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12 de enero de 2017

Cuento David Swan de Nathaniel Hawthorne : actividades y guía de lectura

Lean el cuento   David Swan de Nathaniel Hawthorne  (descargar de Biblioteca )   y resuelvan las actividades. Antes, repasemos algunos conceptos sobre los cuentos:

El tiempo y el lugar en los que transcurre la acción, junto con los personajes, constituyen el marco de la narración. Cada suceso de la narración, con su marco correspondiente, forma un episodio. Cada episodio del cuento plantea una situación inicial, una complicación en los he­chos, una resolución para esa complicación y una situación final. Los cuentos, como casi tocias las narraciones, están compuestos por partes bastante definidas que organizan, desde el principio al final, la historia contada.

El marco
1-¿Quién es el protagonista del cuento que leyeron? ¿Qué otros persona­jes intervienen en la historia?
2- Identifiquen, en el segundo párrafo del texto, las frases u oraciones que indican el lugar donde sucede la acción.
3- Busquen, en la siguiente frase extraída del cuento, algún elemento que les permita ubicar la época en la que transcurre la historia:
...Después de haber caminado a pie desde la salida del Sol hasta cerca del mediodía de un día de verano Ja fatiga y el creciente calor lo hicieron sentarse en la primera sombra que encontrara, a fin de es­perar allí el paso de la diligencia...

4- ¿Todas las acciones narradas transcurren en el mismo tiempo y el mis­mo lugar o se produce algún cambio?

El episodio
1- ¿Cuál es el primer suceso narrado? Identifíquenlo entre los siguientes:
·         la llegada del comerciante y su esposa,
·         la caminata de David,
·         la partida de la diligencia.

2-Uno de los episodios de "David Swan" es el que narra la llegada de los dos ladrones. Indiquen dónde comienza y dónde termina.
3-¿Cuál es la situación planteada al comienzo de ese episodio?
4-Identifiquen el momento en el que surge una complicación para la acción que quieren llevar a cabo los ladrones.
5-Elijan, entre las siguientes frases, aquella que indica el modo como se resuelve la complicación:
aparece un perro - los ladrones se alejan

6-¿Cuántos episodios pueden identificar en el cuento "David Swan"?

7-Elijan uno de los episodios del cuento (que no sea el de los ladrones) y reconozcan la situación inicial, la complicación, la resolución y la situación final.
 Expónganlo en un cuadro como el que sigue:


Episodio


Situación inicial


Complicación

Situación final




El comentario en los cuentos

El comentario o evaluación del narrador es una observa­ción, aclaración o reflexión que se relaciona con la histo­ria contada.

En muchos cuentos, el narrador, además de contar una historia, realiza comentarios o evaluaciones acerca de los hechos que narra. Por ejemplo, en el primer párrafo de "David Swan" hay una observación general acerca del conocimiento que tienen los hombres de aquellos acontecimientos que Influyen en su vida y de aquellos de los que apenas se enteran. Este comentario realizado por el narrador se vincula con los hechos que va a narrar en el cuento: todas las oportunidades que se le presentan al protagonista pero que él desconoce.

1- Relean la oración final del cuento en la que el narrador hace un comen­tario: ¿qué significado tiene en relación con la historia contada?

2-Relean la oración inicial del cuento: ¿qué tiempo verbal utiliza el na­rrador, presente o pasado?

3 Señalen en el texto dónde termina el comentario inicial del narrador.

4- Identifiquen por lo menos tres comen­tarios del narrador vinculados con las acciones del relato.


5- Resuman en un párrafo breve la evalua­ción del narrador acerca de lo sucedido a Da­vid Swan.


Taller de escritura: El general Quiroga va en coche al muere de Jorge Luis Borges



Taller de escritura

El general Quiroga va en coche al muere de Jorge Luis Borges 

1-Imaginar y escribir el monólogo del general Quiroga en los momentos previos a su muerte. Para informarse se pueden utilizar las siguientes fuentes:
  • El libro de Historia Argentina que maneja en clase.
  • Facundo, de Domingo Faustino Sar­miento, capítulo XIII.
  • El poema El General Quiroga va en coche al muere, de Jorge Luis Borges, en particular las estrofas cuarta y quinta (ver aquí)
2-Desarrollar el monólogo si­guiendo las pautas que se proporcionan a continuación:


  • Recopilación de datos históricos: entre los datos recopilados seleccionar aquellos que permitan reconstruir la vivencia de Quiroga en esos momentos decisivos y los hechos objetivos que rodearon el asesinato.
  • Ubicarse en la perspec­tiva de la primera persona, propia del mo­nólogo.
Se debe tenerse en cuenta que en la elaboración del monólogo pueden integrar­se:
  • la descripción de los sentimientos de Quiroga (arrogancia, desafío a la muerte, jactancia, excesiva confianza en sí mismo y en el poder de su nombre, etcétera).
  • las referencias a la realidad exterior (paisaje desolado, la hora del día) y a los hechos que precedieron su muerte (reiterados avisos de que se pusiera a salvo evitando el camino a Barranca Yaco).

Con respecto al lenguaje a emplear,se debe recordar que el monólogo expresa los pensamientos, reflexiones, cavilaciones, que una persona hace en la intimidad de su conciencia, por lo tanto será espontáneo, sencillo, sin rebusques idiomáticos, sin rodeos de palabras ni expresiones grandilocuentes. 

Se evitará la adjetivación excesiva y el uso de los recursos propios del lenguaje poético. 

Los pensamientos pueden hilvanarse en forma desordenada, puesto que así fluyen en la conciencia.

En el monólogo suelen emplearse con cierta frecuencia las interrogaciones, las exclamaciones y los puntos suspensivos, porque contribuyen a acentuar los estados de ánimo.




