983) y Flores de alabastro, alfombras de Bokhara (1985).
Actividades
1-
El
cuento de Angélica Gorodischer retoma un tema clásico del relato fantástico,
aunque planteado desde otra óptica. ¿Cuál es el tema? Antes
de responder, recordamos características del género: observen el siguiente video
(duración: 1min .56”) y vayan tomando nota de las características generales de
este tipo de narraciones. Luego compartan con el resto de la clase los datos
que hayan anotado y respondan la pregunta
anterior.
Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=IVaiOh1RnZA-
2-
El
cuento leído se estructura sobre dos épocas que marcan la
presencia y la desaparición del barco
fantasma. ¿Cuáles son esos siglos?
3-
Transcribir
los datos que la autora aporta sobre cada uno de estos siglos y que permiten
caracterizarlos.
4-
Marcar
con una x la interpretación que te parece más adecuada:
La doncella quedó
finalmente atrapada en el barco fantasma por querer salvar al que pedía
auxilio.
La doncella prefirió
quedarse en el mundo del barco fantasma.
5-
Leer el cuento Continuidad en los parquesde Julio Cortázar y compararlo con Las luces del puerto de Waalwijk vistas desde
el otro lado del mar de Angélica Gorodischer. Los cuentos leídos, si
bien son fantásticos, abordan esta temática desde diferentes ángulos. Marcar
con una x en el siguiente cuadro, las características propias de cada uno de
los cuentos leídos.
Características
|
Continuidad ....
|
Las
luces del puerto ...
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Presencia de un objeto
de características extrañas.
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Citas geográficas extrañas o creadas por el autor.
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Historias que se cruzan o se funden en un momento del relato.
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Imposibilidad de explicar a través de la razón lo que sucede en el
relato.
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Fuente consultada:María Rita Guido y Planas María Cristina (1995): Lengua y Literatura III; Bs.As., El Ateneo