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13 de agosto de 2011

LAS IDEAS A TRAVÉS DE LA HISTORIA

LAS IDEAS A TRAVÉS DE LA HISTORIA

HISTORIA DE LA LITERATURA DIDÁCTICA. - Al estudiar la historia de la literatura didáctica —instructiva y moral— realizaremos el estudio del pensamiento del hombre, de la evolución de sus ideas.

Nosotros revisaremos las ideas especialmente en tres grupos:

a) Ideas sobre Dios y sobre la conducta del hombre (Teología, Moral).

b) Ideas sobre la sociedad y sus formas de gobierno (Sociología, Política).

c) Ideas sobre la belleza y la creación política (Estética, Preceptiva).

LA FILOSOFÍA CLÁSICO-PAGANA. - Debemos a Grecia el origen de la filosofía como ciencia que se ocupa de conocer la verdad.

En un principio, la filosofía era un ejercicio intelectual en forma de diálogo para probar el ingenio de los interlocutores (sofistas).

Sócrates (siglo v a. de J. C.) es el primero en declarar que la filoso­fía debe buscar no sólo la Verdad, sino además el Bien.

Las enseñanzas de Sócrates fueron recogidas por su discípulo Platón (siglos v-iv) cuyas ideas sobre el origen de la belleza vamos a estudiar.

LA BELLEZA SEGÚN LOS PAGANOS. - Platón decía que las cosas eran más o menos bellas según se acercasen o se alejasen de cierto arquetipo o idea que de ellas tenemos. Es decir, que una ánfora será más bella cuanto más coincida con el concepto de ánfora ideal que nosotros poseemos.

Ahora bien, ¿quién nos ha enseñado el concepto de ánfora ideal o perfecta, arquetipo (o modelo) de todas las ánforas?

El mito de los dos caballos — Según Platón, nosotros vivimos, antes de nacer, en un lugar habitado por dioses. Allí conocemos la idea o perfección de todas las cosas. Pero nuestra alma es arrastrada por dos caballos: uno, blanco, que simboliza las aspiraciones puras y espirituales, y uno negro, que representa los apetitos groseros. Éstos acaban por derribarnos y entonces caemos en la tierra, es decir, nacemos.

La teoría de la reminiscencia o recuerdo. — ¿Qué sucede entonces? Que cuando en la vida nos encontramos una ánfora, un objeto cualquiera, que se apro­xima a la idea o perfección, nuestra alma se acuerda de la que pudo contemplar en otra vida más sublime y por ello la encuentra hermosa.

La belleza como elevación. — Por lo tanto, según Platón, si la contempla­ción de la belleza real nos trae a la memoria la belleza ideal, podemos decir que toda belleza levanta nuestro espíritu del plano real de las cosas imperfectas al plano ideal donde encuentra todas las perfecciones.

He aquí cómo los fi­lósofos cristianos neoplatónicos explican el origen de la Belleza. Dios derrama la her­mosura sobre los objetos. El hombre, al contemplarlos, se ele­va, no sólo hasta el objeto ideal, sino has­ta Dios mismo, fuente de toda Belleza, constituyéndose así el "círculo amoroso del Universo"

LA BELLEZA SEGÚN LOS CRISTIANOS. - Los filósofos cristianos recogieron esta teoría de Platón y la transformaron en un sentido cristiano (neopla­tonismo).

No sólo el alma se eleva del plano real de las cosas bellas al plano de la belleza ideal, sino que cuando nosotros contemplamos una cosa bella —el cielo estrellado, una melodía—, ésta nos levanta hasta la Belleza suprema de Dios, cuyo amor se derrama sobre nosotros, embelleciéndolo todo.

De ahí que la Belleza —y el arte— nos eleve hacia Dios, al que, con amor, devolvemos el beneficio que nos hace haciéndonos llegar la Belleza. A esto lla­maban los neoplatónicos, el "círculo amoroso del Universo"

La Belleza y el Bien. — Como se ve, aparecen unidos los dos conceptos de la Belleza y el Bien. Si Dios es la suprema Belleza, las cosas bellas no pueden estar privadas de bondad. Esto quiere decir que una forma, por perfecta que sea, no será bella si despierta en nosotros ideas alejadas del Bien.

LA CULTURA MEDIEVAL. - La literatura didáctica, difusora de la cultura en la Edad Media, se apoya en la tradición de los Padres de la Iglesia y en las órdenes religiosas que, como las de San Benito, Cluny y el Cister, unieron su ministerio sagrado a una intensa tarea cultural. Las grandes figuras de la didáctica religiosa medieval son San Agustín (siglo vi) y Santo Tomás de Aquino (siglo xiii).

Recordemos la gloriosa figura de San Francisco de Asís, fun­dador de la orden franciscana, que en su Canto al Sol predicó la hermandad no sólo entre los hombres, sino también entre los anima­les y las cosas.