Los Bomberos de Mario Benedetti Actividades y guía de lectura



Leer el cuento Los bomberos de Mario Benedetti. Luego,  luego resolver las actividades:


Los Bomberos 

Olegario no sólo fue un as del presentimiento, sino que además siempre estuvo muy orgulloso de su poder. A veces se quedaba absorto por un instante, y luego decía: "Mañana va a llover". Y llovía. Otras veces se rascaba la nuca y anun­ciaba: "El martes saldrá el 57 a la cabeza". Y el martes salía el 57 a la cabeza. Entre sus amigos gozaba de una admiración sin límites.
Algunos de ellos recuerdan el más famoso de sus aciertos. Caminaban con él frente a la Uni­versidad, cuando de pronto el aire matutino fue atravesado por el sonido y la furia de los bombe­ros. Olegario sonrió de modo casi imperceptible, y dijo: "Es posible que mi casa se esté que­mando".
Llamaron un taxi y encargaron al chofer que siguiera de cerca a los bomberos. Éstos tomaron por Rivera, y Olegario dijo: "Es casi seguro quemi casa se esté quemando". Los amigos guarda­ron un respetuoso y afable silencio; tanto lo ad­miraban.
Los bomberos siguieron por Pereyra y la ner­viosidad llegó a su colmo. Cuando doblaron por la calle en que vivía Olegario, los amigos se pu­sieron tiesos de expectativa. Por fin, frente mis­mo a la llameante casa de Olegario, el carro de bomberos se detuvo y los hombres comenzaron rápida y serenamente los preparativos de rigor. De vez en cuando, desde las ventanas de la planta alta, alguna astilla volaba por los aires.
Con toda parsimonia, Olegario bajó del taxi. Se acomodó el nudo de la corbata, y luego, con un aire de humilde vencedor, se aprestó a reci­bir las felicitaciones y los abrazos de sus buenos amigos.
                                                                  Mario Benedetti

Actividades:                                                                                           

I- Buscar en el diccionario el vocabulario desconocido.
                                                                                      
II- Determinar cuál es el tema del breve relato, teniendo en cuenta la insólita y absurda situación que se plan- tea: un hombre recibe las felicitaciones y beneplácitos de sus amigos frente al incendio de su casa. Observar los valores que predominan para Olegario: la satisfacción de que su presentimiento se haya cumplido por sobre la angustia de ver su casa envuelta en llamas.


III- Indicar el resorte humorístico sobre el cual se apoya la eficacia de la narra­ción, teniendo en cuenta la desviación de lo previsible que implica el desenlace: la expectativa creada por la incertidumbre acerca de si la casa de Olegario se estaba quemando o no, no desemboca en las ha­bituales y esperadas muestras de pesar si­no en sorpresivas congratulaciones por el acierto.

IV- Analizar la estructura del relato, ob­servando que se articula en los tres tiempos clásicos: exposición, nudo y desenlace. Indicar desde dónde hasta dónde se ex­tiende cada una de estas partes, cuáles son sus características y su función en la narración. Señalar las cualidades del de­senlace.

V. Analizar la figura de Olegario tenien­do en cuenta los siguientes elementos:
1)     Unilateralidad de los datos que acer­ca de él nos proporciona el autor: sólo sabemos que es un "as del presentimien­to" y que esta singular cualidad es para él fuente de orgullo.
2)     Determinar en qué situación nos lo presenta Benedetti, y cómo se resuelve aquélla merced a las peculiaridades de Olegario.

VI. Analizar el estilo del relato, teniendo en cuenta los siguientes elementos:
1)     Períodos oracionales que utiliza: su mayor o menor longitud y carácter de su estructura sintáctica. Tipo de prosa que se deriva dé estos rasgos.
2)     Adjetivación: función y valor expre­sivo.
3)     Intervenciones directas de Olegario en primera persona: observar su concisión y la espontaneidad que comunican al re­lato.
4)     Indicar si hay un contraste entre el tono de perfecta naturalidad con que está narrada la historia y su carácter insólito. En caso afirmativo, indicar el valor expre­sivo de ese contraste.



­


11 de enero de 2017

Muerte de Antoñito el camborio de Federico García Lorca


Luego de leer el poema Muerte de Antoñito el camborio de Federico García Lorca, resolver la siguiente guía de lectura y actividades:

I.       Buscar en el diccionario el vocabulario desconocido.
II.      Determinar cuál es el tema del poema.
III.  Analizar la estructura del poema sobre la base del siguiente esquema:
1) Primera parte
Comprende los primeros dieciocho ver­sos.
Observar que los dos primeros y los dos últimos versos de esta primera parte reiteran el estribillo que preludia y resu­me luego toda la situación que se narra en el romance: Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir.

Determinar la función que cumple esta primera parte en el poema, teniendo en cuenta que en ella se relata lo central de la historia: el ataque de que es objeto Antoñito el Camborio, su valiente defensa y su derrota final. Observar los siguientes elementos:
·         El clima misterioso y trágico creado por las extrañas "voces antiguas" que cercan la voz del protagonista y que evocan el redoble sordo de las fuerzas disolventes que rodean a la vida para destruirla.
·         La falta de toda referencia concreta que individualice a los atacantes de Antoñi­to, lo cual da un nimbo misterioso y sugerente a lo que de otra manera se­ría un suceso trivial.
·         El predominio de la acción y el extra­ordinario dinamismo que envuelve la lucha del protagonista.
·         La mención indirecta de la hora del día, por medio de metáforas que acentúan sus connotaciones poéticas.
2) Segunda parte
Comprende el resto del poema.
Determinar su función, teniendo en cuen­ta que en esta parte tienen lugar la agonía y la muerte del gitano. Observar los si­guientes elementos:
·         El cambio de la narración en tercera persona a la forma dialogada, que si­multáneamente introduce una variación que matiza el poema y logra una co­municación más directa entre personaje y lector. Observar que el fin del diálogo marca la muerte de Antoñito: al tiem­po que cesa su voz en el romance, se apaga su vida y éste retoma la forma impersonal del comienzo.
·         Sólo en esta parte el lector conoce a los homicidas y los motivos de su agresión.
·         El gitano, que antes se ha definido tan sólo a través de su coraje y su ímpetu en la lucha, es presentado ahora con su nombre completo y hasta su sobre­nombre, el Camborio, y en su gallarda configuración física. Junto a la negru­ra del pelo, el tono verde aceitunado de la piel y la palidez que lo acerca a la luna, presencia que lo ennoblece y lo predestina a la muerte. Son esos atri­butos, no mencionados hasta ahora, los que le han valido la envidia homicida de los cuatro primos.
·         Observar cómo Lorca logra concretar plásticamente la vida entera de Anto­ñito en el momento de su muerte: por eso muere "de perfil" y esa forma vale por una estampa que permanece gra­bada para siempre.
·         El sutil cambio en el estribillo que se reitera en los dos versos finales basta para concluir la acción, para cerrar de­finitivamente la historia y la estruc­tura del poema: voces de muerte cesaron cerca del Guadalquivir.


