CUENTO POPULAR: El robo del tesoro soñado
Los cuentos de soñadores son característicos de la tradición popular china y japonesa. El cuento-tipo Yumegai-choja pertenece a la selección Recueil des contes du folklore japonais, de M. Seki, y amalgama los dos temas básicos del tesoro soñado y de la compra o robo del sueño.Una colección clásica como Konjaku-monogatari o Relatos de /os tiempos antiguos(siglo XI) posee numerosos ejemplos de revelaciones transmitidas a los hombres através del sueño.
Versión recogida en Les songas et leur interpretation, Paris, Aux Editions du Seuil, 1969, p. 311.
Un día, al llegar a un punto muy alejado de sus hogares, ambos se sintieron fatigados y resolvieron descansar.
–No estaría mal un poco de reposo –dijo uno de ellos.
–Yo deseo dormir –agregó el más anciano, y al punto se lo escuchó roncar.
Y ocurrió que mientras el más joven contemplaba a su vecino dormido vio salir de su nariz un tábano que echó a volar en dirección a la isla de Sado.
Al cabo de una hora el tábano regresó y volvió a introducirse en la nariz del durmiente, el que despertó cíe inmediato y dijo:
–Es extraño. Soñé que en la isla de Sado vivía un hombre muy rico, y en el jardín de su casa crecía una camelia cubierta de flores blancas. Un tábano que llegó volando se posó al pie del árbol y me dijo: "¡Cava en este lugar!". Yo cavé donde me indicaba y he aquí que descubrí un jarrón lleno de oro. ¡Mira lo que he soñado!
El más joven escuchó este relato con el más vivo interés y una idea cruzó por su mente. –¿No deseas venderme tu sueño? –¿Vender un sueño? ¿Para qué? El otro no dijo más e insistió para que el anciano accediese a su pedido. –Bien. ¿Cuánto estás dispuesto a pagar? –Hmm... ¿Me lo dejarías en trescientos? –¡En ese caso...! -–dijo el soñador, y ambos se pusieron de acuerdo para trocar el sueño a cambio de trescientas monedas de oro.
Luego de comprar el sueño de su vecino, el joven se dirigió a la isla de Sado, buscó (a casa de la camelia, entró al servicio del propietario y esa misma noche desenterró el tesoro, que ocultó en lugar seguro. Seis meses más tarde solicitó permiso para ausentarse y retornó a su país. Se convirtió en el hombre más rico de la aldea y vivió feliz el resto de sus días.