Una de las figuras más gigantescas de la didáctica medieval es la del mallorquín Ramón Llull (siglo xiii), que dedicó toda su vida a la propaganda de la fe, ingresando en la orden franciscana y propagando en África las verdades del Cristianismo.

Ramón Llull escribió tratados para convertir a los herejes como su Arte demostrativa y libros de devoción mística como el Libro del Amigo y del Amado. Ramón Llull es el primer filósofo medieval que abandonó el latín para escribir en su lengua nativa catalana.

Edad Media: saber teológico

Toda la cultura —la belleza— procede de Dios. La cul­tura medieval es teocéntrica.

Renacimiento: saber humanístico

La cultura —la belleza— procede también, en gran parte, del hombre. La cultura renacentista es predomi­nantemente antropocéntrica.

LA CULTURA RENACENTISTA. - Al llegar al siglo xv, Europa nos ofrece un cambio radical: la cultura religiosa medieval es substituida por el Humanismo.

El Humanismo. — Se llama Humanismo precisamente el movimiento cultural que se aleja de Dios para acercarse al hombre. Los humanistas descubrieron, en efecto, que existía una cultura, la cultura clásica grecolatina, que era distinta de la cultura religiosa de la Edad Media.

Se empezó a estudiar el griego y a prescindir del latín decadente de la Edad Media para imitar el latín clásico, tomando como modelo a Cicerón. Asimismo se despreciaban otros aspectos de la cultura medieval, tendiéndose, en general, a sustituir la Fe por la Razón.

El Humanismo estético: Italia.— Las doctrinas del Humanismo se iniciaron en Italia, donde se pusieron de moda las ideas neoplatónicas por obra de Marsilio Ficino y León Hebreo, de quien son famosos los Diálogos de Amor.

El Humanismo rebelde: Países Bajos y Alemania.— En los paí­ses del Norte de Europa el Humanismo tomó un carácter de rebeldía religiosa. Los irónicos ataques del famoso Erasmo de Rotterdam a la vida monacal fueron sin duda aprovechados por Martín Lutero para la propagación del Protestantismo.

El Humanismo liberal: Francia.— El Humanismo se desarrolló vertiginosamente, llevando a todas las literaturas nacionales un espíritu distinto del religioso medieval. Un espíritu de tolerancia y libertad para todas las ideas, que podemos estudiar, sobre todo, en el Humanismo francés.

En el siglo xvi tenemos la gran figura francesa de Montaigne, cuyos Ensayos ("Essais") son un conjunto de observaciones sobre temas diversos, en los que sobresale su vasta cultura y su suave escepticismo, es decir, su incredulidad. Este escepticismo se convierte, en el siglo xvii, en un racionalismo metódico, por obra de Renato Descartes, quien construye su filosofía partiendo únicamente del hecho evidente de su pensamiento ("pienso, luego existo") y dedu­ciendo de él las demás verdades. Es decir, que en vez de partir de las verdades de la fe, llega a ellas partiendo de la Razón.

ESPAÑA: LA REFORMA CATÓLICA. - Ante los peligros que amenazaban a la Iglesia se convocó al magno Concilio de Trento (1545-1563) que reafirmó los fundamentos de nuestra creencia.

Pero ya antes, en España, un santo dotado de gran energía, Ignacio Loyola, había fundado la Compañía de Jesús y escrito un libro admirable para el acercamiento del hombre a Dios: los Ejercicios Espirituales (1548).

ASCÉTICA Y MÍSTICA. - Para este acercamiento del hombre a Dios existen dos caminos:

a) El propio esfuerzo, a base de la oración y el sacrificio, que se denomina ascética.

b) La ayuda sobrenatural de Dios que eleva el alma por los sende­ros de la mística.

La literatura asceticomística española es la más importante del mundo.

Período de iniciación. — El fervor religioso del siglo xvi en España surge con figuras como Juan de Ávila, autor de un Epistolario Espiritual para todos los estados y Fray Luis de Granada que en su Intro­ducción del Símbolo de la Fe exalta la grandeza de Dios y del mundo por Él creado.

Período de plenitud. — El período de plenitud viene marcado por dos figuras cumbres de la literatura universal: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

Teresa de Cepeda y Ahumada que veneramos en los altares con el nombre de Santa Teresa de Jesús, nació en Ávila (1515) e ingresó en la orden del Carmelo, cuya regla quiso reformar, haciéndola más rigurosa y fundando numerosos conventos.

Santa Teresa, escribía de un modo sencillo y simpático. Nos ha dejado el libro de su Vida y el de las Fundaciones.

Su gran obra mística se titula Las Moradas o Castillo interior.

Análoga importancia ofrece su discípulo San Juan de la Cruz, cu­yas obras fundamentales Subida del Monte Carmelo y Noche oscura del alma, marcan la cumbre no solo de la mística española sino también de la universal.

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