• Observar en esta parte el predominio de lo descriptivo y lo explicativo —y por lo tanto lo estático— en contraste con el exacerbado dinamismo de la an­terior.

IV. Analizar el estilo del poema, tenien­do en cuenta los siguientes elementos:
·         Metáforas.
·         Imágenes sensoriales: visuales: cromáticas y dinámicas; auditivas; sinestesias ;enumeraciones; exclamaciones.
·         Adjetivación.
·         Reiteraciones anafóricas, aliteracio­nes, musicalidad de muchos de los vocablos empleados y la métrica, uti­lizadas en función de crear en el poema un ritmo que recree la caden­cia de los viejos romances tradicio­nales.

En cada caso transcribir los ejemplos correspondientes y analizar su valor expre­sivo.





La historia según Pao Cheng de Salvador Elizondo: actividades y guía de lectura


1-Buscar en el diccionario el vocabulario desconocido.

2-Determinar el tema del cuento, te­niendo en cuenta que ninguno de los dos personajes, ni Pao Cheng, ni el hombre que escribe el cuento, son realidades au­tónomas e independientes sino que cada uno existe tan sólo en la mente del otro.

3-Analizar la estructura del cuento so­bre la base del siguiente esquema:
Exposición
Señalar desde dónde hasta dónde abar­ca. Observar la ubicación temporal (la re­mota lejanía milenaria y, simultáneamen­te, la concreción con respecto a la estación del año que acerca al lector al tema a tratar), la presentación del personaje y del apacible ambiente que lo rodea. Observar cómo Pao Cheng se eleva desde la intención de adivinar su destino hasta la lectura de la historia del mundo en la ca­parazón de la tortuga, vale decir, que re­aliza un movimiento de lo particular a lo general.

 Nudo
Señalar desde dónde hasta dónde abar­ca. Observar cómo en esta parte del relato Pao Cheng efectúa el movimiento inverso al descripto en la exposición, pues descien­de desde lo general hasta su destino par­ticular, pasando por una serie de etapas cuya sucesión, perfectamente graduada en orden descendente, estructura el nudo del cuento:
·         Concepción cíclica del tiempo, a través de la imagen del arroyo que luego de describir un amplísimo perímetro vuelve a su cauce originario.
·         Consideraciones generales en torno de la tierra, el sol, los planetas y toda la galaxia.
·         El hombre y la historia de la humani­dad: proyección en el tiempo a través de la adivinación de los grandes aconteci­mientos futuros.
·         Visión de una ciudad en particular.
·         Detención ante una casa determinada.
·         Descubrimiento del hombre que escribe el cuento. Observar que luego del vastí­simo trayecto temporal que ha recorrido Pao Cheng la acción se ubica ahora en el tiempo presente, y esto se expresa por medio del cigarrillo que fuma el es­critor ("pequeño cilindro blanco que ar­día en un extremo").
·         Descubrimiento de Pao Cheng de que sólo es un recuerdo del autor del cuento y de que su existencia irreal está condi­cionada por la memoria de aquél. Observar que aquí se da un primer desen­lace parcial y que la historia parecería concluir.

·         Observar cómo las reacciones y senti­mientos de Pao Cheng se van intensifican­do en relación directa con el paulatino acercamiento al instante en que descubre la irrealidad de su existencia.
·         Señalar en el texto dichas reacciones.

·         Indicar qué elementos configuran la at­mósfera fantástica del relato.

·         Determinar si el autor proporciona a lo largo del nudo alguna pauta que anticipe el desenlace definitivo o si, por el contra­rio, éste residía por completo inesperado.

Desenlace
Indicar sus características como culmi­nación y cierre de un relato fantástico.

4-    Analizar el personaje, teniendo en cuenta los siguientes elementos:
Datos que acerca de él nos proporciona el autor: observar sus dos dimensiones, la humana y la fantástica. Indicar a través de qué elementos se expresan una y otra.

5-    Analizar el estilo del relato, teniendo en cuenta los siguientes elementos:
·         Determinar qué tipo de prosa em­plea Elizondo, de acuerdo con su mayor o menor concisión, claridad, poder de sínte­sis y mesura, y si se adecúa o no al tema abordado.
·         Las enumeraciones: observar su va­lor expresivo y su función en el relato.
·         Las comparaciones: indicar en qué se basa su eficacia expresiva.
·         Adjetivación: observar si es abun­dante o no y cuál es su valor en el estilo del relato.
·         Al analizar cada uno de los recursos ex­presivos, transcribir los ejemplos.



La historia del fuego (Mito chiriguano del diluvio, Formosa)- Guía de lectura




Los mitos son relatos fabulosos (anónimos, tradicionales, folclóricos y populares) que intentan explicar el origen del mundo, el hombre o los fenómenos naturales. Se tras­miten oralmente de generación en generación y constituyen un elemento esencial en la vida y la cultura de los pueblos, pero corren el riesgo de desaparecer si no se si­guen narrando. Por eso, los antropólogos y los investigadores los registran por escrito. 

Lean el siguiente mito y luego resuelvan las consignas que figuran al pie. 

La historia del fuego 

(Mito chiriguano del diluvio, Formosa) 



