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28 de septiembre de 2011

LA SUBJETIVIDAD EN EL DISCURSO

LA SUBJETIVIDAD EN EL DISCURSO

El discurso es subjetivo cuando el emisor manifiesta en él sus opiniones o sentimientos. Esta subjetividad, es decir esta presencia del enunciador, se presenta a través de palabras o frases denominadas subjetivemas y modalizadores.
Los subjetivemas son las expresiones que manifiestan una valoración por par¬te del hablante. Pueden ser sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios o construccio¬nes lingüísticas en general.
Por ejemplo, en el artículo leído, Bayer se refiere a Roca del siguiente modo:

Ese general genocida ... repartió como esclavos a los indios prisioneros, a sus mujeres como sirvientas y a sus niños como mandaderos..
Otro historiador, en cambio, se refiere a Roca de esta otra manera:
Julio Argentino Roca, el conquistador del desierto y uno de los artífices de la Argentina moderna.

Es evidente que la opinión de ambos historiadores es totalmente diferente y eso se advierte en las palabras que emplean para referirse al mismo personaje. Las expresiones genocida, esclavos, sirvientas, mandaderos y repartir (referido a perso-nas) traslucen una valoración totalmente negativa, mientras que conquistador y artífice connotan (1) un sentido de valor y construcción, totalmente positivo.
También puede advertirse la valoración personal de Bayer cuando plantea:
¿Por qué esos recintos estrechos y cerrados y la pobreza de sus muebles y enseres? ¿Por qué no hacer una escuela amplia, una especie de templo del saber ... ?

Los subjetivemas estrechos, cerrados y pobreza, indudablemente negativos, se opo¬nen en su valoración a amplia, templo y saber, de connotación totalmente positiva.

Los modalizadores expresan también la subjetividad, pero en este caso en rela¬ción con la posición del autor respecto de la certeza, la falsedad, la duda o la apre¬ciación de lo que enuncia y el grado de compromiso con lo que está manifestando. La modalización marca todo el enunciado y no solo un concepto. Por ejemplo:
Uno vez más comprobamos ... : esta expresión establece la certeza de lo que se enuncia.
O en el ejemplo siguiente: “...ahora parece que” en este caso el enunciador manifiesta el enunciado como una posibilidad, no como algo certero.

Algunos modalizadores de uso frecuente son:
• de certeza: efectivamente, evidentemente, de hecho, sin lugar a dudas, se sabe que, no cabe la menor duda, obviamente, se puede ase-gurar que, en efecto.
• de duda: posiblemente, tal vez, es posible, quizás, se presume que, quizá, es posible que, probablemente, podría ser que.
• de falsedad: es falso, resulta inadmisible, de ningún modo puede admitirse, nadie puede considerar cierto, se equivocan al decir.
• De apreciación: afortunadamente, lamentablemente, es necesario, increíblemente, felizmente, es sorprendente.

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