Al principio fueron unas pequeñas gotas. Podía pensarse que una nube pasajera.  Después fue una lluvia. Una lluvia poderosa, de esas que anuncian que no van a terminar nunca. 
El cielo se volvió acabadamente gris oscuro. Cuando llegó la noche, nada cam­bió. La misma oscuridad, la misma pelea en el cielo retumbando en la tierra. 
Siguió lloviendo al otro día y a la noche y al día siguiente. Y así, por un tiem­po interminable donde amaneceres y ocasos se esfumaron transformados en un crepúsculo parejamente húmedo, caprichoso e imposible. 
Los animales se habían escondido con la primera llovizna, pero los hombres más jóvenes intentaron llevar una vida normal. Por lo menos los primeros días. Tuvieron que desistir. 
Seguía lloviendo y relampagueando y tronando con la misma furia, sin amainar. Arroyos, lagos, ríos se abultaron y recargaron y explotaron, derramándose so­bre los terrenos, las viviendas, las personas, los escondidos animales. 
Los que pudieron treparon a las elevaciones. Lo hicieron sintiendo cómo el barro cedía bajo sus pies.  Los que ascendieron a un árbol vieron, en agonía, cómo el agua iba subien­do, hasta taparlos. 
Se hundieron; casi todo se hundió.  Siguió lloviendo.  Al cabo de tanto tiempo ya no fue posible entibiarse ni con el recuerdo del sol. Ni siquiera pensar en las cosas sumergidas podía rescatarlas del olvido en que se habían hundido. No había forma de otorgarles con el pensamiento una vida que continuara allí, bajo el agua. 
Parecían haber desaparecido como si no hubieran existido nunca. 
En realidad, parecían haberse diluido. Tal vez porque la imaginación también se desleía, aguada en la lluvia. 
Cualquier ser que sobreviviera bajo la tormenta debía sentirse como un char­co sin forma, derramado en una noticia acuosa e infinita. 
Pero en tanta monotonía inerte alguien quedaba vivo. 
Dos indiecitos, uno varón, otra mujer, resistían en un lugar milagrosamente protegidos de la lluvia.  Tal vez alguien o algo más. 
No sé cuándo, pero un día, paró de llover de golpe. El sol apareció tan nor­malmente como si jamás se hubiera ido, revelando crudamente la devastación que había provocado el diluvio. 
No se puede determinar qué edad tenían los pequeños sobrevivientes en ese momento. Porque al verse solos, no lloraron ni se desesperaron. Inmediatamente se pu­sieron a buscar juntos refugio y comida. Esa acción hace pensar que eran maduros. 
Pero saber que años después ya ni recordaban el diluvio más que con un es­tremecimiento leve provocado por la caída del primer rayo o el ruido del primer trueno que anunciaba la tormenta, hace pensar que eran muy, muy pequeños. 
Aunque tal vez los indiecitos no recordaran porque esa lluvia desmedida ca­yó para llevarse muchas cosas malas, dolorosas o molestas. Para lavarlas. 
Que el generoso sol que apareció después, se ocupó de evaporar efectiva­mente los restos de las aguas sucias. 

Ahora volvamos al momento en que el sol volvía a poner las cosas en su lugar.  Ahí, todavía, el sapo no había cumplido la última parte de su misión. Le había sido encomendada cuando se hicieron sentir las primeras gotas. 
Cuando entre truenos, se le apareció una india bajita, de cabeza y pies gran­des, la cara tapada por un sombrero de ala muy ancha. El sapo la reconoció nomás al verla. Era la Gran Madre, la Pachamama. 

Buscó con la vista al perro negro que siempre la acompañaba. Estaba ahí.  Todo lo que decían de ella estaba ahí. Los petacones de cuero que segura­mente en su interior tendrían oro y plata. El lazo de víbora. 
El sapo abrió la boca para saludarla. Pero la Pachamama no lo dejó. Le me­tió entre las quijadas unos carbones encendidos y le dijo: 

—Protege el fuego de la inundación. No dejes que se apague. 

El sapo cerró la boca y la vio irse entre rayos, aún emocionado.  Aguantó así, protegiendo entre las mandíbulas los carbones encendidos du­rante cada segundo de la inundación. Los carbones no se apagaban ni se con­sumían. Su propia respiración los avivaba. 
Cuando el sol se dejó ver, por fin, el sapo nadó y saltó hasta dar con los in­diecitos.  Estos estaban tiritando en un lugar seco. El sapo dejó su carga sobre unas ramitas, cerca de ellos. El fuego se encendió enseguida. 

Los pequeños se acercaron a calentarse. Con el tiempo, también aprendieron a asar en el fuego sus alimentos. Los días se sucedieron, cambiantes, y lodo lo que nació después de las llu­vias fue creciendo. Como el amor de los indiecitos que creció con ellos. 
Con el tiempo se unieron en matrimonio ante las leyes del cielo. Formaron una enorme familia y fueron el origen de la tribu de los chiriguanos. Una tribu que no recuerda lo que quiere olvidar. Y no olvida lo que quiere guardar para siempre en la memoria. Como esta historia... 

Versión  de  Graciela Repún 

de Leyendas argentinas, Bogotá, Norma, 2001. (Torre de Papel Azul) 



Actividades y guía de lectura 

1. ¿Qué problemas o dudas de la comunidad habrá explicado este mito? 

2. ¿Qué palabras o frases (índices espacio-temporales) sirven de pista para ubicar la zona donde vivían los chiriguanos? 

3. ¿Qué hechos o circunstancias desencadenan la acción? 

4. ¿Quiénes son los protagonistas en esta narración? ¿Contra qué deben enfren­tarse? 

5. Basándose en los datos que proporciona el texto, formulen una hipótesis: ¿por qué no habrán sido destruidos con todo lo demás? 

6. ¿Qué tipo de ayuda reciben? 

7. Piensen en el "mundo" que reconstruye el mito. ¿Cómo era antes de los suce­sos? ¿Cómo fue modificado después? 

8. ¿Qué beneficio se obtiene finalmente? ¿Quiénes lo disfrutarán? 









Fuente: Lengua 9; Ed. Kapelusz; Bs.As.;2009





La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca Guía de lectura y actividades

La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca
Guía de lectura y actividades


1-Bernarda Alba, una mujerona tremenda que guarda a sus hijas solteronas con mano de hierro, acaba de enviudar y les comunica que deberán llevar ocho años de luto. Las hijas (Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela), con engañosa resignación, ven pasar su juventud, porque su madre ferozmente or­gullosa no quiere casarlas con nadie que considere "inferior'. Lean el siguiente fragmento y luego respondan:

a)    ¿Cuál es el conflicto que aparece en este fragmento?
b)   ¿Quiénes son los antagonistas, es decir, los personajes enfrentados entre sí?
c)    Transcriban frases o expresiones textuales que caractericen a Bernarda.
d)   Redacten una descripción (retrato) de Adela según aparece en este Acto.
e)    ¿Qué les parece que sucederá en el Segundo Acto?

La casa de Bernarda Alba – Acto I- fragmento


ANGUSTIAS ¿Qué hora es?
MARTIRIO Ya deben ser las doce.
ANGUSTIAS ¿Tanto?
AMELIA ¡Estarán al caer!
(Sale Angustias.)
MAGDALENA (Con intención.) ¿Sabéis ya la cosa...? (Señalando a Angustias.)
AMELIA No.
MAGDALENA ¡Vamos!
MARTIRIO ¡No sé a qué cosa te refieres...!
MAGDALENA Mejor que yo lo sabéis las dos. Siempre cabeza con cabeza como dos ovejitas, pero sin desahogaros con nadie. ¡Lo de Pepe el Romano!
MARTIRIO ¡Ah!
MAGDALENA (Remedándola.) ¡Ah! Ya se comenta por el pueblo. Pepe el Romano viene a casarse con Angustias. Anoche estuvo rondando la casa y creo que pronto va a mandar un emisario.
MARTIRIO ¡Yo me alegro! Es buen hombre.
AMELIA Yo también. Angustias tiene buenas condiciones.
MAGDALENA Ninguna de las dos os alegráis.
MARTIRIO ¡Magdalena! ¡Mujer!
MAGDALENA Si viniera por el tipo de Angustias, por Angustias como mujer, yo me alegraría, pero viene por el dinero. Aunque Angustias es nuestra hermana aquí estamos en familia y reconocemos que está vieja, enfermiza, y que siempre ha sido la que ha tenido menos méritos de todas nosotras, porque si con veinte años parecía un palo vestido, ¡qué será ahora que tiene cuarenta!
MARTIRIO No hables así. La suerte viene a quien menos la aguarda.
AMELIA ¡Después de todo dice la verdad! Angustias tiene el dinero de su padre, es la única rica de la casa y por eso ahora, que nuestro padre ha muerto y ya se harán particiones, vienen por ella!
MAGDALENA Pepe el Romano tiene veinticinco años y es el mejor tipo de todos estos contornos. Lo natural sería que te pretendiera a ti, Amelia, o a nuestra Adela, que tiene veinte años, pero no que venga a buscar lo más oscuro de esta casa, a una mujer que, como su padre habla con la nariz.
MARTIRIO ¡Puede que a él le guste!
MAGDALENA ¡Nunca he podido resistir tu hipocresía!
MARTIRIO ¡Dios nos valga!
(Entra Adela.)
MAGDALENA ¿Te han visto ya las gallinas?
ADELA ¿Y qué querías que hiciera?
AMELIA ¡Si te ve nuestra madre te arrastra del pelo!
ADELA Tenía mucha ilusión con el vestido. Pensaba ponérmelo el día que vamos a comer sandías a la noria. No hubiera habido otro igual.
MARTIRIO ¡Es un vestido precioso!
ADELA Y me está muy bien. Es lo que mejor ha cortado Magdalena.
MAGDALENA ¿Y las gallinas qué te han dicho?
ADELA Regalarme unas cuantas pulgas que me han acribillado las piernas. (Ríen)
MARTIRIO Lo que puedes hacer es teñirlo de negro.
MAGDALENA Lo mejor que puedes hacer es regalárselo a Angustias para la boda con Pepe el Romano.
ADELA (Con emoción contenida.) ¡Pero Pepe el Romano...!
AMELIA ¿No lo has oído decir?
ADELA No.
MAGDALENA ¡Pues ya lo sabes!
ADELA ¡Pero si no puede ser!
MAGDALENA ¡El dinero lo puede todo!
ADELA ¿Por eso ha salido detrás del duelo y estuvo mirando por el portón? (Pausa) Y ese hombre es capaz de...
MAGDALENA Es capaz de todo.
(Pausa)
MARTIRIO ¿Qué piensas, Adela?
ADELA Pienso que este luto me ha cogido en la peor época de mi vida para pasarlo.
MAGDALENA Ya te acostumbrarás.
ADELA (Rompiendo a llorar con ira) ¡No , no me acostumbraré! Yo no quiero estar encerrada. No quiero que se me pongan las carnes como a vosotras. ¡No quiero perder mi blancura en estas habitaciones! ¡Mañana me pondré mi vestido verde y me echaré a pasear por la calle! ¡Yo quiero salir!
(Entra la Criada.)
MAGDALENA (Autoritaria.) ¡Adela!
CRIADA ¡La pobre! ¡Cuánto ha sentido a su padre! (Sale)
MARTIRIO ¡Calla!
AMELIA Lo que sea de una será de todas.
(Adela se calma.)
MAGDALENA Ha estado a punto de oírte la criada.
CRIADA (Apareciendo.) Pepe el Romano viene por lo alto de la calle.
(Amelia, Martirio y Magdalena corren presurosas.)
MAGDALENA ¡Vamos a verlo!
(Salen rápidas.)
CRIADA (A Adela.) ¿Tú no vas?
ADELA No me importa.
CRIADA Como dará la vuelta a la esquina, desde la ventana de tu cuarto se verá mejor. (Sale la Criada.) (Adela queda en escena dudando. Después de un instante se va también rápida hacia su habitación. Salen Bernarda y la Poncia.)
BERNARDA ¡Malditas particiones!
LA PONCIA ¡Cuánto dinero le queda a Angustias!
BERNARDA Sí.
LA PONCIA Y a las otras, bastante menos.
BERNARDA Ya me lo has dicho tres veces y no te he querido replicar. Bastante menos, mucho menos. No me lo recuerdes más.
(Sale Angustias muy compuesta de cara.)
BERNARDA ¡Angustias!
ANGUSTIAS Madre.
BERNARDA ¿Pero has tenido valor de echarte polvos en la cara? ¿Has tenido valor de lavarte la cara el día de la misa de tu padre?
ANGUSTIAS No era mi padre. El mío murió hace tiempo. ¿Es que ya no lo recuerda usted?
BERNARDA ¡Más debes a este hombre, padre de tus hermanas, que al tuyo! Gracias a este hombre tienes colmada tu fortuna.
ANGUSTIAS ¡Eso lo teníamos que ver!
BERNARDA ¡Aunque fuera por decencia! ¡Por respeto!
ANGUSTIAS Madre, déjeme usted salir.
BERNARDA ¿Salir? Después que te hayas quitado esos polvos de la cara. ¡Suavona! ¡Yeyo! ¡Espejo de tus tías! (Le quita violentamente con su pañuelo los polvos) ¡Ahora vete!
LA PONCIA ¡Bernarda, no seas tan inquisitiva!
BERNARDA Aunque mi madre esté loca yo estoy con mis cinco sentidos y sé perfectamente lo que hago. (Entran todas.)
MAGDALENA ¿Qué pasa?
BERNARDA No pasa nada.
MAGDALENA (A Angustias.) Si es que discutís por las particiones, tú, que eres la más rica, te puedes quedar con todo.
ANGUSTIAS ¡Guárdate la lengua en la madriguera!
BERNARDA (Golpeando con el bastón en el suelo.) ¡No os hagáis ilusiones de que vais a poder conmigo. ¡Hasta que salga de esta casa con los pies adelante mandaré en lo mío y en lo vuestro! (…)


2- Según la gravedad del conflicto y el tratamiento que recibe, la obra de teatro puede ser:
una tragedia, cuando el conflicto tiene un desenlace nefasto o grave que arras­tra a la destrucción física o moral del o de los personajes.
una comedia, cuando el conflicto está tratado con humor e ironía, se resuelve fe­lizmente porque su gravedad no es tal y se busca ridiculizar a algunos personajes. Hay escalas intermedias entre la tragedia y la comedia; entre estos tipos de obras se encuentran el drama, la tragicomedia, la comedia dramática, el sainete...

a)    Averigüen las características que posee cada variante teatral mencionada. Por los datos con los que cuentan hasta el momento, ¿en qué clasificación incluirían a La casa de Bernarda Alba?

MANIFESTACIÓN-RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO EN EL DISCURSO TEATRAL

3- Las hijas de Bernarda y Poncia, la criada, han estado cosiendo "sus ajuares de novia". La Poncia les ha contado su experiencia como mujer casada. Todas han notado el cambio en Adela. Cuando las hijas acuden a un llamado de Ber­narda, la Poncia enfrenta a la muchacha, que está ferozmente decidida a ha­cer su voluntad. Las hermanas vuelven y, al cabo de un rato, se produce la si­guiente situación:

Acto Segundo
[...]
Angustias: (Entrando furiosa en escena, de modo que haya un gran contras­te con los silencios anteriores.) ¿Dónde está el retrato de Pepe que tenía yo de­bajo de mi almohada? ¿Quién de vosotras lo tiene?
Martirio: Ninguna.
Amelia: Ni que Pepe fuera un San Bartolomé de plata. (Entran Poncia, Magdalena y Adela.) Angustias: ¿Dónde está el retrato? Adela: ¿Qué retrato?
Angustias: Una de vosotras me lo ha escondido. Magdalena: ¿Tienes la desvergüenza de decir esto? Angustias: Estaba en mi cuarto y no está.
Martirio: ¿Y no se habrá escapado a medianoche al corral? A Pepe le gusta andar con la luna.
Angustias: ¡No me gastes bromas! Cuando venga se lo contaré. Poncia: ¡Eso, no! ¡Porque aparecerá! (Mirando a Adela.) Angustias: ¡Me gustaría saber cuál de vosotras lo tiene! Adela: (Mirando a Martirio.) ¡Alguna! ¡Todas, menos yo! Martirio: (Con intención.) ¡Desde luego!


Respondan:


a) ¿Qué recurso usa el autor para dar impulso a esta nueva situación?

b) ¿Quiénes se enfrentan en este caso? Establezcan los dos bandos que se forman en un primer momento.

c) Resalten las palabras con que Martirio introduce el tema de la traición entre las hermanas. ¿Puede Angustias comprender el sobreentendido? Recuerden el prin­cipio de cooperación cuando respondan por qué.

d) ¿Qué palabras de Poncia encierran, también, un sobreentendido?

e) ¿Quiénes son las antagonistas al final del fragmento?



3-En este momento, el asunto de la pérdida del retrato parece agotado; la discu­sión ha llegado a un punto muerto: ninguno de los personajes proporciona infor­mación que permita continuar la acción. El autor introduce, entonces, un nuevo personaje en la escena:

Bernarda: (Entrando con su bastón.) ¡Qué escándalo es este en mi casa y con el silencio del peso del calor! Estarán las vecinas con el oído pegado a los tabi­ques.
Angustias: Me han quitado el retrato de mi novio.
Bernarda: (Fiera.) ¿Quién? ¿Quién? Angustias: ¡Estas!
Bernarda: ¿Cuál de vosotras? (Silencio.) ¡Contestadme! (Silencio. A Poncia.) Registra los cuartos, mira por las camas. Esto tiene no ataros más cortas. ¡Pero me vais a soñar! (A Angustias.) ¿Estás segura?
Angustias: Sí.
Bernarda: ¿Lo has buscado bien?
Angustias: Sí, madre. (Todas están de pie en medio de un embarazoso silen­cio.)
Bernarda: Me hacéis al final de mi vida beber el veneno más amargo que una madre puede resistir. (A Poncia.) ¿No lo encuentras? (Sale Poncia.) Poncia: Aquí está.
Bernarda: ¿Dónde lo has encontrado? Poncia: Estaba... Bernarda: Dilo sin temor.
Poncia: (Extrañada.) Entre las sábanas de la cama de Martirio. Bernarda: (A Martirio.) ¿Es verdad? Martirio: ¡Es verdad!
Bernarda: (Avanzando y golpeándola con el bastón.) ¡Mala puñalada te den, mosca muerta! ¡Sembradura de vidrios!
Martirio: (Fiera.) ¡No me pegue usted, madre! Bernarda: ¡Todo lo que quiera! Martirio: ¡Si yo la dejo! ¿Lo oye? ¡Retírese usted! Poncia: No faltes a tu madre.
Angustias: (Teniendo a Bernarda.) Déjela. ¡Por favor! Bernarda: Ni lágrimas te quedan en esos ojos. Martirio: No voy a llorar para darle gusto. Bernarda: ¿Por qué has retenido el retrato?
Martirio: ¿Es que yo no puedo gastar una broma a mi hermana? ¡Para qué otra cosa lo iba a querer!

Respondan:



a) ¿Cuál es la justificación que pone el autor en boca de Bernarda para hacerla intervenir?

b) ¿Cómo cumple Angustias con el principio de cooperación?

c) Bernarda reacciona, indignada. ¿Cómo se recomponen ahora los "dos bandos" antagónicos? Q

d) Tampoco a ella las hijas le dan la información buscada. El asunto podría haber quedado así; pero la madre realiza un acto del habla (da una orden) que permite continuar la acción. ¿Qué consecuencias tiene este acto para Martirio?

e) ¿Qué sucedería en la obra si todas aceptaran esta explicación? ¿Qué conflicto permanecería oculto?


3- Si la escena finalizara allí, se produciría un anticlímax: igual que en una teleno­vela, cuando alguien está a punto de revelar un secreto y no lo hace, la acción se retardaría; se produciría un retroceso, esto motivaría más episodios para vol­ver al punto donde se desperdició la oportunidad. Observen cómo lo resuelve García Lorca:

Adela: (Saltando llena de celos.) No ha sido broma, que tú no has gustado ja­más de juegos. Ha sido otra cosa que te reventaba en el pecho por querer salir. Dilo ya claramente.
Martirio: ¡Calla y no me hagas hablar, que si hablo se van a juntar las pare­des unas con otras de vergüenza!
Adela: ¡La mala lengua no tiene fin para inventar! Bernarda: ¡Adela! Magdalena: Estáis locas.
Amelia: Y nos apedreáis con malos pensamientos. Martirio: Otras hacen cosas más malas.
Adela: Hasta que se pongan en cueros de una vez y se las lleve el río. Bernarda:: ¡Perversa!
Angustias: Yo no tengo la culpa de que Pepe el Romano se haya fijado en mí.
Adela: ¡Por tus dineros! Angustias: ¡Madre! Bernarda: ¡Silencio!
Martirio: Por tus marjales y tus arboledas. Magdalena: ¡Eso es lo justo!
Bernarda: ¡Silencio digo! Yo veía la tormenta venir, pero no creía que esta­llara tan pronto. ¡Ay, qué pedrisco de odio habéis echado sobre mi corazón! Pero todavía no soy anciana y tengo cinco cadenas para vosotras y esta casa levantada por mi padre para que ni las hierbas se enteren de mi desolación. ¡Fuera de aquí! (Salen. Bernarda se sienta desolada. Poncia está de pie arrimada a los muros. Bernarda reacciona, da un golpe en el suelo y dice.}. ¡Tendré que sentarles la ma­no! Bernarda, ¡acuérdate que esta es tu obligación!

Responder:

a)    ¿Quiénes son las antagonistas? ¿Qué se disputan?
b)   ¿Qué papel desempeña Angustias en todo este enfrentamiento?
c)    ¿Qué sabe Martirio y no dice? ¿Quiénes están en condiciones de comprender el sobreentendido?
d)   ¿Quiénes sospechan algo, según sus palabras?



4- Una vez leído el fragmento del Acto Tercero:

a)    Expli­quen en un breve resumen los hechos allí ocurridos.

b)   ¿Qué-sobreentendidos se deducen del diálogo entre Poncia y la Criada?

c)    ¿Cuál creen que puede ser el final de La casa de Bernarda Alba?.

d)   ¿Qué valor simbólico tiene la "casa" como espacio físico? Transcriban un frag­mento del texto que lo identifique.

e)    ¿En qué momento se llega a la mayor tensión dramática?

f)     Lean las acotaciones que escribió el autor para marcar la intencionalidad del tex­to, los gestos de los personajes y los movimientos en el escenario. Siguiendo ta­les acotaciones, redacten, en hoja aparte, uno de estos diálogos:
-Martirio y el Romano, cuando sale de visitar a Angustias;
-Martirio y Angustias, mientras la primera le cuenta lo que sabe sobre Adela;
-Adela y el Romano, cuando ella se entera de que se casará con Angustias;
-Martirio y Adela, cuando la primera la descubre volviendo de su cita.
Recuerden que el diálogo debe tener un inicio, un desarrollo, en el que se perciba la tensión dramática y un desenlace o final que resuelva o profundice el conflicto.

g)   Redacten un texto argumentativo en el que justifiquen o condenen la traición de Adela a su hermana Angustias.
h)   Lean la obra completa para comprender y comprobar las hipótesis elaboradas.
Fragmento del Acto Tercero

BERNARDA Ya hemos comido. (Se levantan.)
ADELA Voy a llegarme hasta el portón para estirar las piernas y tomar un poco el fresco. (Magdalena se sienta en una silla baja retrepada contra la pared.)
AMELIA Yo voy contigo.
MARTIRIO Y yo.
ADELA (Con odio contenido.) No me voy a perder.
AMELIA La noche quiere compaña.
(Salen. Bernarda se sienta y Angustias está arreglando la mesa.)
BERNARDA Ya te he dicho que quiero que hables con tu hermana Martirio. Lo que pasó del retrato fue una broma y lo debes olvidar.
ANGUSTIAS Usted sabe que ella no me quiere.
BERNARDA Cada uno sabe lo que piensa por dentro. Yo no me meto en los corazones, pero quiero buena fachada y armonía familiar. ¿Lo entiendes?
ANGUSTIAS Sí.
BERNARDA Pues ya está.
MAGDALENA (Casi dormida.) Además, ¡si te vas a ir antes de nada! (Se duerme.)
ANGUSTIAS Tarde me parece.
BERNARDA ¿A qué hora terminaste anoche de hablar?
ANGUSTIAS A las doce y media.
BERNARDA ¿Qué cuenta Pepe?
ANGUSTIAS Yo lo encuentro distraído. Me habla siempre como pensando en otra cosa. Si le pregunto qué le pasa, me contesta: «Los hombres tenemos nuestras preocupaciones.»
BERNARDA No le debes preguntar. Y cuando te cases, menos. Habla si él habla y míralo cuando te mire. Así no tendrás disgustos.
ANGUSTIAS Yo creo, madre, que él me oculta muchas cosas.
BERNARDA No procures descubrirlas, no le preguntes y, desde luego, que no te vea llorar jamás.
ANGUSTIAS Debía estar contenta y no lo estoy.
BERNARDA Eso es lo mismo.
ANGUSTIAS Muchas veces miro a Pepe con mucha fijeza y se me borra a través de los hierros, como si lo tapara una nube de polvo de las que levantan los rebaños.
BERNARDA Eso son cosas de debilidad.
ANGUSTIAS ¡Ojalá!
BERNARDA ¿Viene esta noche?
ANGUSTIAS No. Fue con su madre a la capital.
BERNARDA Así nos acostaremos antes. ¡Magdalena!
ANGUSTIAS Está dormida.
(Entran Adela, Martirio y Amelia.)
AMELIA ¡Qué noche más oscura!
ADELA No se ve a dos pasos de distancia.
MARTIRIO Una buena noche para ladrones, para el que necesite escondrijo.
ADELA El caballo garañón estaba en el centro del corral. ¡Blanco! Doble de grande, llenando todo lo oscuro.
AMELIA Es verdad. Daba miedo. ¡Parecía una aparición!
ADELA Tiene el cielo unas estrellas como puños.
MARTIRIO Ésta se puso a mirarlas de modo que se iba a tronchar el cuello.
ADELA ¿Es que no te gustan a ti?
MARTIRIO A mí las cosas de tejas arriba no me importan nada. Con lo que pasa dentro de las habitaciones tengo bastante.
ADELA Así te va a ti.
BERNARDA A ella le va en lo suyo como a ti en lo tuyo.
ANGUSTIAS Buenas noches.
ADELA ¿Ya te acuestas?
ANGUSTIAS Sí, esta noche no viene Pepe. (Sale.)
ADELA Madre, ¿por qué cuando se corre una estrella o luce un relámpago se dice:
Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita?
BERNARDA Los antiguos sabían muchas cosas que hemos olvidado.
AMELIA Yo cierro los ojos para no verlas.
ADELA Yo no. A mí me gusta ver correr lleno de lumbre lo que está quieto y quieto años enteros.
MARTIRIO Pero estas cosas nada tienen que ver con nosotros.
BERNARDA Y es mejor no pensar en ellas.
ADELA ¡Qué noche más hermosa! Me gustaría quedarme hasta muy tarde para disfrutar el fresco del campo.
BERNARDA Pero hay que acostarse. ¡Magdalena!
AMELIA Está en el primer sueño.
BERNARDA ¡Magdalena!
MAGDALENA (Disgustada.) ¡Dejarme en paz!
BERNARDA ¡A la cama!
MAGDALENA (Levantándose malhumorada.) ¡No la dejáis a una tranquila! (Se va refunfuñando.)
AMELIA Buenas noches. (Se va.)
BERNARDA Andar vosotras también.
MARTIRIO ¿Cómo es que esta noche no viene el novio de Angustias?
BERNARDA Fue de viaje.
MARTIRIO (Mirando a Adela.) ¡Ah!
ADELA Hasta mañana. (Sale.) (Martirio bebe agua y sale lentamente mirando hacia la puerta del corral. Sale La Poncia.)
LA PONCIA ¿Estás todavía aquí?
BERNARDA Disfrutando este silencio y sin lograr ver por parte alguna «la cosa tan grande» que aquí pasa, según tú.
LA PONCIA Bernarda, dejemos esa conversación.
BERNARDA En esta casa no hay un sí ni un no. Mi vigilancia lo puede todo.
LA PONCIA No pasa nada por fuera. Eso es verdad. Tus hijas están y viven como metidas en alacenas. Pero ni tú ni nadie puede vigilar por el interior de los pechos.
BERNARDA Mis hijas tienen la respiración tranquila.
LA PONCIA Eso te importa a ti, que eres su madre. A mí, con servir tu casa tengo bastante.
BERNARDA Ahora te has vuelto callada.
LA PONCIA Me estoy en mi sitio, y en paz.
BERNARDA Lo que pasa es que no tienes nada que decir. Si en esta casa hubiera hierbas, ya te encargarías de traer a pastar las ovejas del vecindario.
LA PONCIA Yo tapo más de lo que te figuras.
BERNARDA ¿Sigue tu hijo viendo a Pepe a las cuatro de la mañana? ¿Siguen diciendo todavía la mala letanía de esta casa?
LA PONCIA No dicen nada.
BERNARDA Porque no pueden. Porque no hay carne donde morder. ¡A la vigilia de mis ojos se debe esto!
LA PONCIA Bernarda, yo no quiero hablar porque temo tus intenciones. Pero no estés segura.
BERNARDA ¡Segurísima!
LA PONCIA ¡A lo mejor, de pronto, cae un rayo! ¡A lo mejor, de pronto, un golpe de sangre te para el corazón!
BERNARDA Aquí no pasará nada. Ya estoy alerta contra tus suposiciones.
LA PONCIA Pues mejor para ti.
BERNARDA ¡No faltaba más!
CRIADA (Entrando.) Ya terminé de fregar los platos. ¿Manda usted algo, Bernarda?
BERNARDA (Levantándose.) Nada. Yo voy a descansar.
LA PONCIA ¿A qué hora quiere que la llame?
BERNARDA A ninguna. Esta noche voy a dormir bien. (Se va.)
LA PONCIA Cuando una no puede con el mar lo más fácil es volver las espaldas para no verlo.
CRIADA Es tan orgullosa que ella misma se pone una venda en los ojos.
LA PONCIA Yo no puedo hacer nada. Quise atajar las cosas, pero ya me asustan demasiado. ¿Tú ves este silencio? Pues hay una tormenta en cada cuarto. El día que estallen nos barrerán a todas. Yo he dicho lo que tenía que decir.
CRIADA Bernarda cree que nadie puede con ella y no sabe la fuerza que tiene un hombre entre mujeres solas.
LA PONCIA No es toda la culpa de Pepe el Romano. Es verdad que el año pasado anduvo detrás de Adela, y ésta estaba loca por él, pero ella debió estarse en su sitio y no provocarlo. Un hombre es un hombre.
CRIADA Hay quien cree que habló muchas noches con Adela.
LA PONCIA Es verdad. (En voz baja) Y otras cosas.
CRIADA No sé lo que va a pasar aquí.
LA PONCIA A mí me gustaría cruzar el mar y dejar esta casa de guerra..
CRIADA Bernarda está aligerando la boda y es posible que nada pase.
LA PONCIA Las cosas se han puesto ya demasiado maduras. Adela está decidida a lo que sea, y las demás vigilan sin descanso.
CRIADA ¿Y Martirio también?
LA PONCIA Ésa es la peor. Es un pozo de veneno. Ve que el Romano no es para ella y hundiría el mundo si estuviera en su mano.
CRIADA ¡Es que son malas!
LA PONCIA Son mujeres sin hombre, nada más. En estas cuestiones se olvida hasta la sangre. ¡Chisssssss! (Escucha.)
CRIADA ¿Qué pasa?
LA PONCIA (Se levanta.) Están ladrando los perros.
CRIADA Debe haber pasado alguien por el portón.
(Sale Adela en enaguas blancas y corpiño.)
LA PONCIA ¿No te habías acostado?
ADELA Voy a beber agua. (Bebe en un vaso de la mesa.)
LA PONCIA Yo te suponía dormida.
ADELA Me despertó la sed. Y vosotras, ¿no descansáis?
CRIADA Ahora.
(Sale Adela.)

FUENTE: LENGUA 9; ED. KAPELUSZ; BS.AS.; 2009


































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